Y así transcurren las aventuras de un Uchiha intentando declararse... a su manera. Suerte, Sasuke. La necesitarás.
—Oi, usuratonkachi.
—¿Huh? ¿Qué quieres ahora, teme?
—He estado pensando en que...
—JAJA, pensando ¿en serio?
—¡Idiota, esa eso debería decirlo yo!
— Lo que tu digas, Sasuke-teme.
—Tch. Serás dobe...
—De todas formas, ¿qué querías decirme?
—Bueno, me preguntaba si naciste así de tonto o se te pegó de algún sitio.
—¡ ¿En serio era eso lo que querías decirme? !
—Hm. No realmente.
—Hoy te has levantado con el día gracioso, ¿eh Sasukin?
—... ¿Qué es lo que acabas de decir?
—Sa-su-kin~
—¿Ah, sí? Bien, pues ahora te quedas sin saber lo que tenía que decirte, usuratonkachi.
—¡Psst! No... no es como si algo viniendo de ti pudiera interesarme, de todos modos.
—Vaya, ¿en serio? Quizás debería ir a contarle a Sakura... sabía que eras demasiado dobe para escucharlo. Bien, hasta luego entonces, Naruto.
—¡E-espera, teme!
—¿Oh? ¿por casualidad no querrás oír lo que iba a decir?
—Moou, solo dilo ya, ¡dattebayo!
—Veras, no tendría problema en decírtelo pero... tus constantes “dattebayos” son tan molestos que... ¡vaya, se me han quitado las ganas!
—Se-serás....
—¿Seré que? ¿tienes algún problema, Naru-chan?
—O-oi, mejor estate callado, datteba...
—Shhhhh, calladito estás más guapo.
—¡Teme, puedes hacerme callar sin necesidad de plantarme tu dedazo en los morros!
—Ya te lo dije, Naru-chan, no me gusta esa molesta expresión. Solo deja de decirla, ¿vale?
—¿Qué, por qué? ¡No lo haré! Y no me llames Naru-chan, tú, grandísimo imbécil.
—¿Oh? Eres un compañero de grupo para nada adorable. Y yo que pensaba contártelo to-do...
—Si-si ese es el caso.... supongo que está bien.
— Bien dicho, Te lo diré entonces... acerca la oreja, usuratonkachi. Es un secreto y nadie más puede saberlo, ¿lo has entendido?
—Ehm, sí...
—Pero acércate más, idiota. Ya te he dicho que nadie puede enterarse.
—¿M-más aún? Bien...
—Sí... Así está bien.
—¡Agh! cierra la tu puñetera boca, teme. Tu aliento me hace cosquillas en el oído.
—Je. ¿De veras?
—Um, ¡sí, y es muy desagradable! Agh, venga ¿vas a contarme ese secreto o no?
—Claro... ¿preparado?
—¡Solo dilo de una maldita... ¡¡AH!!
—Ja ja ja. Naruto, eres tan inocente.
—¡¡¡Me mordiste la oreja, Sasuke-teme!!!
—Oh, vamos. No lo hice fuerte.
—¡N-no tiene que ver con eso, cabrón!
—Eh, dobe...
—¡Qué quieres!
—Estás todo rojo. Alguien podría confundirte con un tomate, ¿sabes?
—¡Ugh, eres un idiota! ¿Sabes qué? ¡Me voy! Y puedes quedarte con tu estúpido secreto, ya no me interesa.
—Espera. La verdad...
—Suéltame, idiota. Me voy.
—No, Naruto. La verdad es que no sabía como decírtelo.
—¿Huh?
—Está bien, voy a contártelo. Cierra los ojos.
—¿Por quien me tomas? ¡No voy a caer de nuevo!
—¡¡¡Solo ciérralos, dobe!!!
—¡¡¡Está bien, idiota!!!
— ...
— …
— …
— …
— …
— ...
—Ah...
—Sa-sasuke... teme... te dije que no... me volvieras a tomar el pelo.
—¿Quién te está tomando el pelo? Cállate y usa tus labios para algo útil como seguir besando, usuratonkachi.
—Huh, está bien... teme