Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Le Roi por Rhape

[Reviews - 10]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Al siguiente día Shiro se presentó al departamento de Kuro a la hora acordada y caminaron un rato por la ciudad hacia cualquier dirección, platicando sobre cualquier cosa que al peliblanco se le ocurriese al momento, pues el de ojos azules no estuvo muy hablador sino hasta un par de horas después que le tomó confianza. Y terminaron sentándose en las bancas de algún parque a descansar las piernas.

- Kuro, ¿qué tipo de hombres te gustan? – preguntó de pronto el de ojos miel con suma vergüenza, pero en verdad quería saberlo.

- ¡¿Q-qué?! – Kuro se quedó en shock unos segundos ante tal pregunta mas logró mantener la postura – El hecho de que a ti te gusten los hombres no significa que a mí también – fue todo lo que se le ocurrió decir para evadirla.

- Sí, tienes razón. Perdón por preguntar – rió, fingiendo no darse cuenta de su apuro.

- ¡Miauw! –

Escucharon de pronto el maullido de un gato y ambos inclinaron la cabeza hacia abajo para ver a una gatita postrada a los pies de Shiro, rogando por caricias.

- ¡Neko! – exclamó éste preocupado y levantándose de la banca para cargarla – ¡Te he dicho que no salgas de casa, es peligroso! –

La gata, sin entender lo que su amo le decía, le lamió feliz la cara.

Kuro la miró detenidamente y algo saltó de su memoria. Conocía a esa gata. Era inconfundible con ese pelaje rosa y sus extraños ojos blancos.

- ¿Tú…eres su dueño? –

- Ah, sí… - contestó Shiro, algo apenado pues no pretendía que Kuro se enterase de esa manera – Un día Neko se salió de la escuela para buscarme, yo salí a hacer un encargo. Cuando iba de regreso, me pareció escucharla maullar y te vi a ti cargándola. Confieso que al principio creí que ibas a robártela, pero vi que entonces entraste a una veterinaria para que le curaran una pata que tenía lastimada… -

Ya hacía casi dos meses de eso, según recordaba Kuro. Una tarde vio como un grupo de niños molestaba a una pobre gatita que huía despavorida de ellos hasta que la acorralaron en un callejón sin salida y fue a su rescate apartando a esos niños que también huyeron pero de él. Al verla herida, quiso tomarla en brazos pero ésta le rasguñó las manos una y otra vez hasta que logró tranquilizarla (las marcas le duraron varios días) y no pudo culparla por resistirse, pues era compresible que actuase así por miedo de ser lastimada de nuevo. Luego de que la atendieran en la veterinaria la dejó irse. Normalmente la habría cuidado algunos días, mas la pequeña parecía estar buscando algo, quizás a su manada o a su dueño.

- Yo no sabía cómo darte las gracias… – continuó Shiro – así que empecé a seguirte para saber qué cosas te gustaban y darte un regalo como agradecimiento, pero… - se ruborizó y agachó la cabeza – me enamoré de ti –

- Eh… - Kuro no supo qué decir a eso. Podía entender que el peliblanco se sintiese sumamente agradecido por salvar a su mascota y que incluso llegara a confundir ese sentimiento con agrado hacia él, pero, ¿enamoramiento?

- Y…y… ¡Lo siento por decir esas cosas! No es mi intención presionarte, así que no pienses mucho en esto, ¿de acuerdo? Podemos hablarlo después – dijo enseguida para que la situación no se pusiera más incomoda y Kuro no decidiera marcharse.

El ojiazul no dijo nada más pero asintió con la cabeza, lo que hizo que Shiro se sintiese muy aliviado.

Los siguientes minutos permanecieron en silencio hasta que Shiro pensó que sería buena idea regresar a la escuela a dejar a Neko en su habitación y de paso darle a Kuro un recorrido antes de que iniciara el festival.

