Cualquiera que viera ese sauce llorón en el parque del centro del pueblo diría que fue puesto para una película de terror. Alto, frío, escalofriante, imponente así lo describían muchos pero no él. No ese muchacho que ahora se encontraba debajo de aquel árbol. No, en definitiva no él.
El estar ahí era para él como un pacto casi una religión. Muchas personas solo lo veían al pasar por ahí, realmente no les importaba, solo él sabia la historia de ese árbol, solo a él le importaba. Era muy normal para todo el pueblo verlo en ese lugar, extraño era cuando no se encontraba, muy raramente eso ocurría desde aquel día en que aquel que siempre lo acompañaba dejo de existir. Sí, desde aquel día Taemin siempre estaba ahí, o al menos siempre que podía.
¿Taemin? ¿Pero quién es Taemin? Esa era la duda de muchos y que nadie se atrevía a preguntar.
Suspiró por decima vez en esa tarde. El anochecer se estaba acercando y él no volvía. Taemin seguía esperando a aquel que se fue y nunca habría de regresar o eso era lo que los demás creían.
Sin duda alguna él no había tenido una “vida” normal, pasar 190 años vagando por el mundo no parecía contar como vida, menos cuando 50 de ellos se la había pasado esperando a su gran amor, aquel humano que falleció tiempo antes. Aun podía recordarlo como si fuese sido ayer.
-Disculpa, necesito saber dónde está la dirección ¿me podrías indicar por donde esta?- aquel mortal de ojos grandes se ganó su corazón desde el primer momento en que lo vio.
-Claro, yo te llevo-en esa época Taemin no hacia amigos, de hecho era popular pero era más reconocido por ser solitario lo que lo hacía tener un aire de inalcanzable y eso lo hacía aun más popular con las chicas y chicos de aquella universidad.
Ambos caminaron hasta llegar a las oficinas de dirección de la universidad.
-Es aquí- dijo Taemin deteniendo su paso
-Bueno… Gracias por traerme…- cortó su hablar esperando que le dijera su nombre
- Taemin, Lee Taemin- respondió cortésmente
- Yo me llamo Minho – se presentó con una sonrisa radiante en su boca haciendo que el pobre Taemin se quedara sin aliento
-Mucho gusto
- Espero verte de nuevo pequeño – dijo Minho mientras le acariciaba el cabello para después entrar a las oficinas
Ese día Taemin realmente sintió algo realmente cálido en su interior, por no decir que su muerto corazón latió a mil por segundo durante todo el tiempo que estuvo con aquel humano.
Pasaron algunos días, quizás semanas, pero para Taemin que el tiempo era insignificante por primera vez en su vida sintió que pasaron décadas sin ver a Minho.
-Hola Minnie – le dijo alguien en su oído mientras le tapaba los ojos - ¿Sabes quién soy? – ¿cómo no saberlo? Era lo que se preguntaba Taemin, había escuchado sus pasos acercándose pero no se movió por miedo a que fuera una alucinación.
- Eres Minho- dijo tratando de darse la vuelta para ver por fin su cara después de tan solo 5 semanas, 2 días y 13 horas desde la primera vez que lo vio. Si claro, él no había contado el tiempo.
- ¿Quieres ir a comer algo?, a decir verdad me muero de hambre
Taemin asintió, y partieron hacia un restaurante. Esa tarde se llegaron a conocer a fondo hasta el punto de creer que se conocían de toda la vida. Minho tenía 19 años a punto de cumplir los 20 era el hijo de una familia de dinero y empresas, se acababa de mudar solo quería sentirse independiente y que no necesitaba que su familia lo mantuviera. Portaba un gran carisma, era caballeroso y simpático. Por otro lado Taemin era tímido, vivía solo, su familia falleció cuando era pequeño, no era muy sociable, tenía 18 años o por lo menos fue los que dijo tener. Minho lo sabia el no decía toda la verdad, él guardaba muchos secretos pero esa razón fue lo que le atrajo más de aquel pequeño.
Al final de esa tarde, en el momento de despedirse Taemin volteo para ver como Minho se iba y susurro por lo bajo Bienvenido a Halloween-town
Desde ese día ellos eran inseparable, siempre juntos en la universidad aunque estudiaran diferentes carreras.
