Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

unstable-enjoyment.com ~ Reset por JHS_LCFR

[Reviews - 239]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¿Qué me está pasando? Escribí este capítulo y dije: Ok, me fui al pasto ._.

Pondría avisos, pero los avisos son spoiler... ¬u¬

Reset 3

 

-¿Podrías dejar de llorar? Se te hincha la cara y después no te vés bien—pedí mientras lo llevaba de la mano.

Si bien se había mostrado casi dispuesto a dejarse arrastrar en el set, conmigo era una bola de sacudones y tirones constante insoportable. Me arañaba la muñeca, me golpeaba el brazo y la espalda, jalaba hacia atrás, corría en dirección contraria, de todo con tal de zafarse. Menos mal que el Departamento me quedaba a cinco cuadras, en cualquier momento le golpeaba la cabeza y lo cargaba como bolsa de papas.

Una vez llegamos, todos los ojos se clavaron en nosotros, en él por ser “el nuevo” y en mí por tener la oportunidad errada de cuidar por segunda vez a alguien. Era todo un desafío, pero no quería que volvieran a castigarme por dejar ir a mis compañeros, por lo que lo sacudí en dirección a los baños, ordenándole que obedeciera a toda orden de los guionistas, que lo vería al salir y que no armara escándalo.

-¿Y, cómo se portó?—preguntó Tao; Kai se acercó a nosotros mientras se desvestía.

-¿Le hiciste algo?—rió.

-Más o menos, ni yo sé qué hice—me tomé el puente de la nariz, los tres ahora descansábamos otra vez sentados a un costado y contra la pared mientras los actores dominantes derretían cubos de hielo en el cuerpo de Baekhyun para luego pincharlo con cables pelados, escuchándose los ruidos de las descargas y estremeciéndonos al verlo gritar y llorar sin remedio, rogando porque pararan y corriéndole la cara a la cámara.

-Pobre chico—susurró Tao—Me toca cuidarlo a mí, ¿Saben? Y todas las noches se levanta llorando, extrañando a su mamá. Terminamos durmiendo juntos porque si no patalea toda la noche. Chiquito.

-¿Te gusta?—inquirió Kai, sorprendido—Nunca escuché algo así salir de tu boca.

-Por supuesto que sí. Todos gustamos de todos aquí, y tú no me puedes decir que no—sonrió.

Era cierto: en algún momento dado, todos habíamos fornicado con todos, tanto de activos como pasivos. Recordé la noche en que besé a Kai y éste terminó montándome en un cuartito de depósito donde dejaban los juguetes. O cuando Tao me inmovilizó en el piso con su wushu y me demostró su habilidad con los dedos contra mi voluntad. Y la vez que me la cobré, emborrachándolo y obligándolo a bañarme la entrepierna entera con su lengua y su boca. Todos nos acordábamos de todo, y ninguno se arrepentía de nada; total, para eso estábamos, ¿Cómo tener vergüenza si eres un actor porno?

Cuando aparecieron los fortachones de anteojos oscuros con vibradores del tamaño de nuestras manos, temblé por completo: nunca había sido fana de los juguetes, Lay se había encargado de tráumame gracias a sus constantes e interminables debates con Chen sobre marcas, velocidades y texturas, Puaj. Una vez encontré un pene de hule fosforescente…Aigoo, la imagen de ese farolito naranja entrando y saliendo…Ew, ew, ew.

Llamaron a Kai para “hablar con Soo Man-ssi”; ya sabíamos que no teníamos que aparecernos por allí en un largo rato. Esperando mi turno, resoplando, escuché un grito desgarrador provenir del pasillo; Tao y yo intercambiamos miradas, sorprendidos. ¿Quién gritaba así? Salimos silenciosamente del cuarto, encontrándonos con una escena de película, demasiado para mí.

El chico nuevo, mi compañero, estaba tirado en el piso y de piernas abiertas mientras dos actores cualquieras jugaban a separárselas aún más, lastimándole la herida que estaba lejos de sanar. Cuando uno insertó dos dedos en su boca, parecieron inyectarme adrenalina, pues corrí a empujarlo y golpear al otro en la mandíbula, terminando agazapado al lado del nuevo, posando una mano en su espalda.

