Llevaba tres semanas en mi nueva escuela, me había vuelto muy cercano a mis nuevas amigas, Ten-Ten, Hanabi e Hinata. Con los demás también me llevaba bien, pero con ellas me sentía más cómodo. Era un lunes en la mañana cuando comencé a sentirme extraño. Apenas sentí el olor a café que preparaba Dei corrí al baño a vomitar todo lo que había comido, fue horrible. Esa vez le echamos la culpa a la comida chatarra que había comido el fin de semana, así que me tome un digestivo y fui a la escuela. Allí la cosa no mejoro, un compañero comenzó a comer no sé que en clase y el olor me hizo correr al excusado nuevamente, me sentía horrible, las nauseas no paraban y me mareaba mucho. Estuve tres días seguidos así hasta que mi hermano dijo que era suficiente y me llevo al médico. Jamás pensé que los resultados serian esos.
- Joven – hablo la doctora – felicidades usted esta embarazado – me lo dijo con una sonrisa y yo sentí que el mundo se me venía encima. Deje de escucharla, en mi mente se repetía “embarazado”, retumbando dentro de mi cabeza.
- Naruto – escuche que Dei me llamaba mientras me sacudía – tranquilo – pidió y yo comencé a llorar – ya no llores pequeño, estarás bien.
- Oh Dei ¿que voy a hacer? – me oculte en su rostro – lo siento tanto, soy tan idiota.
- No lo eres, solo te enamoraste de un bastardo sin escrúpulos – me consolaba acariciándome la espalda. Estuvimos así hasta que me calme, cuando lo hice recordé que estábamos con la doctora.
- Lo siento mucho – me disculpe apenado con ella, que me sonrió comprensiva.
- Descuida, los adolescentes embarazados suelen reaccionar así – asentí – tengo que darte tus opciones pequeño.
- ¿Opciones? – pregunte confundido.
- Claro, la primera es tenerlo y hacerte cargo de él, sabiendo que tu vida va a cambiar totalmente – asentí – tener un hijo es una gran responsabilidad.
- Lo sé – mire a mi hermano y él me sujeto la mano.
- La segunda seria darlo en adopción luego del nacimiento, ni siquiera tienes que conocerlo, simplemente escoges una familia y el día del parto se lo entregamos – al pensar en esa posibilidad sentí un gran dolor en mi pecho – y la ultima es el aborto – abrí mis ojos como platos – tienes que pensarlo bien, con esa alternativa te libras del “problema” pero van a quedar secuelas.
- De ninguna manera – me puse de pie – no voy a asesinar a mi hijo solo porque yo fui un idiota – ella me sonrió feliz – y tampoco lo daré en adopción, yo voy a hacerme cargo, sé que puedo.
- Claro que puedes – Dei se puso de pie y me abrazo orgulloso – y yo voy a ayudarte, ya verás como saldremos adelante – le sonreí mientras acariciaba mi plano vientre sintiéndome inexplicablemente feliz. Luego de eso fuimos a mirar ropitas de bebe. La doctora me dijo que tenía más de un mes de gestación y me programo una ecografía para la siguiente semana. Yo pensaba que debía dejar la escuela, pero al día siguiente me di cuenta que no.
- Muchas felicidades Naruto – me dijo el director Iruka cuando le conté lo que pasaba, en realidad se lo conto Deidara – no tienes que preocuparte por nada, no eres el primer estudiante que pasa por eso y aquí intentamos ayudarles en todo para que acaben sus estudios – asentí más tranquilo – puedes venir a clases mientras te sientas cómodo, cuando tengas a tu bebe tendrás licencia y luego arreglas con los maestros que trabajos hacer para no reprobar el año.
- Muchas gracias Iruka sensei – dije animado – aunque no sé si venir cuando se me note la barriga.
- Deberías hacerlo, vas a tener preferencia en todo y si te preocupa que se metan contigo no debes, aquí los alumnos son muy tolerantes y yo no, así que si alguien siquiera te dice algo malo será expulsado – lo mire sorprendido – cuando me hice cargo de esta escuela me puse como meta conseguir un ambiente agradable para todos, motivo por el cual no me tiembla el pulso a la hora de “eliminar” a los malos, pero desde hace tiempo que no tenemos incidentes – eso me tranquilizo mucho – así que no te estreses y disfruta tu embarazo y ya sabes lo que necesites me pides.
- Gracias de nuevo – dije conmovido.
- Totalmente Iruka, eres un gran director – le sonrió a mi hermano – y ahora a clases pequeño, en casa hablamos – asentí, me despedí de ambos y me fui a mi salón. Estuve pensando como decirles a mis amigas lo que me pasaba, no quería que se alejaran de mí por ello.
- Habla de una vez – exigió Ten-Ten en el receso, yo la mire fijo.
- Estoy embarazado – dije cerrando los ojos, esperando cualquier reacción.
- ¡Voy a ser tía! – El grito de Hanabi retumbo en todo el lugar al tiempo que se me colgaba del cuello – se los dije – se giro a las otras dos que sonreían – yo lo sabía, cuando corriste al baño el lunes lo supe.
