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I Hate You por alemy

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Notas del fanfic:

Este fic está basado de la pelicula " Bajo El Mismo Techo"

La mayoria es mi imaginacion ;D

Notas del capitulo:

 

Espero que les guste mi nueva idea... Y este fic lo hice por fines de ontener más inspiracion para mis otros dos fics que no he podiodo actualizar por lo mismo...

Sin más premura... Pasen a leer~

Capitulo 1 “La sorpresa


 


Después de un gran día muy agitado, se sentó detrás de su escritorio y se dejó caer en su lujosa silla hecha de piel.


Los transmites le estaban causando migraña y la sola idea o futuro fracaso… Estaba seguro que esta vez se daría un tiro.


No.


No deseaba fracasar esta vez, suficientemente tenia con cuidar a un bebé de año y medio hasta encontrar una pareja perfecta. Simplemente, se cansó de seguir esperando un milagro. El niño crecía y el se sentía incompetente en no poder encontrar a alguien perfecto para cuidarlo. El pudiera hacerlo, pero su trabajo de abogado no ayuda ya que es muy bien reconocido y diferentes casos lleva cada semana.


Ninguno se le escapaba, y le molestaba que este en particular, no pudiera sacárselo de encima.


Se sentía culpable por no poder darle futuro y felicidad al bebé, a Yoogeun. Se sentiría tan mal en quedárselo, no quería que parara en un orfanato. El juez le dio el caso, y como buen abogado que es, tiene que cumplir con su palabra y… además…


Se había encariñado con Yoogeun.


Le dolería verlo partir a su felicidad, pero solo por el niño sacrifica tanto tiempo. No se molesta para anda en eso, eso que le abruma que no haya gente que se interese en un niño de esa edad o que no haya parejas capacitadas para tener uno.


-jefe… Ya fueron mandadas las circulares como pidió – le avisó su secretario, quien asomaba la cabeza en la pequeña apertura de la puerta de madera importada.


-gracias – dijo el, soltando un gran suspiro de alivio. Se peinó con sus manos su cabello café, sintiendo las hebras lizas y largas pasar por sus dedos. Ladeó la cabeza y la apoyó con su mano derecha y su codo estaba puesto en su escritorio.


Miró unos segundos a su secretario, ya que no se había movido de su escondite – detrás de la puerta – y le resultaba particularmente molesto.


-se te ofrece algo – dijo amablemente, suavizando su mirada. Obviamente estaba muy estresado últimamente que hasta su secretario le tenía miedo.


-solo… - el chico pelinegro se ajustó los lentes con nerviosismo y inhaló profundo – quería saber si… si estaba seguro en encargarle a yoogeun a un par de hombres que no tienen idea de lo que es paternidad. Todavía está a tiempo – Jinki vio como su empleado abría más la puerta y entraba lentamente.


¿En serio estaba seguro de hacerlo? No sabia, pero no ganaba nada sin arriesgar, ya había pasado mucho tiempo y no le haría mal a Yoogeun con intentar otra vez.


-Si, estoy completamente seguro – dijo dudado de sus palabras por un segundo, pero desechó la idea cuando su secretario alzó una ceja y le miraba incrédulo – Si era la persona más confiada para el esposo fallecido y el hermano mimado de la esposa fallecida… No veo por que no intentar.


-¿Le dijo el juez que era la ultima? – Jinki bajó la cabeza por un momento y la subió después de unos instantes – ¿qu-que es la ultima oportunidad de Yoogeun para tener una familia, y que usted… No podrá protegerlo si fracasa? – Jinki asintió. – Por eso aun le digo que está a tiempo. Puede quedarse con el bebé y no tendrá que pasar toda una infancia en un orfanato. Tal vez no tenga la oportunidad de tener a dos papás, pero tendrá uno en usted al menos, claro, si acepta.


-Ya te dije miles de veces que no puedo. No quiero que Yoogeun en vez de tener un buen futuro, tenga que ser preso de la soledad en mi departamento, solo. Sabes que no tengo tiempo ni hasta para mí.


- si.


El pequeño pelinegro con bonito traje paró abruptamente a unos pasos de su escritorio.


