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unstable-enjoyment.com ~ Reset por JHS_LCFR

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Notas del capitulo:

Mil, mil, MIL GRACIAS a mi editora Ro (WannaBeMaBoy) por editar y fumarse mis letras y palabras "comidas" xD y también a ustedes, por esperar tanto :) Espero haber compensado mi ausencia con esto ><

 

-¡SEHUN! ¡¡SEHUN!!

Los oficiales y enfermeros me retenían de a cuatro, mas yo seguía estirando los brazos para alcanzarlo, para tocarlo, pedirle gracias y perdón, regalarle mi vida y dejarlo seguir, seguir hacia adelante…pero se lo llevaban, lo iban alejando a rastras hacia la ambulancia, sin camilla, ni nada. Chorreándose la vida en sangre, ríos rojos que brotaban de su pierna, de su brazo; llorando amargamente por el dolor, cayéndose, siendo levantado bruscamente, con el rostro torcido en agonía, bañado en lágrimas por el enfrentamiento una vez llegada la segunda horda de policías.

 

~Flashback~

 

-¡Sehun!—su nombre brotó de mis labios como el último resoplido de un perro a punto de morir.

Baekhyun lo nombró antes de taparse la boca y dejar caer la pistola con un ruido seco contra las baldosas.

-¡¡SEHUN!!—lo sostuve entre mis brazos cuando cayó, escuchando nada más que su respiración agitada, desesperada; se estaba dando cuenta de lo que acababa de hacer, de lo que acababa de pasarle—Te dije…¡Te dije que----

-¡¡MANOS EN ALTO!!—los pasos de los oficiales me resultaron inaudibles, no los vi venir. Me aferré al cuerpo que cargaba, tapando su rostro, su cuerpo con mis manos y mi espalda.

-¡¡ALTO USTEDES!!—grité de repente, sin filtro alguno entre mi cerebro y mi boca—¡Que ni se les ocurra apuntarme! ¡¡UN PUTO TIRO Y LOS MATO, A TODOS!!

En realidad el problema era Baekhyun: él había sido el responsable. Pero si no lo hubieran alterado así…Es decir, me resultaba completamente entendible la actitud de Baekkie. Incluso la mía era diferente a la usual; la culpa era de ellos, nos hacían ver como animales, presas, casi como los culpables porque querían tomarnos y seguramente destrozarnos con presiones para que confesemos.

Pero yo no pensaba darles lo que querían.

No después que el cuerpo de Sehun cayó sobre el mío.

-Hay un chico herido—susurró una oficial, tomando su intercomunicador con una mano, apuntándome con la otra—Repito, hay un chico herido. Necesitaremos---

-¡¡Traigan a quien sea pero rápido!!—le ordené, sentía el calor de la sangre empaparme el pantalón, pegarme la campera al cuerpo, traspasando la tela—Cúrenlo o les juro por Dios que nadie queda vivo.

 

~Fin Flashbak~

 

Tener que soltarlo y pararme con las manos en alto fue lo más difícil que hice jamás. Tuve que prácticamente renunciar a él, aunque al segundo me colé entre los oficiales, que comenzaron a disparar y a golpearme. Sólo cuando comenzaron a resonar nuevos disparos, me incorporé viendo a Baekhyun con un arma distinta y claramente cargada, “Limpiándome el camino”. Lo leí en su rostro, intenté agradecerle y hacer que viniera conmigo, pero antes de dar un paso en su dirección negó con la cabeza, aún llorando y jadeando desesperado.

Fue entonces que corrí escaleras abajo, sendero y pisos completamente despejados para mi sorpresa, aunque ni bien salí del edificio me agarraron de sorpresa, alejándome de Sehun, de mi  Sehun, de mi vida. Del néctar que despejaba de a momentos ese pensamiento de sentirse una larva podrida sin posibilidades de curarse.

 

 

-¿Familiares de Oh Sehun?—exclamó el doctor.

-¡Yo, YO!—no podía controlar mis impulsos, mi necesidad de verlo respirando y parpadeando, ceceando delante mío con esa mirada apagada y esa sonrisa cansada, era vital, me era insoportablemente vital.

Si él se moría, yo me moría. Fin de la historia, ¿Tan difícil era de comprender?

La mirada desentendida del médico soltó un par de risitas entre otras personas que esperaban a sus respectivos familiares, amigos o parejas enfermos, se encendió la furia en mi interior: ¿Qué tenía de gracioso que tu otra mitad estuviera…quizás…desapareciendo del mundo? Como sentimentalmente me encontraba desatado (pasaba del asco a la agonía y de ahí a la pesadumbre de un saco de papas como mi cuerpo), resoplé y llené las estúpidas fórmulas, cuando me detuve en el casillero definitivo, ese que había dejado siempre para lo último cada que Xiumin, Chen o Lay se enfermaban, cada que Kai se molía a golpes con alguien.

“Relación con el paciente”.

