Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

ROXY por aleii

[Reviews - 26]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aloo pues nueva historia (:

algo diferente a lo que he escrito normalmente

basado en algo real, aunque no se crea

o no lo paresca...

Espero les guste n_n

Me deje caer sobre la cama completamente exhausto, sintiendo todo mi cuerpo adolorido y húmedo, lleno de aquellos líquidos y fluidos corporales de “compañeros de trabajo”.

-Ah-me quejé involuntariamente, mientras Esteban salía de entre mis nalgas, provocándome un respingo

-Lo siento, pero ya termino la toma-explico, mostrándome una bonita media sonrisa-creo que por hoy ya fue todo-añadió, pasando su mano por mi cabello, revolviéndolo de manera tierna.

Solté un largo suspiro, pensando en que por fin podría ir a mi casa y dormir. Eso era en lo único que pensaba cuando terminaba de trabajar. No había tiempo para pensar en fiestas, o salidas o visitas a viejos amigos.

Al menos ya no.

-Buen trabajo-me felicitó Ernesto, mi actual jefe, dándome una palmada en la espalda; mientras yo continuaba vistiéndome con aquella ridícula ropa que les encantaba que usara.

-Gracias-contesté, sonriéndole y mirándolo de reojo

-Eres excelente Roxy-dijo, deslizando su mano por mi espalda.

Simplemente continúe con mi sonrisa, manteniendo la farsa

-Me alegra que te haya gustado-murmuré, y cuando me termine de colocar la última prenda de ropa, salí pitando lejos de ahí, despidiéndome de lejos de Ernesto. No quería tener problemas, al menos no todavía.

Las cosas solían cambiar una vez que destrozaba sus fantasías y los rechazaba.

Llegué hasta los casilleros y entonces sí me pude vestir de manera decente. Esta ropa pegada, y pequeña no iba conmigo. Yo entendía a la perfección que mi papel era el de un gay débil y sumiso, que se dedicaba a complacer a otros hombres y al cual le fascinaba el sexo rudo. Pero en la vida real todo era completamente diferente.

Ok, no era tan fuerte, ni tampoco era un machote, pero tampoco era un gay sumiso al que le encanta tener sexo a todas horas.

-¿Listo para ir a casa?-preguntó Esteban, uno de los pocos amigos que tenía dentro del trabajo

-Listísimo-afirme, sonriéndole, terminando de cambiarme

-El día estuvo pesado ¿no?-dijo, paseando por el lugar completamente desnudo, algo normal, pero a lo cual todavía no podía acostumbrarme. Yo era de los pocos que todavía quedaban siendo reservados y pudorosos.

-Bastante-murmuré

-Nos hicieron repetir demasiadas veces aquella escena-masculló, dejándose caer sobre un banco

-Lo sé, lo bueno es que ya termino

Claro que nos habían hecho repetir cientos de veces la escena, y yo sabía a la perfección cual había sido la razón. Era más que obvio que le gustaba a Ernesto, pero no quería decir nada; de alguna u otra forma era bueno ser el favorito del director.

Esteban simplemente me sonrío

-Los chicos del staff y yo iremos a tomar algo, ¿quieres venir?-preguntó, como todas las otras veces. Y aunque estaba seguro de que ya sabía cuál sería mi respuesta, no entendía porque seguía invitándome

-Estoy muerto y prefiero dormir-respondí, mostrándole la mejor de mis sonrisas

-¿Cuándo será el día en que aceptes salir conmigo?-murmuró, sonriendo levemente y desviando la mirada

Solté un suspiro, sintiéndome ligeramente cansado con todo esto, que siempre se repetía… pero él era mi amigo, de alguna extraña forma. Así que me acerqué lentamente, y pase mi mano por su cabello.

-Algún día-musite

Ernesto alzo el rostro, mostrándome aquellos grandes ojos azules

-Eres tan lindo…-susurró

Y entonces, sucedió aquello que no me gustaba hacer, algo a lo cual me había acostumbrado más de lo normal, pero que ya formaba parte de mi vida. De alguna u otra forma.