¿Por qué la vida nunca estaba del lado de su jefe? Sabía lo mucho que sacrificó por ese niño. Pero ahora, todo ese trabajo tiene una amenaza de ser alejado de su jefe con tan solo un intento más.


-Solo… solo ve a checar el teléfono si ellos llaman ¿si? – sonrió forzadamente mientras cogía uno de los documentos que posaban sobre su escritorio y fingía leerlo hasta que oyera la puerta aporrearse.


Fue ahí cuando la frustración y la desesperación de Jinki se pusieran a flote, dando como resultado que unas rebeldes lágrimas bajaran por sus mejillas.


-¿Qué haré? – sus sollozos se hacían más audibles, por más que Jinki se mordiera el labio y tapara su boca… El llanto se oía por toda la oficina.


La futura felicidad de un bebé depende de unos hombres que no tienen idea alguna de lo que es la palabra “Paternidad”.


~*~*~*~


 


Se quitaba el sudor que se posaba en su frente con su mano, aunque lo hiciera ese bochorno no se iba.


Estaba cansado. Había practicado en el gimnasio los últimos días hasta el anochecer y sentía que se iba a morir en cualquier momento. Sus piernas ardían y casi ni las sentía, sus brazos, lo cuales habían sido levantados por pesas estaban siendo trabajosamente levantadas para abrir su locker del baño en el gimnasio.


-Minho… - Oyó la voz ronca y vieja del entrenador a unos pasos detrás de él, y el castaño en respuesta se sobresaltó girando para luego arrepentirse de las pulsaciones que sufría en todo su cuerpo. – deberías de descansar. -  Le habló preocupado el entrenador, quien estaba apoyado en una hilera de lockers mientras cruzaba los brazos. – No quiero que mi jugador estrella se lastime a unas semanas de la semifinal – el tono serio fue luego remplazado por uno juguetón y agradable. Minho solo sonrió y negó repetidas veces.


-Eso haré entrenador – decía el mientras sacaba su ropa costosa y su abrigo del locker.


-Tienes que divertirte – le aconsejó el mayor. – Acuéstate con una rubia hoy, dicen que son más ardientes – el señor se encogió de hombros viendo como Minho se quitaba la camisa blanca y sudorosa y empezaba a reír a todo pulmón. - ¿Qué? ¿Un viejo no puede aconsejarte con que tipo de chica podrías acostarte? Debe de ser normal para ti, pues tú te levantas con una diferente cada día… ¿o me equivoco?


-Si, se equivoca… Solo tengo sexo cada dos días – dijo como si estuviera hablando del clima.


-Me sorprendes muchacho. Solo me pregunto cuando conocerás a quien se resista a todo tu ego y te veas como cada chica que engatusas e ilusionas cada noche  -se dijo para si. Minho solo chasqueó la lengua.


No creía en el amor. Solo creía que jugar era divertirse, y divertirse era pasársela bien teniendo sexo con cualquier chica sexy que se topase. A cualquier hora, en cualquier lugar… tenía a muchas mujeres arrastrándose por él para pedirle una cita.


Nadie se resiste de los encantos de Choi Minho… Nadie.


-Eso no pasará. Todas son fáciles, huecas, llenas de puro silicón en el trasero y senos.


El entrenador rió con ganas con las ocurrencias de su nieto, siempre le levantaba el humor. Pero había otras veces que se preocupaba por el futuro de su nieto… El, un apuesto joven de veintidós años, yendo con cualquier mujer hasta que esa belleza se le fuera arrebatada por el tiempo.


No quería eso para su nieto, pero el menor tenia que poner de su parte.


Tomó conciencia cuando oyó el sonido de las llaves en todo el baño, levantó su cabeza y vio como su nieto se peinaba un poco su cabello castaño para luego hacerle un ademán para irse.


Él solo atinó a negar.


Solo deseaba que esa persona llegara pronto.


 


 


Minho penetró duramente en el cuerpo de la pelirrubia, justo como le aconsejó su abuelo. Se había conseguido una en un bar de por ahí y con unas cuantas sonrisitas ya la tenia extendida en la cama del hotel, gimiendo sin cesar.


Pero… como lo temía. No sentía nada.


