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Teishukuna ai por yanilisa100

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Notas del capitulo:

Hola!!! Acá estoy con un nuevo fic que me inspire así de la nada, y además que me hubiese gustado escribir mas de la pareja egoísta que me encanta!!!

Bueno sin más corre fic y me dicen si lo continúo.

Capitulo 1: Consecuencias de ser diferente

Las campanas de la iglesia sonaban lentamente y la mañana se convertía en tarde, y no muy lejos, lo escuchaba un hermoso castaño que mantenía sus ojos cerrados escuchando las grandes campanadas, al costado suyo ya hacia una campana de aire, que se movía la ritmo del viento produciendo un inusual ruidito, la taza humeante de té se encontraba delante del el emanaba un olor agradable para Hiroki, quien ahora abría sus hermosos ojos castaños, se levanto lentamente de donde estaba arrodillado, escuchando la música que de repente se le vino a la cabeza.

Os iusti meditabitur

Sapientiam…

Et lingua eius loquetur indicium

Beatus vir qui suffert tentationem

Quoniqm cum probates fuerit

Accipient coronam viate…

Su yukata prácticamente colgaba de sus hombros delgados, la espada que llevaba en la mano estaba manchada de sangre fresca, pero aun así siguió caminando hacia la salida.

Aun recordó lo que había pasado momentos atrás, como entro a aquella casa, encontrándose con aquellas personas que merecían muerte, ahora las paredes y su cuerpo estaba manchado de ese líquido que era tan vital.

Se acomodó el cabello saliendo del lugar, no había nadie rondando así que fue más fácil escapar, de un solo salto termino parado en una rama de un árbol de cerezo, los pétalos de este volaban alrededor de él mientras saltaba de rama en rama.

Hasta que escucho un ruido.

Kyrie… ignis divine, eleison

O quam santcta quam serena

                                                                   Quam benigma, quam amoena                      

O castitatis lilium…

Al momento de saltar vio al prisionero de Akihiko, sus ojos verde de aquel joven lo miraron sin brillo, al parecer estaba en su transformación, pobre, había sufrido mucho.

El viento soplaba un poco fuerte haciendo que la melena castaña de los dos hombres revoloteara.

Hiroki pudo ver los pequeños cuernos que sobresalían de la cabeza del castaño ojiverde que se detuvo un momento para verlo, sabia que Hiroki no seria capas de capturarlo y llevarlo con Usami, después de todo… eran hermanos.

Unos segundos después Misaki salto a la siguiente rama haciendo que Hiroki se diera cuenta de la razón por la que había escapado de su hogar.

Akihiko había experimentos con él de nuevo… aquella herida en el brazo y el hilo de sangre que bajaba lentamente de su frente le decía todo.

Sabía que Misaki no era capas de matar a aquel hombre que tanto daño les había hecho y a la vez tanta ayuda. Solo se quedo mirando a uno de sus hermanos que desaparecía adentrándose en el bosque.

Continúo con su camino, deseando que Misaki este bien, lo único que podía hacer por el momento debiera esperar lo mejor.

“Misaki, cuando te darás cuenta que Akihiko te hace daño”, dijo en voz baja el mayor aun saltando entre las ramas, si, Misaki se había enamorado de su verdugo, lo que mas le dolía al ojiverde, era que aquel hombre no se  había dado cuenta.

La tarde comenzó y aun seguía su camino al puerto de aquella ciudad, sus ojos castaños se fijaron el aquel edificio arrinconado cerca de un acantilado que daba la cara al mar, camino hacia el pequeño muelle de madera vieja. Cuando quedo a unos cinco metros de caer en el agua, comenzó a correr, cayo en el agua, pero no se hundió, siguió corriendo a toda velocidad por encima del agua, hasta llegar al gran portón en donde se encontraba alguien esperándolo.

“Justo a tiempo Hiroki…”, la voz gruesa de ese hombre, ese hombre de cabellos plateados y ojos violetas, aquella voz de la cual estuvo enamorado tantos años, “¿Terminaste con el trabajo?”

“Si…”, fue lo único que respondió Hiroki soltando la espada, miro como aparecían dos hombres detrás de Usami quienes recibieron una indicación de este, y tomaron de los brazos al castaño.

“Takano-san, Yukina-kun, por favor lleven a Hiroki a su recamara”, dijo el peliplata sonriendo levemente cuando el castaño fue llevado a su recamara sin oponer resistencia.

