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Como NO sobrevivir en la cárcel por PauYh796

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Notas del capitulo:

Numero de palabras del capítulo sin notas: 2.529

¡Les respondo todos los reviews en este capítulo! 

La puta de turno.


Psicópatas ellos. ¡Yo soy normal!


—¡Esto es un suicidio! —se quejó Sai—. No creo que el trabajo forje la mente.


—Claro, y las potencias mundiales lo son por su vaguedad en cuanto al trabajo —le replicó Naruto mirando fijamente los ladrillos al fondo del patio del ala tres.


Suspiraron al unísono.


—Quiero recordar… —comenzó Naruto—, que esta situación es tu culpa.


—¡¿Mía?! —chilló Sai haciéndose el inocente.


—Tuya…


 


Los gritos de los guardias se escucharon cuando recién amanecía, Naruto se creyó por un momento que había un incendio.


—¡Libres! —exclamó alegre.


Sai negó con la cabeza aguantándose la risa. —Sólo es una revisión, idiota.


—¿Una revisión? —se preguntó Naruto entrecerrando los ojos—. ¿Qué creen? ¿Que traficamos droga o algo así? ¿Y a quién crees que llamas idiota?


Sai, a su lado, sonrió socarronamente ignorando olímpicamente su última afirmación. —Navajas, cuchillos, pornografía. Buscan de todo.


A lo lejos se escucharon los chillidos de los guardias y Sai giró sobre su eje, caminó hacia su catre y de debajo del maltrecho colchón sacó un sobre de papel. Naruto miró con curiosidad más no preguntó nada. Sai metió el sobre entre su camisa y contra su pecho, luego retomó su posición junto a Naruto justamente mientras un guardia entraba.


Pusieron la celda patas arriba, y no es como si Naruto tuviera algo escondido, es decir, llevaba escasamente un mes allí metido, todavía no había tenido oportunidad de nada.


—No te creas que no desconfiamos de ti, nuevo. —Amenazó el guardia. Pft ¿es que ahí todos leían la mente?


—Sí, sí, como sea…


Los ojos de uno de ellos se iluminó cuando debajo del catre de Sai encontró un cuchillo, pero… literal, un cuchillo, de esos de mesa que no cortan una mierda, ¿que por qué Sai lo tenía? Vaya a saber el chico… malnacido.


—¿Intentaban algo? —cuestionó el guardia con una sonrisa victoriosa.


—Nosotros…


 


Una semana de trabajos forzados.


Maldito Sai. Maldita prisión. Maldito mundo. Malditos todos.


—Si lo piensas, no es tan malo…


—No quiero escuchar esto de ti —farfulló Naruto agachándose para tomar otro ladrillo del fondo del patio y comenzar a caminar de vuelta a la entrada del ala tres, donde tenían que llevar cada una de esas piezas rojas.


—Los ladrillos son ligeros… —continuó.


—¿Y el hecho de que sean más de mil cambia algo para ti?


—Si te amargas vas a vivir menos —musitó haciendo un puchero y cargando dos ladrillos en un solo viaje.


—Créeme, no estamos como para querer vida eterna.


Sai le sonrió por enésima vez y Naruto supo que esa batalla no se ganaba ya, así que se concentró en cargar ladrillos de un lado a otro. Para mediodía las piernas le dolían a horrores, entonces aprovechó que los guardias estaban distraídos para escabullirse detrás de la pila de ladrillos y dejarse caer al suelo lejos de la vista de todos.  


—Hola.


—¡Ah!


—Gritas como niña, idiota.


—¡El gemelo de Sai! —gritó Naruto viendo a su lado a ese chico de ojos negros que al igual que él estaba sentado y escondido detrás de los ladrillos.


—Si gritas los guardias vendrán, y no queremos eso ¿verdad?


—¿Trabajos forzados? —se preguntó Naruto.


—Sí.


—Ay, ¿qué te encontraron? ¿Pornografía…? ¿Dinero…? ¡¿Una navaja?!


—Cállate.


—Dime.


—Una fotografía —dijo él, ¡qué tontería!


—Si fastidian por todo ¿por qué no se puede tener una fotografía? Es decir, son tus recuerdos ¿no? ¿De qué era?


—Una de mi último asesinato.


Vale… Naruto quedó sin palabras y miró a su alrededor como esperando que de la nada hubiera un terremoto que lo salvara de semejante situación para incómoda.