Entró más fuertemente, haciéndolo más fuerte la fricción. La chica le mordía el cuello y estrujaba sus hombros. Daba en cada estocada en ese punto de la chica que la hacia delirar.


Pero… No era suficiente. No sentía nada. El placer era poco, y el deseo se disipó al entrar en esa cavidad y se dio cuenta que tan usada estaba.


Le daba asco.


Otras chicas le habían dado mucho placer, pero solo era de una noche, no le daba ese impulso de ir a buscarlas de nuevo. No. Solo era una noche y ya no las  buscaba, ya no quería más de ellas, porque se repetía la misma historia.


Y no era que se acostaba solo con putas, no. Habían muchos buenos partidos, pero no había chispa, ni química, ni nada.


Solo satisfacía su deseo de más sexo.


Aunque su abuelo se preocupe y no crea que esté buscando a esa chica especial, el la estaba buscando en cada chica que veía. Pero de las incontables veces que haya ido a citas y las haya conocido… Nada.


Era muy frustrante. Y ya empezaba a ver su futuro como solterón y adinerado. El gran futbolista Choi Minho, un guapo hombre rico y con mucho renombre… Solo.


El gritó de lujuria de la chica lo sacó de sus pensamientos, corriéndose entre sus estómagos. Sin embargo él… Nada.


Suspiró pesadamente y se impulso con sus puños hasta arriba. Se fue a la regadera de la habitación y se dio un gran baño en unos cuantos minutos, salió y se vistió rápido sin ver la mirada atenta de la hermosa rubia con pechos enormes.


-No… ¿no te quedaras a dormir? – dijo con falsa inocencia. Choi solo rió para sus adentros y miraba la chica si ninguna expresión.


Nadie… Nadie, tenia el privilegio ni el derecho de dormir con él.


-claro que no – bufó para luego reírse y coger sus llaves del buró e irse, aporreando la puerta al salir.


Al entrar a su automóvil del año – rojo – se permitió reírse de lo hipócrita y estúpida que había sido esa pregunta. Fue tan gracioso ver la mirada desconcertada de la chica al verlo reír.


Al menos con lo ultimo si se divirtió en toda la noche.


Quitó el freno y se dirigió a su departamento de lujo en una de los más famosos vecindarios de Seúl.


Al estacionar su auto rojo y encaminarse al establecimiento, saludar matutinamente al guardia – quien ya estaba al tanto de sus salidas y llegadas tardes –, subió el ascensor y buscó en el séptimo piso, donde se encontraba la suite que le pertenecía. La 504.


De su costoso abrigo color canela sacó del bolsillo las llaves y abrió la puerta mientras bostezaba.


Al dejar todas sus cosas en el sillón más cercano, miró la puerta para escanearla de arriba abajo, sabia que algo tenia de diferente y la poca luz no ayudaba en nada… Hasta que se dio cuenta de un sobre que descansaba a unos centímetros de la puerta. Parecía que la habían deslizado para que entrara al departamento.


Minho dudando se acercó con pasos lentos hacia el sobre y se puso en cuclillas cuando estaba a centímetros.


Dudando un poco acercó su mano y abrió el sobre muy fácilmente. La desdobló y empezó a leer con su ceño fruncido.


-Estimado señor Choi – empezó a leer.


~*~*~*~


 


-por lo que si quiere aceptar en cuidar al pequeño bebé yoogeun, hijo de su hermana. Lo cito en…


-Espera, espera, espera – le paró el rubio al menor. Se limpió un poco de masa de galletas en el delantal blanco que tenía para ver los ojos cafés de su pequeño amigo.


Se quitó su sombrero de chef por un momento para rascarse la cabellera rubia en forma de confusión.


No entendía nada…. Su hermana, quien estaba fallecida hace un año… ¿Tenía un bebé?


¿Por qué se lo oculto a él y a su familia?


Si, sabia que su familia al conocer a su novio no lo aprobó y amenazaron con llevarla fuera del país, pero ella fue más rápida y se casó con él antes que eso pasase. Ahí, sus padres no hicieron nada y perdieron comunicación con ella. Claro, él siempre le hablaba para saber si estaba bien y tenia buenas respuestas, pero su hermana nunca le mencionó un bebé. El no pudo hacer nada para impedir que se fuera, ya que la palabra de un adolescente no valía mucho para los adultos.


