Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cumpleaños candente por Angelfiregot

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Holaaa!

Bueno primero que todo, éste fic es con un motivo especial, es mi regalo de cumpleaños para mi princesa Yukino Mia, quien cumple hoy 12 de mayo!! Felicidades!! <:3 éste es mi regalo el cual espero te guste y recuerda que a pesar de todo, siempre estaré ahí para ti :D

Igualmente, los personajes no me pertenecen y pues ahí nada que hacer.

Notas del capitulo:

Holaaa!!

Bueno, éste fic va dedicado a Yukino Mia y es mi regalo de cumpleaños para ella con muchisimo cariño XD

Por otro lado, quiero informar que he dejado el fic con personajes abiertos, es decir, no especifiqué los personajes, ya que me parece interesante que cada quien se imagíne la historia con su pareja favorita de Vampire Knigth, sea cual sea, aunque creo que la historia me quedó más orientada a una pareja en específico, pero igual espero puedan leerla con su favorita :D

CUMPLEAÑOS CANDENTE

 

Se encontraba en su despacho sentado contemplando las estrellas que en ese momento se presentaban ante él, mientras una copa de sangre proveniente de una pastilla disuelta se encontraba descansando entre sus finos dedos sin haber sido probada aun.

Su mirada perdida solo podía reflejar las cuestiones internas que se hacía en ese preciso instante con respecto a la fecha. Ese día cumplía ¿cuántos años? No lo recordaba y tampoco es que importara realmente… como si la edad de un vampiro importara de a mucho… era su vago pensamiento, mientras degustaba de la sangre artificial que bajaba en ese momento por su garganta suave y lentamente, pero sin esa textura, sin esa característica, sin esa calidez que desprendía la real… la de él…

-        Ya ni en un día como éste puedo beber algo decente – dice a la nada, como esperando una respuesta perdida en el olvido.

¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que pudo probarla, disfrutarla, saborearla? Tampoco lo recordaba, pero ya qué más daba, igual dudaba mucho que algún día pudiera sentir nuevamente como se hundían sus filosos colmillos al desgarrar la suave, blanca, tersa y perfecta piel de ese ángel que en algún momento había iluminado su vida, pero que lamentablemente dejó ir por una estupidez.

Mientras sus cavilaciones lo llevaban cada vez un poco más hacía la desesperación, no se percató de que la blanca y hermosa luna en ese momento tomaba un cierto tinte rojizo, quizás no muy notorio para los simples mortales, pero que para los seres de la eterna oscuridad significaba un buen presagio.

Salió de su despacho, caminando por entre los pasillos oscuros, ya que le había pedido a sus compañeros que no le celebraran nada al notar la intención de ellos, hasta llegar a su habitación, la cual detalló un poco entre las cortinas de velo ondeantes que en ese momento se mecían ante el sutil viento que se colaba a través del balcón, notando la enorme cama de gruesos doseles con cortinas de tela color rojo oscuro, casi llegando a negro para evitar la luz del sol en las mañanas, las sabanas y cubrecamas de seda negra que antes solían despedir un delicioso calor, pero que ahora eran más frías que el mármol. Sus muebles estratégicamente ubicados, de finos talles y presencia exquisita, pero totalmente impersonales y lúgubres.

Antes se sentía agradecido del momento de llegar a esa habitación, ahora no era más que una tortura ver la cantidad de recuerdos que ese lugar le traía; ya no era agradable, porque ya no estaba él.

Lentamente empezó a quitarse la chaqueta del colegio, cuando de repente un suave olor llegó hasta él.

Quizás antes no lo había notado, porque a pesar del tiempo esa esencia no se había perdido completamente de esa habitación, pero ahora podía sentirlo más fuerte, más… real.

Se giró lentamente hacia el lugar donde quedaba la entrada a su baño privado y lo vio camuflado entre la penumbra del lugar, tal cual lo recordaba, sus hermosas facciones de alabastro, su piel fina y delicada, esa que tanto había añorado volver a tocar, pero sobre todo esas gemas que lo habían enamorado desde un comienzo y que en ese momento brillaban con cierto toque de ¿Picardía? ¿Lujuria?

No sabía cómo interpretar esa mirada, pero en ese instante era lo de menos, él estaba ahí, había vuelto ¿Por él? No lo sabía y tampoco se atrevía a preguntar, simplemente no quería romper la ilusión y magia que en ese momento se había creado en el ambiente.