—¡Sai me está llamando! —gritó de la nada y sin importarle su propio cansancio salió para seguir cargando ladrillos.


A los minutos Sai se le acercó sonriendo. —Pareces haber visto un fantasma ¿qué onda con eso?


—Creo que este lugar está lleno de psicópatas.


—¿Hasta ahora te das cuenta? —sonrió—, pero dime… ¿por qué lo dices?


—Tu gemelo da miedo.


—¿El Uchiha bastardo?


Naruto sonrió para sí, por mucho que Sai se quejara de que lo compararan con aquel sujeto bien que comprendía cada que le mencionaban el tema. —Supongo que ese es…


—¿Le hablaste o qué?


—No sé… como que él me habló pero yo también le pregunté, y no sé…


—Aléjate de ese sujeto, es un bastardo.


—Pareces novio celoso —se burló Naruto.


—Tú eres sólo mío —le replicó Sai siguiéndole el juego, luego se rieron hasta que Naruto se dio cuenta de lo gay que eso había sonado, y de nuevo huyó, pero no a los ladrillos con el Uchiha bastardo sino hacia la entrada del ala tres.


El guardia le impidió el paso.


—No ha terminado el trabajo.


—Lo sé —Naruto se buscó una excusa rápida—, pero tengo unas ganas de ir al baño, y no creo que a usted le guste que lo haga acá afuera.


Después de pensárselo pocos segundos el guardia le permitió la entrada al ala tres. Todas las celdas estaban abiertas y sus respectivos ocupantes tenían ‘libertad’ de hacer lo que quisieran, o al menos eso se suponía.


—Nuevo. —Le dijo Kakashi a forma de saludo.


—¿Quieres explicarme por qué todos están tan locos? —se quejó Naruto de inmediato.


—Es una cárcel ¿qué te esperabas? ¿Gente de alta clase o algo así?


—Ojalá…


—Tú mismo eres un psicópata.


—¡Eso no es verdad!


—No me des excusas —Kakashi movió una mano restándole importancia—. Debes saber que somos de lo peorcito de la sociedad y por eso estamos acá.


—¿Por qué estás acá?


—Turismo. —Mintió el hombre con descaro. Naruto supo que no debería preguntar más.


Al final dejó al tipo del parche y caminó hasta el baño, vamos, que era medio verdad que tenía ganas de ir. Como siempre en la puerta estaba un guardia con cara de cólico por estar ahí oliendo ciertas cosas nada agradables.


Entonces Naruto siempre terminaba dentro de esas paredes blancas. Claro que el silencio le daba esa alegría de que no iba a pasar nada, aparte de eso había visto a Kiba y a su amigo fortachón lejos del baño así que por fin se sintió relajado. Claro, eso hasta darse cuenta de que efectivamente no estaba solo, al parecer no sólo existía Hidan, Shinzu, o Kiba, ahora gente que nunca había visto lo miraba con esa chispa pervertida en los ojos.


Pero bueno, se encontró con unos ojos claros que ya conocía y sabía él que estos no lo miraban con lujuria.


—Gaara —saludó el rubio al chico que no se encontraba en una posición digna, mirando fijamente a la pared con las manos en su entrepierna y vaciando su vejiga.


—Dame cinco, estoy en una reunión.


Naruto rió. —Espero que la reunión sea importante.


—Y que lo digas…


Se quedaron en silencio en lo que Naruto también desabrochó su pantalón y se acomodó frente a un urinal desocupado pero al lado del de Gaara, y es que el pelirrojo nada que terminaba, era algo perturbador sin duda. —A todas estas —le habló ya terminando su tarea—, me enteré de que les pusieron trabajos forzados.


—No me lo menciones —farfulló—. Es culpa del idiota de Sai por guardarse un cuchillo que ni sirve para cortar gelatina.


—No lo sabrás porque eres nuevo pero aquí no existen alianzas, si le encuentran algo a tu compañero de piso dices que no tienes nada que ver, que eres una especie de víctima del sociópata y listo.


—Pero…


—No —interrumpió Gaara—, ya que vives con Sai deberías saber que siempre sucederán cosas así, a fin de cuentas el chico sí que está loco.


—¿Y cómo sabes que siempre suceden cosas así? —Gaara ya había terminado su labor pero, pendiente a la conversación, no se movió de su posición, y le sonrió a Naruto.