Tal vez porque se fue a estudiar repostería a Estados Unidos y no pudo acudir a la invitación de su hermana un año antes de morir.


¿Y si era esa la razón por la cual le invitó a regresar a Corea? ¿Para decirle que esperaba un niño?


Pero como siempre sus padres no lo dejaron, no estaban dispuestos a pagar el viaje de regreso, él todavía estaba ahorrando para su restaurante y pensaba en gastarlo si su hermana le pedía cada vez que le llamaba. Pero ella al saber que sus padres no estaban de acuerdo no insistió más y dejó el tema por la paz, y así, un año después Ya estaba en Corea estableciéndose y buscando lugares para poner su restaurante, pero en el proceso, su hermana murió junto con su esposo en un accidente.


El fue el único familiar en ir al funeral por parte de su familia, le avergonzaba en tener una familia tan ignorante y llena de rencor que desde ese día dejó de tener contacto. Dándole paso al futuro, y ahora, siendo el dueño más joven del restaurante más reconocido del país.


Todo lo que soñó estaba a sus pies. Y eso lo satisfacía en demasía.


Pero le ponía triste que su única hermana no viviera para verlo triunfar con lo que tanto ama hacer: cocinar.


-Key hyung!! – el pequeño pelirrojo con traje de mayordomo chasqueaba los dedos por el frente de los ojos del rubio. Este negó con la cabeza y miró con ternura al chico que suplicaba por su atención.


- lo siento Taeminnie… Es solo que es muy sorpresivo… Mi hermana nunca me mencionó que tenía un sobrinito – su tono era de tristeza al pensar en un bebé desamparado en algún orfanato del país. Y por su ignorancia.


-debería de sentirse feliz hyung… Tiene familia, y lo necesita en estos momentos… ¿Por qué no va? – le pregunta inocentemente Taemin.


-es… muy complicado pequeñín. Pero eso si, iré. – dijo con decisión asintiendo felizmente. - ¿Cuál es la dirección? – agarró un papel con el que adornaban las mesas y agarró de la oreja del menor la pluma que llevaba encajada. Riéndose de la sorpresiva reacción del menor.


-hyung!! – se quejó taemin para sobarse su oreja.


-Lo siento Minnie, estoy un poquito desesperado… ¿podrías darme la dirección ya? – Kibum ignoró las quejas del menor mientras le daba la dirección.


¡Y era hoy! No se había dado cuenta hasta que Taemin entró en su departamento para buscar un encargo que le había mandado y le llevó el sobre, el cual había estado en el piso del departamento durante dos días.


Cuando leyó la dirección se fue de la cocina, yéndose al baño y arreglándose sus cabellos lizos y rubios, su fleco tenia un poco de polvo blanco así que se lo alborotó un poco para luego quitarse un poco de los pocos rastros de negro de su delineador en sus ojos. Se miró luego en el espejo sonriendo por el resultado. Se quitó el mantel y el chaleco negro que tenia por uniforme, quedándose solo con sus apretados pantalones negros y una camisa blanca, larga y arremangada. Se veía varonil y cool, aunque podría verse aun mejor son su ropa si fuera a su departamento, pero no había tiempo porque lo habían citado a las tres, ahora eran las dos y media de la tarde. 


Al dirigirse a la salida del baño se topó con taemin, quien tratada de decirle algo, pero estaba tan absorto en el tiempo que no lo escuchó.


-hyung… Choi Minho también va a ir para compartir la patria potestad del bebé y cuidarlo con ust – No lo escuchó, solo vio como el rubio cerraba la puerta del restaurante y la gente que comía veía la puerta cerrarse con curiosidad.


Suspiró. Tal vez no era tan malo que su hyung y ese tal Choi Minho fueran a estar juntos para cuidar al bebé… ¿O si?


~*~*~*~


 


Bajó de su auto color  crema, uno ni muy nuevo como el rojo que estaba junto al suyo, pero no quería usar su dinero que ganaba en la cafetería porque pagaba los estudios de su minnie… Así que se tenía que quedar con lo que ya tenía.