Al caer la noche, la tensión entre ellos había disminuido considerablemente y ahora platicaban sobre las decoraciones y que puestos de comida probar. Y a pesar de que había mucha gente ajena a la preparatoria, Kuro llamó la atención de muchas personas que se acercaban a platicar con el peliblanco

- ¿Amigo tuyo? – preguntaban varios.

- ¡Sí, pero pronto será mi novio! – contestaba Shiro en voz baja y una sonrisa.

- ¡Hey! ¿Cómo te fue en tu cita? – preguntó Misaki, que había dejado de limpiar las mesas para ir tras él a la cocina.

- ¿Cuál cita? – cuestionó Kuro, confundido.

- ¿Uh? ¿Cómo que cuál? ¿No acompañaste a Shiro al festival en su escuela? –

- Uh… Eso no fue una cita – dijo, y se puso un mandil.

- ¿Entonces qué fue? – preguntó alzando una ceja.

- Sólo paseamos –

- Ya. Clarooooo… – suspiró derrotado – Um, por cierto, ya me enteré… – refiriéndose a la posible clausura del restaurant – ¿Sabes? Fushimi está haciendo lo posible para conseguir publicidad al restaurant. Está trabajando duro, hasta me siento casi orgulloso de él – dijo riendo – Así que no te preocupes por nada, ¿de acuerdo? –

- Gracias – sonrió ligeramente, ciertamente enternecido de que su compañero tratara de animarlo.

- ¿En verdad creen que el restaurant perdurará? – preguntó Reisi sonando pesimista aunque no fuese su intención – Sinceramente, yo pienso ir buscando otro lugar donde trabajar -

- ¡No digas eso! – exclamó Misaki con tono de regaño – Todo irá bien, ya lo verás –

Los siguientes días fueron complacientemente ajetreados debido a que más gente asistía al Le Roi, a lo que todos atribuyeron a la nueva publicidad. Aunque Kuro notó a muchos chicos y chicas con uniformes de la preparatoria Ashikana, pareciéndole extraño que niños ricos fueran a almorzar a un sitio de los barrios bajos.

- Parece que al restaurant ha estado algo lleno – comentó Shiro que, como ya era costumbre, acompañaba a Kuro a casa.

- Sí…, últimamente hay más clientes. Es un alivio – contestó con una media sonrisa y de buen humor.

- ¿Ah? ¿Un alivio por qué? – inquirió confundido.

- No. Nada –  cabeceó enseguida - ¿Qué tal te fue en la escuela? – preguntó para cambiar de tema.

Días después.

- Ho-hola – saludó el peliblanco con un grupo de estudiantes atrás, notándosele algo nervioso.

- Eh, Shiro, veo que trajiste más gente – comentó Misaki alegre - ¿Eh? ¿Pasa algo? – preguntó al notar a esa gente algo asustada.

- Bueno…, verás – sonrió y se llevó una mano a la nuca, sin saber cómo contestar a eso.

- ¡E-espera! ¿Acaso ese no es Mikoto, el líder de HOMRA? – cuestionó alarmado en voz baja, refiriéndose a un hombre pelirrojo que se hacía paso fácil entre los estudiantes paralizados y un séquito detrás e iba y se sentaba en una de las mesas - ¡Shiro! ¿Tienes algo qué ver en esto? –

- Sí, un poco… – rió nervioso.

- ¿Es que nadie nos va a atender? – preguntó el pelirrojo con tono de cansancio y Misaki, temeroso, fue enseguida a tomar su orden.

- ¿Qué está pasando aquí? – preguntó Fushimi, que desde su oficina había visto a esa gente asustada y amontonada en la recepción, y su pregunta fue contestada al ver a Misaki atendiendo al líder de la mafia HOMRA y algunos de sus seguidores.

Al principio Fushimi se quedó pasmado, pero se dio cuenta que no podía dejar a su novio solo en esa situación, por lo que fue con Mikoto y le habló de la manera más amable que pudo para preguntarle si necesitaba alguna cosa y si se encontraba a gusto en el Le Roi.

