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Coffe Shop por ritsuka10

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Notas del capitulo:

El look que tienen es el mismo que el MV de 1004 :D  inspirado en la cancion de With you (First Sensibility)

Tres años después club Warrior


La música retumban por el club más conocido de Corea la fila para ingresar era enorme, las personas morían por bailar en el lugar más chic del país, una cabellera plateada sobresalía en la pista de baile ya que sus movimientos de cadera estaban acabando a los presentes, los aplausos se acumularon cuando termino su presentación, se dirigió a su mesa en medio de felicitaciones, le dio un sorbo a la copa que antes le habían ofrecido, en su rostro una enorme sonrisa no parecía desaparecer de repente un pelinegro salto a su espalda, despeinando su cabello.


—Hyung deja de hacer eso. —Hablo formando un puchero en sus labios girándose hacia el mayor. —Pensé que irías por HimChan.


—No mande a un amigo a recogerlo. —Hablo el mayor tomando la copa de su hermano menor. —No puedo creer que ya tengas  edad para beber, como pasan los años tan rápido.


Los presentes soltaron una carcajada los dos jóvenes brindaron a mitad del gran tumulto, Zelo había regresado después de terminar su carrera en EUA, comenzaría a trabajar en un museo de Corea el próximo año, por fin se había decidido a estudiar valuador de arte, le fascinaba la pintura surrealista, le agradaba imaginar que solo una imagen podría decirte tantas cosas del autor pero claro nunca olvido su amor a la música, al regresar también se hizo cargo del club que unos años antes Bang se la había heredado.


—YoungJae te vez muy guapo con ese look. —Interrumpió un castaño que iba abrazado por la espalda por su prometido. —Tantos años han pasado y tú sigues igual de hermoso.


—Mira quien lo dice, espero no hayas contratado fotógrafo para tu boda. —Contesto el mencionado abrazando a uno de sus mejores amigos. —Moría por volverlos a ver.


—Nosotros también. —La voz de DongWoo se logró escuchar al fondo, el pelinegro levanto la mirada observando como Infinite hacia acto de presencia. —¿Podemos abrazarte?


Los chicos corrieron a rodear al pelinegro quien acaba de llegar de su último viaje de África, el recién llegado recibió afectuosamente los saludos pero su mirada buscaba desesperadamente el rostro el que tanto deseaba encontrar, seis años sin verlo, 2190 días sin tocarlo, se había hartado de la soledad, del mundo, ahora solo buscaba esos brazos que tanto añoro, sus ojos se pusieron vidriosos al notar que no estaba ahí, un nudo se formó en su garganta ¿Fue demasiada la espera? ¿Lo olvido?, unos brazos lo rodearon, Hoya le coloco unas llaves en sus manos.


—Te lleva esperando mucho tiempo así que ve con él. —Susurro al oído del pelinegro. — Suerte.


YoungJae sujeto las llaves para escabullirse entre el mar de personas a lo lejos escucho la voz de su hermano llamándolo pero no se detuvo, no quería hacerlo esperar más tiempo, era momento de regresar al lugar que siempre perteneció, llego al estacionamiento topándose con ese auto en el cual tantas veces se subió, arranco presionando el acelerados con potencia. JunHong llegaba a la entrada del lugar observando como a lo lejos un vehículo se alejaba, una sonrisa se formó en sus labios fue entonces que observo su reloj camino en dirección a la oficina donde un joven lo esperaba.


—¿Estás seguro en quererme dejar el club? —Cuestiono Hoon poniéndose de pie. —Apenas acabas de tomar control del sitio.


—Lo hiciste muy bien el tiempo que estuve en EUA y creo que eres el indicado. —Contesto el grisáceo sacando una maleta detrás de su escritorio. —Me iré de viaje una última vez y no estoy seguro cuanto tiempo me tarde regresar, un año, 10 años o toda la vida.