El establecimiento se veía muy serio así que agradeció su atuendo formal y que su cabello estuviera de acuerdo con el este día. Suspiró y se encaminó a la entrada, estaba muy lujoso y sofisticado.


Palmeó su abdomen para eliminar cualquier rastro de pelusa y se dedicó a ir justo con la recepcionista.


-mhn!! – hizo un ruido para que la pelirroja con lentes lo notara, pero la muer siguió tecleando a toda velocidad como si de una maquina se tratase.


Kibum suspiró pesadamente, pasándose su mano por la parte trasera de su cuello. Como le costaba hablar con gente que no le pone atención. Optó por otra alternativa para que la femenina le pusiera atención.


-D-disculpe – ¡Rayos! ¡Tartamudeó!  Se supone que tiene que tener una buena impresión y solo se está viendo como un retrasado que no sabe ni en donde está.


-¿en que le puedo servir…? – Le pregunta la mujer viéndolo de arriba y abajo. - ¿jovencito?


-Vengo a mi cita con Lee Jinki, ¿Dónde está su oficina? – Lo único que recibió fue un asentimiento y una llamada por teléfono al secretario del abogado.


-Si… lo están esperando. Es al final del pasillo a la izquierda, Oficina #15 – Le apuntó con el dedo el pasillo correspondiente y Key agradeció con una reverencia, para luego dirigirse al lugar indicado con un poco de ansia.


No sabía el porque exactamente lo estaban citando a este tipo de lugar, difícilmente pudo escuchar a Taemin cuando leyó la circular que le mandaron con tan solo oír las palabras: “Hermana”, “hijo”


 Pasó lentamente por todo el pasillo y se detuvo justo en la gran puerta donde decía el número quince en él. Pero su vista se desvió a la curiosa mirada que le brindaba el secretario con lentes, Kibum solo alzó su barbilla y le miró desafiante.


-Buenas tardes señor Kim… Pensaba que no vendría. – Key se extrañó por la extraña formalidad pero le sobró importancia en cuanto vio como el chico con buen traje empujaba dificultosamente las pesadas puertas, así que él lo tuvo que ayudar y emprender el camino hacia el escritorio del hombre, quien lo miraba con los brazos cruzados, esperando a que se sentase.


Por su parte el secretario pensaba que después de todo era buena idea. El señor Kim parecía un buen hombre, hasta lo ayudó a abrir la puerta, y eso casi ni lo hizo nadie anteriormente. Solo deseaba que Choi Minho fuera igual de servicial que el rubio.


-Tome asiento señor Kim… ¿O prefiere que le diga KIbum? – Key se sentó lentamente y con elegancia en cada uno de sus movimientos, todos vistos por Jinki. – Park – El secretario se sobresaltó al oír su apellido. – retírate y revisa si el señor Choi está en camino. – el secretario acató la orden y se fue.


-¿Quién es ese Choi? ¿Por qué tiene que revisar si viene? – preguntó sin vergüenza Kibum, el aura del tal Lee Jinki le daba fuerza para volver a tener esa actitud malcriada que tuvo desde niño.


-¿Qué no es obvio? ¿Acaso no leyó bien la circular, Kibum? – preguntó con ironía el abogado, sonriendo de lado.


-No ha respondido mi pregunta – respondió el de vuelta cruzándose de brazos.


Jinki bufó, pero le sobró importancia a su tonito y se dedicó a contestar la cuestión del rubio con ojos de zorro, lo cuales se pusieron filosos, clavándoselos en su cara.


-Choi Minho es con quien compartirá la tutoría de Yoogeun, su sobrino – dijo el de cabellos lizos calmadamente.


-¡¿Qué?! – No lo podía creer.


¡¿El inútil, cerdo, deshonesto, insensible y para nada  amable iba a estar cerca de él?! ¡¿Respirando SU aire?!


Esto no iba a quedarse así… ¡SU sobrino no va a ser educado por un animal en cuerpo de playboy!

Notas finales:

 

¿Como está? ¿Vale la pena?

Solo aviso que ya tengo el siguiente capitulo... y lo subiré el viernes.

BYE BYE~~

Nos vemos ;)


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