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Te necesito. por K BL

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Notas del fanfic:

Regalo para todas mis lectoras, espero que les guste.

Nunca habia puesto un One-Shot KaiSoo así que e.e

Amenlo, denle amor y disfrutenlo.

 

KyungSoo es un joven admirable aunque poco y nada haya que admirar. Pues esconde sus problemas bajo la cama, tiene tanto miedo a mirar en su armario, porque dentro de este están todos sus temores.

Entonces un día sin querer ya está revisando lo que hay dentro de este mueble, sacando de su cajón de al final, ese que nunca abre. Lo que encontró le hiso soltar un jadeo, las piernas le comenzaron a fallar, su cuerpo tembló más no de frio, sino de miedo.

Su vista se posó en una pequeña caja de cristal, mirándola con terror. Ahí estaban todos sus recuerdos, temores, pasado, escondidos en la parte más obscura de este mueble, resguardados de su frágil y sublime ser.

Aunque sabía que dolería, aun así tomo la pequeña caja, sosteniéndola con sus manos, sintiendo el frio de textura y el cristal helado. Quería huir, pero no podía, sus piernas no se movían, su cuerpo no reaccionaba, su mente le decía que ya era hora de afrontar sus problemas.

Entonces con cuidado abrió la pequeña cajita de cristal, su corazón se detuvo en cuando vio lo que había dentro. A pesar de que ya lo sabía con exactitud. Los ojos le picaron, ardían a mares, su pecho dolía y sentía que las lágrimas querían salir.

Ahí dentro de la pequeña cajita de cristal estaba una foto de él, de su padre, aquel hombre que conoció poco y nada. De aquel que tanto daño le hace.

Sus ojos se aguaron cuando reconoció el momento, se trataba de una visita al zoológico; una foto donde su padre le abrazaba y sonreía abiertamente al igual que él. La primera lagrima rodo cuando recordó las llamadas, los mensajes, la distancia y el tiempo. Todo en su vida parecía un abismo, su cuerpo se sentía débil, su alma le calaba.

La sola idea de existir era dolorosa…

Sin darse cuenta en que momento paso, ya sostenía la cajita con una sola mano, mientras que con la otra revisaba las fotos, aquellos recuerdos que tenía resguardados y bajo llave, donde nadie pudiera verlos.

El sonar del cristal impactar contra el suelo fue lo único que se escuchó en ese momento, la cajita hecha trizas sobre el suelo y sus ojos dejando salir libremente las lágrimas. Una foto de su padre sosteniéndolo en brazos, mientras su madre sonreía al fondo de la imagen sosteniendo a sus hermanos en brazos.

Corrió con pánico, salió de su habitación y cerró la puerta tras él. Subió a la azotea y mirando al cielo dejo sus lágrimas correr con libertad. Necesitaba a alguien que le comprendiera, necesitaba un beso en la frente, un abrazo, un “No te preocupes todo está bien” o un “Ya paso, ya nada malo pasara”, pero ninguna de esas cosas llegaba.

Su ser estaba solo y a pesar de que tuviera miles de personas a su alrededor, ninguna llegaba a satisfacer sus necesidades, solo llegaban y parecían comprenderlo… pero él sabía que no era así, su cuerpo entero temblaba mientras sollozaba mordiéndose el labio para no emitir sonido alguno, para que nadie le viera de esa manera.

Entonces sin siquiera pensar lo que hacía fue a su habitación, recogió los cristales y los tiro a la basura, guardo las fotografías donde estaban y con cuidado cerro aquel cajo, del cual antes de hacer eso, consiguió una cuchilla de acero inoxidable.

Una vez su habitación limpia fue a bañarse. Una vez listo con su pijama, se sentó al borde se su cama y sostuvo la navaja. Observo la cuchilla con atención y detenimiento, su vieja amiga y compañera… la soledad no era buena consejera, pero ella siempre estaba ahí, quizás por eso necesitaba rendirle un tributo como cuando era un crio.

Su tobillo derecho estaba elevado sobre su rodilla izquierda, dejando expuesta la zona sensible y con varias terminaciones nerviosas a la altura de su talón, pero su objetivo era su tobillo, ahí con cuidado paso la cuchilla e hiso el primer corte, una superficial y poco profunda marca que pronto comenzó a arder y emanar sangre de esta, segundos después ya había más en esa zona, alrededor de unas 4, después en el otro tobillo. Cuando hubo estado satisfecho y creyó quera suficiente limpio la cuchilla con alcohol, guardando la navaja en donde estaba.

Limpio la zona flagelada y después se fue a dormir, de nueva cuenta la soledad le acompaño, las pesadillas le arrullaron y sus almohada quedo bañada en lágrimas, como todas las noches que sentía aquel vacío y soledad apoderarse de su existencia.