- Muchas felicidades Naru – dijo Hinata con su habitual timidez.
- Que bien guardado lo tenias - bromeo Ten-Ten - ¿estás bien? – asentí.
- Al principio me asuste – confesé – pero luego analice el asunto y me siento muy feliz – acaricie mi vientre.
- No quiero ser metida – dijo Hanabi que aun no me soltaba – pero ¿le dirás al padre?
- No – respondí firme – él va a casarse con mi hermana, prefiero que no sepa nada – las tres hicieron silencio, ellas sabían que yo sufría por desamor, pero era lo primero que les confesaba – no se pongan mal, ya voy a superarlo – les avise – mi bebe va a ayudarme.
- Y nosotras también – Ten-Ten se unió al abrazo y arrastro a Hinata, así nos quedamos un rato largo y me sentí totalmente en paz. Tenía a mi hermano, a Sasori y a Ayame que eran mi familia y también tenía amigas incondicionales a mi lado, no podía pedir más.
La semana fue tranquila, aunque Deidara y Sasori me comenzaron a consentir más de lo normal. Y no me molestaba para nada.
El día de la ecografía llego y fue ahí cuando tuve la gran sorpresa.
-Bueno Naruto no se cómo decir esto – comento la doctora algo apenada. Yo me preocupe, pensando que me diría que no estaba embarazado si no que sufría de cáncer o algo por el estilo – tus bebes están muy bien – suspire y luego analice mejor sus palabras, la mire y ella asintió.
- ¿Bebes? – pregunte con la voz ida.
- Si, tienes mellizos dentro tuyo – sentí que me desmayaba en esos instantes Dei sostuvo mi mano con fuerza – dos fuertes y sanos bebes – me señalo la pantalla – estos son, ¿los ves? – había dos manchitas en la imagen, se notaban los latidos, comencé a llorar, pero de felicidad. Estaba consciente que tendría el doble de complicaciones, pero también el doble de felicidad.
- Dos bebes Dei – dije sonriendo y vi que el lloraba también - ¿Cómo vamos a hacer?
- Descuida, ya nos arreglaremos – dijo el quitándole importancia - ¿estás feliz?
- Si – dije sincero – ahora tengo una razón más para seguir adelante, para sonreír – el asintió y la doctora se limpiaba el rastro de lagrimas del rostro - ¿hay algo más que saber?
- Todo será igual, claro que tu barriga será mayor al final, y deberás cuidarte el doble – yo asentía mientras me acomodaba la ropa – y es probable que debamos adelantar el nacimiento, por tu edad, es posible que no consigan el suficiente espacio así que luego del cuarto mes comenzaremos a madurarles los pulmones para que nazcan a los siete meses más o menos – asentí – los tendremos un par de semanas en incubadora y te los llevas a casa, es algo totalmente normal en casos como el tuyo.
- ¿Ellos van a estar bien? – me estaba preocupando, ella me sonrió para relajarme.
- Si te cuidas y me haces caso los tres estarán perfectamente – asentí – más adelante sabremos el sexo, ¿o prefieres que sea sorpresa?
- Voy a pensarlo – dije dudando de si quería saber o no, ella asintió y luego comenzó a darme recomendaciones de comida, actividad física, estrés, vitaminas. Cuando salimos Dei me llevo a comer yo estaba feliz pero preocupado, definitivamente necesitaba un empleo, no podía permitir que mi hermano y Sasori se hicieran cargo de mí y mis hijos, dos bebes serian un gran gasto y yo quería que lo tuvieran todo desde su nacimiento. Con eso en mente me fui a dormir, decidido a comenzar mi búsqueda de empleo al día siguiente, lo haría a escondidas de mi hermano, pero solo porque era necesario.
Cuando salí de clases, comencé mi búsqueda, principalmente en locales de comida y tiendas, pero nadie me contrataba. Estuve más de una semana así, si no era por la edad era por estar embarazado, nadie me daría empleo.
- Te veo desanimado – comento Sasori cuando me llevaba al colegio, suspire y lo mire, analizando la posibilidad de que él fuera mi solución.
- ¿Cómo va el negocio de tu primo? – pregunte.
- Genial – dijo animado – tenemos tantos pedido que no damos abasto – sonrió – nos vamos para arriba pequeño, ya verás – ahí me convencí que era mi salvación.
- Saso-chan – dije como un niñito y el frunció el seño, consciente de que le pediría algo – necesito un empleo – quiso negar – son dos niños, dos bebes, el doble de pañales, ropa, juguetes – el me miraba – déjame hablar con tu primo por favor – suplique – quiero ayudarlos, no es justo que ustedes se hagan cargo de mi hijos – remarque las últimas palabras – por favor.
- Deidara va a matarme – dijo resignado.
- No tiene que saberlo.
