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Encuentros... ¿Casuales? por LittlePrincess73

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Notas del fanfic:

Ohayou ~~

Este es el primer fanfic que escribí >////<

Entonces, lo siento mucho si no está bien vale??

Solo quise compartirlo porque me hacía mucha ilusión ^^

Ams por cierto, los fics que voy a subir en esta cuenta son de un blog que tengo con unas amigas, por eso si de casualidad os suena alguno, es por eso XD

Aunque solo subiré los que he escrito yo hehe

PD: y como es mi primer  fic, quiero dedicarlo a todos aquellos que se atrevan a leerlo ;P

POV. TAEMIN

Como todas las mañanas, me levanté temprano para arreglarme e ir a la universidad. Vivía bastante lejos, así que solía tomar el tren de las 7 y poco de la mañana.

De vez en cuando solía dormirme y en más de una ocasión había tenido que correr por el andén para poder subir al tren. A causa de ello, estaba seguro de que los pocos pasajeros que había a aquellas horas debían disfrutar de lo lindo con el espectáculo. Siempre es divertido anticipar si una persona logrará subir a tiempo o se quedará mirando en el andén como se marcha su tren. Pero ese día no, me había propuesto llegar con tiempo suficiente desde entonces y en adelante.

Me vestí, arreglé con cuidado mi cabello – afortunadamente, hoy no se despeinaría a causa de una carrera precipitada por llegar a tiempo – y bajé a desayunar.

Mamá ya había dejado preparado un ligero desayuno y mi almuerzo antes de volver a dormirse. Ah… Madres… siempre preocupadas por si no comemos lo suficiente.

Terminé rápidamente mi desayuno para salir con tiempo de casa y, tras ir a por mi maleta, me fui camino a la estación. Estaba realmente oscuro a esas horas todavía.

No había casi nadie cuando llegué allí, algo que me parecía realmente extraño, aunque gracias a ello pude sentarme al lado de la ventana una vez subí al vagón. Suspiré. Probablemente aquel sería otro día igualmente aburrido.

Miré mi reflejo en la ventana mientras el tren comenzaba a ponerse en funcionamiento.  Me había dejado el pelo largo, hasta los hombros, porque a mi omma le agradaba peinarlo durante los descansos entre clases, pero eso me hacía parecer demasiado femenino. ¿Debería cortarlo? Seguro Key omma se enfadaría mucho.

El paisaje a través de la ventana se hacía realmente familiar a medida que avanzaba el tren. Monótono. Creí eso hasta que lo vi. Un chico joven, alto, con buen cuerpo. Me agradaba su cabello oscuro y esos ojos grandes y saltones… que parecían estar observándome. ¿Por cuánto tiempo había estado mirando?

Creo… que ese momento cambió mi vida… él… aquél chico… sí! ¡Él fue el desgraciado que me robó el bolso!

Ah! ¿Realmente, cómo pude no darme cuenta? De un momento a otro el chico se acercó a mí, sonriendo… esa sonrisa… me pareció tan hipnótica… aarrg! ¡Ese fue el maldito problema! El cabrón me distrajo con esa sonrisa y de repente… ya no estaba, ni él, ¡ni mi maleta para ir a la universidad! ¿Cómo iba a ir allí sin nada? Libros, dinero… ¡incluso el billete!

Intenté perseguir al chico a lo largo del vagón, pero mi reacción había sido tan lenta que ya habíamos llegado a la siguiente estación y le dio tiempo de bajar en esa parada, mientras que yo me quedé dentro del tren, viendo como el chico se burlaba de mí haciendo una reverencia y sonriendo, con mi bolsa en la mano. Maldito fuese!

Afortunadamente, llevaba el móvil conmigo y pude llamar a Key hyung para que me esperase en la estación cuando llegase. Descendí realmente frustrado del tren y las incesantes preguntas de Key y su novio, Jonghyun, no ayudaban a mejorar mi humor.

-       En serio bebé, ¡¿quién es el desgraciado que se atrevió a robarte?! – gritaba exaltada mi omma camino a la facultad.