Cerré los ojos, agachándome un poco, y envolví mis brazos alrededor de su cuello, aspirando su suave aroma a jabón de tocador…

-Me encantó trabajar contigo-murmuré, clavando mis ojos en los suyos y luego lo besé.

Fue algo fugaz, apenas un rocé, pero con eso bastó.

Me alejé, aun observándolo fijamente.

-¡Agh, Alex! ¡Me quieres matar!-exclamó Esteban, comenzando a soltar un improperio de groserías

Sonreí y di media vuelta, dejándolo solo.

 

 

Ese era yo, un chico de 22 años, que tristemente trabaja como actor de películas pornográficas.

¿Qué cómo había llegado a ese punto? ¿Qué cómo podía haber caído tan bajo?

Pues bien, ni yo mismo lo sabía. Lo único que podía recordar era a un muchacho de 19 años, escapando de su casa, huyendo de sus padres, intentando cumplir sus locos sueños.

Por aquel entonces yo creía que todo se podía lograr, que me podía comer al mundo solo por el simple hecho de escribir bien. Pensaba que en cualquier momento alguien se daría cuenta de mi gran talento, y que llegaría ser un gran escritor.

En eso se habían quedado todas esas metas… a mitad de camino… a medio cocinar, estancadas en algún lugar entre la fantasía y la realidad.

 

Pasado el año viviendo solo en la ciudad, con apenas dinero para comer, y mudándome de un lado para otro, no tuve oportunidad de continuar creyendo que se podrían cumplir todas aquellas grandes expectativas con las cuales había llegado.

¿Qué porque no busque a mi familia? ¿Qué porque no intente regresar con ellos? Pues bien, me segundo error en esta vida había sido ser gay. Mis padres no pudieron soportar el saber que su único hijo, no solo tenía metida en la cabeza la tonta idea de querer ser escritor y no médico como todos en la familia, sino que además de todo, era maricon. Y eso no lo pudieron aguantar. El día que decidí confesarme, ellos me dieron un ultimátum, o dejaba todas esas fantasías y anormalidades y me volvía alguien “normal”, o podía ir recogiendo mis cosas.

Así que termine trabajando como mesero en un pequeño bar mugriento, en el cual me permitían dormir y creí que había terminado todo, que mi vida se había quedado atascada en ese punto… hasta que conocí a Gabriel. Un famoso director de películas XXX, el cual en cuanto poso sus ojos sobre mí, cambio totalmente el mundo en el que vivía.

Me ofreció un nuevo trabajo como actor. Era apenas un pequeño papel donde aparecía como un extra, algo muy sencillo.

 Simplemente era cosa de dejar actuar al artista principal… yo solo tenía que fingir que me encantaba el sexo duro, mientras mordía la almohada y gemía como loco.

Al final acepté.

Y no es que fuera tan difícil. Yo era gay, y ya no era virgen, así que en ese momento no me detuve a pensar en nada más. Lo único que pasaba por mi cabeza eran esos $10, 000 pesos que me darían al terminar el video. No había más.

Así que deje de lado todos esos inútiles sueños, y comencé una “nueva carrera”

Y esa era la historia de mi patética vida.

Un chico demasiado delgado, demasiado pálido, demasiado femenino y demasiado nada, trabajando dentro de la gran empresa de videos XXX. Con demasiados sueños, y poco talento, que había creído que podría tener un final feliz.

Y no es que la vida fuera tan mala ahora. En realidad era bastante buena.

Tenía mi propio departamento, ganaba el suficiente dinero como para no tener la necesidad de buscar otro trabajo, tenía vacaciones, mucho tiempo libre y… se podría decir que era algo así como “famoso”. Así que… realmente no se podía decir que mi vida era mala.

Sí, tenía sus momentos tristes, como cuando sentía que ya no podía continuar, que ya era demasiado, cuando me sentía realmente sucio y usado… como si solo fuera un objeto…

Pero bueno, me imaginaba que así era la vida de casi todos, así que no podía estarme quejando.

Yo había sido el único que había tomado la elección de irse de casa, buscando cumplir sus sueños, y había terminado por desperdiciar mi vida.

Así que ahora era Roxy, el famoso chico gay, que hacía películas pornográficas.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).