**POV Zelo**
Definitivamente no fue la mejor idea que ha tenido mi hermano en toda su vida. Sé que luzco igual que mi querida hermana mayor, pero ¿hasta cuando notarían que son naranjas y no pechos? Tuve suerte que casi medio camino me la pase en silencio siendo rodeado por los fuertes brazos del príncipe Bang, sin hablarnos ni mirarnos, ah, GRACIAS DIOS!, BUDA, o lo que seas, por cuidar de mi todo este tiempo. No sé qué hubiera pasado si el príncipe se da cuenta de mis pechos falsos.
El cabello seguía su andar lento y firme por entre los enormes árboles que rodeaban mi reino natal, es bien sabido que estos sirven de escudo ya que cualquiera puede perderse aquí, por eso viene con nosotros Zico, un excelente guerrero que conoce este bosque como la palma de su mano. Conozco a Zico desde que era un crío, ha sido mi mejor amigo desde entonces y sabe todo de mi como yo de él, por eso mi hermano Him Chan lo ha escogido como uno de los pocos subordinados que deberían acompañarme. Él y mi nana son los únicos dos que saben de mi verdadera identidad. Y eso es bueno, porque si llegarán a descubrirme, estoy seguro que Zico, lograría sacarme del palacio en un abrir y cerrar de ojos.
Como decía, ahí estaba yo mirando hacia enfrente controlando mis movimientos, tenía miedo que ese cabello falso saliera volando al primer movimiento de mi cabeza, pesaba tanto e ir en la misma posición ya se me hacía sumamente doloroso a mi espalda y principalmente a mi cuello. Agradecí que mi nana interrumpiera el viaje para pedir un descanso para mí. Ahora que lo veo, ser mujer tiene sus ventajas. Baje del caballo negro del príncipe y tomando la mano de mi querida niñera, me empecé adentrar entre los árboles mientras éramos seguidos por Zico. Caminamos un par de metros hasta asegurarnos que los demás no podrían vernos y escondido entre unos matorrales me saque la cabellera falsa sin más, un suspiro y un gran ¡Por Fiiiiin!, fueron lo primero que dije cuando sentí mi cabeza más ligera. El aire revolvió mis pequeños cabellos rubios, era sumamente fresco tener e cabello corto. Me tiré en la hierba verde y rodé en ella, me sentía tan libre hasta que mi nana abrió su boca y me obligo a colocarme de nuevo la peluca.
-Vamos su alteza, ya es hora de volver con el resto del grupo, no puede tardar tanto.-
-no quierooo!!!-
-Vamos Zelo, podrás quitártela en un rato más, ya que si te das cuenta, está a punto de anochecer.- Me hablo amablemente mi querido lacayo, no sé por qué pero a veces, por no decir siempre, terminaba convenciéndome de una u otra forma. Así que sin más tome ese molesto bodoque de cabellos y lo puse sobre mi cabeza, escondiendo entre esos pelos, mis rizados hilos de oro, como los llamaba mi hermano Him Chan cuando era más pequeño.
Una vez me incorpore y me limpie el vestido rosa que ahora tenía una que otra mancha verde. Mi nana volvió a tomar mi mano y empezamos el retorno a la caravana, no tardaos mucho en llegar y cundo lo hicimos un enorme hombre se me acerco mirándome de arriba abajo. Yo no pude más que asustarme y esconderme tras i fiel guarda que empuño su espada sin sacarla.
-Oh, no se asusten. Solo me preocupe por la princesa, su vestido esta algo sucio y me preocupe de que le haya sucedido algo.-Se excusó aquel sujeto mientras se inclinaba en una reverencia muy exagerada. Y justo antes de que se levantara se escuchó la fuerte voz del príncipe Bang llamando a mi hermana… o a mí en este caso.
-Princesa Hyo Sung, no es bueno que ande sola tan tarde por el bosque. La casa de campaña esta lista, será mejor que entre.-
Vi como Zico seguía en la misma posición sin soltar el mango de su espada, no sé qué le pasaba pero desde que empezamos el viaje se veía enojado. Tal vez no le agrade tener que verme como mujer. Digo, después de todo me conoció como un hombre.
