El cuervo mira hacia el cielo, recordando su juramento en sangre a la luna, rememorando el pasado, recordando a aquel niño pequeño que lo invoco y ordeno serle fiel, jamas mentirle y principalmente jamas abandonarle ni traicionarle.
" Si es su deseo, te seguiré a todas partes,
incluso si su trono se desmorona, y su corona brillante cae en la corrosión,
incluso si los cuerpos se amontonan sin cesar, por encima de los cadáveres en un pila sin fondo
a tu lado mientras se descansa suavemente hacia abajo, yo estaré para ti
hasta que yo escuche las palabras "jaque mate"! "
Recordó que esa alma, aquella alma deliciosa perfecta, tan pura y contaminada a la vez, un alma sin igual, codiciada por todos, esa que condimento año tras año y que juro devorar, misma que le fue arrebatada en un juego sucio, no había a quien culpar, el no creía en su creador, "¿un castigo por seguir el camino de las tinieblas y el pecado?"
Estoy a punto de emprender un viaje
con rumbo hacia lo desconocido
no se si algún día vuelva a verte
no es fácil aceptar haber perdido.
Desde que Erl Ciel Phantomhive se convirtió en demonio, las cosas cambiaron para Sebastian, y no del todo bien, el problema no era no poder devorar el alma del conde, después de todo, ahora estarían juntos para la eternidad de forma distinta, o eso es lo que Sebastian pensó.
Sebastian recordó su juramento y con nostalgia aquel nombre que acepto con gusto "Sebastian Michaelis", fue fiel cual perro y como a esos seres que odiaba, fue reemplazado.
Por mas que suplique no me abandones
dijiste no soy yo es el destino
y entonces entendí que aunque te amaba
tenia que elegir otro camino.
Con el paso de los años, Ciel ha aprendido a ser un demonio, ya no es un niño indefenso no necesita más de los cuidados de su mayordomo, ni el cariño de su amante, su primer contrato y surge un nuevo interés por devorar un alma bien sazonada, esas son las mejores, eso se lo enseño bien Sebastian Michaelis; después de todo, debe servir fielmente a su contratista.
Ciel nunca fue alguien de muchos sentimientos, eso nunca le dejo nada bueno, deseaba a Sebastian, pero ¿lo amaba?, si, así debió ser, si no, ¿porque permanecía a su lado?.
Las palabras del joven demonio a resuenan en la memoria del demonio, esas palabras que le hicieron sentirse seguro frente al nuevo contratista de su bocchan.
-Yo seré tu siervo, pero aquel demonio que me acompaña "Sebastian,", el es mio y de nadie más, solo yo puedo ordenarle, el siempre debe estar a mi lado, no puedes tocarlo- las reglas del contrato han sido estipuladas, pero se las llevo el viento como a una hoja de papel.
De que me sirve la vida
si no la vivo contigo
de que me sirve la esperanza
si es lo ultimo que muere
y sin ti ya la he perdido.
En un principio, como un mortal, Sebastian tenia que compartir a su bocchan con su prometida Elizabeth, eso no le preocupaba, después de todo eran unos niños, nadie podría arrebatarle a su amo, pero ahora, como un demonio completo y maduro Ciel era libre, y como todo ser del infierno, no sentía amor, "el demonio perfecto".
De que me sirve la vida
si eres lo que yo pido,
voy detrás de tu ternura
pero no me queda duda
que me dejas sin tus besos.
Más le valía la muerte al mayordomo demonio que la eternidad sin el amor de su bocchan, más contratos y más almas por devorar y otras para amar, al menos en el caso de Ciel, Sebastian no podía realizar nuevos contratos, estaba atado a Ciel, a su amo que ya no le amaba.
Escucha bien amor lo que te digo
pues creo no habrá otra ocasión
para decirte que no me arrepiento
de haberte entregado el corazón.
Sebastian era vulnerable a su amo, aunque quisiera odiarlo no podía, su corazón le pertenecería por siempre y no solo por el contrato, este niño había robado el negro corazón del diablo, le amaría y seguiría por la eternidad, aun aunque solo fuera para servirle como esclavo, esperando el momento de escuchar su nombre en una orden y hacer el "jaque mate"
De que me sirve la vida
si eres lo que yo pido,
voy detrás de tu ternura
pero no me queda duda
que me dejas sin tus besos.
Y sin ti ya la he perdido...