Capitulo 1: Me siento raro…
La mañana había llegado a Tokio, y en un edificio singular despertaba un castaño, sus ojos del mismo color se abrieron con dificultad luego de la pesada noche que tuvo.
Se acomodó lentamente sobre la cama, sintiendo su cuerpo pesado, lo menos que pudo hacer era quejarse mentalmente por dejar que el peliazul haga todo lo que quiera con su cuerpo.
Se levanto de la cama, sentía su cuerpo un poco más grande, realmente pesado y sus caderas dolían a horrores. Se percato que su ropa interior le apretaba un poco y al momento de levantarse, se dio cuenta que estaba mas lejos del piso.
“Que extraño…”, dijo mirándose los pies que también parecían un poco grandes de lo que recordaba.
También miro sus manos, y sintió miedo al verlas.
Sus manos eran grandes, sus dedos largos eran fuertes, las palmas de sus manos eran amplias y cálidas.
Comenzó a revisarse, paso sus manos por su cuerpo.
Sus dedos recorrían su torso, lo sentía grande y fuerte, los dedos bajaron hasta sus caderas sintiéndolas mas anchas, Hiroki, avergonzado de tocarse a si mismo sintió que algo no andaba bien, pero viendo que tenía algunos cambios en su cuerpo, tenía que hacer algo.
Ya un poco alarmado corrió hasta el baño, cerro la puerta con llave en caso de emergencia.
Se acercó nervioso al espejo, sintiendo como su cuerpo se congelaba y la piel de gallina se esparcía rápidamente.
No creía a lo que sus ojos veían.
Se toco la cara que ahora no reconocía mas, sus facciones de finas y un poco femeninas pasaron a ser mucho mas varoniles, su ojos castaños eran muchos mas pequeños, retrocedió un poco para ver su cuerpo entero, y no se equivoco al penar que algo andaba mal.
“¡¡¡¡AHHH!!!!”, pego un grito fuertemente mientras sus manos jalaban sus cabellos. Luego, se toco la cara, se reviso viendo si estaba enfermo o tenia alucinaciones.
“No, no puede ser posible…”, al menos conservaba la voz y el cabello era del mismo tamaño, sabia que algún día crecería pero no de la noche a la mañana…
Se asusto al escuchar unos golpes en la puerta, preocupado por lo que pasaría.
“¡Hiro-san!”, la voz de Nowaki lo llamo del otro lado de la puerta, “¿Te encuentras bien?”
“Si no te preocupes, en un momento salgo”, grito Hiroki para que el peliazul lo escuchara.
“Oh no, ahora que hago…”, decía nervioso sin dejar de mirarse al espejo, “No puedo dejar que Nowaki me vea así”
Simplemente estaba muy desconcertado, parecía una broma, ahora si parecía un hombre de su edad, y ahora que haría para ocultarlo…
Escucho que la puerta del cuarto se había cerrado, suspiro al pensar que Nowaki ya se había ido a preparar el desayuno.
Salió sigilosamente por la puerta moviendo la cabeza de un lado a otro cerciorándose de que no estaba su ojiazul. Ya más tranquilo se acercó al armario a cambiarse.
“Tiene que ser una broma…”, dijo molesto al verse en el espejo, ahora su ropa le quedaba demasiada pequeña, ya ni siquiera podía abrocharse los botones.
“Hiro-san, el desayuno ya esta listo”, llamo Nowaki desde afuera pensando que su amado Hiro-san estaba cambiándose.
“Ya voy”, respondió escuchado que los pasos del ojiazul se alejaban.
“Kami-sama ¿Ahora que hago?”, se pregunto nervioso el castaño hasta que en su mente se prendió un foquito, “Llamare a Miyagi…. Demonios pero que bajo he caído…”
Kamijou tomo rápidamente sus celular que estaba en la cómoda y marco el numero de su jefe que no tardo en responder, “My sweet honey ¿tanto me extrañas para que me llames en la mañana?”, la voz del profesor parecía un poco preocupada.
“No moleste profesor”, gruño Hiroki, “Necesito un favor…”
“Oh~~ yo también necesito un gran favor…”, dijo el profesor, “Dime que necesitas…”
“Bueno… no se si usted tendría un cabio de ropa”, pregunto Hiroki un poco avergonzado por decir algo como eso, “Lo que pasa es que la que tenia ahora no me queda y por eso yo…”
“Ahh~ no te preocupes honey, todavía tengo un poco de ropa que ya no uso… si quieres te lo puedo traer al trabajo…”, contesto Miyagi, “Pero también te iba a pedir lo mismo”
“¿Y eso porque Profesor?”, pregunto Hiroki.
“Cuando llegues a la oficina te lo diré…”, contesto el mayor del otro lado de la línea.
El castaño solo resoplo con molestia, iba a decir algo más cuando escucho un ruido que proveía de la otra línea.
“Lo siento honey me tengo que ir”, en la voz del mayor se podía distinguir el miedo, “Nos vemos~”
El ojicastaño frunció el ceño, dejo su teléfono en la cama y volteo a ver el armario abierto.
“No tengo mas opción”, dijo tomando una muda de ropa que le pertenecía a su pareja.
Al terminar de cambiarse agradeció a Kami-sama de que su pareja al menos tenía una camisa y un pantalón de vestir.
Solo había un pequeño detalle más.
“¿Ahora como hago para ocultárselo a Nowaki?”, se pregunto jalándose los cabellos.
Realmente no sabía como hacerlo, hasta que se dio cuenta que su maletín, ahora solo saldría de la casa sin que el menor se diera cuenta…
Tomo todas sus cosas y salió de la habitación, no vio a nadie, escucho el ruido de la cocina, pensó que Nowaki estaba allí, así que se encamino rápidamente a la puerta, la abrió sin embargo una voz lo detuvo abruptamente.
“¿Hiro-san?”