-Tranquilo Zico, Hyo Sung y su nana podrán dormir juntas y solas. No pienso tocar a la princesa hasta la noche de consumación de la boda.- No se si fue una sonrisa de burla, lujuria o alguna otra cosa, pero el príncipe Bang no dejaba de mirarme con esa curvatura en sus labios, que sinceramente me daba escalofríos. Lo ignore y tomando a mi nana con la mano derecha y Zico con la otra empecé a andar a la señalada casa donde dormiría esa noche. Como era de esperarse, mi guarda se quedó a fuera, vigilando que nadie intentara siquiera asomarse por esa campaña, para evitar algún problema. Yo por mi parte, una vez despojado de todos esos malditos encajes rosados, me tire en las mantas y estire mi agarrotado cuerpo. Sabía que al día siguiente tendría que usar otro titipuchal de encajes, seguro de otro color, pero por ahora solo quería descansar de los rosados. Y así fue como me quede dormido sin percatarme de que alguien me vigilaba desde la entrada.
Nunca había dormido tan bien en toda mi vida, me levante tarde, muy tarde a decir verdad porque ya todos habían desayunado y levantado las carpas, solo faltaba yo. Estire mi cuerpo y empecé a buscar a mi nana con la mirada, pero entonces me percate que había alguien más junto a mí, alguien que no debería estar ahí, y que por desgracia me encontró sin aquel bodoque de cabello falso, sentí mis músculos tensarse y mi vida corrió en frente de mí en menos de 2 segundos. Estaba muerto…
-Buenos días princesa…. O debería decir Príncipe Zelo?- De nuevo esa maldita sonrisa burlona, mientras yo solo miraba en un completo estado de shock al príncipe Bang. Cuando había entrado a la tienda?, donde estaba mi nana?, que iba a pasar desde ahora?, voy a morir?.... Mil preguntas, cero respuestas, Bang solo me miraba fijamente como esperando una explicación que obviamente nunca iba a llegar, en primera porque yo no sabía que decir y en segunda, porque esa mirada que tiene me ponía todo nervioso, me asustaba y, aunque suene extraño, me agradaba.
-B..Bue..nos… días… su.. Majestad… Príncipe Bang- Soy idiota o qué?, no sé por qué tartamudeaba mientras hablaba, y aun mas idiota por llamarle su alteza, es decir, yo también soy de la realeza. Claro que no soy el futuro heredero al trono pero soy de la realeza, que no?
-Todos están esperándote, date prisa, mi querida pequeña princesa. No querrás retrasarnos para la boda. Llegaremos hoy al castillo de Seúl, y mañana será el enlace matrimonial.- Se levantó con tanta elegancia, parecía fuera de este mundo, tan sutil y elegante, tan fuerte y suave a la vez. Era… no se cómo describirlo, me atemorizaba, pero igual me hacía sentirme vivo y extrañamente feliz cada que lo veía. Definitivamente el príncipe Bang, tenía algo que me hacía sentir bien a su lado.
Cuando por fin pudo terminar de colocarme la molesta peluca, salí de la tienda buscando con la mirada a Yong Guk, pero no logre verlo por ningún lado, así que avance decidido hasta donde se encontraba Zico, necesitaba estar cerca de alguien conocido, ya que a mi nana se le había ocurrido desaparecer de repente. No había avanzado ni 3 pasos cuando un tiron en mi cintura me apego a un extraño, pero increíblemente fuerte, suave, cálido… cuerpo. Creí que se trataría de Zico, pero no, el estaba enfrente de mi preparando a su caballo para el resto del viaje. Entonces quien había sido?
-A dónde vas mi pequeña princesa?, Tu, vienes con migo.- si era Bang, solo el posee esa fuerza bruta y ese cuerpo cálido que me hace temblar con solo tocarlo.
-su majestad…- Gracias al cielo, mi nana había regresado y me estaba salvando.