Lentamente se acercó a él, como si temiera que sus sentidos lo estuvieran engañando cruelmente, pero entonces se detuvo al ver la señal de parte de aquel hombre al que tanto añoraba.

-        Cuánto tiempo sin verte – dice el invasor acercándose al mayor, quien aun se mantenía estático esperando y anhelando, quizás demasiado, sentirlo aun más cerca.

-        Tú fuiste quien decidió ir… - dice, pero es detenido antes de finalizar por esos fríos dedos que en ese momento se posan sobre sus labios, impidiendo su protesta.

-        Lo sé – susurra sin más acercándose al oído del mayor hasta rozarlo con sus labios – pero he venido a redimirme – finaliza aun entre susurros, para luego delinear con la punta de su lengua completamente cálida y húmeda todo el contorno de su oreja, para finalmente darle un suave mordisco con sus colmillos, logrando un estremecimiento total en el cuerpo del mayor.

-        Entonces, si quieres tu redención tendrás que ganártela – dice el mayor delineando con sus dedos la estrecha cintura del menor, esa de la que tantas veces se había afirmado mientras tomaba una y otra vez ese cuerpo, reclamándolo como suyo durante noches largas pero que lamentablemente nunca llegaron a ser eternas, noches que siempre deseó extender más y más.

-        Será un placer – dice el menor soltándose y alejándose un poco para empezar a soltar cada botón del gabán negro que ese momento cubría completamente su cuerpo de manera lenta y tortuosa, mientras sus caderas empezaban a moverse con un calmado pero sensual contoneo al ritmo de una tonada que se escuchaba a lo lejos.

Sus largos y blancos dedos fueron revelando poco a poco aquello que se ocultaba entre esa tela, mostrando la imagen más sexy que el mayor jamás llegó a imaginar. El chico al que siempre había amado y deseado como a nadie en el mundo, se encontraba con un pantalón de cuero, exageradamente entallado a sus largas y perfectas piernas, moldeándolas para mostrar cada una de sus curvas, de sus músculos totalmente torneados y definidos, con el tiro debajo de la cadera, tapando solo lo estrictamente necesario.

Cinturones de cuero con taches en punta se encontraban en su cadera y su pierna derecha, de manera descuidada pero estratégicamente puestos. Sus pies se encontraban cubiertos por unas botas de plataforma que llegaban hasta un poco más arriba de las rodillas, igualmente amarradas por correas pero sin taches.

Sobre su pecho se encontraba una camisa negra en tela transparente que no dejaba absolutamente nada a la imaginación con sus tres primeros botones sueltos, pudiendo notar perfectamente esos botones rosados que en ese momento se encontraban completamente rígidos y enmarcados por esa tela que se pegaba completamente a su torso como una segunda piel, pero lo que llamó aun más su atención si era posible fue el collar que se encontraba en el cuello del menor, donde se veía una pequeña placa con un mensaje que gracias a su perfecta vista nocturna pudo leer sin problemas.

“Feliz cumpleaños, he aquí tu regalo”

Eso fue demasiado, intentó acercarse a tomar ese regalo que gustoso se le entregaba, pero una mano en su pecho lo detuvo.

-        Aun no es tu turno – dice el menor guiñándole un ojo y empujándolo hacia la cama, donde el mayor cayó esperando a ver que más sorpresas le daba.

Sin hacerse esperar más, el menor dejó caer completamente el gabán retomando el suave pero insinuante contoneo de sus caderas, mientras un sutil movimiento de sus manos empezó a desprender los botones de su camisa, mientras que caricias descuidadas se encargaban de delinear los contornos de su pecho. Cuando terminó de abrirla, un dedo de su mano derecha subió por su pecho y cuello hasta llegar a su boca que roja y completamente tentadora se abría lentamente para permitirle la salida a su lengua que sin preámbulos empezó a lamerlo de abajo hacia arriba una y otra vez, logrando que la respiración del mayor se volviera completamente irregular y la estrechez de su pantalón se hiciera aun más evidente.

Sin dejar de mirarlo directamente a los ojos, empezó a bajar nuevamente  hasta llegar a su pezón derecho, mientras su  mano izquierda se dedicaba a delinear el borde de su pantalón que en ese momento también se encontraba aun más estrecho de ser posible. De sus labios rojos y húmedos empezó a salir una delicada sinfonía de gemidos demasiado eróticos  para el pobre que aun lo esperaba en la cama sin poder quitar los ojos de semejante imagen, mientras su mano lentamente se dirige a su propio miembro, tratando de calmarlo un poco aun sobre la tela.

