Sonrió de forma algo cansada, entre sus manos estaba aquella fotografía, tomada un hermoso día de verano, los brazos de su novio rodeándole y ambos con brillantes y felices sonrisas plasmadas en sus rostros.
Dejo nuevamente la fotografía sobre la mesa de centro de su departamento, antes de que sus ojos se llenaran de lágrimas que no dejo salir, mordió sus labios y se trago cada uno de los sollozos que pugnaban por salir, respiro profundo y se calmo, volviendo a su estado normal.
Suspiro lentamente, dejándose caer sobre el elegante sillón que formaba parte de la decoración de aquel hermoso departamento, y enfoco su mirada en el enorme ventanal que dejaba a la vista los hermosos colores que pintaban el cielo, dejando en claro que el día estaba punto de concluir.
La puerta se abrió, dejando pasar a un joven un poco más alto que él, de tez morena, cabello negro y brillante sonrisa.
-¿Qué tal tu día amor?-pregunto con tranquilidad, quitándose el saco para dejarlo sobre uno de los sillones.
-sabes que no me gusta que me llames amor- le dijo en tono frio y cortante, sin despegar su vista del cielo.
No había que ser genios para saber qué clase de expresión portaba en esos instantes su novio, se abstuvo de soltar un suspiro, que de nada valían en esos momentos, sabía perfectamente que involucrarse con el menor le traería más de un problema y decepción, pero aun así, su corazón quedo prendido de su imagen, su porte, sus palabras, aunque fuesen frías y cortantes, su presencia que destilaba tristeza.
Intento tocar al menor, pero este rápidamente se alejo, bajando la mirada, mientras mordía sus labios, apretó su mano en un puño, desviando la mirada hacia aquella fotografía que descansaba sobre la mesa de centro.
Era una hermosa tarde de otoño cuando le conoció, fue en uno de los parques de la ciudad, el estaba de busca de inspiración para poder crear su nueva temporada, cuando lo vio a las orillas del rio, su mirada se encontraba perdida en el rio, como si pensara en lanzarse en el.
Cuando vio que se movió, corrió hacia él, alejándolo de la orilla.
-“¿qué te pasa? ¿Por qué demonios quieres acabar con tu vida?”-pregunto molesto, notando que el chico en cuestión solo mantenía su mirada vacía, mirada que le cautivo al instante.
-“solo tenias que dejarme morir… ¿a ti en que te afecta que yo esté o no, en este miserable mundo?”-pregunto con voz baja, levantando su mirada que denotaba tristeza, pero sobre todo dolor, un dolor tan enorme que le consumía la vida poco a poco y le estaba volviendo loco.
No supo que decir únicamente atino a abrazar con fuerza aquel pálido y delicado cuerpo.
Tiempo después se enteraría por boca de su mejor amigo, que el chico que aquel día había salvado era viudo… si, viudo, su esposo acababa de morir en un accidente, aquello le había dejado destrozado, y lo que él había visto era una pésima imitación de lo que un día fue.
-“cuando los conocí, KyuHyun era completamente contrario a como se ve hoy, era tan alegre aunque bastante sarcástico y malvado- le comento en alguna ocasión HeeChul, mientras caminaban por los pasillos de su trabajo- en sus ojos brillaba el amor que le tenía a JongWoon, nadie podía negar que se amaban con pasión.”
Poco a poco comenzó a entrar en la vida de aquel joven, que era dueño de una poderosa empresa, la misma que le dejo su esposo, hasta el punto en que estaba completamente enamorado de él.
-“aléjate de mi… no te convengo en lo mas mínimo, huye ahora que puedes”
Le había dicho un día, que había intentado besarle.
-“es como una hermosa rosa”- dijo una vez.
-“recuerda que cada rosa tiene su espina, y las de KyuHyun pueden matarte en vida”-le advirtió HeeChul.
Si tan solo lo hubiera escuchado en aquel instante… si no hubiese sido tan cabeza dura.
Durante algunos meses, KyuHyun pareció volver poco a poco a ser quien solía ser, volvía a sonreír con naturalidad, dejo de ser tan hostil con los demás y comenzó a abrirse poco a poco, entonces comenzó su relación, una relación como cualquier otra con altos y bajos, pero era suya.
Pero un día todo cambio… KyuHyun volvió a hundirse en su depresión, volviendo a ser hostil, alejando de su lado a todos, menos a SiWon que no estaba dispuesto a dejarlo ir.
-“¿Qué pasa amor?-pregunto una noche, que el menor había regresado entrada la madrugada con aliento alcohólico.”
-“¡JAMÁS VUELVAS A LLAMARME ASÍ!-le grito furioso.”
Tiempo después descubriría que los padres de su alguna vez esposo lo culpaban de haber perdido a su hijo, sobre todo porque el mayor estaba embarazado.
Su relación comenzó a degradarse hasta ser lo era hoy en día una convivencia que estaba acabando con ambos, HeeChul tenía mucha razón cuando le dijo que tarde o temprano las espinas de KyuHyun comenzarían a matarlo, el menor no dejaba de culparse, y el no podía hacer nada para aligerar aunque fuera un poco la carga que su amado tenia, eso era algo que solo Kyu podría hacer.
-hoy fui a su tumba- murmuro KyuHyun aun viendo al suelo.
-¿Por qué hiciste eso?-pregunto preocupado SiWon, queriendo acercarse y confortarlo, pero dado el comportamiento de menor, no sabía a qué atenerse.
-solo quería despedirme… de ambos- murmuro, con voz quebrada, mientras las lágrimas comenzaban a caer por sus mejillas- tenía que decirles que los amo… y que los extraño demasiado…que… que yo….-murmuro antes de comenzar a sollozar.
Se le partió el corazón al ver a su novio de aquella manera, y sin pensarlo realmente lo abrazo con fuerza pegándolo a su cuerpo, intentando calmar su dolor aunque fuera solo un poco, quería demostrarle que ahí estaba, que estaba a su lado, que siempre estaría para cuando le necesitara.
Varias horas después KyuHyun por fin dejo de llorar, aun se encontraban sentados en aquel sillón, ahora la oscuridad cubría completamente la estancia, KyuHyun tenía su cabeza pegaba al pecho del mayor.
-te amo-susurro con voz ronca, debió al llanto, abrazándose con fuerza al cuerpo de Choi-yo… lamento todo esto…
-no te preocupes- le dijo SiWon acariciándole con cariño los cabellos- te amo, sin importa cuántas veces me lastime con tus espinas.