-NANA!!!!!.........-grite en cuanto la vi, Yong Guk me solto y me dejo ir con mi querida salvación, me sentí extrañamente feliz, no se es como si un presentimiento se formara en mi cuerpo cuando sentí ese abrazo por parte de mi futuro esposo. El cual siento que últimamente me sonríe de una manera… hum, poco sana.
-Desayuna, princesa Hyo sung, partiremos en media hora. Y tu iras conmigo…. Por seguridad y por qué tenemos algo de que hablar.
Y así fue, media hora después yo iba montado enfrente del príncipe, sujeto a la silla del cabello mientras mis piernas el molesto vestido, ahora de color lila, colgaban al lado derecho del corcel. Bang por su parte iba detrás de mí sujetando las riatas que dirigían al caballo, rodeando mi cintura para ello. Si yo fuera mujer, estoy seguro que sería una escena romántica. Pero soy un chico, y para colmo mucho menor que este príncipe engreído que cada que tiene la oportunidad se pega más a mi espalda. Y lo peor de todo es que aquí no hay nana, ni Zico que puedan protegerme.
-Y Bien princesa, que tienes que decir al respecto?- Por fin llego la hora de mi juicio final.
-Bueno… Yo, hum… mi hermana… no puedo decirlo- Y es que en verdad no puedo decirlo, como rayos le iba decir que mi hermana prefirió irse con otro antes que con él?
-No puedes o no quieres?- Las dos cosas…. Pensé.
-Solo digamos que tuve que hacerlo por el bien de mi reino y mi familia. Va a decírselo a su familia? Va a matarme? Atacarán mi reino?- No, no y no, yo hice todo esto para proteger a mi reino, a mis hermanos, no puede ser que todo lo que he pasado se valla por la borda.
-tranquila, pequeña princesa… Tranquila, no voy a hacer nada de eso, siempre y cuando tu me sirvas como la esposa que serás. En todos los ámbitos-
-Como que en todos los ámbitos?- porque siento que esto es más peligroso que ser condenado a muerte…
-Ya lo veras Choi Jun Hong. Todo a su tiempo…- Y una sonrisa se formó en ese grueso par de labios, rojos e irresistibles…”Pero que mierdas estás pensando Zelo?”... Solo un milagro podrá salvarme de esta.
El resto del viaje no las pasamos en total silencio. Un horrible silencio que solo era consumido por el sonido de los cascos del caballo al andar, y los cuchicheos de uno que otro sirviente que acompañaban a Bang. Tenía miedo y eso se percibía a leguas de distancia Dios, que vida mas miserable la mía. Pero todo sea por el bien de mi hermana y mi reino, si así debía pensar si quería sobrevivir.
Cuando llegamos al reino de Seúl, pude observarlo detenidamente, si bien es cierto es mucho más grande que mi reino, no es tan bello como tal. En mi reino hay hermosos jardines con flores de distintos colores, enormes árboles frondosos y que siempre están verdes. Hay un río que atraviesa el reino y es el que divide al pueblo del castillo. Y que sinceramente es hermoso. Mientras que el reino de Seúl, bueno está lleno de casas enormes, la mayoría del mismo color café agrio que me causa depresión. Tiene pocos árboles y ni se diga de flores, en el camino que llevamos transcurrido apenas he visto una que otra fea maceta con flores de colores pálidos, combinan con el feo color de las casas y esto las hace ver más tristes.
A nuestro paso los ciudadanos de Seúl se iban juntando y haciendo venias al príncipe Bang y a mí, era extraño ya que en mi reino no hacían eso, bueno a mí al menos no me gustaba que me hicieran tanta fiesta, yo mismo les pedía que me trataran como un ciudadano más del reino, después de todo eso era yo, uno más de ellos.
No me percate cuando legamos al castillo, era muy grande, demasiado. O eso pensé pues tan solo las puertas que lo mantenían alejado del resto del reino eran enormes, por lo menos de unos 3 o 4 metros diría yo. Las puertas se abrieron y en su interior pude apreciar un castillo enorme y feo. Ok, no era feo, pero si enorme. Era gris con altos muros y lleno de ventanas con vidrios de colores algunas de ellas. Frente al castillo solo había uno que otro pequeño arbusto y algunas rosas rojas. Le daban un aura única e inigualable. En mis adentros esperaba que tuviera jardín, porque odio estar encerrado.