—Porque antes fui su compañero de celda.


—¿En serio? —el baño estaba en silencio pese a todos los presos que estaban mirando—. ¿Y por qué ya no?


—Digamos que el ala tres se cansó de tantos gritos en la noche.


Naruto se erizó cual gato, entonces comenzó a creerse esa teoría de ser una especie de Garfield, no hay que ser muy brillante para enterarse de la razón de ese griterío. ¡Pero si ya lo decía él! Todos son más maricones que los maricones de las marchas LGTB. Ay… y pensar que él estaba ahí metido.


—¡¿Qué hice para merecer eso?! —se quejó Naruto mirando al techo del baño, entonces recordó qué hizo para merecer aquello—. Claro… los crímenes —se dijo.


—Te acostumbrarás —le animó Gaara caminando y recostándose contra la pared opuesta a los urinales.


—Claro, me acostumbraré cuando todos los presos de acá me metan ESO por detrás.


—Si me enteré. Mal primer día.


—¡No! Si fue el mejor día de mi vida —ironizó, pero al parecer en ese mundo la gente no entendía el sarcasmo, y justo cuando giró vio en los ojos de Gaara esa chispa pervertida que le decía que las cosas se estaban poniendo peligrosas.


—¡N-no! —intentó razonar con el chico—, noo… Gaara, no quise decir eso… no… deja de mirarme así…


—Así… ¿cómo?


¡Sai! ¿Dónde está Sai? Él lo salvaría de semejante situación. Pero no; fijo Sai seguía cargando ladrillos, y esperaba muy en el fondo que el muy maldito se encontrara con su gemelo, que se encontrara con el psicópata de turno, en serio… ¿qué le pasaba a ese sujeto? ¿Quién guarda una fotografía de esa índole como si fuera la única foto de tu mascota ya muerta?


Pero no, nos estamos desviando del tema. La situación es fácil, está Gaara con cara de “te quiero follar” y está Naruto con cara de “no me folles, por favor”. ¿Que por qué no ha salido corriendo? Bueno… porque es un idiota.


Lo que le faltaba.


Primero acorralado en las duchas y ahora acorralado en los urinales.


Gaara dio peligrosos pasos adelante, tanto como para dejar a Naruto entre la pared y él, junto a ellos esas piezas de mármol blanco que van a presenciar algo sucio, eso en más de un sentido porque el olor de la ropa de los presos no es el mejor.


¿Qué mejor manera de comenzar una violación que con un beso?


Naruto abrió la boca sólo porque Gaara le estrujó el cuello impidiéndole el paso correcto de su saliva y el oxígeno en su debido caso; lo besó rudamente, metió la lengua sólo porque podía pero Naruto no correspondió el beso confundido como estaba pero si se alertó cuando sintió la otra mano del chico colarse por debajo de su roída camiseta de Guns ‘n’ Rouses.


—P-para —pidió cuando Gaara se separó, pero él tenía poca intención de parar.


—¿Sabes lo que cuentan por los pasillos? —sonrió y no esperó respuesta—. Cuentan los que te acorralaron ese día, que no habían tenido mejor sesión de sexo en mucho tiempo, que había algo especial en ti.


—N-no ti-tiene sentido…


—¿Eso dices? Bueno, yo quiero confirmarlo por cuenta propia. Pero no te preocupes, que la gente dice que yo también son un buen amante.


Gaara liberó su cuello.


—Eso no quiero comprobarlo —Naruto arrugó la frente—. ¿Cuándo van a entender que no soy un puto gay como ustedes?


—Te quedará gustando.


—¡Ni lo sueñes! —bramó—. Largo, no quiero verte, cara de mapache.


Gaara, tan serio que parecía, estalló en carcajadas atrayendo la atención de los presos que todavía se encontraban allí. Y con prepotencia lanzó su única mano libre a la entrepierna de Naruto, apretó sacándole un jadeo al rubio que no fue de excitación sino más bien de sorpresa.


—Es grande —admitió luego de palpar unas cuantas veces—. Quizá por eso les gustaste tanto.


—¡Suéltame!


Pero no, Gaara no tenía intención de parar ahí, le gustaba esa pose que tomaba mientras mantenía a Naruto acorralado; los demás presos se comenzaban a aglomerar a su alrededor y se sintió triunfal, lo suficiente como para comenzar un masaje sobre el jean desgastado del rubio.


