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Lames, muerdes, besas. Ese era el patrón que ambos han establecido. Después encajas tus uñas sobre la pálida piel de su espalda.
Un gemido involuntario escapa de tus labios, al curvarse tu espalda de placer. El mar de sensaciones es abrumador, el tacto se agudiza, tanto que cualquier caricia te hace elevarte al máximo. Sientes sus fríos labios rodar por tu cuello, hasta anidarse en tu punto mas débil, tu clavícula.
Sonríes, porque sabes que lo hace apropósito, aun recuerdas cuando le confesaste que al besarte ese punto te elevaba al máximo. Buscas sus labios mientras vas cambiando de posición, ahora te toca estar encima de el… escuchas una pequeña negativa por parte de él, unos segundos después al estar completamente sobre el, escuchas los mismos gruñidos, pero ahora de placer.
Tus manos comienzan a recorrer cada milímetro de piel expuesta de su pálido pecho. Sonríes de lado mientras presionas tu sexo contra el de tu fiero amante provocandolé una exquisita presión que lo lleva un momento al Nirvana, aunque suene irónico. Recibes un gruñido / gemido como simple respuesta a tu movimiento. Tus manos recorren lentamente su pecho, como memorizando en tu mente cada trazo de suave y nívea piel expuesta.
Su pálida piel se estremece ante tú cálido tacto, adoras la sensación de poder que te ofrece ese pequeño acto. Sonríes con suficiencia. Al principio te aterraba el hecho de no complacerlo, pero él te demostró que eso no tenia valor ante tus ojos, si no que al contrario, te hacia aún más valioso ante sus orbes carmesí.
Acelera el ritmo y sientes que estás apunto de tocar el cielo con la punta de tus dedos junto a él. Aún que el preferiría llevarte al limite del abismo y sumergirse ambos en los brazos de la oscuridad. Contraes tu entrada para darle placer, lo sientes estremecer bajo tu piel. Te sientas completamente mientras aceleras un poco más. Oh, como amas tener el control.
Lo escuchas aumentar sus gemidos y mezclarse salvajemente con los tuyos. Escuchas un leve susurro ahogado por la pasión, mas no le das importancia. Estas apunto de alcanzar el cielo cuando él da la estocada final.
—¡Sebastían!.
—¡Ciel!.
Ambos gritan de placer, manchas el níveo vientre de tu amante mientras sientes que te inundas de su esencia. Todo pierde sentido a tu al rededor lo único que se escucha son sus nombres llenando la vacía habitación. Caes rendido a su lado.
Tu respiración es irregular a igual que la de él, debido a lo sucedido. Alzas tu rostro para verle y observas que tiene los ojos cerrados. De nuevo agachas tu rostro y lo hundes a su costado. Sientes que te atrae suavemente aun mas hacía el mientras con sus largos dedos dibuja círculos en tu espalda. Eso te comienza a relajar más rápidamente. Tratas de cubrir tu desnudes con las sabana, mas él lo impide susurrando un r13; tanta perfección no debe avergonzarle, Bocchanr13; das gracias a la tenue obscuridad ya que oculta muy bien tu sonrojo.
Sientes como acerca su cara y dice un r13;Te amo... Cielr13; dice mientras besa tus labios. Tu corazón salta de emoción al escuchar tu nombre en sus finos labios y Correspondes ese cálido beso con todo el amor que tienes para él… se sube encima de ti cuidando de no dejar caer su peso sobre ti y comienza a besarte de nuevo el cuello. De nuevo la pasión comienza a inundarte. Y muerdes tu labio inferior al sentir sus manos acariciando tus piernas… sonríes al sentir su excitación sobre tu vientre rosando tu sexo. Y sabes que comenzará una nueva ronda que estas dispuesto a aprovechar al máximo…
Al corresponder sus caricias y mimos, das gracias a quien sea por haberlo encontrado aquella fría noche de de dolor y soledad…
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