Un trueno cayó cerca del parque lo que lo atrajo de nuevo a la realidad. ¿Debía olvidarlo? Era lo que se preguntaba todo el tiempo esa pequeña criatura de la noche. No. Simplemente lo seguiría esperando, porque él sabía que Minho iba a volver, él prometió no dejarlo solo nunca.
-Taeminnie~ – canturreó Minho sentándose a lado del nombrado en el sillón.
-¿Qué pasa Minho?- pregunto sin separar su vista de la televisión. Ya habían pasado tres años desde que se conocieron y estaban a punto de graduarse.
-Me podrías poner atención – frunció el seño por la falta de interés del “menor”. Taemin suspiró y apago la tele para luego voltear a ver a su amigo. Minho al ver que tenía su atención dijo – me gustaría que me acompañaras a un lado el día en que nos graduemos.
-Claro
Pasaron los días y la tan esperada graduación llegó. Fueron al evento de la universidad y celebraron junto algunos compañeros porque increíblemente Taemin se había vuelto un poco más sociable y pudo conseguir amigos al igual que Minho.
Al caer la noche, Minho tomó la mano de Taemin y lo guió hasta un parque en el centro del pueblo. Taemin se sorprendió al ver el viejo sauce llorón del pueblo adornado con luces de navidad y una mesa debajo de él, adornada con velas y champan, haciendo ver todo como una velada romántica. Al tener este pensamiento Taemin enrojeció totalmente.
-Ven- dijo Minho jalándolo hasta una silla donde lo hizo sentarse. Después se arrodillo. – Taemin… Minnie…- Taemin sonrió con dulzura al verlo tan nervioso sin duda había algo importante que decirle al haber preparado todo esto porque era para él ¿verdad?- Yo… Tú me gustas mucho… No, no, no así no… Tu… Yo te amo y ¿quisieras ser mi novio? – termino diciendo Minho algo rojo.
Taemin estaba sorprendido. No sabía que decir.
-Yo realmente… también te amo –dijo Taemin algo apenado lanzándose a sus brazos para luego ser elevado por el aire dando vueltas de felicidad con su nuevo novio.
-Gracias Minnie, me haces tan feliz. Te prometo que te protegeré y nunca te dejare solo.
Esas palabras todavía rondaban por su mente. Sonrió al pensar todos los buenos momentos que pasaron juntos.
Entonces comenzó la tormenta. Taemin alzo su vista al cielo para ver como las gotas iban resbalando de las hojas de aquel árbol, su árbol, su sauce. Volvió a suspirar por millonésima vez en esa tarde-noche. Era hora de irse él no iba a volver. Por lo menos no hoy.
-¿Taemin? ¿Qué haces? – exclamó Minho entre asustado y sorprendido. No era para menos esa reacción al ver a su novio a lado de aquel cuerpo sangrante y sus manos llenas de este líquido rojo al igual que su boca. Él había salido a buscarlo cuando no contestó a sus llamadas, se preocupó, pero al pasar por un callejón escuchó un grito desgarrador, se detuvo y vio esta espeluznante escena de su novio.
-Yo… Minho…-pensaba en una escusa que decir, Taemin estaba totalmente consciente de que sus colmillos sobresalían de su boca y que esta estaba manchada de sangre al igual que sus manos.-Tenemos que hablar-fue lo único que pudo decir
Minho solo asintió.
Taemin abrió la puerta de su departamento, él no podía dormir pero la costumbre de hacerlo con Minho se le quedo aun cuando este ya no esté con él. Esperaría hasta mañana para ver si regresaba.
Taemin y Minho fueron al departamento de este último.
- Dime lo que estabas haciendo- susurró Minho
-Yo…- sabía que no había escapatoria tenía que decirle toda la verdad – soy un vampiro – oyó como su novio aguanto la respiración y se puso pálido
-Porque nunca me lo dijiste- pregunto Minho
-No es fácil decirlo- lo vio directamente a los ojos – yo lo siento. Te juro que siempre me alimento de donaciones de sangre del hospital. Solo que hoy…-recordó como los últimos días tenia sed de sangre y no podía ir al hospital, después ocurrió ese incidente- lo siento- bajo la cabeza avergonzado
-¿Te alimentaste bien?- Taemin se sorprendió por lo que dijo Minho y levanto el rostro. Lo vio. Vio la preocupación en sus ojos y se pregunto cómo había un hombre tan bueno como él y si realmente se lo merecía. Minho se desabrocho la camisa y se acerco a él mostrándole su cuello.-toma la que necesites.