Después de cerciorarse que HOMRA no parecía tener intenciones de armar un escándalo, mandó a otros meseros a atender a las otras personas con normalidad.

- ¡Por sus vidas, preparen esto lo más rápido que puedan! – les ordenó Misaki sumamente nervioso y dejándoles a Reisi y Kuro una lista larga de platillos.

- ¿Hay mucha gente hoy? – inquirió Reisi, sorprendido y replanteándose seriamente no buscarse otro trabajo.

- Eh, sí, pero…eeeeh. ¡Solo cocinen rápido! –

- Eso es muy descortés de tu parte – se quejó mientras se acomodaba los lentes – Cocinar lleva su tiempo –

- ¡No si el grupo HOMRA está en el restaurant! – dijo ya desesperado.

- ¿Qué cosa? – cuestionó Kuro alarmado - ¿Pero cómo es que…? –

- ¡No tengo idea de qué hacen aquí! ¡Solo cocinen! –

Reisi y Kuro hicieron caso y trabajaron lo más deprisa que podían, tanto las ordenes del grupo mafioso como las de los demás clientes, así podían evitarse algo de pánico.

Por su parte, Shiro había sido obligado a sentarse en la misma mesa que Mikoto por lo que Misaki, además de preocuparse por él y no saber si decírselo a Kuro, no podía ir a preguntarle qué demonios estaba pasando.

Luego de que las cosas se calmaran y el grupo terminara de comer…

- Este lugar es realmente bueno – comentó Mikoto estirándose en su silla.

- ¿De-desea algo más? – preguntó Fushimi.

- ¿Um? Ahora que lo mencionas…Sí. Quiero conocer al chef. Debo felicitarlo en persona por esa crema de espárragos y los mariscos –

- ¡Sí! ¡Ahora mismo! – dijo y prácticamente corrió a la cocina mientras intentaba recordar cuál de los dos cocineros preparaba esos platillos – …Reisi, un cliente quiere felicitarte –

Por el rostro tan serio y casi pálido de Fushimi, Reisi supo de inmediato a qué cliente se refería.

- Voy enseguida – se lavó las manos y preparó una de sus mejores sonrisas fingidas al salir de la cocina para dirigirse donde el hombre pelirrojo.

Kuro tuvo curiosidad de ver qué pasaría y se asomó por la ventana de la puerta, dándose cuenta que Shiro se encontraba rodeado por los integrantes de HOMRA. Y por alguna razón su corazón comenzó a latir con más fuerza y no pudo evitar sentirse impotente al no saber qué pasaba y cómo podía ayudarlo. Aunque el susto pasó rápido porque Mikoto dijo algo al peliblanco y luego lo dejó marcharse.

Sin pensarlo si quiera, Kuro caminó hasta Shiro y lo tomó de un brazo para llevarlo consigo a la cocina y allí tenerlo seguro.

- Estoy a sus órdenes – dijo Reisi haciendo una reverencia inclinando ligeramente el dorso.

- Así que tú eres el que preparó esos platillos tan deliciosos – soltó Mikoto con una media sonrisa, con un codo apoyado en la mesa y la mano en la barbilla.

- Debo decir que me halaga que diga eso, Señor – contestó el peliazul, al principio con cierto sarcasmo, hasta que se dio cuenta de la mirada intensa que el otro le propinaba.

- ¿Por qué no tomas asiento? – pidió el pelirrojo señalando la silla vacía frente a él.

- … Por supuesto – contestó primero dubitativo, aunque terminó por sonreírle de nuevo pero ahora con aires de galanura.

- ¡Shiro! ¿Puedes decirlos qué hace Mikoto de HOMRA aquí? – preguntó Misaki que entró a la cocina después de ellos.