-¿Qué te---

-¡Suéltame!—gritó apartándose bruscamente, no dejaba de llorar, pegando manotazos al aire—Quiero irme a casa, ¡Llévenme a casa! Extraño a mi Hyung, quiero irme a casa…

-¿Aún no le contaste, Luhan Ge?—preguntó Tao mientras se sentaba con nosotros—Escucha, emh, niño nuevo. No pue---

-¡¡QUIERO IRME A CASA, QUIERO A JUNMYEON HYUNG!!

Ahí estaba de vuelta, ese Junmyeon Hyung…

-Debe estar preocupado, lo extraño y no puedo seguir faltando a la escuela…

-¿¡CÓMO!?

-¿¡ESCUELA!?

Intercambiamos miradas con Tao: ¿¡Escuela!? ¿¡Cuántos años tenía este chico!?

-Es menor de edad…

-Hay que hablarlo con alguien.

-Ni loco—Tao levantó las manos—Yo toda la vida me porté bien, no quiero manchar mi expediente.

-Pero yo ya estoy bajo la lupa, Tao. Ayúdame.

-Lo siento, Ge. Esta vez no—y se paró y marchó raudo al cuarto, buscando algo que hacer.

Bajé la vista y miré la sangre brotar nuevamente de entre sus glúteos mientras “él” se tocaba con miedo, encogiéndose en sí mismo al tocarse un lugar muy lastimado.

-Al final no fuimos a la farmacia. Lo siento—dije.

-No quiero oírte…quiero ir a casa, quiero ir a casa…

-Espera que termine de grabar e iremos, lo prometo.

-No, quiero ir a MÍ casa…quiero a Junmyeon Hyung…extraño a Junmyeon Hyung, lo necesito…

-¿Quién es? ¿Tu hermano?

-Lo extraño mucho, quiero verlo…

-Yah, ya te dije que---

-¡¡HAN, TE TOCA!!

Giré la cabeza en dirección al último departamento del piso, volví a mirar a mi compañero y me levanté, avergonzado de mí mismo por abandonarlo. No obstante, y antes de que encendieran las cámaras, me armé de valor y tragué salva.

-El chico nuevo…tiene que ir a la escuela. ¿Qué puedo hacer para que él vaya?—los ojos desentendidos de todos se fijaron en mí—Es que…ya tiene muchas faltas.

 

 

-¿Dónde está el nuevo?

-Está con Kai en la máquina de café, ¿Tú sabías que son compañeros de colegio?

-¿Eh?—arrugué la nariz, Tao tenía que estar tomándome el pelo.

-No, en serio. Van al mismo colegio y al mismo grado. No se sientan juntos de pura suerte. Qué loco, ¿No? Dos menores—ajustó las correas de su mochila y se la cargó—¿Terminaste? Yo ya me voy.

-Sí, espera que me vista—me subí los pantalones y me coloqué las zapatillas sin atarme los cordones—¿En serio, hablando con Kai? Nunca lo vi interactuar con nadie…

-Sí, se ve que Kai lo calmó al otro y le contó un par de cosas, como qué hacer y qué no. No alcancé a oír muy bien—Salimos y no tuvimos que buscarlos, pues seguían allí—Ah, ahí están. Vamos.

Entrometiéndonos en la conversación, Jongin se bajaba los vasos de café como si fueran agua, Sehun tenía un vaso de agua lleno e hipaba, hablando muy bajito.

-Hazme caso: filma dos veces más y pídeles de volver a tu casa, eso sí, ni se te ocurra---

-No será necesario—interrumpí, casi celoso—Ya logré que lo dejaran ir al colegio, no podrá pedir nada más por un tiempo—levanté el mentón, orgulloso…aunque si te ponías a pensar bien, no era nada grandioso lo que acababa de hacer; lo miré, sonriente—¿No es genial? El lunes vuelves a la escuela.

-¿Ah, sí? ¿Cómo lo hiciste?—inquirió el moreno, parpadeando enérgicamente por la cafeína.

-Secreto. Ahora chico nuevo, vámonos a casa.

-Sehun—respondió de repente, lamiéndose los labios; aún quedaban los rastros del llanto en sus ojos rojizos—Me llamo Sehun.

Se me agitó el pecho, y alguna cara rara debí haber puesto porque todos terminaron riéndose, incluso el mismísimo…Sehun. Sehun…Sehun…ahora podía incorporar su nombre a mis estímulos, casi que sonaba como uno. “Sehun…Sehun…”, susurré en mi mente, tuve repentinas cosquillas en la nuca y me encogí de hombros.

-De acuerdo, Sehun-ah, ¿Vamos a casa?

