No recordaba exactamente la hora de su encuentro, pero estaba muy apurado como para calcular cualquier cosa en ese mismo instante; se podían apreciar fácilmente sus cabellos negros llevados hacia atrás por culpa del viento que chocaba contra su rostro, dejando al descubierto sus notorias ojeras tan características de él. En cuanto cruza el puente, pasa al lado de un joven de alta estatura, superándolo al menos por 5 o 6 centímetros, de cabello claro, un rostro serio y muy familiar, mostrando que tenía grandes secretos en él. Voltea a verlo por unos minutos, hasta que recuerda el motivo de su desesperación, llegaría tarde al encuentro con su novio.
- ¡Tao! –Se logra escuchar un grito a la distancia, era un chico de más o menos su estatura, con su piel ligeramente más oscura que la de Tao, sus conocidos le llamaban Kai, de nombre real Kim Jongin, su novio, quien se encontraba esperándole en medio de ese apenas soportable frío, muy típico de aquella estación. Tao, quien se sorprendió al verle, se acercó hacia él con una amplia sonrisa en su rostro.
- ¿Me esperaste demasiado? Lo siento, debes tener mucho frío… -Tomó con cuidado las frías manos de su novio, intentando que las mismas encontrasen un poco de calor pronto. A pesar de encontrarse frente a frente, en su mente sólo tenía la extraña imagen de aquel chico que vio en su camino, ese rostro tan familiar. Ya lo he visto antes… Pensaba.
- Cerca de 5 minutos, te has demorado más de lo que creí, casi me congelo… descuida, estoy bien ahora que estás aquí. –Hace un leve puchero, pasando sus brazos por el torso de Tao, buscando así darle un cálido abrazo.
- Te ves extrañamente feliz y no creo que sea sólo por mí, dime, ¿qué ha sucedido? –Lo observó detenidamente, no era su ideal demostrar tanto interés, pero era algo que no podía evitar.
- Pues… encontré a alguien mientras venía hacía acá, te alegrarás al saber quién fue. –Sus labios formaron una tierna sonrisa, esperando causar alguna impresión en su novio.
- ¿Ah? ¿A quién has encontrado? –Y ahí va, su ideal de sonar desinteresado no le iba a funcionar.
- ¿Recuerdas a Kris hyung? Lo he encontrado a él, se veía bastante serio, pero dijo estar bien, iba por donde tú llegaste… ¿No lo has encontrado también? –Se mostró un tanto más serio al notar lo sorprendido que estaba Tao, quien, sin siquiera querer hacerlo, había logrado recordar por completo a aquel joven que cruzó su mente y se había mantenido ahí unos largos minutos.
- Creo haberlo visto hace algún rato, corría demasiado rápido y todo eso, no lo vi bien. –Suspiró, dando un aire incómodo al ambiente, Kai no sabía nada al respecto y no debía hacerlo, Tao no quería que éste lo sepa, pues para él, Kris fue la persona que en un tiempo hacía que su corazón se estremeciera y, como dicen por ahí, “donde fuego hubo, cenizas quedan”, cosa que no era del todo falsa en el corazón de Tao, pero no, era un error, en su corazón y mente ahora sólo debería estar Kai, quien lo hizo sentir vivo otra vez.
- Tao… se está haciendo muy tarde… -Suaves palabras salieron de entre los labios del menor, no se habían dado cuenta de todo el tiempo que estuvieron tan solo mirándose, el cielo estaba tornándose oscuro, no sabían si ya era tarde o sus pensamientos ambiguos tuvieron algo que ver.
- Sí… será mejor que nos vayamos, si te quedas más tiempo en este frío pescarás un resfriado, ¿quieres que te acompañe a tu casa? –No acostumbraba a forzar sonrisas en frente de Kai, eran más que innecesarias, pero en ese momento, sintió que necesitaba hacerlo. Prometí que siempre te haría feliz, Kai… Dime, ¿no pasará nada, cierto? Preguntaba en su mente, como si el contrario le pudiese escuchar.