El líder de U Kiss extendió su mano para sellar el trato, no quiso preguntarle nada, no tenía ni la mínima idea que pasaba en la cabeza de ese joven lo miro desaparecer detrás de la puerta después se asomó por la ventana, no se despedía de nadie, solo desaparecía en la noche, el cumpleañero huía de su propia fiesta, la cual tardo meses en organizar, en planear, bajo la vista moviendo la cabeza tomo asiento en la silla principal detrás del escritorio donde unas hojas estaban extendidas, las tomo releyendo la última parte, la que estaba subrayada con marcador.


—Por fin van estar juntos. —Dijo rompiendo las hojas. —Ya no tiene sentido conservarlas.


Lanzo los restos en el bote de basura, un suspiro escapo de sus labios.


En el aeropuerto.


HimChan corría por los pasillos entre los tumultos de gente,  su vuelo se había atrasado, suspiro aliviado al ver la banda de la cual tomaría su equipaje camino hacia el lugar denotando como un joven con chaqueta y pantalones negros estaba mirándolo con una sonrisa dibujada en su rostro, su cabello castaño tapaba uno de sus ojos dejando ver solo como una lagrima que descendía por su mejilla, el pelinegro dejo caer su saco corriendo hacia el extraño, al llegar a su lado lo guardo en sus brazos, beso sus labios con desesperación.


—No es justo que te veas tan hermoso. —Dijo el mayor entre sollozos aferrándose al menor con desesperación. —Te amo JongUp, mis sentimientos no han cambiado en nada.


El menor levanto la mirada limpiando con su mano las lágrimas del mayor, beso sus mejillas, la punta de su nariz, había regresado a Corea solamente para el cumpleaños de su mejor amigo Zelo, su última comunicación con HimChan fue hace dos años, debido a que el mayor tenia demasiadas presiones por su empleo en el restaurant de lujo en Francia del igual manera JongUp estuvo viajando con una compañía de teatro musical por toda américa, sus horarios, la distancia les impidió estar juntos, de volverse a ver, sus pláticas desaparecieron, ambos temieron que su amor también se desvaneciera pero ahora en esos minutos recordaron que era todo lo contrario, sus sentimientos seguían intactos.


—Te amo HimChan y no pienso alejarme de ti nunca más. —Hablo el castaño colgándose del cuello del pelinegro. —Estoy listo para pasar el resto de mi vida a tu lado.


Ambos se perdieron en sus miradas, era momento de que la etapa llamada auto descubrimiento finalizara, por fin era tiempo de estar juntos, de aprender a vivir como una pareja, tenían merecido disfrutar de su amor, ya sin culpas, sin remordimientos, nadie podía oponerse que sus caminos se volvieran a unir y ahora para siempre, los jóvenes tomaron las maletas de la banda transportadora para después tomarse de las manos dirigiéndose a la salida.


—Te vez muy guapo con el cabello negro, los años te sentaron de maravilla. —Hablo el castaño sacando un pequeño muñeco de hule color amarillo. —Creo que no lo necesitaras.


El pelinegro asintió, nuevamente sus labios se unieron en un beso, se fundieron en un abrazo, sin darse cuenta que a lo lejos un grisáceo ingresaba a una sala de espera para tomar un vuelo, escucho como se anunciaba en el altavoz el número, tomo el boleto de avión dirigiéndose a la entrada asignada, la empleada tomo el papel sorprendida.


—Este boleto fue comprado hace seis años. —Dijo la mujer con una nostálgica sonrisa. —Siempre nos preguntamos a quien pertenecía ese número de asiento o cual sería el destino.


< Continuación de la carta leída por JunHong>


He comprado un boleto de avión, sin destino, sin fecha, úsalo cuando estés preparado, cuando logres contestar a mi pregunta, en el momento que descubras que es  a mí a quien amas, sin importar que memorias tenga, que sueños haya deseado, yo puedo jurarte que el sentimiento que despertaste en mi corazón nunca cambiara, esa es mi promesa, esa es mi sentencia, nunca dejaré de amarte…


—Es momento que me encuentre con la persona que lo compro. —Dijo el menor frotando sus manos con nerviosismo. —Es tiempo de acompañarlo.


