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El amor en guerra por nessichan

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Notas del fanfic:

primero que nada gracias por leer...

en esta ocacion les traigo un mini oneshot que no me dejaba hacer mi tesis, lo imagine una tarde enmedio de mi estudio y aqui esta espero y les guste...

Notas del capitulo:

unico  cap espero y les guste

los personajes son de kishimoto sensei....

gracias por leer

El amor en guerra…

Tomo su túnica, empaco sus cosas  dentro de su bolso, sonrió al ver que no tenía nada – miserable- se dijo a sí mismo. Sabía que lo que hacía estaba mal, lo pagaría algún día,  todo en esta vida debe resarcirse, mal que haces pagaras con daño.

Él no quería ser samurái, no sentía honor ni gloria sirviendo al emperador, su vocación era ninja, pero al nacer esclavo, huérfano y diferente al resto debía agradecer que por lo menos no le quitaron la vida.

Aunque  su miseria acabaría ese mismo día, huiría, huiría de todo, del destino, de su suerte, sería un hombre libre, se lavó el rostro en  el inmenso estanque que había en su tranquilo jardín, algunas carpas enturbiaron su reflejo, pero después pudo contemplarse completamente.

Su color de ojos azul, su cabello corto y rubio, como podía ser posible que por el color de su piel o sus ojos fuera menos que los demás, el nació en esa nación que tanto amaba, sus padres posiblemente eran extranjeros infiltrados, pero el había nacido ahí, en un lugar donde sus compatriotas le despreciaban.

Pero no más, si tanto le odiaban ya no participaría más entre los conflictos. Tomo un pergamino y escribió una carta a su maestro, suspiro al escribir la fecha Hakuhō era mejor que le fechara como el periodo de guerra.

Después de dar una oración a los dioses, salió brincando fácilmente la enorme muralla que dividía el templo de la espesura del bosque.

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Su existencia era vacía, de que servía tanta paz y tranquilidad si eso se transformaba en un hueco en su alma, de vez en cuando obtenía palabras de gratitud, pero en su mayoría eran maldiciones, solo le utilizaban para hacer daños al prójimo. Él lo sabía, pero aun así accedía, accedía por aquel puñado de frases que le hacían sentirse menos olvidado.

Decidió echar un vistazo al mundo humano, era su único pasatiempo, le gustaba por que se imaginaba en el lugar de las personas, pensando que haría él si de aquellos seres, que haría si dejara de ser el espíritu de la guerra, y se convirtiera en un ser vivo.

Observo a los samuráis, ellos en su mayoría eran los que clamaban su nombre,  aunque desde hace 21 años había una razón extra para estar al pendiente de los guerreros,  y esa razón era rubio de ojos azules, los humanos le llamaban naruto.

Le cautivo desde que nació, desde que fue abandonado afuera de aquel vacío templo, le gustaba porque a pesar de toda su soledad, dentro de aquel rubio atolondrado aun había inocencia y esa chispa de calor y alegría. Por las noches cuando el rubio dormía, el descendía y se recostaba a su lado. Soñaba con poder sentir su calor, con acariciar aquellas hebras alborotadas de cabello, con tocar esas doradas y marcadas mejillas.

Daría todo lo que poseía, incluida su inmortal existencia con pasar un segundo al lado de aquel ser, que le reconociera, se conformaba con el solo hecho de que le mirara, con el solo hecho de que sus ojos color zafiro le vieran por una sola vez.

Esa noche le observaría hasta al alba, y si se lo permitían le haría sentir un poco de su calor sobre la palma de su mano. Se sorprendió al ver que su rubio escribía, después lo último que vio fue que salto por el muro.

Inmediatamente visito aquella humilde habitación, tomo el pergamino y al leerlo su corazón se paralizo, el rubio dejaría de ser un samurái, nunca más le clamaría apoyo, nunca más le pronunciaría palabras de agradecimiento, sus destinos duramente volverían a encontrarse.

Temió como nunca lo había hecho, su pecho ardió deseando ser más poderoso, poderoso para poder darle al rubio todo aquello que él deseaba, pero eso era imposible.

Comento con sus hermanos espíritus, pero ninguno pudo darle la solución, solo había uno que podía materializarse y era su hermano de la justicia, Itachi.

Jamás podrás ser un humano- le sentencio.

Eso lo sé, pero debe haber alguna manera de estar a su lado- comento viendo a la nada.

Un ser humano tal vez no, tu poder radica en la guerra, agresión, tristeza, dolor, sentimientos más débiles que el amor, el amor es capaz de todo- le mira a los ojos.

¿Quieres decir que mi amor no es real?- le devuelve la mirada- ¿Qué jamás podré volver a verlo?

No, lo que quiero decir es que puedes estar a su lado, pero como un ser inferior, como una bestia que demuestre lo que tu influencia provoca- sentencio

-Pero, ¿eso no hará que él me odie?

-puede ser, pero a veces es mejor el odio que la indiferencia.- le golpea la frente con dos de sus dedos.

Su hermano tenía razón, después de escuchar su consejo, hizo lo que su hermano le dijo.

Lentamente su cuerpo se fue materializando, de su semejanza a los humanos paso a ser una bestia del bosque, negra como la noche, con garras filosas y cubierto de pelo. Eso no le importo, al fin estaría junto a su persona más amada.

Estaba lejos de él, lo sabía pero nada le detendría hasta encontrarlo, ni el hambre ni el sueño que le embargaba, ni el frio sobre su cara, nada. Siguió su aroma por días y noches enteras, cuando por fin estaba cercas del rubio decidió descansar aunque él no lo deseara así, tuvo que hacerlo, si  moría jamás podría encontrarse con su amor.