Asintió y no protestó en el camino, maravilloso. Anoté mentalmente agradecer a Kai, había logrado ablandar a Sehun (¡¡Sehun, Sehun, Sehunnie!!) y casi podría decirse que se notaba más tranquilo y consciente de su situación así como de sus pocas probabilidades de escapar pataleando todo el día. Cruzando las calles, tosí.

-¿Cómo estás de tu…herida?—pregunté, sonrojado.

-Me inyectaron algo, y no siento nada—confesó, ugh, genial, ya lo drogaban—Gracias por lo de la escuela, en serio—se rascó la cabeza y pude notar por primera vez el terrible ceceo que tenía a hablar, ¡Era tan dulce…!—Pero, ¿Cómo lo hiciste?

-No hay problema. Y no te pienso decir; soy tu compañero, se supone que debo ayudarte cuanto pueda—la conversación pareció terminar allí para él, al menos hasta que llegamos a casa; cuando me saqué el abrigo y me descalcé, me dirigí a la sala—Ve a bañarte si quieres. Yo veré tele y luego cocinaré.

-De acuerdo, prometo no tardar mucho.

-Tómate tu tiempo, agua caliente sob….

Sentí dos brazos rodearme la cintura, pegando mi espalda a su torso. Su voz salió en un susurro vergonzoso, chocando contra la parte trasera de mi oreja.

-Gracias de nuevo, y perdón por lo de “enfermo” y “gusano”. No sabía; Kai me contó.

Agh, pequeña sabandija.

Sonreí, la amargura en mi lengua aflorando automáticamente.

-Tranquilo, me han dicho cosas peores.

-¿Te hace algo esto, ahora?—hablaba del abrazo; respiré hondo y clavé mi vista en mis pies.

-Me quema horrores—me sinceré—, es mejor que desaparezcas rápido y te bañes, o no me hago responsable.

-¿Sabía que se puede tratar?—preguntó.

Busqué sus manos, entrelazando nuestros dedos.

-¿Y de qué quieres que trabaje después? Es para lo único que sirvo.

-Pero te hace mal.

-Lo sé.

-¿Harás algo al respecto?

-Aguantar, de alguna forma.

-¿Crees que se irá solo?—preguntó retóricamente.

Guardé silencio, deleitándome con las yemas de sus dedos creando pequeños puntitos cálidos en mi abdomen y con su pecho haciéndome cosquillas a lo largo de mi columna.

-Sehun-ah… - susurré, apenado; apreté sus manos contra mi cuerpo—¿Cómo curas a un hipersexual?

Se lo pensó durante unos segundos antes de hundir su cabeza entre mi cuello y mi hombro.

-Con cariño, supongo.

Las palabras golpearon en mi nuca, desestabilizándome. En segundos comenzaron a arderme los ojos.

-Kai me dijo que las personas hipersexuales terminan siendo bipolares y sufren grandes depresiones…Hyung—llamó, sabiéndome esa palabra a gloria—¿Tú eres feliz?

Cerré los ojos y me pasé la lengua por los labios antes de apretarlos y volverlos una sola línea pálida. Negué con la cabeza y me dejé llevar, derrotado por la angustia, hipando y temblando con fuerza mientras Sehun subía sus manos por mi pecho, sin saber el calor y el dolor que el contacto me provocaba.

No me toques, quise decirle.

No me hace bien.

-¿Cómo es exactamente?—preguntó en un hilo de voz—¿Investigaste?

-Es…Aigoo—aclaré mi garganta—En definitiva es nunca saciarse. Así como algunas personas están tristes y comen, yo estoy triste y busco sexo. El problema es que estoy triste todo el tiempo, no puedo pararlo; y el orgasmo puede hacerlo desaparecer pero luego…luego esa pesadumbre vuelve, y me siento mal, culpable por no poder quererme o alegrarme a mí mismo. Es un círculo vicioso que me consume. Y lo peor es que ya lo tomo como algo normal: me despierto, me masturbo, desayuno, miro videos de la página míos o de otra persona, trabajo, tengo sexo, vuelvo a casa, me baño y me masturbo, me duermo y tengo sueños eróticos, me despierto, lavo las sábanas y… - eran como pequeñas flechas clavándose en mi carne, renegadas a salir—Y vuelvo a tocarme. Y así y así. Ya llegó a un punto en el que no puedo tener amigos, no puedo trabajar en otro lado que no sea el Departamento, tuve que abandonar los estudios porque no podía…no soportaba ver a tanta gente con tanta ropa suelta o apretada a mi alrededor mostrando piel o rascándose el cuello o acomodándose la ropa. ¡Muero cuando una mujer se ata el cabello y me deja ver su nuca, muero cuando los chicos se sientan y se inclinan hacia atrás, muero cuando me llaman, muero cuando me saludan o me abrazan! Me tocan y…y tiemblo, me entrego, me derrito—apreté los dientes, asqueado—Y no puedo controlarlo, es más fuerte que yo.