A la mañana siguiente de nuevo era el dulce KyungSoo que todos conocían, como si nada hubiera pasado, asistió al colegio como todos los días.

Quizás no lo notara o pretendiera no hacerlo, pero su mejor amigo estaba preocupado, cada día lo notaba más distante, su manera extraña al caminar, como si estuviera lastimado.

Pero JongIn no quería sacar conclusiones, quería que KyungSoo confiara en él, por eso prefería no molestarlo, no por el momento.

Los días transcurrían y se la pasaban riendo y jugando, para Soo la vida era solo la manera de tortura, solo la forma de demostrarle lo que es sufrir y ser dañado momento a momento, pero para JongIn o Kai como le decían sus amigos, la vida era maravillosa y placentera, solo había que saber sobre llevar sus momento de amargura.

Sus días juntos eran envidiables, cualquiera pensaría que son pareja, pero no es así; KyungSoo se la pasa de aventura en aventura, llevando su vida al máximo, divirtiéndose con extranjeros y llorando cuando lo lastimaban más de lo que ya estaba.

Esa era la mayor razón para el acomplejamiento entre él y sus amigos, pero en especial con JongIn, pues el menor le gritaba, reclamándole por dejarse usar de aquella manera tan vil, tan asquerosa, pisoteando su existencia.

Pues JongIn estaba enamorado del mayor y le dolía verlo destruirse así mismo sin poder hacer algo para evitarlo.

Aunque KyungSoo no lo quisiera admitir, él sabía que está enamorado de su mejor amigo, por eso intenta alejarse de él, pero no puede, porque lo necesita más que a sí mismo, más que a respirar, el agua y al latir de su corazón, JongIn es más necesario que todo eso y más, mucho más indispensable que cualquiera y cualquier objeto. Él sabe que cambiaría todo lo que tiene y daría hasta su vida por un momento con el menor, por un beso, una caricia, una sonrisa y un te quiero… pero no se permitiría perderlo o lastimarlo.

Lo que él no se da cuenta es que ya lo está haciendo, porque alejarlo no es la mejor manera de protegerlo.

Un día de esos muchos en los que KyungSoo sale con algún extranjero, siempre tan parecidos pero diferentes a la vez de JongIn, sintió a su cerebro colapsar. Porque ellos conocían que el corazón es un órgano bofo que bombea sangre, que los sentimientos están albergados en su órgano más importante, el cerebro.

Esa noche llego llorando a casa, en donde JongIn estaba esperándolo para saber que estaba bien. El ver al menor sentado en su casa esperarle le destrozo el corazón, no había nadie en casa, solo ellos dos, se suponía que podría estar solo como cada que se daba un acoston con algún extraño, pero no fue así, ahora ahí estaba JongIn para él, con los brazos abiertos y una sonrisa suave, pero genuina.

Estaba en estado de shock, su cuerpo tembló, los tobillos le punzaron y los ojos comenzaron a picar, acumulando lágrimas. La primera y traicionera gota de agua descendió por su mejilla, mordió su labio inferior, encajo sus uñas sobre las palmas de sus manos, tenso su cuerpo por completo cuando sintió los brazos de JongIn rodearle; no se supone que debe ser así…

La impotencia lo invade y el miedo se apodera de su cuerpo, pero no puede contra la situación, la vida por primera vez parece darle un premio, porque ese abrazo, ese beso en la frente que acompañados con un “No llores, ya paso, ahora todo está bien”, simplemente no pudo y comenzó a llorar, dejándose llevar por la calidez del cuerpo del menor, aferrándose a aquellas palabras, a aquel beso y abrazo…

JongIn sostenía a KyungSoo entre sus brazos, sintiendo su leve temblor y sollozar, sin mencionar de sus uñas clavadas sobre la tela que cubre su espalda.

Entonces las cosas se tornaron un poco irreales, para el menor esto quizás era más doloroso que para el mismo Soo, pero que hacerle, no había forma de atarlo para que no hiciera nada estúpido o que le dañara. No había forma de detenerlo, pero hoy la encontró. Lentamente y con cuidado beso los labios esponjosos y húmedos del mayor, logrando que dejara de dañarlos, de maltratarlos con sus blancos dientes.

Con cariño acaricio su espalda y beso sus labios, mientras el otro estaba en shock, completamente perdido en la imposibilidad y falsedad del momento, aquello no debería estar pasando. No cuando se acaba de acostar con alguien que cumpliera por lo menos con un rasgo del menor, ya fuera físico o moral.

Poco a poco KyungSoo se dejó llevar por la sensación de calidez, de amor y protección que le brindaba JongIn, pero aunque tuviera miedo a lo que pasara después no protesto y le siguió la corriente al menor.