Suspiré verdaderamente agotado.

-       No lo sé omma, no le había visto nunca – hice un puchero entre enfadado y triste. ¿Cómo iba a explicarle a mi madre aquello?

-       Vamos, no te preocupes, vayamos a poner una denuncia en la hora de descanso – dijo Jonghyun hyung poniendo una mano en mi hombro y dando un ligero apretón.

El novio de Key omma era realmente confiable, algo babo según omma en algunas ocasiones, pero realmente buen chico.

Estábamos todos en grupos diferentes, así que cuando entré en mi aula tuve que buscar a algún compañero para que me prestase algunas hojas y material para copiar los apuntes de aquel día.

Casualmente, Jinki hyung se encontraba por allí ese día, algo extraño pues solía faltar bastante. Estuvimos hablando un rato antes de comenzar la clase y nos pusimos un poco al día de cómo nos había ido todo en ese corto tiempo que no nos habíamos visto. Incluso él se indignó por el hecho de que me hubiesen robado en el tren.

Estábamos comentando sobre la denuncia que iba a poner cuando entró el profesor en el aula sin que apenas nadie lo notase – es lo malo de las universidades, que ya no usan timbres o campanas para anunciar el inicio de las clases ni el fin – seguido por alguien que me resultaba vagamente familiar.

El chico estaba comentando algo con el maestro, hasta que parecieron terminar y este le indicó que fuese a ocupar un asiento.

Yo continué mirando al chico fijamente, realmente ya lo había visto antes…  caí en la cuenta en cuanto él alzó la mirada y sus ojos fueron directamente a fijarse en los míos.

-       ¡El imbécil del tren! – grité levantándome de la silla y sorprendiendo a todos los presentes.

-       Señor Lee, haga el favor de no insultar a sus compañeros y tome asiento – me reprochó el profesor.

En parte avergonzado, en parte enfadado, retomé mi asiento al lado de Jinki, mientras veía como el chico que me había robado en el tren pasaba de largo y se acomodaba en el asiento que había vacío detrás de mí. La sonrisa de autosuficiencia jamás abandonó su rostro mientras lo hacía.

 Estaba, casi literalmente, hirviendo de rabia. ¿Cómo se atrevía aquel sujeto mal nacido a aparecerse en MI aula de aquella manera, después de lo ocurrido? ¿Qué había hecho con mi mochila?

Iba a darme la vuelta para encararle cuando un brazo se extendió al lado de mi cabeza y soltó algo en mi regazo.

-       Toma nenaza, aquí tienes tu bolsa. Choi Minho, encantado.

Aquello fue la gota que colmó el vaso. Me di media vuelta para responderle a ese engreído que quién creía que era para tratar así a los demás. Me roba y luego me devuelve mis cosas como si nada. En serio, ese chico tenía un grave problema de prepotencia.

Pero, desgraciadamente, mi intento de replicarle se quedó en eso, un intento. Cuando volteé a verlo mis ojos buscaron los suyos, y en un instante, sentí como su mirada absorbía la mía. No podía dejar de verle. Esa sonrisa levemente ladeada, esos ojos… sus labios. Sí… esos labios que parecían llamarme, pedirme que hiciese cosas que nunca habían pasado con anterioridad por mi cabeza.

De repente, vi como su rostro se acercaba cada vez más al mío, por un momento, mi mente llegó a pensar que me besaría; sin embargo, acercó sus labios a mi oreja y su cálido aliento rozó mi oído cuando susurró:

-       Si lo que pretendías era presentarte, podrías empezar diciendo tu nombre, verdad Taeminnie? Eres realmente lindo, estoy seguro de que nos llevaremos bien.

Lo miré boquiabierto. Aquello último no solo me dejó sorprendido, sino que me decepcionó un tanto. Realmente, ¿estaba esperando un beso de su parte? Luego, él sabía mi nombre, ¿por qué?