Los pasillos de aquella organización eran largos, el frio color blanco con negro lo hacia sentirse frustrado, sus brazos fueron soltados al momento en el que se hallaba dentro de su “Recamara”

Fue despojado de sus ropas rápidamente dejándolo como Dios lo trajo al mundo, le pusieron una mascara de metal frio, cubriendo toda su cabeza, aun así veía, solo cubrieron su parte intima con una tela de seda blanca, y sus brazos y piernas fueron encadenadas al suelo, impidiéndole volverse.

“Sabes que no nos gusta hacerte esto…”, dijo el pelicaramelo tomando el hombro de Hiroki, “Sabes lo que pasara si no lo hacemos”

“Lo entiendo…”, dijo Hiroki, su voz sonaba extraña cuando provenía dentro del metal.

“Nos debemos retirar…”, dijo esta vez Takano, “Tenemos que  avisarle a Usami que Misaki se ha escapó… de nuevo”

“Se donde esta…”, dijo el castaño, “Se dirigía al sur, tal vez a Osaka…”

“Bien…”, contesto el pelinegro comenzando a caminar junto con Yukina, hasta que el llamado de Hiroki los detuvo.

“¿Como esta mi hermano Shinobu?”, pregunto angustiado, había salido hace días y quería saber algo sobre su rubio hermano.

“Ha estado tranquilo, solo mato a dos del personal”, contesto el ojiavellana como si fuese lo mas normal del mundo…

“En unos días mas podrás verlo”, continuo Yukina al mismo tiempo que cerraba la puerta de metal reforzado, dejando al castaño en plena obscuridad, húmeda y fría.

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No había luz, no había ruido, solo el goteo del agua lo acompañaba en su soledad, sus brazos estaban encadenados en el suelo, al igual que sus pies, y toda su cabeza estaba un casco de metal anti balas.

Sus ojos se abrieron al escuchar que la escotilla de su habitación se abría, se levanto del suelo dispuesto a matar al carbón que se atreva a hacerlo salir. Pero sus ganas se fueron al momento en el que vio a esa persona entrar allí.

Sus ojos grises, tan hermosos y enigmáticos, lo miraban a él, a aquel hombre de cabellera negra como la noche al igual que sus ojos, lo miraba caminando hacia él.

En ese momento Shinobu retrocedió sintiéndose frustrado ya que las cadenas no le permitían retroceder mas, su brazo derecho, que se encontraba vendado, le provocó un dolor punzante que le causo una mueca que el mayor no noto por la mascara que traía el menor.

“Shinobu…”, llamo el pelinegro acercándosele mas, el pequeño rubio no le presto atención solo frunció un poco el ceño.

El ojinegro sintió una fuerza que lo empujaba lejos del cuerpo del pequeño. Aun así no se quiso ir.

“Tienes que hacer esas intervenciones  si quieres sanar”, reprocho el hombre mayor, Shinobu se movió un poco evitando el contacto visual.

Miyagi espero un momento para acercarse al rubio, lo tomo de los hombros haciendo que este se estremezca, sus manos grandes bajaron por sus brazos blancos hasta llegar a las muñequeras de metal que no lo dejaban moverse.

“Prométeme que si te suelto no mataras a nadie”, dijo suavemente el azabache, ganando como respuesta un asentimiento del rubio.

Miyagi saco una llave, y con ella libero a Shinobu de sus cadenas, se notaba que estaba débil, el mayor lo tomo en brazos llevándolo a la sala de intervenciones.

Mientras caminaban, Shinobu no pudo evitar levantar la vista y encontrarse con el bello rostro de aquel hombre que había entrado a su vida una semana atrás. Miyagi no se dio cuenta que el pequeño lo miraba, solo mantenía su mirada fija en la ahora visible entrada de la sala de intervenciones.

Sin querer apretó un poco el cuerpo del menor contra su pecho, había observando las atrocidades que le hacían al pobre pequeño, tantos experimentos peligrosos que casi lo llevan a la muerte, sus gritos llenos de dolor y odio, e incluso sus arranques de ira matando al personal del laboratorio.

La puerta de acero reforzado se abrió al momento en el que Miyagi se paro en frente de ella, aun cargaba a Shinobu en sus brazos mientras este se fijaba aun en sus rostro del mayor.

Aquel lugar era frio y desolado, las herramientas del intervento estaban listas además de los equipos de experimentación de resistencia entre otros.

Llegaron a pared blanca, Miyagi bajo lentamente a Shinobu que se sostenía de la ropa del mayor para que no lo soltara, lo miro a los ojos, que hermosos ojos negros tenia, lastima que él no podía ver los suyos.

