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Esto es una introducción. la historia verdadera comenzara en el próximo capitulo.
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Prólogo: Cuando llega un nuevo estudiante.
era un día que parecía como cualquier otro, sin embargo no lo era. En Sweet Amoris había llegado un nuevo alumno. Era un joven apuesto, de cabellos negros y ojos azules y afilados. Su rostro era largo y fino, vestía un suéter azul oscuro y unos pantalones grises oscuros. Era alto, de andar elegante y se notaba delgado y de músculos firmes. Al entrar a la sala de delegados, se encontró con Nathaniel, quien lo recibió con una amable sonrisa.
_ Buenos días. Supongo que vienes para tu inscripción.
_ Si.
En el ambiente se notaba la tensión. Ambos jóvenes sonreían sin ser realmente amables. Era como una especie de odio a primera vista. Las formalidades eran un asunto de rigor en ese momento. Con las sonrisas más falsas que la de un pez, ambos chicos se despidieron. Cuando la puerta se cerró por fin, el rubio descongeló su amable sonrisa y cambió su expresión por la de una de desagrado absoluto. Era notorio que ambos no se agradaban.
Por otro lado, en el momento en que aquel joven había salido de la sala de delegados se había topado con otro cuerpo que tiró al suelo por la fuerza del impacto. Aunque estuvo a punto de caer también, logró sostenerse, pero miró al piso al escuchar el grito de protesta de aquel otro cuerpo, que pertenecía a nada menos que a un pelirrojo de ojos chocolate. Era de un rostro encantador, pero aquella boca atractiva solo soltaba insultos hacia el responsable de su caída, que por desgracia era el nuevo estudiante.
_ ¿Por qué no te fijas por donde vas? Pedazo de imbécil.
_ Disculpa, no me di cuenta.
Tendió su mano para ayudar al otro chico, pero éste retiró su mano con violencia, rechazando la oferta de ayuda, se levantó por si mismo, soltando algunas palabras malsonantes. Miró con rencor al otro chico y se fue soltando algunas otras palabrotas. El pelinegro miró al pelirrojo por largo rato, mientras un brillo salía de sus ojos. Sus labios se curvaron en una sonrisa que no era nada buena. Era perversa y cargada de malicia propia de un demonio que planeaba su próxima maldad. Se mostraba interesado en aquel joven de boca grande y actitud rebelde. Este instituto seria interesante, si ese chico estaba aquí, bien había valido la pena el cambio de escuela y de ciudad.
Nathaniel, sin embargo, a pesar de que no le gustaba juzgar a las personas a la primera, aquel sujeto le había parecido repelente. Nada comparado con Castiel, el pelirrojo rebelde de la escuela. Sin duda, su amabilidad era algo a considerarse, para afirmar que era alguien agradable y hasta formal por la forma elegante aunque casual de vestir, pero había algo en su persona que lo le caía bien. Intuición o paranoia, pero no le agradaba. Solo esperaba estar equivocado, pero algo muy dentro le decía que no era paranoia.
Continuará...