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Eet por GekitetsuNikki

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Notas del capitulo:

Rox escribe puras joterías

Ese día hacía un frio terrible y aun así, Ruki salió dando un portazo sin preocuparse por que no llevaba nada con qué abrigarse. No se había ido, por supuesto, sin antes dedicarle una mirada ambigua —como la mayor parte de las miradas que Takanori le dirigía a todo el mundo—. La de esa noche parecía mezclar la clarísima advertencia de “Si-no-fuese-ilegal-te-mataria-aquí-mismo-y-con-las-manos-desnudas” con indignación y algo que parecía muy cercano a la decepción. Akira pensó que en cualquier momento regresaría medio congelado y las cosas, como siempre, se solucionarían y quedarían en el olvido. Por eso prefirió suspirar y arroparse entre las suaves mantas de la cama, pensando que era muy afortunado de estar ahí mientras Takanori probablemente estaba entumecido, enfurruñado y con los dientes castañeándole —de rabia y de frío, a partes iguales— en medio de la calle.  No supo en qué momento se quedó dormido, lo que sí notó es que al día siguiente las cosas de Takanori ya no estaban en el departamento y en el refrigerador había una nota pegada que le dejaba claro —quizá con demasiada rotundidad— que la relación que mantenían desde hacía dos años estaba terminada.  

Qué remedio, pensó Akira dando un suspiro. No es que no le importase, pero eran la clase de situaciones que no sabía cómo manejar, el experto en eso era Uruha y aunque eran amigos desde hacía años le avergonzaba pedirle consejos sobre “esas” cuestiones, máxime  siendo que ahora mismo, Uruha se dedicaba a vomitar arcoíris por donde fuese que Aoi se cruzara. No quería recibir un “Si lo amas, lucha por él, Akira” ni ninguna otra frase rosa y cursi que Kouyou parecía sacar de las telenovelas.  

Las semanas posteriores al rompimiento, Ruki iba y venía de la sala de ensayos con los audífonos puestos todo el tiempo. Apenas y hablaba con nadie y no cruzaba más que las palabras de cortesía necesarias, parecía como si se quisiera perder en medio del sonido que sólo él podía escuchar. Reita no podía evitar preguntarse en dónde estaba viviendo, pues Matsumoto había abandonado el departamento que alquilaba cuando se fueron a vivir juntos, pero tampoco se atrevía a preguntarle nada, estuvo ideando la mejor manera de averiguarlo hasta que Kai le comentó con tono confidencial y solemne que estaba compartiendo su departamento con el vocalista. Reita no supo si sentirse aliviado o celoso, simplemente se limitó a suspirar con cansancio, como ya se le estaba haciendo costumbre.

Desde que Takanori se había ido, el ciclo del sueño de Akira se había alterado de manera considerable y últimamente dormía demasiado y sin descansar del todo, a veces despertaba con hambre y sed terribles y sin saber exactamente por cuánto tiempo había dormido. Pero se dio cuenta de que las cosas andaban mal en definitiva cuando en una ocasión despertó a media tarde y al levantarse de la cama pisó una caja de pizza de hacía varios días. No recordaba que fuese Ruki quien se encargara de mantener el apartamento limpio, como si fuera un sueño que tuvo hace mucho tiempo, vagamente recordó que Ruki solía ser bastante ordenado y cuidadoso con sus enseres personales y a lo largo del tiempo que habían vivido juntos, el hábito terminó por ampliarse hasta ocuparse de la limpieza general.

Quizá podría empezar a reconsiderar la situación, se dijo, vivir junto a Ruki se había vuelto tan natural y estaba tan acostumbrado a ello que, contradictoriamente, no podía recordar por qué tenía la impresión de que así sería como acabarían sus vidas, juntos.  Esa tarde, mientras limpiaba el desastre que tenía la desfachatez de llamar hogar, recordó que cuando su hermana estaba en la enseñanza media llevaba un taller de mecanografía como asignatura. Aún podía recordar el traqueteo de la vieja máquina de escribir que su madre les había cedido para que hicieran los deberes. Su hermana solía darle la mitad de su mesada a cambio de que le ayudara con los ejercicios de mecanografía, pero él era torpe con los dedos y terminaba abusando del Eet, la tecla que te permitía regresar espacios y escribir por encima de los errores.

 ¿Por qué no existía una tecla así en la vida real?  