- ¡En verdad lo siento! Creo que todo esto se debe a un gran malentendido… –

- Explícate – pidió Fushimi también entrando. Tanto él como el castaño esperan ansiosos una respuesta para saber si enojarse o no con el peliblanco.

- Bueno… - dudó en hablar frente a Kuro pero supo que ya no podía hacer otra cosa – Al parecer, en los últimos días que estuve trayendo compañeros de clases al Le Roi, gente de HOMRA nos estuvo observando porque creían que éramos una especie de “nuevo clan”… - suspiró – Es por eso que su líder quiso hablar conmigo y preguntar cuáles eran nuestras intenciones, y por más que le expliqué que sólo veníamos a comer, no quiso creernos y me obligó a traerlo al restaurant como prueba. En serio lo siento mucho – cabizbajo.

Kuro entonces entendió porque habían comenzado a aparecer tanta gente en el restaurant, y en su mayoría adolescentes.

- Vaya malentendido… – bufó Fushimi llevándose una mano a la sien – Esto nos traerá más bien mala fama –

- Si tenemos suerte se irán y nunca regresarán… - comentó Misaki mirando por la ventana de la puerta - ¿Uh? Acaso… ¡¿Reisi está coqueteando con Mikoto!? – exclamó horrorizado.

- ¿En serio? A ver... A mí me parece que ambos se coquetean – señaló divertido y más tranquilo – Quizás algo bueno pueda salir de esto, después de todo… -

- Me alegra haber pensado que ese tal Yashiro era un mafioso novato porque sino nunca hubiera conocido este lugar – dijo Mikoto levantándose de la mesa – Y me ha gustado tanto que pienso pagar – dijo, y sacó el dinero su propia billetera a pesar que sus achichinques se ofrecieron a pagar por él – Desde ahora vendré tan seguido como pueda y serás mi chef personal, ¿qué te parece? –

- Le agradezco su preferencia – contestó Reisi, tan calculador como de costumbre, aunque enviándole una mirada seductora al pelirrojo – Estaré cada día esperándolo impacientemente para prepararle lo que desee –

Después de un rato que terminaran de flirtear, el grupo HOMRA se retiró del restaurant prometiendo que recomendarían muy bien el sitio y pidiendo amablemente (por no decir “amenazar serenamente”) una mesa siempre disponible para cualquiera de sus miembros.

- Reisi, ¡¿qué fue eso?! – regañó el castaño pero el otro lo ignoró quitándose los lentes para masajearse los parpados y después sonreír.

- No me lo agradezcan; no era mi intención salvar el Le Roi. Pero el tipo es atractivo. Maté dos pájaros de un tiro –

- … Qué descarado – suspiró, aunque bastante aliviado de que no pasara aquello a mayores y provocará daños materiales al lugar.

- Al menos lo peor ya pasó - dijo Fushimi – Sería bueno cerrar hoy temprano, todos estamos nerviosos. Igual ya queda poco para la hora de cerrar –

- Oye, ¿estás bien? – preguntó Kuro a Shiro al verlo tan apaciguado y algo tembloroso.

- ¡Sí! Es solo que esos tipos me pusieron un poco de nervios, eso todo – contestó con una sonrisa fingida, lo que hizo que el pelinegro no le creyera.

- Ve a sentarte, te prepararé algo – Kuro había dicho eso con tal seriedad que Shiro no quiso hacer más comentarios y fue buscarse una mesa.

Luego de sentarse, Shiro vio a Misaki y a Fushimi hablando mientras preparaban todo para cerrar, y se sintió profundamente aliviado de que no intentaran culparlo por lo sucedido. Por lo que sabía, HOMRA era un grupo realmente peligroso de mafiosos que podían robar e incluso asesinar gente si así lo quisieran.

Aunque no pudo evitar sentir un poco de envidia de ellos cuando vio que se mostraban su preocupación con besos en la boca y algunas caricias sugestivas, además de que después se encerraron en la oficina del Gerente.
- Ten – Kuro llegó a la mesa con dos tazas de chocolate caliente y se sentó en la silla frente a la suya.