- No quiero mentirle – dijo alterado –hagamos una cosa, te buscare a la hora del almuerzo, veremos a mi primo y luego decidimos que hacer – asentí – es la única opción, porque no voy a permitir que descuides tus estudios – quise replicar – y no está en discusión – suspire resignado, por lo menos podría ver a su primo, luego me las arreglaría para conseguir el empleo sin su ayuda. Nos saludamos y me fui a clases. A la hora del almuerzo Sasori vino por mí como había prometido, le pedí permiso a Iruka y nos fuimos – almorzamos en la oficina, no tenemos mucho tiempo libre – me comento y vi que llevaba comida en el coche – ya me tarde un poco.
- Lo lamento – me disculpe.
- No es tu culpa, se demoraron en entregarme la comida – dijo riendo – voy a cambiar de lugar para pedirla – le sonreí. Llegamos al lugar, era a las afueras de la ciudad. Un edificio de cinco pisos abandonado – no es la gran cosa, pero es nuestro – dentro mejoraba un poco, estaba pintado de blanco, completamente limpio – ven, no te quedes – comenzamos a subir las enormes escaleras de mármol. Se notaba que en sus buenos tiempos el edificio había sido muy lujoso por los detalles. Sasori abrió unas puertas dobles – Gaara, llego la comida, deja los papeles – se escucho un bufido de molestia detrás de una enorme pila de papeles y pude divisar como asomaba un cabello mas rojo que el de Sasori y los ojos más bonitos que había visto en mi vida.
- Déjala por ahí comeré luego – el dueño de aquellos hermosos ojos aguamarina hablo sin levantarse, Sasori charqueo la lengua.
- Nada de eso, tienes que comer y descansar, además traje a alguien para que conozcas – otro bufido del hombre que se ocultaba en los papeles y de repente se puso de pie. Era alto, muy alto y se lo notaba fuerte, y para qué negarlo, también me pareció muy guapo, pero me miro feo, como con odio – el es Naruto, el hermano de Dei y quiere hablar contigo – me empujo adelante deposito la comida en mis manos y se alejo – buen provecho los veo al rato – y el cobarde huyo, al parecer su primo no tenía el mejor humor del mundo.
- Si vas a hablar hazlo ahora que no tengo todo el día – su tono era tan intimidante que un sudor frio me recorrió la espalda y pensé en huir, pero luego pensé en mis bebes y tome valor para hablarle.
- Disculpe la intromisión Gaara-sama – a pesar que el mal educado no se había presentado era mi deber tratarlo con respeto – pero de verdad necesito hablar con usted.
- ¿Y sobre que? – dijo con hastío quitándome la comida para tomar lugar en un sofá que había en la oficina – toma asiento y habla de una vez – suspire para darme valor y cargarme de paciencia, porque su actitud me estaba cansando, de no haber sido por la desesperación que tenia lo habría mandado a la mierda sin dudas. Tome asiento y abrí mi comida.
- No sé si sabe, pero estoy embarazado – me miro fijo cuando me escucho, al parecer no lo sabía y parecía que no le agrado la noticia, no todo el mundo se tomaba bien que un adolescente estuviera en cinta, seguramente pensaba que yo era un promiscuo inconsciente y libertino – y no cuento con el apoyo de el padre – el no cambiaba su expresión – ni la di mi familia, solo tengo a mi hermano pero el ya tiene sus cosas y yo quiero valerme por mi mismo – no dijo nada – he buscado empleo en todos lados pero mi edad y mi condición no me hacen merecedor de ningún puesto – suspire – y yo pensé.
- Que yo te daría empleo – afirmo, asentí tímidamente con la cabeza – esto no es una obra de caridad – mire el piso, sabiendo que me rechazaría – Sasori está conmigo porque es muy eficiente, no tiene que ver que sea mi primo – asentí – así que tienes que saber que para trabajar conmigo no debes ser flojo y debes demostrar que necesito que estés aquí – lo mire sorprendido – a la primera falla te despido sin ninguna consideración.
- ¿Es en serio? – pregunte con lagrimas en los ojos, el asintió y me regalo una media sonrisa.
- Ahora come que alguien en tu estado debe alimentarse bien – le agradecí con una sonrisa y me dispuse a comer – no quiero que descuides la escuela – dijo – así que trabajaras cuatro horas diarias y si quieres para ganar extra puedes venir los sábados – estaba por saltar de felicidad pero me contuve – eso sí, no quiero que te excedas y perjudiques a tu bebe.
- Bebes – lo corregí – son dos – le conté acariciando mi vientre, el asintió sorprendido pero volvió a sonreír.
– Te daré seguro medico cuando cumplas los dieciséis, porque antes es ilegal que trabajes, pero mientras pagare todos tus gastos médicos.
- No es – quise negarme pero con un gesto de la mano me mando a callar.
- Si es necesario, me gusta que mis empleados estén bien, porque de eso depende que mi negocio este bien – asentí – y no quiero que vayas a la asistencia pública si puedes tratarte en los mejores hospitales.
- Voy a pagártelo todo – dije decidido, el asintió.
- Lo sé – respondió sonriendo de una manera que no pude descifrar. Y así fue como conseguí empleo y conocí al hombre que me cambiaria la vida.