En esa ocasión si iba a preguntarle, pero Jinki hyung me dio un tirón en la manga. El profesor estaba mirando en nuestra dirección y no parecía nada contento. Me senté derecho e intenté prestar atención durante la hora de clase. Tendría tiempo de hablar con ese sujeto, Choi Minho, más tarde.

En cuanto el maestro terminó de explicar y recogió sus cosas para marcharse, decidí encarar a aquel personaje que conocía mi nombre para que me explicase el motivo, pero al darme la vuelta, ya no estaba.

Eso me enfureció. ¿Acaso se estaba burlando de mí ese chico? No iba a permitirlo, bastante se había reído de mí en un solo día. Podría parecer algo afeminado, pero eso no significaba que fuese a quedarme callado y a aguantar ese tipo de actitudes conmigo.

Salí fuera del aula, dispuesto a encontrar al tal Minho, cuando lo vi. Acompañado de nada más y nada menos que de mi omma y Jonghyun.

Me acerqué a ellos realmente irritado, ¿se conocían? Debía ser eso, pues mi omma no sabía que aquel chico había sido el ladrón que me había quitado las cosas esa mañana y no podía estar regañándole por ello.

Cuando llegué a su lado, Jonghyun hyung sonrió y me indicó que me acercase. Lo hice con desconfianza.

-       Minho, te presento a Lee Taemin, del que te hablé hace unos días.

Quedé completamente parado en el sitio cuando oí salir esas palabras de boca del novio de mi omma. Estaba estático en el lugar, mientras veía como Choi Minho se daba la vuelta, sonriéndome tranquilamente, como si aquella fuese la primera vez que nos veíamos.

-       Omma, ¡él fue quien me quitó mi bolso! – hice un puchero con mi carita, viendo como Key de repente miraba con odio a Choi Minho.

-       ¡¿Tú fuiste el desalmado que le robó a mi bebé?! – gritó el mayor de nosotros acercándose peligrosamente a Minho, que le miraba con aires de suficiencia.

Jonghyun se interpuso entre ambos, agarrando por la cintura a su novio, mientras Minho daba unos pasos hacia atrás, acercándose a mí.

-       Key hyung, solo fue una broma, no fue con mala intención – se disculpó Minho.

Sin embargo, la sonrisa ladeada que adornaba su rostro dejaba ver claramente que no era una disculpa sincera. ¡Maldito estúpido! ¿Cómo se atrevía a ser tan descarado?

-       ¿Ves? Minho no lo hizo con mala fe, cálmate ¿de acuerdo? Deja que ellos solucionen este malentendido, ¿sí, amor? – esas fueron las palabras de Jonghyun mientras arrastraba a Key pasillo a través, aún resistiéndose este a dejarme con el amigo de su novio.

Miré con resentimiento la espalda de Jonghyun, que parecía estar defendiendo a su amigo. ¡Y yo que pensaba que era una buena persona! ¿Cómo podía estar tan tranquilo abandonándome con ese sujeto allí? No importaba, no me iba a quedar.

Me dispuse a girar y volver al salón de clases a recoger mis cosas para ir a dar una vuelta antes de la siguiente hora de clases, pero una mano me sujetó por la muñeca impidiéndome avanzar.

Choi Minho, él era quien estaba apretando mi brazo, llegando casi a lastimarme. Tiré con fuerza para librarme de su agarre, pero él no me soltaba, incluso aplicó algo más de fuerza, haciendo que soltase un ligero grito por el dolor que me causaba.

-       Hablemos. O vienes por las buenas, o te arrastro como hizo Jonghyun con la diva histérica que tiene por novio – susurró muy cerca de mi oído.

Su cuerpo estaba realmente cerca del mío. Notaba como su pecho entraba en contacto con mi espalda, haciendo que pequeños escalofríos la recorriesen de arriba  abajo.

No deseaba ir con él, incluso intenté zafarme de su agarre una vez más, pero la cercanía de su cuerpo con el mío hacía que no pareciese ponerle demasiado empeño en ello… me distraía sobremanera.