—¿Por qué este lugar está lleno de psicópatas? —se quejó Naruto intentando ignorar la no pedida reacción en su cuerpo.


—Bien que te gusta —le replicó Gaara.


—Cállate, maldito pervertido.


—¿No estás muy tranquilo? —Esa actitud era rara, sin duda, pero era curiosa en extremo, digo… ¿quién no se espanta si un tipo te está tocando ahí abajo?


—Ya estoy preparado psicológicamente.


—¿De qué mierda hablas?


—Claro, después de ese día, y pese a la disque protección de Sai, pensé que quizá esto podría volver a pasar, y puede que no pueda negarme siquiera… así que pueden hacerme lo que quieran, a fin de cuentas yo nunca les corresponderé.


No. Así no era divertido.


Gaara hizo una mueca de disgusto, y de a poco se separó por completo de Naruto, lo miró con rabia contenida, luego dio varios pasos hasta perderse de la vista de todos. En cuanto a los presos que quedaban fue cuestión de segundos hasta que todos estallaran en carcajadas.


—¡Ya lo escucharon! —gritó uno—. ¡Podemos hacerle lo que queramos!


—¡Me parece bien! —secundó otro.


Naruto abrió los ojos sorprendido.


—Mierda. —Alcanzó a exclamar antes de ser rodeado por todos esos viejos.


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—¡A que no sabes lo que se rumora en los pasillos!


—¡No me jodas Sai! —le chilló Naruto recostado boca abajo en su catre.


—¿Te volvieron a abrir el ojete?


—No me jodas.


—¡Lo hicieron!


—¡SAI!


El chico rió por lo alto mirando a su adolorido compañero con la ropa toda revuelta, ahora entendía por qué estaba boca abajo, seguramente le dolía demasiado como para acostarse con normalidad. Pese a eso lo miró con pesar, pobre tipo… llevaba poco más de un mes ahí y ya había sido tomado por quién sabe cuantos.


—Venga, ánimo —le dijo—, quizá un día se cansen.


—¿De qué mierda hablas? —Naruto subió la vista casi roja por la rabia que tenía acumulada.


—Ya, ya, no llores —siguió Sai sin enterarse de nada.


—No estoy llorando, estúpido.


—Sé que es duro pero tienes que animarte y…


—¡Cállate de una puta vez!


—¡Ay! —se quejó—, pero quien la viera ¡tan delicada la princesa!


—¿Por qué mierda todos me tratan como princesa? —Naruto recordó al policía de la dona y gruñó por lo bajo.


—Es que eres hermosa.


Claro, ahí estaba Sai con sus comentarios de mierda, aunque a fin de cuentas no podía hacer nada por cambiar eso. Suspiró. —¿Qué chismes corren por los pasillos?


—Reubicación.


—¿Eh?


—Parece que los de arriba creen que siempre estar con el mismo compañero de celda cierra lazos sociales y no sé qué más mierdas así que como que van a hacer un cambio de compañeros.


—¡¿En serio?! —de repente el dolor de su trasero pasó a segundo plano y dio un salto del catre hasta quedar en pie frente a Sai—. ¡¿Podré librarme de ti?! —preguntó con expectativa—. ¡¿Cuándo será eso?!


—¡Que cruel!


—¿Cuándo?


—Mañana, probablemente.


—¡La vida vuelve a ser bella!


Sai sonrió con malicia. —Bueno, hasta de pronto tienes suerte y terminas compartiendo celda con Hidan o con Shinzu. ¡Ya verás como se divierten!


Naruto tragó en seco. —No me jodas. 

Notas finales:

Creo que ver al Uchiha bastardo en esa situación me da más risa que miedo.


Verán, pobre Naruto, ahora se ganó la fama de 'buen amante'. Eso mismo. La puta de turno.


Insisto, me alegra que el fic les esté gustando *se siente aún más feliz*


Me encanta no saber a dónde irá a parar todo esto.


¿Qué creen que le pase a Naruto? ¿Quedará con Kiba? Quien quita que quede con Shinzu, ¿Con el Uchiha bastardo?


Votaciones abiertas.


Todo esto es karma.


Entonces... ahora que me emocioné iré a escribir el siguiente capítulo. Ustedes comenten, que es gratis.


Por sus reviews y sus visitas. Thanks, son adorables :3


Adiós.


*Sigue ignorando el hecho de lo tardía de esta actualización*


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