A lo mejor el error era Ruki, no él. Y si Matsumoto era el error, él podía corregirlo ¿No? ¿No decían algo así como que un clavo sacaba otro clavo? Animado por la idea, quedó con un conocido que sabía que gustaba de él, quizá si salía y se reunía con otras personas  encontraría el milagroso botón que le permitiría retroceder hasta esos días en los que vivía solo y se las ingeniaba por sí mismo, sin depender, por decirlo de algún modo, de Takanori.  Pero su improvisada cita terminó siendo un absoluto desastre, luego de  una interminable hora de charla irrelevante, el otro chico se retiró de la casa de Akira con la idea de que era más agradable tenerlo como vecino.  Y Reita se quedó de nuevo en la soledad de su apartamento, sin saber qué podría hacer. A lo mejor podría tomar una siesta…

El timbre lo sacó de su letargo cuando apenas empezaba a dormitar. Confundido, pues últimamente nadie le visitaba, abrió la puerta.  Era Ruki, Akira agradeció que no hubiese llegado antes, sería muy incómodo que su ex pareja lo hubiese hallado, metafóricamente, escribiendo sobre el error.

—¿Me dejas pasar?

Sorprendido, Reita se apartó de la puerta para que el otro pudiese entrar. La voz de  Takanori sonaba increíblemente áspera y rota, como la de un fumador empedernido después de toda una vida con el tabaco en la boca.  Akira no sabía muy bien que hacer ¿Le ofrecía algo de tomar o lo invitaba a sentarse? Tenían meses sin dirigirse la palabra y la situación se le antojaba bastante incómoda, Ruki no parecía tener intención de decirle nada y se había limitado a quedarse de pie en medio de la estancia. La paciencia nunca había estado en la lista de virtudes de Reita y cuando estaba por preguntarle a qué había ido, Takanori se decidió a hablar por fin.

—Ya... ¿Qué fue lo que me hiciste? —murmuró bajito, con la cabeza gacha como si no quisiera mirarlo.

—¿Hacerte de qué? —preguntó Akira, extrañado.

—Mi voz, desde que terminamos no he podido cantar ni una sola nota —Ruki perdió la cuidada modulación que intentaba mantener, un sollozo contenido le quebró la voz y algo similar a un lamento abandonó esa boca.-Por favor, devuélveme mi voz, Akira, sabes que cantar es lo único que sé hacer bien.

Reita no sabía que responder, la situación le parecía a la mar de surrealista. Aunque ahora que lo meditaba, en todo ese tiempo no había escuchado a Ruki cantando, estaba ocupado todo el tiempo con papeleo o encargándose de supervisar la mezcla digital de las canciones, pero no había notado que no se había acercado al micrófono en un buen tiempo. ¿Tan distraído se estaba volviendo? Él pensaba que no…

—Takanori, ¿Te estás dando cuenta de lo que me estás diciendo?  Yo no puedo devolverte tu voz porque simplemente no me la llevé a ningún sitio, no es una cosa que alguien podría tomar y llevarse. Por favor, regresa a casa y deja de ser ridículo —Akira había comenzado a subir el tono de voz y terminó gritando, así empezaban sus peleas antes.

Ruki se acobardó un poco ante eso y pareció encogerse más sobre sí mismo, se veía más bajito de lo usual.

—Es que... es que no puedo cantar, desafino todo el tiempo, se me olvidan las letras. Todas las canciones que me gustaban de repente ya no las recuerdo. Pero todo estaba en su sitio cuando vivíamos juntos, incluso en nuestras peores peleas podía tranquilizarme cantando y ahora no puedo ni tararear. Por favor, en serio, te aseguro que lo último que quiero es molestarte, sólo devuélveme eso que me quitaste y te prometo que no te volveré a incordiar más ¿Sí?

Reita sintió un pinchazo de culpa, quizá había sido demasiado tosco y en nada ayudaba que de repente Matsumoto hubiese empezado a llorar con los labios bien apretados para reprimir los sollozos.

—No llores —susurró incómodo, Takanori no era el tipo de persona que lloraba en público con facilidad, de hecho, nunca lo había visto hacerlo. Durante el tiempo que habían sido pareja agradeció infinitamente aquello porque él no tenía ni la más mínima idea de cómo consolar a alguien cuando eso pasaba—. No llores —repitió— quizá podríamos intentar traerla de vuelta juntos.

—Pero es que no puedo —gimió Takanori. Akira resopló, impaciente.

—Tienes que poder, te voy a ayudar.

— ¿Aunque tengas que enseñarme a cantar desde cero?

—Aunque tengas que volver a aprender a cantar, yo te voy a ayudar.

—Pero tú no sabes cantar —lloriqueó Matsumoto—. Cantas horrible, de hecho.