La lapicera tembló entre mis dedos, mantuve el semblante calmado en contraste con mi cabeza, mi alma, mi sistema nervioso. Era un hoyo negro que parecía devorárselo todo a su alrededor para luego explotar por el exceso de lo absorbido, lo arrebatado. Los destellos blancos en la vista seguido de miles de puntitos violetas mareándome, el hormigueo en la frente, la necesidad de tirarme el pelo hacia atrás, de taparme el rostro por la vergüenza, de salir corriendo, de irrumpir en el cuarto sin permiso, de besar a Sehun con fuerza, de tocarlo con miedo, de dejarlo allí y sin la carga que debía suponer mi presencia con mi enfermedad y mis ansias de él, de encadenarme a su cuerpo y arrastrarlo conmigo hasta el fin de los tiempos…

No…concéntrate. Escribe algo.

No cuesta nada.

No obstante, las palabras se amontonaron, cayendo como lluvia ácida, amargándome la saliva en la boca, resecándome los labios, quemándome la garganta cada que tragaba.

“Amigo”.

“Niñero”.

“Secuestrador”.

“Raptor”.

“Vigilante”.

“Hermano”.

“Novio”.

“Admirador”.

“Esclavo”.

“Amor”.

“Carga”.

“Maldición”.

¿Por qué me dieron la puta planilla? ¿Por qué salté gritando que lo conocía? Es decir, pude haberme colado más tarde, en el horario de visitas habituales; ¿Qué hacía ahí, pretendiendo tener control sobre mí mismo como para soportar ver a Sehun hecho pedazos frente a mí, sin echarme a llorar? Cerré los ojos con fuerza y garabateé, avergonzado de mí mismo y, mordiéndome el labio, ignoré las lágrimas brotando de mis ojos.

Tutor”.

Entregué la hoja y luego de que la revisaran y me dieran el “OK” para pasar, me paré delante de la puerta, aparentando tranquilidad. Sería un visitante cualquiera, acompañando a un enfermo cualquiera, nadie necesitaba saber nuestra relación, si es que habíamos terminado por construir un lazo, un vínculo. Nadie tendría que averiguar o descubrir nuestros problemas, nuestra verdadera naturaleza, nuestra forma de vida.

Cuando me aferré al picaporte me di cuenta. Y el teatro se derrumbó, se desmanteló por completo. Levanté la vista, mirando el número del cuarto, escuchando sollozos de gente detrás, amortiguados, abombados dentro de un compartimiento que apenas molestaba en la parte trasera de mi cabeza.

Yo, Lu Han…

…Estoy desempleado.

¿Qué iba a hacer?

¿Qué voy a hacer para comer?

¿Qué voy a hacer para poder vivir?

Crucé la puerta sin obtener respuesta.

Ahora importaba Sehun.

Sehun y la idea de perder mi casa, mi ropa y morirme con los huesos al aire.

Quizás fue ese nuevo pánico repentino, no sé, pero no me pegó tanto verlo acostado allí. Con las venas aplastando sus cabellos y surcando su frente, rodeando todo su brazo acompañado de un pañuelo como sostén, con una gaza rozando contra su mandíbula, con la sangre seca en las sábanas, con el rostro pálido, los ojos sorprendentemente brillantes y una sonrisa débil en sus labios, la cabeza hacia un costado y dos lágrimas miedosas cayendo por su rostro, corriendo sobre su piel herida.

Con su mano oculta entre otras dos, con su mirada en conexión con aquella figura, aquella presencia que desequilibraba el cuadro que presentaba mi visión. Ese cuerpo interrumpía la perfección de Sehun, le daba un aura oscura.

No, no oscura. Era…era la certeza, sí, me lo estaba asegurando.

Me aseguraba que Sehun no era mío, nunca lo había sido y nunca lo sería. Me indicaba que ahora era tiempo de él para cuidarlo, para acunarlo; que yo ya era una página vieja, sucia, amarillenta que debía descansar en el olvido para que la historia avanzara.

Yo había sido un personaje secundario en la vida de Sehun, y había tomado importancia en determinado momento sólo gracias a “su” ausencia. Si él estaba, yo no importaba.

Y estaba. Y se iba a quedar.

El amor de mi vida pareció recaer de pronto en mi presencia, levantó las cejas y me nombró con tal carencia de emoción que me hacía quedar como un completo desconocido, como si hubiera oído mi nombre por culpa de otro y nunca antes lo hubiera pronunciado.

-Luhan Hyung.

Él se giró. Y me permitió verlo.

Verlo y odiarlo.

Su rostro tenía facciones dulces, suaves, tímidas. En apariencia sí, era atractivo, rozando lo perfecto. Tenía la tez casi tan blanca como Sehun, labios delgados y mirada tranquilizadora, junto a movimientos calmos y lentos, en apariencia completamente naturales.

Mentira.