Sin darse cuenta de en qué momento sucedió, ya estaban en el sillón de la sala del mayor, este con JongIn sobre su cuerpo, acariciándolo con cuidado y besando sus labios con amor, cuidado tratándolo como si fuera la persona más frágil de este mundo. Quizás así era…

Nada parecía real, incluso ambos se atrevieron a creer que estaban alusinando, pero su ensoñación y paraíso les trajo a la realidad, cuando JongIn retiro el pantalón de KyungSoo, encontrándose con aquellas contusiones y cicatrices en sus tobillos del mayor, sintiendo que el alma se le escapaba.

En qué momento paso aquello, como no se había dado cuenta antes, mientras se recriminaba a sí mismo, dejo de moverse, detuvo todo movimiento y observo con ira al mayor. Lo tomo de las manos y le hiso que lo mirara a los ojos.

-¿Desde cuándo?- pregunto en un grito, sintiendo la furia recorrer sus venas. Era un imbécil por no haberse dado cuenta.

-Desde cuando que.- inquirió el mayor sin comprender, aun no notaba su desnudes o lo expuesta que estaba su piel llena de marcas rojas, junto con aquellas claras cicatrices de autoflagelación.

-No te hagas el que no sabe.- dijo mientras apuntaba a sus tobillos, entonces el mayor cayo en cuenta, ahora entendía su repentino comportamiento.

-Eso es algo que a ti no te importa.- decreto mientras se colocaba el pantalón, dando por terminado todo, ahora sí podía morir o dejar de existir. JongIn se había enterado que se lastimaba, que se rebajaba a cortar su propia piel para crearse dolor y una forma de escape.

-Claro que me importa, como no me iba a importar si eres mi mejor amigo.- grito el menor desesperado y lleno de ira. Tanto que no noto su error, KyungSoo reacciono a la palabra amigo y se encogió en su lugar, sintiendo su cuerpo helarse de repente.

-Lárgate.- pronuncio fríamente KyungSoo mientras se colocaba la playera, su rostro de nueva cuenta empapado en silenciosas y mortales lagrimas…

-No me pienso ir.- decreto JongIn mientras intentaba voltear al mayor, pero este le ignoro, dándole manotazos cada que lo tocaba.

-¡¡Que te largues!!- grito, sintiendo como su voz se quebraba en algún punto de la oración, el menor le abrazo por la cintura desde atrás, pero el otro se zafo de sus agarre y le grito múltiples veces que se fuera.

Es que acaso el menor no entendía que él no quería ser solo su amigo, él quería algo más allá de una amistad… él lo amaba, tanto que dolía.

Sin decir nada, JongIn se puso en pie, alejándose del cuerpo del mayor, comenzando a dirigirse a la puerta, cuando sintió una mano rodearle la muñeca, mientras alguien se pegaba a su espalda, alguien que conocía muy bien.

- No te vallas, quédate, te necesito.- susurro KyungSoo mientras soltaba su llanto contra la camisa de JongIn.

El menor sintió su cuerpo debilitarse. Sabía que era un estúpido y que se arrepentiría por hacer eso, pero se quedó, se mantuvo ahí a su lado, abrazándolo, consolándolo y velando su sueño, viéndolo tan frágil y vulnerable entre sus brazos, entonces se atrevió a susurrar sus sentimientos antes de caer rendido, sin darse cuenta de que el otro le había escuchado…

-Te amo KyungSoo, más de lo que debería.-

Entonces el mayor sintió su corazón llenarse de calor y sin pensarlo, abrazo al menor, besando sus labios, despertándolo en el proceso, para aquello sonrió de manera genuina y dulce, mostrando su belleza que tanto apreciaba y admiraba JongIn.

-Yo también te amo JongIn, más de lo que creí que podría.- confeso con un leve sonrojo en sus mejillas y después se abrazó al menor que estaba en shock, esperando que aquello no fuera un sueño y unos labios sobre los suyos, besándole con cariño le indicaron esto.

KyungSoo sabía que necesitaba de JongIn, mientras que la menor sabía que necesitaba del mayor… ambos se necesitaban el uno al otro.

Entonces después de aquella noche decidieron iniciar una relación, bajo la condición de que KyungSoo dejaría de dañarse y salir con cualquiera, pasando así a tener una relación formal. Pero ya era formal, porque siempre estaban buscando justificarse cuando creían que dañaban al otro, porque aunque no lo dijeran, todo mundo sabía que estaban enamorados el uno del otro y que se necesitaban para coexistir…

Notas finales:

Espero que les guste, porque creo que estuvo muy emotivo...

Ya saben que les amo y sin ustedes no soy nada, pero lo repito.

Lamento haber subido la versión corta de Reabasando los limites de la amistad, pero era necesario.

Estare esperando aunque sea un comentario, para saber si les gusto. Pero en caso de no obtenerlo prometo esforzarme más por ustedes.

Les amo, hasta luego.

 

A la noche actualiza Stive por mi los fics, así que atentos c:


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