- ¡Sí! Me haría más que feliz eso. –Se sonrieron mutuamente, emprendiendo rumbo hacia la casa de Kai, el camino se les hizo corto con tantas cosas que se dijeron el uno al otro, pero eso no quitaba lo incómodos que estaban, sobre todo Tao, que no se sentía bien al haber dudado de sí mismo, de sus sentimientos por Kai. Dejó a este último en su casa, despidiéndose con un suave beso en la mejilla, lo cual Kai encontró un tanto raro, pero decidió ignorar ese hecho. El rumbo que tomó Tao primero fue incierto, no quería dirigirse hacia ninguna parte, aunque sin darse cuenta, ya estaba fuera de su propia casa, en la cual vive solo, o al menos eso creía, hasta que lo ve a él de nuevo ahí, con sus maletas, sentado y apoyando su espalda en la puerta principal, Kris.
- Gege… ¿Eres tú? –Se acercó con torpeza, quedando completamente congelado al verlo con más claridad, el mayor tan solo levantó la mirada con firmeza, manteniendo el silencio por unos segundos.
- Tao, te he encontrado, al fin. –Rápidamente se puso en pie, abrazando al más joven con fuerza en un impulso rápido, recuperando la compostura con rapidez al darse cuenta de lo que hacía.-
- Tú… ¿qué haces aquí? Creí que habías dicho que no ibas a volver nunca… o algo así me dijeron. –Su rostro mostraba una expresión demasiado neutra, mientras observaba descuidadamente al más alto.
- ¿No es obvio? He regresado, además, nunca dije que no volvería, en el momento que me fui dije que sería solamente un tiempo, ¿quién te dijo que no volvería? –Enarcó una ceja, mientras picaba con suavidad la cara del menor, buscando alguna reacción de su parte.-
- Ya, lo entiendo, pero ¿Qué hacen aquí tus maletas y eso? ¿Eres un vagabundo? –Pasó por alto su pregunta, no le diría quien fue que se lo dijo. Estúpido Chen, por eso comenzó a reír cuando yo me lo creí todo. Maldecía en su interior, tratando de mostrarse un poco más relajado en su exterior.
- Fácil, vine a vivir con el panda, es eso o vivir debajo de un puente, nadie más quiso recibirme en su casa, supongo que no me quieren con ellos. –Ríe despreocupadamente, tenía más de alguna razón oculta del por qué estaba ahí, mentir no le haría mal a nadie.
- Voy a hacer como que te creo, pero no te sientas tan victorioso, además, es obvio que no le preguntaste a todos si podías vivir con ellos, Lay es tu mejor amigo, el también hubiese dicho que sí. –Buscó las llaves de su casa y se dispuso con cuidado a abrir la puerta.- Sé sincero, ¿por qué me buscaste a mí? –Entró sin mayor cuidado a su hogar, mientras esperaba una posible respuesta por parte de Kris.
- No hagas preguntas difíciles, Tao… -Dijo, dedicándose a entrar en compañía de sus maletas, al tener todo dentro cerró la puerta. Suspiró.- Te busque porque… eres tú, si me quedo con alguien, prefiero que sea contigo a que con alguien más. ¿Soy muy sincero? –Al escuchar dicha respuesta, Tao baja su mirada lentamente, un tanto avergonzado, con las manos en sus bolsillos, continúa caminando hacia el interior de la casa.
- En mi habitación hay una cama libre, no preguntes el por qué, pero la hay, aunque si te es más cómodo dormir solo, puedes dormir en el sofá, mas te aseguro que te congelarás ahí. –Decía, mientras abría la puerta de su habitación, la cual era lo bastante amplia como para que estuviesen cómodos los dos.
- ¿En tu habitación? Está bien, trataré de no incomodarte, compañero de habitación. –Toma sus maletas y se dirige a la habitación para así acomodar sus cosas en ella, ya todo listo, dirige su mirada hacia Tao, quien se encontraba apoyado en el marco de la puerta.- ¿Te molesta si tomo una ducha?