La azafata asintió con timidez, siempre creyó que aquel mito del boleto comprado era una mentira, hace seis años un hombre pago un asiento de avión, sin saber el destino, la fecha, o la hora, el precio fue alto pero no le importo a esa persona pagarlo, era como si ese extraño tuviera la esperanza que alguien lo alcanzaría en el sitio que estuviera. JunHong tomo asiento asomándose por la ventana, apago su celular el cual llevaba tres llamadas perdidas, se quitó los guantes, metió las manos en sus bolsillos acariciando  el objeto metálico que ahí se encontraba, llevo el dorso de su mano para callar sus sollozos, seis años sin mirarlo, demasiados minutos sin saber de él, no escucho su voz en todo ese tiempo, no estaba seguro si el lugar al que se dirigía era el correcto, tenía un año desaparecido ni siquiera su hermano o HimChan sabían dónde estaba, el rumor creado era que había muerto en un atentado al campamento de refugiados donde estaba prestando un servicio.


YoungJae estaciono el auto en el edificio que conocía a la perfección tomo el elevador con desesperación, ya dentro arreglo un poco su corbata, su saco de cuadros, su despeinado cabello, las puertas se abrieron dejando ver un largo pasillo del cual desprendían tantos recuerdos, tantas memorias, dio un paso adelante con temor, con emoción, sus manos sudaban, su respiración era entre cortada, llego delante de una puerta de madera, se dispuso a tocar pero se dio cuenta que estaba entre abierta, cerró los ojos armándose de valor, al ingresar al departamento observo que el lugar estaba iluminado por cientos de velas, entro mirando como un chico de cabellos castaños estaba sentado en el marco de la ventana, mirando por el vidrio donde el reflejo de ambos se lograba dibujar.


—Haz tardado en volver. —Dijo el mayor girándose hacia el recién llegado, una sonrisa se dibujó en sus labios. —Prometí esperarte y he cumplido con mi parte. Te amo ¿Me crees?


DaeHyun se puso de pie, usaba una chamarra negra de cuero, sus ojos estaban vidriosos, se notaba que llevaba tiempo llorando, camino hacia el pelinegro estirando su mano para acariciar sus mejillas,  un suspiro escapo de sus carnosos labios, Jung DaeHyun ahora era un reconocido abogado, lamentablemente la compañía de su Familia se fue a la quiebra debido a que el estigma del supuesto fraude, ahora el heredero levantaba el apellido por medio de su exclusivo buffet, el más poderoso de Corea, volvía a tener todo, bueno casi todo, le hacía falta un compañero, una pareja con quien compartir sus éxitos, sus miedos, sus deseos.


—He regresado a quedarme contigo, estoy cansado de la soledad. —Confeso besando el dedo que delineaba sus labios. —Te creo, siempre te he creído.


Sus labios por fin se encontraron después de tantas noches separados, el menor se colgó del cuello de su pareja, se aferró desesperadamente de él, temía que se desvaneciera ante sus ojos, unos dientes se apoderaron de su oído recordándole que no estaba soñando, que volvían a estar juntos después de tantos meses alejados, unos brazos lo cargaron llevándolo a un sofá donde lo acomodaron amorosamente, el castaño se hinco en el piso escondiendo su rostro en el abdomen del pelinegro, sus sollozos se lograban colar por las paredes del departamento, las lágrimas lograban mojar la camisa morada del menor.


—No puedo creer que estés conmigo. —Dijo el mayor aferrándose más a la cintura del joven. —No te dejaré ir, te quedaras para siempre a mi lado, te robare, te secuestrare, no me vuelvas a dejar solo.