-llegamos- Me dijo Yong Guk mientras se baja del caballo y me toma de la cintura para poder bajarme. A lo lejos pude ver Zico, últimamente se la pasaba con ese gesto, parecía enfadado, cansado, molesto, no sé, pero no me gustaba para nada.
-Te llevare a nuestra próxima habitación. Dormirás ahí hoy. Yo dormiré en la habitación de mi hermano Jong Up.- Hermano?... yo no sabía que el príncipe Bang tenía un hermano, es mas no sabía absolutamente nada de su familia. A duras penas lo conocía a él.
-De acuerdo…- Honestamente, no sabía que decirle. A todo lo que me decía asentía sin más.
Ya era algo tarde y el príncipe Bang solo me había dejado frente a la habitación, alegando que debía informar a su madre que ya habíamos llegado. Mi nana llego minutos después informándome que ya tenía su propia habitación y que por mala suerte estaba en la planta baja mientras la mía estaba en el tercer piso del castillo, y que según era la única en esta planta. Eso último no me causo gracia ya que, todo ese piso sería para mi solo, y … este castillo parecía estar embrujado.
No cene, la verdad no tenía apetito, así que solo me duche y me puse esa pijama rosada de mi hermana. No voy a quejarme de esta, era cómoda y no tenía encajes, lo único que no me agrado fue el color rosado. Estaba a puto de acostarme cuando la puerta de mi habitación se abrió y por ella entro Bang cargando un vestido blanco, si era hermoso, y no tenía tanto adorno.
-Este será tu vestido para la boda. Mañana solo te ayudará tu nana a cambiarte. Y … Te llevara a la capilla ahí nos casaremos.
-Etto… Principe.. Bang, puedo dormir con mi nana?...
-No, por que?
-Es solo.. que no quiero dormir solo en este cuarto…-
-Tienes miedo?- Qu si tenía miedo, yo?... por favor… Esta bien, lo admito, desde pequeño le temo a esas cosas como los fantasmas, los duendes y todo ser horrible que se me cruce enfrente. Todo gracias a mi queridísimo hermano Him Chan, que no tenía otra cosa que hacer que asustarme con sus tonterías de cuentos e historias de estos seres malignos.
-Si…- asentí sientiendo como mi sangre llegaba a mis mejillas, las calentaba y teñia de rojo.
-De acuerdo, dormiré contigo- Escuche bien?, no, no quiero dormir con él, yo quiero dormir con mi nana o con Zico.
-No se moleste su alteza, yo dormiré con mi Nana o con Zico…
-Zico?, … Y tu crees, que voy a dejar a mi futura bella esposa que duerma con su examante?
-E…ex amante?... Óigame bien, Zico solo es mi amigo, y no le permito que me insulte de esa forma- Bang solo guardo silencio, dejo el vestido blanco sobre un sofá rojo, al lado de la ventana. Yo pensé que se retiraría pero muy al contrario se acercó a el closet y de este saco unas prendas blancas y grises, algo así como una pijama, y empezó a sustituirlas por las ropas que traía puestas.
-Acuéstate ya, -me dijo cuando hubo terminado de cambiarse enfrente mío sin el menor índice de pudor por su acción. Yo no pude dejar de observarlo. Su cuerpo me parecía perfecto, tostado por el sol, le daba un color único y especial, cálido a la vista, y al acto no quiero ni imaginar. Su espalda marcada por el ejercicio, sus brazos resaltando los músculos de este. Me tomo por sorpresa cuando yo aun mirándolo fijamente, me cargo y me metió a la cama, yo me sentía tan pequeño e indefenso a su lado, pero contrariamente me sentía feliz y a salvo.
Rodeo la cama y se recostó a mi lado.
-Descansa Jun Hong, mañana será un día muy largo, mi hermano Jong Up, llega de viaje, conocerás a mi madre y por sobre todo a mi hermana menor…- Hermana menor?.... También tiene una hermana…. No se por que, pero inmediatamente me acorde de Hyo Sung. estará ella bien?....