Minho presionó algo más mi brazo mientras tiraba de mí hacia… ¿dónde? Intentaba no ponérselo fácil, hasta que pareció cansarse de mi actitud y me dijo claramente:

-       Te cogeré en brazos si no empiezas a comportarte.

No le creí, en realidad, no podía creerle; es más, ¿cómo se atrevía a amenazarme con ese tipo de cosas? No nos conocíamos de nada, él solo era un extraño, un pequeño maleante roba bolsos que me había fijado como su objetivo y que, casualmente, conocía al puppy de mi omma.

Lo probé una vez más, rebelándome ante su amenaza, y conseguí soltarme, aunque a penas fueron unos segundos. Él se dio la vuelta y me cargó sobre su hombro, como si fuese un simple caso de patatas. Aquello era humillante.

-       Suéltame estúpida rana. No tienes ningún derecho a tratarme así. ¡Bájame inmediatamente! – exigí mientras Minho ignoraba mis gritos y pataletas y continuaba caminando – ¡Choi Minho, en cuanto ponga un solo pie en el suelo, vas a vértelas conmigo!

Eso fue lo último que dije antes de que Minho me descargase de repente y posase sus labios sobre los míos. Me sentí confundido, en shock, no esperaba aquello… sabía dulce.

Sus labios se sentían cálidos contra los míos, notaba como la electricidad pasaba a través de nosotros, del uno al otro.

Minho comenzó a mover sus labios sobre los míos, rozándolos, tentándome a abrirlos para él, urgiéndome a dejarle entrar y permitirle invadir mi interior.  Le dejé hacerlo, mientras notaba como una puerta chocaba contra mi espalda y Minho la abría, su lengua invadió mi cavidad. Nuestras lenguas luchaban, jugaban la una con la otra; nos explorábamos mutuamente.

La lengua de Minho comenzó a recorrer mi labio inferior, daba pequeños mordiscos, dejándolo enrojecido. Quería más. Agarré con mi mano derecha su cabello, tirando y acercando su boca de regreso a la mía. Necesitaba más de eso, no me importaba que fuese en aquel lugar.

Mi espalda se apoyó de nuevo contra una superficie dura y fría, mientras delineaba los labios de Minho con mi lengua. Sus manos recorrían mi cuerpo. Notaba como se introducían lentamente por debajo de mi camiseta, acariciando mi estómago, mi cintura.  Más, solo podía pensar en eso.

Minho pegó su cuerpo al mío, el contraste entre la fría superficie a mi espalda y su torso contra el mío me encendía. Él tomó el control de aquel beso, profundizándolo. Su lengua se movía sin piedad en mi cavidad, explorándola entera, sin dejar un solo rincón, buscando que mi lengua respondiese de igual manera, que se sometiese a él.

No pude negarme, notaba cómo se me hacía difícil respirar. Nuestros alientos se entremezclaban hasta que nos separamos, en busca de algo de aire. Ambas respiraciones estaban exaltadas.

Bajé mi mano, soltando su cabello y acariciando su cuello. Su pulso latía acelerado, igual que el mío. Sus ojos… sus ojos estaban oscurecidos por el deseo, por el anhelo salvaje de poseerme. Él deseaba más, podía verlo, pero… antes…

-       ¿Por qué? – le pregunté en un susurro, a la par que me acercaba para lamer el lóbulo de su oreja izquierda.

Un ligero escalofrío recorrió su cuerpo. Volví a hacerlo, esperando su respuesta.

-       Contesta, o no lo haré de nuevo, me iré – susurré otra vez, metiendo mi mano bajo su camiseta negra. Cesé el movimiento en su cadera, esperando pacientemente.

Finalmente, apenas unos segundos después, Minho suspiró.

-       Jonghyun hyung me habló de ti – contestó Minho, agarrando mi mentón para volver a depositar un beso en mis labios.

Continuó recorriendo mi rostro, desde la comisura de los labios, pasando por el mentón, hasta mi cuello, mientras seguía hablando.

-        Te vi en el tren, pensé que sería divertido ver tu cara enojada, pero – hizo una pausa, lamiendo lentamente mi lóbulo de la oreja antes de dar un suave mordisco. Solté un suave gemido en respuesta – creo que prefiero verte así.