-¿Hay alguna pareja que no hayas podido superar? ¿Abusaron de ti cuando eras pequeño?—murmuró contra mi cuello, alborotándome los sentidos; eché la cabeza hacia atrás, suspirando complacido y rabioso, ¿Por qué me hacía eso? ¿Se daba cuenta? ¿Me lo hacía a propósito? ¿No caía en la cuenta que hasta el más mínimo roce…?

-No y no. Sólo pasa que…no me quiero—admití, llorando con más fuerza y gimoteando—Nunca lo hice y nunca lo haré por las cosas que hago; Sehun…estoy podrido por dentro y no puedo sacarlo. No puedo limpiarme, Sehun, no hay forma de hacerlo.

-Eso no lo decides tú, Hyung. Eso lo deciden los médicos—respondió, soltádome—Ven, quiero probar algo—me tomó de la muñeca y me condujo hasta la habitación; allí, sacó algo tan tonto como un caramelo y una lima de uñas del cajón de mi mesita de luz—Siéntate y cierra los ojos—obedecí, dejando que el silencio la oscuridad me envolvieran—Según Kai—y dale con Kai, ya me caía mal—No hay nada que pueda…disgustarte, ¿Es así?—me encogí de hombros, había hecho, probado y practicado tantas cosas que ya ni me acordaba lo que prefería y lo que me incomodaba—Permiso… - pidió antes de que escuchara el envoltorio aturdirme; habrán pasado unos minutos hasta que una bolita pegajosa golpeó mis labios, pegándose a ellos.

Instantáneamente separé los labios, retirando mi lengua y acariciando la gomosa golosina y los dedos de Sehun para luego introducirla en mi boca con cuidado y lentitud, acompañado del índice y mayor de mi dongsaeng estudiante, que seguía sin pronunciar palabra. Succionando levemente, sentí el caramelo pegarse al interior de mis mejillas y mi paladar, mientras Sehun rozaba mis dientes, mis encías y mi lengua, que bailaba alrededor de sus uñas y yemas con pasión, obteniendo un sabor inhumanamente dulce, más tentador y exótico que cualquier perfume, cualquier esencia conocida. Incliné la cabeza hacia adelante para seguir probando justo cuando tomó de vuelta el caramelo que estaba a punto de tragar, robándomelo. Al abrir mis ojos, avergonzado de lo que había hecho, Sehun, con su máscara gris e inmutable quitó la comida de mi boca y la acercó a sus labios para besarla sin romper el contacto visual.

-Ay, Sehun…

Sonrió. Tenía que estar tomándome el pelo.

Agarroté mis manos al colchón, arrugando las frazadas mientras tragaba saliva con fuerza, intentando controlarme. Vi la bolita con sabor a naranja desaparecer momentáneamente entre sus labios, para luego reaparecer y pegarse a sus dedos mientras bajaba a sus piernas, rodando por sus muslos.

-No lo hagas—respiré agitadamente, negando con fuerza—Sehun, por favor, no tienes idea de cuánto---

-Está permitido—me interrumpió—Ahora, todo. Está permitido, Hyung. Quiero comprobar algo.

 -Oh, Dios santo—hundí el rostro en las manos; a ver, el chico estaba herido, ¡Tenía el culo roto, maldición! Y me estaba dejando...dejando…usarlo, corromperlo, manipularlo, y no iba a presentar quejas según lo que daba a entender.

¿¡CÓMO CARAJO ME OPONÍA A ESO!?

-Hyung—llamó, destapé mi cara—Hyung, no te reprimas—dejó descansar el caramelo al borde de su ingle, enloqueciéndome y buscó mis muñeca para posarlas en sus rodillas—Ya me viste y me tocaste una vez, ya sabes cómo es.

 

 

Notas finales:

No se olviden de leer L.O.V.E (Life's Only Valuable Emotion), un fic que hago en conjunto con WannaBeMaBoy :D


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).