El menor al ver el estado en que se encontraba su objetivo, no pudo evitar sonreír con cierta coquetería, para luego quitarse completamente la camisa y dejarla olvidada junto al gabán.

Sus movimientos se hicieron un poco más fuertes a medida que la canción de fondo se iba tornando más rápida y potente, por lo que se quitó el cinturón que pendía de su cadera de un tirón y su mano imperiosa se dirigió a la cremallera del pantalón para empezar a bajarlo, pero las manos del mayor lo detuvieron.

-        No. Ahora es mi turno – dice halándolo y tumbándolo sobre la cama. El menor se encontraba completamente sorprendido ya que no sintió ese movimiento, pero luego sonrió nuevamente, sin dejar de mirar el brillo de lujuria que se reflejaba en sus ojos.

-        Hasta que al fin… pensé que tardarías más – dice el menor sin cambiar su expresión.

-        Vaya y yo que pensé que te harías de rogar - dice el mayor dominando la situación y cambiándola totalmente a su favor.

Sin previo aviso tomó el control posicionándose sobre el chico que en ese momento se encontraba sobre su lecho, ese que durante mucho tiempo extraño y bajó hasta sus labios para volver a saborear después de tanto aquel elixir que tanta falta le hacía. Delineo con la punta de su lengua el labio inferior para después seguir con el otro, degustando y deleitándose en la anticipación de lo que vendría. Sin más ceremonias, clavó sus colmillos en el labio inferior, logrando un gemido del menor, quien se excitó mucho más al sentir la sangre que lentamente emanaba de sí mismo. No pudo más, simplemente atacó esos carnosos labios con los propios en un beso salvaje, cargado de sentimientos de deseo, lujuria, añoranza, reproche, necesidad, pero sobre todo de amor.

Era verdad que podía sentirse molesto por haber sido abandonado por tanto tiempo, pero aun así no podía evitarlo, tanto tiempo añorándolo, para que al final se pusiera con remilgos y reclamos; no, eso lo dejaría para después, ahora solo le importaba disfrutar del momento el cual quizás solo sería uno y no lo desaprovecharía.

El beso se hizo más intenso, más necesitado a medida que los segundos transcurrían, mientras sus manos hábiles y conocedoras de ese cuerpo que tenía grabado en su mente y corazón, se dedicaban a delinear cada curva, cada pliegue, cada marca de su pecho, marcando un camino de descenso, hasta llegar al borde del pantalón e introducirse en ese lugar tan anhelado, tomando entre sus manos aquel miembro cálido y completamente duro que gustoso lo recibía, consiguiendo que los gemidos de su amante aumentaran de volumen.

Lentamente su mano empezó aquel vaivén lento y ceremonioso que tantas veces había utilizado con él y que sabía le gustaba, hasta que la necesidad de más lo hizo cambiar de parecer, sacando su mano, despegando sus labios de los del otro y bajando de golpe el pantalón del menor hasta sus muslos, dejando a la vista el pecado mismo en su estado más puro.

El miembro del menor se erguía orgulloso ante su vista de una manera maravillosa, por lo que sin más, bajo hasta que su lengua tocó la punta, logrando la total desesperación de aquel que tanto lo deseaba.

-        Por favor, no me hagas esperar más, te necesito - escucha de la voz ronca y deseosa de su amante, por lo que no necesitó más. De inmediato metió todo ese pedazo de carne hasta el fondo, apretándolo con su lengua y dientes, comenzando un vaivén nuevamente lento, consiguiendo el éxtasis para su amante - ahhhhhhhhhh siiii, no te detengas!! Dame más!!! - era lo único que lograba escuchar entre el concierto de gemidos y deseos de su chico, complaciéndolo, hasta que un último gemido anunció lo inevitable.

Aquél elixir que tanto había esperado al fin llegaba a él de manera abundante, pero aun así no dejó desperdiciar una sola gota, tragándolo y disfrutando de su exquisito sabor que se diluía en su paladar.

El menor lo observaba entre extasiado y feliz de saber que a pesar de todo, las cosas para su amante no habían cambiado, seguía haciendo lo mismo.

-        Ahora es mi turno - dice el menor al recuperarse, tomando nuevamente las riendas de la situación, girando sus cuerpos hasta quedar encima de su amor.