Quise replicar a eso, pero sus labios se habían apoderado de nuevo de los míos, impidiéndome pensar de nuevo. Sus manos reanudaron su recorrido por mi torso, llegando hasta mis pezones rosados ya erectos, reclamando su atención.

Suaves gemidos escapaban de mis labios cada vez que Minho apretaba, tironeaba o jugaba con ellos, gemidos que eran absorbidos por los labios de hyung.

De un momento a otro, me encontré con la boca de Minho descendiendo por mi cuello, besando un camino imaginario que había trazado, hasta llegar a uno de mis pezones. Mi camiseta había desaparecido.

De pronto, su lengua comenzó a juguetear con mi pezón derecho, mientras daba ligeros tirones al izquierdo con sus dedos índice y pulgar. Pequeños gemidos escapaban a través de mis labios entreabiertos sin poder evitarlo.

-       Min… Minho… ah – jadeé, intentando llamar su atención.

Su mano se posó suavemente sobre el bulto que había crecido en mis pantalones. Notaba sus caricias arriba y abajo por encima de la tela del pantalón. Se me estaba nublando el conocimiento.

Entonces, su mano aprisionó mi erección a través de la tela, haciéndome soltar un gemido más fuerte que los anteriores. En ningún momento había dejado de torturar mis rosados pezones.

Con gran fuerza de voluntad, agarré del pelo a Minho y le hice volver de nuevo a mis labios. Planté un beso en los suyos antes de separarme de él. 

-       Yo… también quiero hacerte disfrutar – le dije, mirándole fijamente a los ojos. Esos ojos que ardían de deseo y lujuria por mí.

Bajé lentamente por su cuerpo, recorriendo con mis manos cada centímetro de él. Me deshice de su camiseta, la cual llevaba puesta aun, antes de comenzar a besar su cuello. Descendía lentamente por su clavícula, besándola, dando pequeñas mordidas a su cuerpo que dejarían marca.

Junté más nuestros cuerpos, hasta que nuestras erecciones se tocaban, comenzando un ligero vaivén con las caderas que producía una ligera fricción entre nuestros miembros, lo cual hacía soltar excitantes gemidos a Minho. Quería oírle más.

Con mis labios, me hice con uno de sus pezones, que reclamaban mi atención desde hacía rato. Succionaba, mordía y rodeaba con mi lengua, escuchando los entrecortados suspiros y jadeos de Minho.

Mi mano comenzó a juguetear con el otro pezón, dándole tirones, como él había hecho conmigo, apretando, sin dejar nunca de mover mi pelvis, aumentando un poco el ritmo, generando más roce entre nosotros, más placer.

Dejé a un lado el pecho de Minho, apoderándome otra vez de sus labios y bajando la mano que antes estaba ocupada con su pezón hasta la cinturilla de sus pantalones. Los desabroché rápidamente y agarré su erección a la vez que mordía con suavidad el lóbulo de su oreja.

-       Ahora viene lo mejor – susurré muy cerca de su oído.

Volvía a descender por su cuerpo, llevándome sus pantalones y ropa interior con ello. Acaricié sus piernas, pasando mis manos por el interior, de sus muslos, antes de llegar a mi objetivo.

Sin cuidado alguno, cogí su erección y comencé a besar su punta, mientras oía como Minho exhalaba con fuerza. Repartí pequeños besos a lo largo de su miembro, humedeciéndolo sin prisa, disfrutando de él. Lo introduje de golpe en mi boca, iniciando una serie de movimientos con la lengua que hacían jadear a Minho, aunque trataba de contener sus propios gemidos.

Estaba totalmente erecto cuando comencé a introducirlo repetidamente en mi boca de forma lenta, torturándole, esperando que suplicase por más. Con mi mano libre, sostuve sus testículos, apretando y tirando de ellos, sin detener mi movimiento en su miembro.

-       Tae… más… ra-rápido – dijo finalmente Minho entre gemidos.