- ¡Gra-gracias! – dijo algo nervioso y cogiendo una taza. Nada más de ver su rostro serio y mirada inquisitiva supo que Kuro quería hacer preguntas.

- Así que… ya sabías que el Le Roi está en peligro de ser clausurado – dijo, más en afirmación que nada, y Shiro tragó saliva.

- Sí… Misaki me lo dijo al día siguiente de que tú y yo tuviéramos nuestra cita –

- ¿Cita? – repitió Kuro mentalmente, entonces recordó que cuando fueron al festival de su preparatoria, el castaño también se había referido a aquello como “una cita” - ¿Y por qué te lo dijo? – ahora preguntó confundido.

- Me lo dijo porque él pensó que probablemente tú no me lo diría, por eso… –

- Por supuesto que no iba a decírtelo, no es algo de tu interés – replicó con dureza y luego sorbió chocolate.

- ¡Por supuesto que me interesa! – exclamó levitándose de la silla, aunque rápidamente volvió a sentarse al darse cuenta que casi pierde el control – Cualquier cosa que haga feliz a Kuro me interesa… - terminó de decir cabizbajo.

- Uhm… Gracias por traer a toda esa gente - dijo, sintiéndose mal de haber menospreciado por un momento si quiera su esfuerzo siendo que éste le hacía un favor, y uno muy grande.

- ¡N-no tienes por qué agradecerme! Lo hice con todo gusto. ¡Y lo seguiré haciendo incluso si el restaurant ya no deba cerrar porque quiero que toda la gente pruebe de tu maravilla comida, Kuro! Porque el día que seas mi esposa quiero que solamente cocines para mí -

Kuro, lejos de molestarse como otras veces, sonrió divertido.

- No pienso ser la mujer en esta relación – dijo en definitiva, no obstante, el peliblanco lo miró sorprendido y con las mejillas coloradas.

- ¿”En esta relación”?... Es decir que, ¡¿ya me aceptas?! – volvió a levantarse, ahora con las manos apoyadas en la mesa.

- ¿Ah?... Yo…No… quise decir eso… –

- ¿¡Serás mi novio, verdad!? ¡Me gustas y yo te gusto! ¿No es así? –

- Uh… - Kuro guardó silencio.

Al principio Shiro le parecía una persona bastante ingenua, empalagosa y que decía las cosas sin pensar, y esas últimas semanas que pasó tiempo con él se dio cuenta que, efectivamente, era todo lo anterior, sin embargo, no sólo eso, sino también comprensivo, dulce y quizás hasta algo responsable. Debía admitir que todo eso le gustaba de él.

Sin intención de decir nada más, Kuro se levantó de la silla para quedar a la altura de Shiro y, después, juntar sus labios con los de él en un beso breve y tímido.

Shiro, entendiendo que eso se trataba de su tan buscado “sí” se echó sobre él para un beso más largo y significativo que el anterior.

- Bá-bajate de la mesa… - regañó el pelinegro aunque en un tono tranquilo y las mejillas muy rojas.

- ¡Lo siento! – rió apenado.

- Por cierto… ¿Fue Misaki quien te dio mi número de celular, no? –

- ¡Ah, sí! Misaki me sorprendió una vez siguiéndote, y desde entonces me ha estado dando consejos y cosas así. Fue él quien me dijo tu nombre y tus horarios. Dice que soy un buen chico y ¡que nos vemos muy bien tú y yo de pareja! –

- Ya veo… - dio un suspiro de resignación. Ya entendía entonces el porqué de que el castaño siempre estuviese de curioso – Es hora de que vaya a casa, ¿me acompañas? –

- ¡Por supuesto! – contestó tomándolo de la mano - ¿Me dejarás entrar? –

- Puede que sí – sonrió.

FIN

Notas finales:

Sugerencias, quejas, mentadas de madre; dejen reviews :3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).