Al momento en el que el menor toco el piso se soltó de las ropas del mayor, Miyagi salió de la habitación no sin antes encadenarlo nuevamente al suelo, le dedico una mirada triste y compasiva antes de que la puerta de aquella habitación se cerrara por completo.

“Intervento nro. 34, espécimen nro. 18, tipo de prueba, supervivencia a balas de plomo”, una voz se escuchaba en la habitación haciendo abrir fuertemente los ojos al menor, levanto la vista para mirar como un cañón que estaba instalado en el techo del laboratorio se desplazaba hasta quedar en frente de él.

“No…”, Shinobu tenia miedo, sus manos temblaban, su vista se centro en la ventana que estaba enfrente de él, miro a la gente que se encontraba allí, observándolo, unos con asco, por ser un fenómeno, y otros con lastima.

“Comienza intervención”, al momento en el que la voz hablo, aquel cañón hizo un pequeño ruido indicando que estaba a punto de disparar.

Shinobu jalaba sus cadenas para poder escapar, sin querer se lastimaba los brazos luchando contra ese acero inoxidable que lo mantenía en el suelo.

De repente las balas salieron disparadas contra el joven, cerró los ojos, una fuerza detuvo unas cuantas balas, sin embargo, dos de ellas pudieron dar contra el frágil cuerpo del menor.

Un grito de dolor agonizante salió de los labios de Shinobu cuando las balas atravesaron su brazo y su abdomen. Cayó de rodillas al suelo, las lágrimas salían lentamente atravesando el casco por medio de los huecos de los ojos y cayeron al suelo, la sangre salía de su boca también término en el suelo, además de la herida en el brazo y el abdomen.

Otra nueva ronda de balas salió para impactar esta vez contra el hombro y la rodilla del menor, pero la última bala solo había causado un moretón doloroso.

Escucho como aquel cañón se había trasladado para desaparecer por una delas paredes del lugar, la puerta se abrió de nuevo, pero se encontró don el doctor, aquel hombre era viejo, lo miraba con tristeza y un poco de preocupación.

El pequeño sabía lo que pasaría, podía aprovechar para matarlo y así poder escapar, pero sabia que tarde o temprano lo encontrarían y le harían pagar, ya había sufrido algo como eso antes al igual que sus hermanos.

“Levántenlo”,  dijo el doctor a un par de hombres que entraron al lugar. Ello lo hicieron.

El doctor saco una llave de un bolsillo de su bata, busco el candado de material desconoció y lo abrió quitándole el casco, dejando mostrar sus rubios cabellos que de ellos salían unos cuernos un poco pequeños, de color huesoy sus intensos ojos grises que estaban bañados en lágrimas, mientras que en las comisuras de sus labios se deslizaba sangre.

Las manos del doctor tocaron las heridas del rubio, le producía dolor, mucho, sentía que la sangre salía a gran cantidad, pero no se atrevía a ver.

Las lágrimas salían involuntariamente mientras que el doctor aun seguía con su labor, diciéndole cosas para que se tranquilice.

“Tranquilo, ya dejara de doler…”, dijo el hombre mirando al pequeño, ¿Dejara de doler?, eso era tan cierto que él hacia hacer bien su trabajo, Shinobu sonrió con ironía, volteo a ver a ese hombre sin dejar de sonreír y le dijo con una voz escalofriante y un poco infantil.

“Mentiroso”, una fuerza atravesó el cuerpo de aquel hombre, un dolor comenzó a recorrer su cuerpo, este se alejó del ojigris comenzando a sangrar por la boca, y cayo al suelo. Cuando su cuerpo impacto contra el suelo frio, su cabeza salió rodando por el suelo horrorizando a los guardias.

Esos dos hombre se acercaron a Shinobu para aplicarle un sedante, pero al igual que el ahora muerto doctor, sintieron una fuerza les atravesaba el pecho, ambos gritaron de dolor, satisfaciendo el rencor del pequeño. Ambos volvieron a sentir que esa fuerza se adentraba mas y de repente exploto destrozando sus cuerpos llenando se sangre el suelo y las paredes incluso mezclándose con la sangre de Shinobu.

Bajo la mirada, pero ya no sonreía, escuchó pasos pero no presto atención, la voz de Usami se escucho en toda la habitación.