Pero no era suficiente. Di una mordida a su erección, queriendo indicarle que no lo haría.

-       Joder – bufó Minho, agarrando mi cabello de repente, imponiendo el ritmo que él quería.

Rápido, duro, profundo… estaba provocándome arcadas con su rudeza, pero continué con su ritmo, acariciando sus muslos, succionando con mis mejillas para presionar más su miembro, causándole más placer y roncos gemidos. Solo se oían sus gemidos en aquella sala, algo erótico para mí; pero no quería que terminase en mi boca.

Le mordí el miembro lo suficientemente fuerte para que me soltase, pero sin llegar a hacerle daño. Besé ese punto antes de alzarme y succionar su labio inferior.

-       Te quiero dentro, quiero que termines en mi interior – susurré sobre sus labios, sin apartar mis ojos de los suyos, pudiendo comprobar cómo el brillo en ellos aumentaba aún más.

Deseché mis propios pantalones bajo la atenta mirada de Minho. Su mano comenzó a acariciar mi cuerpo, mi espalda, enviando pequeñas descargar a recorrer mi cuerpo. Estaba anticipando lo que se acercaba.

Minho me acostó en el suelo, sobre la ropa que habíamos ido dejando por ahí. Estaba frío, pero no me importaba.

Sus labios se apoderaron de los míos mientras su cuerpo se posicionaba sobre el mío. Se separó de mí y me acercó tres de sus dedos a los labios para que los lamiese. Uno a uno, los introduje en mi boca, recorriéndolos con la lengua bajo la atenta mirada de Minho. 

Cuando los hube humedecido lo suficiente, los retiró de ahí, aproximándolos a mi entrada. Metió el primero sin previo aviso, sorprendiéndome. Se sentí incómodo.

Volvió a apoderarse de mis labios, su lengua comenzó a jugar con la mía, intentando distraerme de la invasión del segundo dedo en mi entrada. Era molesto. Entonces, comenzó a moverlos en mi interior, abriéndolos y cerrándolos, imitando pequeñas embestidas, hasta que notó que me iba relajando. Empezaba a gustarme aquello, suaves gemidos intentando salir de entre mis labios eran atrapados por la boca de Minho sobre la mía.

Introdujo el tercer dedo y una mueva de dolor se formó en mi rostro, aunque no tardó en ser sustituida por una de placer. Tras unas cuentas penetraciones más que arrancaron algunos gemidos de mí, Minho quitó los dedos de mi interior, haciéndome sentir algo vacío y molesto.

Se posicionó entre mis piernas y dirigió su miembro hacía mi entrada, lentamente, sin prisa, como esperando mi permiso.

-       Minho… hazlo ya – me revolví bajo suyo impaciente, acercándolo más a mí.

Después de posar suavemente sus labios sobre los míos, comenzó a introducirse en mi interior.

El dolor que sentí a medida que se iba abriendo paso en mi interior provocó que arañase la espalda de Minho mientras un par de lágrimas resbalaban por mis ojos.

-       Duele… mucho – le dije a Minho.

Esto hizo que se detuviese. Podía ver que no quería lastimarme más.

Pensé que saldría de mi interior, en cambio, se apoderó de mi boca, invadiéndola salvajemente, incitándome a responderle, haciendo que casi pudiese olvidar el dolor provocado por su intromisión. Empezaba a acostumbrarme a su tamaño cuando le sentí moverse más profundo, avanzando en mi interior de nuevo. Intentaba distraerme de ello nuevamente asaltando mi cavidad con su lengua.

Una vez dentro, esperó a que me acostumbrase a su miembro antes de comenzar a embestirme con suavidad y lentitud. Los gemidos que al principio eran de dolor dieron paso a unos de placer.

Únicamente se escuchaban nuestros jadeos, el golpe de nuestros cuerpos con cada nueva embestida de Minho.

-       Min-Minho… más… más rápido – le urgí, deseando que aumentase la velocidad.

Inmediatamente, comenzó a penetrarme más rápido, llegando con cada estocada más profundo en mi interior, hasta que tocó ese punto dentro de mí que me arrancó un gemido aún más alto que los demás.