Lentamente comenzó a desprenderse de lo que le quedaba de ropa, para luego proseguir con la del mayor, quien lo esperaba ansioso. Sin embargo, a pesar de que querían llegar al momento cumbre, ambos se tomaron su tiempo, las prendas caían lentamente entre caricias, besos y pensamientos que no eran expresados, pero que igualmente no eran necesarios, porque ambos sabían que el otro los conocía, ambos eran conscientes que a pesar de todo, el amor se mantenía intacto y quizás más fuerte que nunca.

Cuando ambos se encontraron en igualdad de condiciones, dedicaron algunos minutos a contemplar al otro, buscando algo que hubiera cambiado en ese tiempo, pero para sorpresa de ambos, aun sabiendo que eran vampiros, normalmente se generaban algunos, pero curiosamente no los había, era como si el tiempo nunca hubiera pasado, como si nunca se hubieran separado. Ambos sonrieron tranquilos.

Sin esperar más, el mayor se posicionó sobre el otro, llevando tres de sus dedos hasta la boca del otro que golosa los recibió  de inmediato, empezando a humedecerlos hasta dejarlos completamente empapados.

Las bocas de ambos se fundieron en un beso, mientras los dedos del mayor llegaron hasta la entrada del otro, quien se incomodó al sentir el primero de ellos. El mayor se sorprendió aunque no dejó de besarlo y la felicidad que en ese momento lo embargaba incrementó al entender que aunque se había ido, nunca había estado con alguien más. Él había sido el primero y continuaba siendo el único.

Lo preparó con bastante dedicación, hasta que sintió la necesidad del otro de más, por lo que lentamente sacó sus dedos y levantó sus piernas hasta llevarlas a sus hombros. Se posicionó y sin perder contacto visual en ningún momento, ingresó en aquella pequeña cavidad de una sola estocada, logrando un grito ahogado del menor, quien dejó escapar una lágrima.

-        Lo siento, no debí hacerlo así - dice el mayor un tanto culpable, aunque de igual manera sabía que era lo mejor para que se acostumbrara rápidamente.

-        No te preocupes, ambos sabemos que era mejor - dice el menor con un tono de voz bajo, casi como un susurro.

Su amante decidió esperar a que se acostumbrara, por lo que al sentir un pequeño movimiento bajo su cuerpo, entendió que podía proseguir, así que comenzó con aquella danza que tanto había esperado, incrementando y disminuyendo la velocidad constantemente para prolongar el tiempo lo más que pudiera, pero cuando ya no pudo seguir su ritmo, buscó aquel punto que sabía enloquecería a su amante hasta que lo consiguió.

-        Siiii ahí!! Másss! No te detengas!!! - eran las palabras que se escuchaban en esa habitación que resguardaba aquel reencuentro, mientras las manos del menor se enredaban entre las sábanas y los gemidos de ambos se mezclaban en el momento - muérdeme - exigió el menor dejando a la vista su hermoso cuello, por lo que su amante sin hacerse de rogar, pasó su lengua por él, para después desgarrar aquella perfección logrando lo ambos tanto ansiaban.

Frenesí.

 

Cuando sus mentes volvieron a sus cuerpos, se dieron cuenta que se encontraban abrazados entre las sábanas, el menor con su cabeza apoyada en el hombro de su amante, y suaves caricias involuntarias en el cuerpo del otro se sentían recorrer por sus anatomías.

En ese momento, una pregunta asaltó la mente del mayor.

-        ¿Por qué ha sido esto? - pregunta con cierto recelo.

-        Porque soy tu regalo de cumpleaños - dice el menor levantando su cabeza para mirarlo directamente a los ojos.

-        ¿Un regalo de una noche? - vuelve a preguntar de la misma manera.

-        No. Si tú lo deseas, seré tu regalo para el resto de nuestra eternidad - finaliza sellando su promesa con un beso.

 

Fin

Notas finales:

Muchas gracias por leer!!

Bueno, espero de todo corazón que les haya gustado y pues me gustaría que me comentaran que tal les pareció y si lograron leerla viendo a sus parejas favoritas en el o no para en una próxima mejorar :D

Yukino Mia, con toda mi alma y mi corazón para ti :D espero que te haya gustado <3 Feliz Cumpleaños princesa!!!

Nos leemos!!

Les mando muchos abrazos!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).