—No pienso irme, quiero convertirme en tu esposo, deseo un pequeño estudio de fotografía en Busan. —Dijo dulcemente el pelinegro acariciando el cabello castaño regalándole pequeños besos. —Todas las mañanas te hare el desayuno, cuando termines de trabajar pasaras por mí para que vayamos a cenar con tu padre, iremos a los festivales de sakuras, adoptaremos niños  y tendremos un perro enorme que llamaremos Matoki.


El mayor asentía a cada una de las palabras expresadas, su corazón se emocionaba por la visión de su futuro, pudo percibir como colocaban algo en la palma de su mano, levanto la mirada topándose con un anillo de compromiso, observo que Jae colocaba su mano indicándole que se lo pusiera.


—¿Quieres casarte conmigo? —Pregunto el castaño. —¿Quieres compartir el resto de tu vida conmigo?


—Sí. —Contesto Jae emocionado besando los labios de su pareja. —Te amo.


En un avión.


JunHong se movía perezosamente en su asiento, sabía que al lugar donde se dirigía era muy lejano, que el vuelo duraría horas a nadie le había comunicado sobre su decisión de viajar pues apenas unas horas antes de la fiesta logro recibir una extraña tarjeta de cumpleaños, no tenía remitente, solo era una simple postal con la frase “Feliz cumpleaños”, coloco el papel en su pecho mientras las lágrimas recorrían sus blancas mejillas, nunca quiso creer que Bang YongGuk estaba muerto, todos a su alrededor actuaban comí si en verdad hubiera perecido en aquel ataque, el sr Bang solo recibió una maleta con las notas y pertenecías personales de su heredero anexada con una carta donde una organización lamentaba su perdida, la familia mando hacer una tumba a lado de Nam, Zelo nunca fue capaz de visitar ese lugar se negaba a creer que había perdido al amor de su vida por eso huyo del lado de Up, por eso evitaba a las personas desde hace un año, por esa razón todos hicieron un tiempo para ir a la fiesta que organizaba por su cumpleaños, una azafata se acercó ofreciéndole una taza de café la cual acepto con una reverencia.


—Yo sé que nos volveremos a encontrar. —Dijo con una sonrisa. —Voy por ti.


Departamento de BangYongGuk


Un castaño se encontraba sentado encima de un pelinegro devorando sus labios, sus risas retumbaban por el lugar, fue entonces que las lágrimas escaparon de los ojos del mayor sin su permiso, el menor arropo su rostro en su pecho, beso su frente, sus cabellos, conocía del dolor en el cual vivía el hombre, perder a uno de sus mejores amigos, se maldijo por no poder estar a su lado, pero nadie lograba aceptar que Bang estuviera muerto, es como si estuvieran inmersos en un sueño.


—Después de enterarme de su desaparición decidí renunciar a mi empleo, he comprado un pequeño restaurant en Los Ángeles a lado de una academia de baile. —Dijo besando el pecho del menor. —Quiero seguir creyendo que está visitando lugares donde lo necesitan, me duele pensar en Zelo, me lastima imaginarme un futuro sin ti.


—Dejemos que el tiempo pase—Contesto el menor  desabrochando la camisa negra del mayor. —JunHong lo está haciendo bien, todos estamos haciendo lo correcto.


Sus labios se volvieron a encontrar en un desesperado beso, JongUp había dejado la compañía de teatro musical y abrió una pequeña academia de baile en Los Ángeles antes de su viaje a Corea se enteró que a un lado se abriría un restaurant, tenía la ilusión de que fuera  de su hyung, ahora con esas palabras se daba cuenta que su deseo se volvió realidad, unas manos vagaron por su cuerpo, acariciándolo, besándolo, mordiéndolo, los gemidos escaparon de sus labios, su piel se incendió en un instante, nuevamente se fundía con ese blanco ser que tanto anhelo, que tanto deseo, la fe en un nuevo futuro lo animaban a seguir, a continuar, aun recordaba el mensaje que apenas unos minutos recibió “Voy a buscarlo.” Es lo que su mejor amigo le envió, intento comunicarse con él pero no tuvo éxito, por él estaba a lado de la persona que amaba, por él tuvo el valor de viajar a Corea, de enfrentarse a su pasado.