-       Ahí… más… - jadeé.

Las nuevas embestidas de Minho iban dirigidas a ese punto que me enloquecía. Continuó aumentando la velocidad de sus movimientos, provocando que palabras incongruentes saliesen de entre mis labios, mezcladas con su nombre.

A medida que me acercaba al final, notaba como la respiración de Minho se iba acelerando, así como sus penetraciones. Le oía gemir mi nombre constantemente, entremezclado con más palabras sin sentido.

-       Tae voy… voy a terminar… ya – medio exhaló Minho, acelerando un poco más el ritmo.

Empezó a acariciar mi olvidada erección a la misma velocidad que sus embestidas, hasta que una de ellas alcanzó de lleno ese punto, haciéndome estallar y gemir sonoramente su nombre, mientras terminaba en su mano.

Mis paredes apretaron el miembro de Minho, haciéndole terminar en mi interior con un fuerte gemido. Notaba como su líquido llenaba mi entrada.

-       Dios Tae… - murmuró Minho, desplomándose a mi lado después de salir en mi interior, acto que nos provocó un suave jadeo a ambos.

Estuvimos tumbados uno junto al otro sin hablar un rato. Recosté mi cabeza sobre su pecho mientras él rodeaba mi cintura con su brazo izquierdo. Suspiré.

-       Esto no significa que te haya perdonado por robarme esta mañana – le dije, sin alzar la cabeza, de repente sintiéndome avergonzado por lo que había ocurrido.

-       Entonces, ¿qué ha sido esto? – preguntó Minho con una sonrisa ladeada en el rostro, alzando mi mentón con su mano libre.

Estaba muerto de la vergüenza a esas alturas, aquello no debería haber pasado.

-       Yo… yo… es hora de clase – susurré, levantándome apresuradamente y recogiendo mi ropa para volver a ponérmela.

Minho también comenzó a vestirse en silencio. Ah… realmente, ¿cómo había pasado eso? Iba a salir de aquel lugar, pero él me detuvo agarrándome del brazo.

-       Minnie… realmente quería conocerte – susurró, mirándome a los ojos.

Aquellas palabras me hicieron bajar la mirada a la vez que me sonrojaba.

-       Babo… - susurré en respuesta antes de salir de allí, aún colorado hasta las orejas.

Caminábamos por el pasillo de vuelva al aula. Ya había comenzado la última clase y aquella era la última que tenía ese día, justo con el profesor al que no le gustaba que le interrumpiesen una vez ya había dado inicio con la lección; así que decidí irme a casa, sería lo mejor.

Minho seguía tras de mí. Cogió mi mano sin avisar, entrelazando sus dedos con los míos fuertemente, haciéndome sonrojar aún más.

-       Te acompaño a casa. También vendré contigo en las mañanas… ahora y siempre – me dijo, tirando de mí hacia la salida.

-       Bien… - murmuré, totalmente colorado - ¿sabes? Si Key omma se entera, te matará – susurré, apretando su mano.

-       ¿La diva de Jonghyun hyung? Lo supongo – sonrió pícaramente Minho, recordando al novio de su amigo – Lo mejor sería no contarle la historia entera… a menos que quieras – se burló.

-       Babo – sonreí sonrojado, golpeando su hombro suavemente con mi mano libre, caminando hacia la estación.

 

Notas finales:

Y bien??

Muy horrible??

Lo siento si está mal >//////< fue mi primer intento y aún no tenía muy claro cómo hacerlo jajaja

Pero me gustaba esta parejita y solo se me ocurrió algo así...

Acepto críticas constructivas, y incluso lanzamiento de frutas (pero blanditas! cosas como sandías están prohibidas, que duelen XD). 

PD: si a alguien le interesa leer otros fics, le puedo pasar mi blog ^^ o bien que me siga en el twitter del blog que puse en mi perfil hehe

Iré subiendo lentamente lo que tengo allí aquí ^^

Gracias por leer ;P


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