Unos sonidos sordos le sacaron de su sueño, su débil cuerpo le permitió salir lentamente del  tronco de árbol en el que se había refugiado. El olor a humo le alerto, las flechas volaron a su alrededor.

Con las pocas fuerzas que le quedaban huyo, él no podía morir ahí, él debía encontrar la razón en de su existir, corrió un largo tramo.  Llego a un sector del bosque en donde era imposible continuar ya que había un pronunciado acantilado por lo que decidió continuar en la dirección contraria, aunque eso le hiciera encontrarse de frente con la guerra.

Su determinación pudo más que su razón, así que sin pensarlo corrió al encuentro con su destino.  Su mente le jugó una mala broma, cuando se estrelló de frente con aquel rubio de ojos azules.

Tsk- profirió el rubio, al parecer venia herido, fue ahí cuando entendió la terrible situación en la que se encontraba. Todos los ataques de antes iban en contra de su rubio, seguramente como castigo por desertar de aquel clan, clan al que el mismo había dotado de poder y sabiduría de guerra.

Se sacudió el polvo e intento encontrar una solución, pero esta vez pareció no haber ninguna, gruño al ver que su rubio se desplomo quedando inconsciente sobre el húmedo suelo del bosque.

Era mucho más hermoso en persona que en sus más nítidas visiones, olía demasiado bien para ser verdad, pero lo mejor era la sensación de su tacto, suave y terso. Dio gracias a dios por permitirle haber encontrado a su rubio y de poder existir por un momento en el mismo mundo.

Con las pocas fuerzas que le quedaban subió al rubio a su lomo, sujetando con su hocico  la parte trasera del cuello de su yukata. Era una misión imposible, el rubio era muy pesado y él estaba demasiado débil pero no se detendría ante nada.

Todo iba bien tal vez lo lograrían, los humanos se habían quedo muy atrás, el corría a todo galope, si, seguramente lo lograrían, estaba tan feliz, ingresaron a una cueva, su vista se nublo, el deseaba depositar lentamente al rubio pero para lo único que le dieron sus fuerzas fue para caer al suelo.

Pensó que había una gotera en el techo, dado que sintió un líquido que bañaba su cuerpo, pero comprendió todo cuando observo su maltrecho ser. Varias flechas estaban incrustadas en él. Agradeció una vez más por que le habían permitido morir de esa manera, dando su vida por la persona que  amaba con todo su existir… sintió que se adormecía, había visto morir muchos hombres, el había causado sus muertes y el no sería la excepción.

El frio de la noche le helo los huesos, algo ligeramente tibio le cobijaba, abrió sus ojos lentamente y se encontró con un techo rocoso, quiso levantarse pero algo pesado se lo impidió. Era un lobo imponente, era negro con un extraño color de ojos, en medio de su sueño le lambia la herida, le acaricio la cabeza, se acongojo al ver que el lobo tenía tres flechazos en el vientre.

No- dijo el rubio en medio del llanto- no me dejes, no por favor, quédate a mi lado para poder agradecerte con mi vida el haber salvado.

El corazón del uchiha se alegró, por fin, aunque solo al final de su existir, el rubio le había dirigido la palabra. Sus oídos, ojos, olfato, todo quedo en penumbras, su fin había llegado.

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Ya no nos veremos en sueños, viviremos juntos todo eso que me había imaginado- una dulce voz  le hablaba a lo lejos.

Seremos muy felices- conocía esa voz, le encantaba la melodía  que producía al ser escuchada. Abrió los ojos muy torpemente y se encontró con su rubio -seguramente todo esto deber ser un sueño- se dijo a si mismo al ver que el rubio aseaba uno de sus brazos con una toalla húmeda, había cambiado, el cabello lo tenía largo y caía por mechones sobre su frente. (Estilo minato)

El rubio le vio incrédulo, el azabache acaricio una de sus mejillas, con lo que el rubio empezó a llorar. El azabache se dio cuenta de que tenía su forma original de semejanza humana.

Pensé que no existías, creí que cada noche soñaba con una invención de mi imaginación, pero eras real, y no solo eso, tú me salvaste- lloriqueo el rubio sobre el pecho del azabache.

Te amo naruto- hablo por fin el ojinegro, el ojiazul lloro aún más ante tal declaración.

Creo que yo también, no sé cómo, ni por qué, pero sé que no podría vivir sin  ti- trata de retomar la compostura- ¿Cómo puedo amar a quien ni siquiera sé cómo se llama?- se auto cuestiono.

Sasuke- fue su única respuesta.

¿Cómo el espíritu de la guerra?- pregunto sorprendido el rubio.

Supongo que ya no más, deserte del puesto- le comenta con una media sonrisa.

¿Tú eras?- el rubio no entendía nada.

Era, pero renuncie a todo, nada valía la pena sin ti, cada noche era miserable, aunque dormía a tu lado tu nunca podrías verme, ni siquiera odiarme, no estabas seguro si era real o no- conjeturo el azabache.

Te equivocas, no podíamos hablar, pero te sentía, cuando dormía sentía que mi alma abandonaba mi cuerpo y podía vernos, a los dos, sabía que tú me abrazabas mientras yo dormía, tu- le acaricia el rostro- fuiste la única razón de sonreír cada día porque sabía que no estaba solo como todos creían, tu estaba a mi lado.

Ambos iniciaron un beso, el primero de ambos, tan inocente que hizo que ambos se sonrojaran a más no poder-¿pero cómo es posible que estés aquí a mi lado?

El azabache le coloco el cabello detrás de la oreja- digamos que el amor todo lo puede

En aquella casa, en medio del solitario bosque del país del sol naciente, aquellos dos seres consumaron su amor. Cuenta la leyenda que a pesar de su sexualidad  los bendijeron con un hermoso niño, al cual llamaron menma.

Fin

Notas finales:

se los suplico un review  hahaha por favor


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