Departamento Jung DaeHyun


La ropa estaba regada por toda la sala, un saco de cuadros encima de una chamara negra de cuero, dos personas se encontraban abrazadas debajo de una sábana en el sillón, el castaño acariciaba el cabello del menor mientras besaba sus oídos, sus hombros, su espalda la cual tenía un par de tatuajes, no quiso preguntar la razones de esas marcas, las sabia, las conocía, esa frase la tenía Bang en su cuerpo, la flor de cerezo era por él, por su amor a las sakuras, se aferró más a esa piel que ahora se encontraba marcada por sus propios dientes.


—¿Lo extrañas? —Cuestiono gentilmente a su oído. —No creo que haya muerto, hay tanto caos en ese país que es imposible verificar las noticias.


—Sé que volverá. —Contesto mostrándole un mensaje en su celular, “Lo traeré de vuelta hermano.”. —Me encanta el olor de tu colonia.


Dijo melosamente volteándose para acurrucarse en el pecho de su prometido, era inmensamente feliz, ese mensaje de su hermano menor le mostraba una luz a mitad de la oscuridad, unas manos lo acariciaban despacio, la desaparición de YongGuk le hizo darse cuenta que no quería pasar más tiempo alejado de DaeHyun, anhelaba pasar cada minuto de su vida a su lado, de tener una familia, un hogar a cual regresar cuando estuviera cansado, beso las clavículas del mayor, él era su otra ala que necesitaba para poder volar, sus labios se unieron.


—Vamos a visitar a tu padre. —Hablo el pelinegro delineando el pecho de su pareja. —Muero por conocerlo.


—Otra ronda y nos vamos. —Contesto con un puchero el castaño mordiendo su labio inferior. —Te amo.


Nuevamente se vieron enfrascados en un apasionado intercambio de besos, de caricias, sumergiéndose en un deseo carnal que llevaban suprimiendo muchos años, muchos meses, ahora anhelaban saciar esa hambre, ese anhelo, los gemidos escaparon de sus gargantas para fusionarse, complementándose como sus cuerpos lo hacían ante cada estocada, ante cada beso correspondido, el destino una vez más les presentaba la oportunidad de vivir juntos, no se negarían a tomar esa opción.


Suiza


Un grisáceo descendía de un taxi topándose con un enorme Hospital, el aire frio se colaba por ropa, se tapó con su abrigo negro, el vapor salía de su boca tomo su mochila caminando hacia la recepción del lugar, no conocía alguna palabra en suizo pero logro comunicarse con un médico que hablaba inglés, intercambiaron algunas  frases  hasta que el hombre de avanzada edad le indico una dirección con la mano, el menor agradeció con una reverencia caminando hacia el punto antes indicado, su corazón latía con desesperación, frotaba sus manos con nerviosismo, llego a un pequeño jardín donde un hombre limpiaba la nieve del camino que unía ambos edificios, usaba un abrigo café, su cabello era negro, sus jeans estaban algo desgastados, el joven se detuvo cuando noto que alguien se colocaba a su lado, levanto la mirada topándose con los ojos llorosos de un chico, una sonrisa se formó en sus labios dejo caer la pala que tenía en sus manos para alcanzar abrazar al extraño de piel blanca.


—Me encontraste. —Dijo dejándose caer en la nieve con el extraño en sus brazos. —Gracias por venir por mí.


—Eres un idiota, te odio, te aborrezco ¿por qué? —Contesto el menor golpeando el pecho del mayor mientras las lágrimas escapaban de sus ojos. —Tenía tanto miedo, mi vida fue un infierno, es la segunda vez que temo perderte, ya no puedo con más dolor, ya no puedo.