“Pónganle la mascara y llévenlo de nuevo a su recamara”, dijo fríamente el peli plateado, unos hombres de negro salieron detrás de él tomando por los brazos a Shinobu quien no puso resistencia, volvió a sentir en frio metal en su rostro cubriendo así la sangre y sus lagrimas ya secas.

“La próxima vez que mates a unos de mis doctores, no volveré a cuarte luego de un intervento, Shinobu”, amenazo Akihiko cuando veía que el rubio era cargado por uno de esos hombres a su recamara.

El ojigris alzo la mirada hacia el ojilila que a penas cruzo la puerta este se retiro, totalmente enojado, Shinobu solo pudo deducir una cosa.

“Misaki se escapo de nuevo”, pensó el pequeño rubio mientras era trasladado.

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El bosque se extendía alrededor de él, el aire puro lo relajo de sobremanera, olvidando por completo el recuerdo de aquel lugar, sus ojos verdes se fijaron en una pequeña casa arriba de la colina, sus pasos lentos lo guiaban a ese lugar, su antiguo hogar, donde creció y fue feliz por un corto tiempo, ahora estaba abandonado y destruido.

No pudo evitar pensar que todo eso lo había provocado él y sus hermanos, estaba arrepentido claro que si, pero ahora no podía hacer nada, debió obedecer a Hiroki, pero no, no lo hizo, y ahora pagaba por todo.

Abrió la puerta, esta rechino por su antigüedad, un aire de polvo y descomposición invadió sus fosas nasales, pero aun así siguió caminando, vio un pequeño sofá y se sentó en el, recordando, en este sofá Hiroki siempre se sentaba a leer, y Shinobu también.

Sonrió con nostalgia, aun estaba en su transformación, sus ojos verdes sin brillo observaban cada centímetro de la casa hasta que una voz lo saco de sus pensamientos.

“Misaki…”, al momento de escuchas esa voz, todo en él cambio, sus ojos ganaron brillo, y este volteo a ver a aquella persona que lo había llamado.

“Usagi-san…”, el peli plateado sonrió de lado y llamo a Misaki con la mano, este sin pensarlo dos veces se acercó al ojilila.

 “Volvamos, y por favor no vuelas a hacerme estos sustos, ¿vale?”, dijo el mayor con gentileza enredando sus dedos en el cabello castaño del menor, este sonrió sonrojándose un poco.

“Hai”, contesto alegre saliendo del lugar, miro por un momento al mayor, su corazón latía con fuerza, sus ojos verdes brillaban cuando Usami le hablaba, y ahora lo sacaban de su transformación.

Ambos salieron de aquella casa, el ojiverde pudo observar que un helicóptero los esperaba en medio del campo, la rampa se abrió para que ellos pudieran ingresar al avión, al momento en el que estaban adentro, Misaki pudo ver como Usami cogía entre sus manos un casco de metal obscuro y caminaba hacia él.

“Usagi-san…no”, se preocupo Misaki retrocediendo un poco, estaba intimidado por esa mascara.

  “Tranquilo…”, dijo con delicadeza el mayor tocando la mejilla del castaño, “Sabes que es por tu propia seguridad…”

Aquello dejo a Misaki un poco confuso, quería reclamar pero aquel hombre era siempre tan amable con él y siempre tan atento, que lo único que le pedía era que le obedeciera.

Misaki bajo la cabeza, Usami coloco cuidadosamente aquel casco en su cabeza del pequeño cerrándola con un candado de material desconocido.

“Acompáñame por favor, Misaki”, Usami tomo uno de los brazos del menor guiándolo a una capsula contenedora, la puerta se abrió y el peli plateado lo encerró allí, Misaki palpo el vidrio mirando a Usami, iba a decir algo, pero este lo interrumpió.

“Necesitas curarte, tranquilo solo durara hasta que lleguemos a casa”, contesto Usagi apretando un botón rojo que estaba en la pared.

El castaño sintió el agua bañando sus pies, el agua subió poco a poco hasta llenar todo el contenedor un tubo salió del techo del contenedor conectándose con el casco del menor.

Los brazos de Misaki se contrajeron en su pecho y se puso en una posición fetal, comenzó a cerrar los ojos no sin antes ver al ojilila observándolo con una mano en el gélido vidrio.

Luego todo se volvió obscuro.

Notas finales:

Waaaaa, confuzo no?, bueno a mi me gusta y seguiré con los caps, sé que se parece a elfen lied pero la historia cambiara de poco en poco lo prometo

Bueno… prox cap: Volví pero luego me escapare…

Saludos!!! ´._.´


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