Taemin no se resistió y bebió su sangre, apenas había podido probar la de aquel hombre en el callejón pero la sangre de Minho era un millón de veces mejor. Esa noche se dejaron llevar por la lujuria de la sangre y lo carnal.
Aun recordaba la mañana siguiente.
Minho abrió poco a poco sus ojos cuando la luz del sol le empezó a molestar, Taemin solo lo miraba, al pensar lo que hicieron ayer se sonrojaba. El muchacho de ojos grande aun tenía unas pequeñas marcas en el cuello donde la noche anterior le extrajeron sangre.
-Bueno días, hyung-dijo Taemin escondiendo su desnudez y parte de su cara con las sabanas. Este gesto hizo sonreír al “mayor” quien lo abrazo por debajo de estas acariciando parte de su espalda y un poco más abajo. Taemin sin querer soltó un pequeño gemido por la sorpresa.
-Buenos días, mi vampirito- respondió Minho para luego ponerse encima del otro y atacar su cuello a besos dejando más marcas que la noche anterior.
-Hyung… ah… - gemía Taemin tratando de separarse- tenemos que ir… a desayunar… ah… necesitas recuperar… fuerzas ah…
Después de un rato ambos fueron a desayunar. Aun Taemin podía recordar la cara de Minho al ver en el periódico aquella noticia que decía:
Hombre muere a garras de un animal
Hoy en la madrugada se encontró el cuerpo de Joan Lee en un las orillas del pueblo. Al parecer fue atacado por una manada de lobos salvajes; en su cuerpo se encontraban marcas de mordedura y también se encontró casi drenado de sangre. Se recomienda precaución a la población en general…
Su rostro estaba pálido y sorprendido pero sobre todo aliviado, ya no podían culpar a su pequeño vampiro.
A partir de ahí se hicieron todavía más unidos, literalmente no podían vivir el uno sin el otro. Pero las tragedias nunca acaban.
Pasaron los años Minho ya tenía 57 años y por Taemin aun aparentaba 18; cuando algunas personas los veían daban por hecho que ellos eran padre e hijo o tenían alguna relación familiar. Más equivocados no podían estar. Ellos se seguían amando como si el tiempo nunca hubiera pasado, su amor era eterno. Pero no todo es eterno.
Minho a los 57 años sufrió un accidente de auto mientras iba manejando, él otro conductor tuvo la culpa pero eso no lo libro de la muerte. Los doctores hicieron todo lo que estaba en sus manos pero no lograron salvarlo.
Choi Minho murió a los 57 años de edad dejando al pobre Taemin desconsolado después de haber vivido su maravilloso amor.
Te prometo que te protegeré y nunca te dejare solo.
Esas eran las palabras que a diario recordaba. El reloj marcaba 6:30 a.m. se paró y cambió dirigiéndose al mismo lugar de siempre, a el sauce, su sauce. Como siempre espero y espero, de pronto una brisa de viento muy fuerte paso haciendo que se volara de sus manos el papel que traía, porque para él era una costumbre escribir un diario donde ponía sus vivencias para cuando Minho volviera. Taemin echo a correr tras aquella traviesa hoja que se atrevió a irse de sus manos. Al agarrarla, suspiro aliviado y regreso a donde estaba anteriormente pero jamás pensó lo que vería. Ahí estaba el dueño de todos sus pensamientos. El único ser que se atrevió a averiguar quién era Lee Taemin.
Choi Minho.
Taemin se tallo los ojos al pensar que alucinaba, pero su corazón no dejaba de latir aceleradamente era él, sin duda era él. Sonrió como no lo había hecho en mucho tiempo.
Minho caminó hasta quedar en frente de cómo solía llamarle en los viejos tiempos su pequeño vampirito, tomó su barbilla haciendo que Taemin lo viera a los ojos y los dos volvieron a sonreírse.
-Bienvenido a Halloween-town, Minho – fue lo único que susurró Taemin antes de fundirse en un beso con su gran amor.