JunHong se incorporó un poco sentándose a lado del mayor quien continuaba recostado en la nieve, trataba de limpiar sus lágrimas, de detener sus sollozos, Bang lo jalo del brazo obligándolo a que se recostara encima de él,  beso su cabello, los minutos pasaron y ambos observaban como del cielo copos de nieve descendían golpeándolos en el rostro, Zelo se acomodó en el pecho del mayor escondiendo su rostro en el arco de su cuello, lo beso dulcemente, estaba vivo, era lo único que importaba, se sumergió más en ese instante donde el tiempo se congelaba, una vez más juntos.


—No estaba en mi campamento cuando sucedió el ataque así que fui llevado a un hospital sin identificación, debido a mi estado me trajeron hasta Suiza, tarde muchos meses en despertar, nadie conocía mi identidad no sabían con quién debían comunicarse. —Hablo el mayor acariciando el oído del joven. —Cuando desperté no lograba acomodar mis pensamientos, las heridas que recibí fueron graves así que todo el tiempo estuve en terapia intensiva, mis noches eran eternas, mi días extensos, la soledad, el dolor me visitaban cada segundo, a mi mente solo llegaba la imagen de tu sonrisa, perdóname.


El pelinegro dejo que las lágrimas recorrieran ahora sus mejillas,  era inmensamente feliz de volverse encontrar con la persona que amaba, verse enclaustrado en ese lugar le hizo darse cuenta lo mucho que amaba a JunHong lo necesario que era para su vida, ya estaba cansado de vagar por el mundo, quería seguir ayudando a la gente pero también anhelaba una familia, un hogar, vivir para siempre con su pequeño Totomato.


—Perdóname por haberte abandonado, yo tampoco puedo estar alejado de ti, ya no soporto mi soledad, te sigo amando como hace seis años, eres lo más importante para mí. —Dijo tomando la barbilla de su pareja para unir sus labios. —¿Cuál es tu respuesta?


< Continuación de la carta leída por JunHong>


el día que estés listo para pasar el resto de tu vida conmigo usa el boleto y lleva contigo el anillo que está en esta carta y contesta a mi pregunta ¿Quieres casarte conmigo?  


JunHong se quitó los guantes negros que llevaba dejando ver el mismo anillo que iba en la carta, Bang la tomo para después besarla, el menor siempre tuvo en su poder la opción de estar juntos por esa razón YongGuk le enviaba postales de los lugares que visitaba para que cuando Zelo estuviera listo lo acompañara, lo siguiera, el menor respondió el beso con pasión, después del incidente se arrepintió tantas veces de no haberse encontrado con el pelinegro antes, el temor de perder su libertad, por cuestiones infantiles, se aferró más a ese pecho, no lo volvería a dejar, no dejaría que se volviera a escapar de sus brazos.


—Hace frio deberíamos ir a un lugar más cálido. —Hablo el mayor notando que tenían una delgada capa blanca sobre su ropa. —Vamos a tomar un chocolate.


Ambos jóvenes se pusieron de pie, sus manos se entrelazaron, caminaron en ese mar de algodón parecían dos tontos jugando con la nieve, llegaron a una pequeña cabaña a lado del Hospital, era sumamente sencilla, una chimenea estaba encendida en el centro de la sala, el menor corrió a poner sus palmas sobre las diminutivas llamas, el mayor camino hacia su habitación para traer un par de mantas, se quitó el abrigo que ya estaba húmedo por los copos de nieve lo mismo hizo con el del menor para después arroparlo con una frazada caliente.


—¿Por qué no te comunicaste con tu familia? —Cuestiono el joven recargándose en el pecho de su pareja quien lo abrazaba por la espalda, Bang a su vez se recargaba en la base de un sillón, beso las congeladas mejillas del menor, guardándolo más en sus brazos, su felicidad era inmensa, una vez más estaban juntos, no lograba recordar su pasado, solo tenía los recuerdos de esos días después de su operación, aquella que le robo años de su vida, solo unos segundos le bastaron para saber que JunHong sería a la persona que amaría por siempre.


