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Contrato inquebrantable por Kadrika

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Notas del fanfic:

Es el primer fanfic que comparto espero les guste :3

El joven de quince años de edad Ciel Phantomhive, quien poseía de todo, gracias a la fortuna que sus padres habían ganado con los años. Era un chico abandonado, vivía solo en un departamento, que le habían regalado en su cumpleaños y convenientemente estaba cerca de la preparatoria a la que asistía.

Ya estaba harto de vivir en la misma casa que sus padres por lo que decidió mudarse a su departamento, de todos modos no había gran diferencia en ninguno de estos lugares había alguien que lo esperara.

Ya tenía aproximadamente un mes viviendo solo y la unica atencion que recibia por parte sus padres era una llamada casual de parte del secretario de sus padre avisándoles de que el dinero para sus gastos mensuales ya estaba depositado en su cuenta, Ciel ya ni se molestaba porque sus padres no se preocuparan de siquiera llamarlo para saber cómo estaba, era normal que él fuera invisible para ellos.

Desde que se alejo de su casa se sentía mejor mas libre y sin tener que soportar el estar solo en esa fría casa. Una vida nueva, pensó al mudarse, y cada día se lo repetía, podía vivir a su manera con nuevos amigos y disfrutando su independencia y sobretodo sin tener que estar fingiendo frente a sus padres o sus amigos de estos, eso era realmente agotador.

- Buenos días joven Ciel, ¿Cómo se…?- El hombre al otro lado de la línea fue interrumpido a media pregunta por un chico que fue sacado de sus sueños.

 

-   Ronald-era el secretario de su padre un joven realmente enérgico, a veces parecía un niño pero era bastante competente y de los pocos que querían al joven ojiazul- ¿no crees que es muy temprano para llamar? - dijo Ciel arrastrando sus palabras- digo, no tendrás algo más importante que hacer que estar despertándome.

-  Lo siento Ciel- le respondía con una ligera risa, sabia como se ponía cuando estaba a medio despierto, mas tarde no recordaría exactamente que habían hablado- el señor Phantomhive me pidió que te avisara que el dinero ya estaba en tu cuenta, a por cierto creo que deberías ver tu reloj, no creo que sea tan temprano.

-  ¿Qué…? – Ciel alcanzo a ver en el reloj que estaba sobre la cómoda- ¡Qué!- solo coloco el teléfono en su lugar y aventó las cobijas del otro lado de la cama, se le había hecho bastante tarde, se vistió con lo primero que tuvo a la mano unos jeans color negro, una camisa color gris claro y una sudadera color gris, tomo sus cosas y salió corriendo de su departamento.

Después de una carrera por intentar llegar a tiempo, Ciel entro al salón de clases, todos ya estaban en sus asientos y justo detrás de él se encontraba la profesora.

-   Joven Phantomhive, no creo que quiera tomar la clase parado ¿verdad?

-  Claro que no profesora – mostrando una sonrisa y mientras trataba de mantener su respiración controlada tomo asiento.

La clase inicio con un pequeño examen sorpresa, el cual no lo era tanto ya que la profesora Maylene tenía la costumbre de aplicarles una pequeña prueba los días viernes. El joven de ojos zafiros termino la prueba en menos de 20 minutos, no era difícil, después de todo la historia del siglo XIX le era bastante interesante, la conocía perfectamente era un admirador de escritores de esta época como Oscar Wilde, le fascinaba leer sobre el reinado de Victoria I, y sobre todo encontraba gran interés en la lectura de viejas historias, reportes y archivos de esta época como el famoso caso de Jack “el destripador” o el comercio ilegal de opio. Extraños gustos, se lo habían dicho varios de sus amigos, pero para él era bastante normal.

Tomo sus cosas y salió del salón tenían que cambiar de aula pero como tenía suficiente tiempo gracias a que había terminado antes se dirigió al patio del ala norte del edificio, en aquel lugar había una maquina de cafés y tés que le fascinaban a Ciel. Compro un té negro y un pequeño pastelillo de chocolate con moras, se dirigió a una mesa y empezó a leer el libro más reciente que había conseguido en la biblioteca, “Los dioses de la muerte proclaman el juicio eterno”. Abrió el libro donde se había quedado y tomo un sorbo del té a pesar de lo mucho que le gustaba ese día tenía un sabor extraño.

Paso la pagina pero un ligero viento la regreso a su lugar, no le tomo importancia y la volvió a pasar, en ese momento sintió que le estaban observando- debo estarme sugestionando por el libro- dijo en voz baja el joven de pelo azul marino y continuo con su lectura. Termino con su pastelillo y tomo el último sorbo de té, alzó la mirada y vio una sombra oscura moverse así el edificio de arte.

Lo tomo por sorpresa pero le resto importancia nuevamente, debía ser su imaginación leer un libro de ese tipo en un lugar tan solitario podía provocar que sus pensamientos volaran creando criaturas inexistentes.

Se levantó de la mesa tomó su libro, dejando la taza y el plato que había uso hasta hace unos momentos en la mesa  y comenzó a caminar hacia su próxima clase.

-  Vaya parece que los hábitos no se cambian fácilmente, miren este desorden.

Ciel escucho a sus espaldas la voz de un hombre y se giro casi de inmediato para descubrir que no había nadie y la mesa estaba vacía. Era demasiado extraño.

Recorrió con la mirada, tratando de encontrar a alguien, pero sus esfuerzos fueron en vano.

-   En serio Ciel, como es posible que llegues tarde a la clase de Maylene, ya sabes que se pone exigente- Ciel casi salto del susto por la aparición repentina de su amigo.

-   Rayos Finny, me asustaste- le reclamaba al joven rubio que se paro delante suyo.

-    Phantomhive porque me reclamas a mí, si eres tu el que estaba perdido en las nubes, yo te estaba haciendo señas cuando llegue pero tu mirabas no se adonde.

-    Deacuerdo, lo admito estaba distraído pero es que paso algo extraño…

-  Ya deja de leer esos libros, después vas a soñar con demonios- se rieron ambos, sus comentarios siempre eran bastante disparatados- bueno ya vamos tenemos clase con Grell y si con el llegas tarde te va a poner castigo.

-  Jajaja, cierto vámonos, no quiero que me pase como a ti y me quiera vestir de mujer y utilizarme como modelo para la clases de pintura.

Ambos chicos se marcharon, mientras a lo lejos alguien los observaba, en especial gusto dirigido al joven de ojos color zafiro.

-   Vaya al fin te encuentro, Ciel…

Notas finales:

Espero sus comentarios


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