Sabía que todo aquello era una farsa, el tipo no había aparecido nunca y ahora se hacía el pobrecito, el muy descarado. Incluso sabiendo, estando completamente convencido de que al igual que yo él ocultaba su verdadera forma de ser bajo esa capa de “chico intelectual y dulce”, sentía que a la vez el maldito no se merecía mi odio. Que en realidad descargaba mi enojo por no querer admitir que jamás le había gustado a Sehun porque no era ni sería en la puta vida tan perfecto, atractivo, simpático y tierno a la vista como él.

Junmyeon.

A Sehun le habían arrebatado el teléfono, quizás el chico había querido contactar con su novio y al no encontrarlo se desesperó y lo dio por muerto, ¿Quién no hace eso? Pero de todas formas estaba la escuela, ¡Estaba la escuela! Aunque Sehun había faltado dos semanas enteras, quizás ahí se confirmaba la hipótesis de él desaparecido, perdido… ¡Alto, si después había vuelto gracias a mí!

¿Qué haces aquí?, quise preguntarle.

Fijé mis ojos en los de él, que sonreía incómodamente, entrecerrando sus ojos, no dejándome ver sus verdaderas intenciones, si es que las había, claro.

¿Por qué rayos no apareciste antes?

-Hyung—me llamó Hun, devolviéndome a la Tierra—Hyung, quiero presentarte a---

-Sí, sé quién es—interrumpí, asentí con la cabeza en su dirección—Un gusto—respondió sin hablar, parecía ser un tipo de pocas palabras.

La escena, sorprendentemente, siguió a pesar de mi presencia. Ese hijo de mil putas de Junmyeon le acarició la mejilla, lo contempló como si fuera una obra de arte…hizo mi trabajo, básicamente. Solo que en Sehun ahora yo lograba ver una especie de brillo, de emoción que nunca había destapado conmigo.

Maldición.

Lo quería en serio.

Y yo no podía competir contra eso.

Casi como en una película, como si se tratara de una historia melodramática, de un libro cargado nada más que de angustia, los pocos recuerdos que logré formar con el hermoso rubio en la camilla empezaron a solidificarse frente a mí, ya no eran películas retrospectivas, ahora mi cabeza lograba imaginar un mundo nuevo, pero a la vez conocido, me resulta difícil explicarlo: sentía constantemente un pitido ensordecedor y ruido de cristales rotos mientras las paredes blancas de la habitación se teñían en grises, las de mi cuarto; mientras la camilla se volvía mi cama, Sehun se hallaba sentado en ella, jugando con una estúpida golosina en la boca y tirando de las manos de alguien para que se acercara. Alguien que ya no era yo, pues me habían usurpado el lugar, me habían derrocado.

No te mientas, sabes que ese debió haber sido el lugar de ese morocho desde hace muchísimo tiempo.

La distancia entre sus rostros iba desapareciendo, volviéndose una capa cada vez más delgada, casi invisible. Sehun ladeaba la cabeza y Junmyeon atacaba con fuerza, con pasión desmedida, algo que me tomó de sorpresa pues en pinta era un angelito misericordioso…hasta mi propia imaginación me jugaba bromas pesadas.

Dedos enredándose en mechones de pelo, falta de aire, denso calor y manos buscándose, pieles encontrándose. Me dolía la sien y tuve que apretar mis párpados contra mis lagrimales para volver, volver y hacer menos dolorosa la condena. Pero regresar ahí al hospital me partía el alma, porque terminaba situándome frente a una pareja que no quería ser molestada, que no se veía desde hace tiempo y no se quería soltar.

Junmyeon siguió recorriendo las facciones de Sehun una a una con sus largos y delgados dedos mientras reía entre dientes, entretenido. ¿Hacía cuánto no lo veía? Ya había perdido la cuenta. ¿Habrá pensado Sehun en él mientras estábamos juntos? Sí, seguramente…de otra manera no me habría tocado un pelo.

Así que eso era: un muñeco de trapo, un sucio títere al cual podías garabatearle un nombre cualquiera y así esa persona aparecería. ¿Pero por qué, eh? ¿Era una mala persona y por eso me lo merecía? ¿No alcanzaba vender mi cuerpo y mi dignidad? ¿No alcanzaba con mamársela a Soo Man y dejar que me doblegara como quisiera?

¿Qué más tenía que hacer?

¿¡QUÉ MÁS TENÍA QUE HACER!?

En los minutos que duró mi caos mental y en los que le siguieron no se pronunció palabra alguna. En realidad, la situación terminó bastante rápido.

Ellos se siguieron acariciando.

Yo tragué saliva, dolido, llorando en silencio.

Ellos se siguieron sonriendo.

Yo me giré y salí de la habitación.

 

 

Notas finales:

PD: Estoy trabajando en un fic basado en el Teaser Wolf de EXO....Por eso....

Quieren que cuando termine Reset suba ése fic? o quieren que suba el de B.A.P.? O quieren que suba el de INFINITE? :) 


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