—Tú eres la única razón por la que regresaría a Corea a iniciar una nueva familia. —Contesto el mayor acariciando el cuello blanco de Zelo. —Si aún me seguías amando  habría motivos para volver.


—Te amo, te amo. —Grito el menor girándose para enfrentar al pelinegro, mordió su labio superior, el inferior. —Volvamos a casa, no más viajes a países extraños, no más temores, cuídame solo a mí, protégeme a mí, quédate a mi lado.      


El corazón del mayor se empequeñeció por esos ruegos, por esas suplicas, tomo por la mejilla al menor para pegar sus mejillas, se empapo de sus lágrimas, se aferró a su espalda, la acaricio para reconfortarlo, mordió su oído, lo recostó en la cobijas mientras la oscuridad se apoderaba de la ciudad, solo la luz de la chimenea los alumbraba.


—De hoy en adelante solo te cuidare a ti, mi futuro esposo. —Dijo con una sonrisa, acariciando el rostro blanco del menor. —Siempre me quedare a tu lado, te amo.


Sus labios se unieron en un beso, el destino jugador por fin había comprendido que los caminos de esas dos personas estaban entrelazados, que sin importar la decisión que tomaran en el pasado su futuro tendría el mismo resultado, la pareja se sumergió en el calor que desprendían sus pieles por el ansiado contacto, no estaban seguros que harían la mañana siguiente pero eran conscientes que estarían juntos, que desde esa noche cada uno velaría el sueño de su pareja, de la misma manera en un departamento en Corea dos personas juraban pasar el resto de su vida juntos, comenzarían de cero al igual que dos chicos que iban en un vehículo con dirección a Busan, la vida está conformada de etapas, de ciclos, unos más cortos que otros, algunos tal vez demasiado largos y hay muchos que son para toda la existencia, esas seis personas cumplieron una fase y ahora estaban dispuestos a iniciar la última, la que necesitaban para sentirse completos, los años tal vez pasen lentos, las tristezas pueden ser acompañadas de sonrisas, la alegría de nostalgia pero lo importante es que estarían juntos.


Entre las luces que están apagándose  una a una


Las esperanzas en mi corazón también desaparecen lentamente


En este mundo donde todo se ha detenido, cuando siento que estoy solo,


Pienso en ti, Protegiéndome en esa triste oscuridad


La imagen tuya sonriendo de forma radiante


Porque ahí estás tú, siento como que capaz de estar aquí


Protegeré tu todo


Contigo Siempre (Contigo, contigo contigo)


Me quedaré a tu lado, hasta siempre


Siempre contigo (Contigo, contigo contigo)


No estás sola


Toma mi mano


Estaré junto a ti


Los días donde corrí hacia adelante sin descanso


Cuando quise verte, me contuve


Pero todo no significa nada si no te tengo


Usted es el último botón que sostiene mi corazón


Si eres solitaria, me convierto en solitario


Para mí, nadie puede reemplazarte


En todo el día, sólo hay un tu mí, ¿qué hay contigo?


Tu y yo, si estamos juntos


Todo está bien


Sacándome se la profunda oscuridad


Recuerdo tus preciadas lágrimas


Quiero abrazarte ahora por detrás

Notas finales:

GRACIAS POR ESTAR CONMIGO EN ESTE FIC EL CUAL LLEGA A  SU FIN, juro que he leido TODOS los reviews, me disculpo por no poder contestarlos, pero APRECIO Y AGRADEZCO SU TIEMPO, SUS PALABRAS, espero el final sea de su agrado, de igual manera les pido su apoyo con mis otros proyectos, BadMan, Project 1004 y Never Give Up,GRACIAS, NUNCA ME CANSARE DE AGRADECERLES, espero no decepcionarlas :D


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