- Oh, no hay problema, ve, yo estaré aquí. –Dijo, dirigiéndose a su cama para relajarse un rato mientras Kris sale de la habitación en dirección al baño, no podía mantener su mirada quieta en ningún segundo, ¿por qué no se negó a dejarlo entrar? ¿Por qué se acaba de dar cuenta recién de esto? ¿Acaso es un idiota? Incluso la palabra infiel pasaba por su mente, siendo que no había ocurrido nada entre ellos. Pasaron unos minutos y Kris entraba de vuelta a la habitación, llevaba el torso descubierto, una toalla en el cuello y unos pantalones cortos, mostrando su hermosa figura cada que se movía, Tao no puede evitar sonrojarse, y es que había pasado un montón desde que había visto a su gege de esa manera, solamente se dignó a soltar un suspiro, uno bastante prolongado.
- Te ves algo cansado –Se acerca tranquilamente al menor, posando su diestra en la frente de éste, confirmando si tenía fiebre.- Tu temperatura está normal… ¿no será que te pongo nervioso así? –Esbozó una sonrisa llena de sus traviesas intenciones en aquel momento.
- ¡N-no! ¿Cómo me vas a poner nervioso? Ja, sólo es que tú… -Se queda sin palabras al instante, Kris estaba bastante cerca, si no estuviese en una relación con Kai, quizás su voluntad sería diferente, pero no era así, tenía a alguien a quien cuidar y amar, un capricho del pasado no podía arruinar eso, ¿o sí? De tanto esfuerzo, lo único que consigue es sonrojarse más.- Aléjate. –Empuja a su gege hacia atrás, por lo que queda estirado en la cama, con los brazos extendidos.
- ¿Ves? Te he puesto nervioso. –Sonríe victorioso a la vez que siente el teléfono sonar, aprovechando la cercanía lo contesta.- Este es el teléfono de Huang ZiTao, Kris al habla, ¿qué desea?
- Kris, soy yo Kai, no pensé que tú podrías contestar el teléfono, pásame a Tao, por favor. –Kris sonrió plenamente al escuchar la entusiasta voz de Kai, ciertamente le agradaba bastante, por lo que no dudó en extenderle el teléfono a Tao, quien saltó sobre el mismo como si su vida dependiese de ello.
- ¿Kai, eres tú? ¡No es lo que piensas, en serio! –Dijo exaltado, dándose cuenta del extraño silencio que se formó al otro lado de la línea.- ¿Kai?
- Tao… ¿Qué cosa no debería pensar? –Tao se quedó helado por unos segundos. Nada, no deberías pensar que Kris estaba con el torso desnudo muy cerca de mí, que vivimos juntos y bueno, me he sonrojado por su culpa. Pensó deliberadamente.
- No… Estoy algo loco, debe ser por la hora, ah, por cierto, Kris se quedará unos días conmigo, dijo que no tenía ningún lugar dónde ir o algo así, por eso contestó él, no le pareció buena idea lo de dormir en la sección de invitados así que tuve que darle la opción B. –Explicó, sabía que Kai lo entendería, a pesar de saber cuan celoso era.
- ¿Me amas, cierto?
-Sí, lo hago, lo sabes, no haré nada malo, pequeño mal pensado. –Rió con suavidad, despidiéndose finalmente con un “te quiero” como solía acostumbrar todas las veces que hablaba con Kai.
-Uhm… Así que encontraste algo mejor. No pensé que me olvidarías tan pronto, ZiTao. –Kris miró de reojo y con un toque de resentimiento a Tao, quien se sintió incomodo con su mirar, y recordó, recordó el por qué de todo lo que había ocurrido antes de que el más alto se marchase, recordó todo lo que alguna vez quiso olvidar. ZiTao… No me llames así, no con ese tono tan serio, no lo hagas…