En otros tiempos, ese comentario hubiera hecho que el Vesubio explotara de nuevo,  pero a Reita le hizo gracia y le sacó una sonrisa melancólica.

—Bueno, yo no canto, es cierto, pero tú sí.  Sabes que no creo en esas cosas ni tampoco soy bueno con las palabras, pero si cada una de las personas en este mundo nace para algo en específico, tú lo hiciste para cantar, así que lo peor que podrías hacer es llorar y decir que ya no puedes  hacerlo. ¿Por qué no te tranquilizas un poco y luego vemos que hacer?  El chocolate caliente te relajaba ¿No?

Ruki lo miró con los ojos abiertos como platos y asintió repetidamente, sorprendido de que aún recordara ese tipo de detalles, él siempre había pensado que Akira jamás se detenía a contemplarlos.

El dueño de la casa regresó, después de un rato, con una taza llena de chocolate humeante y una manta afelpada y suave bajo el brazo, la preferida de Takanori cuando vivía ahí. También llevaba una bolsita de pañuelos desechables con los que le limpió la cara a Matsumoto.

—¿Por qué terminamos? —preguntó Ruki medio dormido después de un largo rato, Reita le acariciaba el cabello con cariño y la taza de chocolate estaba vacía sobre la mesita de la sala.

—En realidad no terminamos, tú me terminaste  —en cuanto vio la mirada de Matsumoto, se apresuró a corregir—.  Supongo que porque no sabíamos hablar bien y esas cosas, siempre que peleábamos yo empezaba a gritar y tú te ibas de inmediato, demasiado rencor acumulado suele hacer que las personas reaccionen mal ¿No?

—Sí, supongo que sí —coincidió el otro— ¿Pero sabes? Esta vez no quiero irme.

Reita sonrió y se dejó llevar por esa atmósfera somnolienta, y abrazados, se quedaron dormidos sobre el sofá.

 

Akira abrió los ojos con la vaga impresión de que había dormido bien por primera vez en siglos. Aunque le dolía un poco el cuerpo por el espacio tan reducido en el que se había acostado, tenía la mente despejada y clara por primera vez en mucho tiempo. Se puso de pie con un bostezo y se sorprendió al sentir la alfombra suave y libre de objetos desperdigados sobre ella. Descalzo, se dirigió a la cocina, en donde se escuchaba un suave canturreo.

—¿Ruki?

—Acabo de regresar del médico  —dijo con una sonrisa de oreja a oreja— .Todo era una ligera faringitis ¿Sabes? Al parecer estaba muy estresado y por eso se me empezaron a olvidar las cosas y pesqué una gripe que no me cuidé y se convirtió en infección. Por eso no podía cantar, aunque me parece muy raro porque la garganta no me dolía —dijo haciendo un mohín—. En fin, mi voz estará de vuelta por completo en un par de días —finalizó restándole importancia al asunto.

Reita lo miró entre irritado y divertido, se terminó decantando por darle una palmadita cariñosa en la cabeza.

— ¿Entonces ya no vas a volver a perder la voz?

—Supongo que no, ahora estarás de nuevo para cuidarme cuando me resfríe ¿No?

—¿Eso significa que estamos regresando? —preguntó Akira con tono divertido.  Ruki le correspondió con una sonrisa.

—¿No te dije ayer que esta vez me iba a quedar? Bueno, quizá ahora mismo no, porque debo ir a comprar los medicamentos que me recetaron, pero regresaré enseguida.

Y a diferencia de muchas otras veces, ese día Ruki se fue cerrando la puerta con suavidad, con la promesa en el aire de que regresaría y no para reconciliarse después de una pelea.

Secretamente, a Akira le gustaba pensar que la voz de Ruki había vuelto porque estaban juntos de nuevo.

Notas finales:

Esta historia es una especie de songfic, sólo que ese formato de poner pedazo de la canción-texto de la historia no me gusta mucho x3. Por eso, mejor me esperé hasta las notas finales para comentarlo, ¿Y la canción? pues es esta cosa bonita de Regina Spektor, por si a alguien le interesa escucharla xD 

Sobre la famosa tecla "Eet" pues decir que sí existe xD en las máquinas de escribir viejas es la tecla que te permite recorrer espacios y escribir sobre las palabras. Igual la historia no se apega demasiado a esto, pero lo que quería era rescatar el concepto de querer regresar al pasado para corregir los errores. 

Y finalmente, decir que la historia va dedicada para Shiu y su desafío, espero que te haya gustado por que cambié mil veces de idea y finalmente esta fue la que me pareció que se desarrollaba con más suavidad, espero que te guste y no te parezca muy aburrida.

Gracias por leer  ^3^

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