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Faraway... por himeko-san

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Notas del capitulo:

HOLA SENSUALES Y HERMOSOS LECTOR@S!!

...-w- 

como estan?

espero que bien..

owo perdonen  mi retrazo..uwu

... LOS QUIERO MIS LECTOR@S! owo!

por favor, disfruten el cap.^^

Capítulo 8: Un sentimiento prohibido.

Eran las ocho de la noche, llego arrastrando sus pies a su hogar ni bien abrió su puerta escucho los pasos de su pequeña hija para luego ser recibido por un enorme abrazo de esa pequeña de tres años. El analista abraza con fuerzas a su pequeña dándole un pequeño refugio en sus brazos, cuando abrazaba a esa pequeña parecía que todos los problemas del mundo se acababan, que todo el mal que podía existir ya no estaba. Esa pequeña era la paz que necesitaba y mucho más.

-Papi…-la suave y cándida voz de su hija resuena en su oído- ¿has tenido un día feo?...

 -No, no mi amor…-murmura mirando a su pequeña acariciando sus mejillas- Papi está cansado, eso es todo…-sonríe- Princesa, ¿quieres dormir conmigo hoy?

-¡¡Claro papi!!-anuncia la pequeña animada sonriendo tiernamente- me encanta dormir con papi...-la niña abraza más a su padre, mientras esté sonreía muy gratamente.

El psicólogo se sentía afortunado de tener una hija como la suya, ella hacia que todo valiese la pena para él. La noche transcurrió con tranquilidad, después de darse una ducha, cambiarse y hacer que su pequeña se lavase los dientes se dispuso a irse a la cama. Eran las nueve y quince de la noche, estaba acostado en la cama  y a su lado, dormida plácidamente en su cama estaba su pequeñita. El analista suspiro  mientras acariciaba los rubios cabellos de la pequeña.

Sin previo aviso su mente comenzó a divagar hasta llegar a unos momentos atrás. Claro como una fotografía estaba aquel beso prohibido que había tenido con su paciente, aún ahora recordaba perfectamente el sabor de los labios de ese adolecente y el agradable calor que emanaba su cuerpo. Esos recuerdos comenzaron apresarlo y las dudas comenzaron a emerger una a una…

“¿El pensara en ese beso?...”

“¿Significo a algo para él?...”

“¿Él pensara… en mí?...”

Se maldijo a su mismo, ¿Cómo podía actuar así?, era un hombre adulto no necesitaba actuar como si fuese una quinceañera enamorada. Enamorada… amor, ¿a que venían esas palabras?, él no estaba sintiendo nada más que amistad hacia el adolecente, ¿Por qué tenía que mencionar la palabra “amor”?  No tenía nada que ver.

¿Cierto…?

-Maldita sea…-murmura bajo, cierra con fuerza los ojos e intenta dormir, pero por más que se removiese en la almohada o que se removiese entre las sabanas, no conciliaba el sueño. Pasaron las horas sin poder dormir, para cuando volvió a fijarse en el reloj se dio cuenta que eran las dos y cuarenta de la mañana. Suspiro pesadamente, cuidando no despertar a su hija se levantó de la cama. Casi en puntillas fue hacia el baño que se encontraba en la sala, se metió en el cerrando la puerta con seguro. Sin perder tiempo abrió la llave del lavamanos y comenzó a lavarse la cara.

Tal vez así…

Sus pensamientos dejarían de ser tormentosos…

-Ah… -suelta un pesado suspiro- no puedo creer que esto me pase a mi edad…-murmura el analista, se mira al espejo. Su cara estaba mojada y sus cabellos estaban levemente húmedos. Suspiro como quinta vez esa noche cerrando los ojos. Sus recuerdos volvieron pero ahora estos venían con una duda; “¿Qué tal si hubiese pasado a más?”,  ante él se abre esa posibilidad y su imaginación comienza a ser estragos en su mente.

Que tal… si aquel adolecente hubiese bajado a su cuello, besándolo sin vergüenza alguna mientras sus manos acariciaban su espalda,  que su cuerpo delgado se pegara contra el suyo llenándolo con su calor propio volviendo las caricias cada vez más atrevidas e intensas, cada pensamiento era más subido de tono y más atrevido que el anterior hasta que un punto inevitable.

-N-no…-el psicólogo miro hacia abajo, justamente al pantalón de su pijama. Un bulto se asomaba bajo su pantalón, su miembro estaba duro de la excitación. Rápidamente entro en un dilema, una ducha fría a esa hora no era bueno para salud y tampoco podía volver a la cama, menos con su hija en ella- N-no pu-puedo creer esto…-murmura el psicólogo totalmente sonrojado, derrotado el analista lentamente se sienta en el suelo con sus piernas levemente abiertas y lentamente lleva su mano por debajo de su pantalón hasta su miembro. Toma su miembro y comienza estimularlo.

-Ahmm…-sus jadeos no tardaron en salir de su boca, leves gemidos comenzaron a sonar por las paredes del baño, inconscientemente aumento su ritmo en su mente imagines fuera de tono pasaban, y una de esas imágenes era del adolecente arrodillado con el miembro del analista en su boca saboreándolo como si fuese un dulce- ¡Aaahm!- el adulto suelta un gemido muy fuerte al imaginarse eso, ahora el sentido común había desaparecido de él, ahora controlado por sus propios instintos y sensaciones.

Su mano subía y bajaba rápidamente, de manera casi inconsciente baja sus pantalones hasta los robillos y abre un poco más las piernas, lleva su otra mano a su entrada y sutilmente mete dos de sus dedos, ya no se controlaba a sí mismo, solo quería sentir más placer. Con sus dedos comenzó a masajear su zona más delicada, haciendo su erección un tanto más dura, comenzó a estimularse mucho más rápido mientras estimulaba su entrada sin ningún tapujo.

-Aghmm, aaaaggghm….-gime y jadea fuertemente cerrando con fuerza los ojos, sus mejillas ardían severamente, su mente estaba fuera de sí al igual que su propio cuerpo, el cual se estremecía cada vez debido al placer, las piernas del analista temblaban levemente- aaahm..ya….-murmulla entre jadeos-..aaaahmm…Yami…-susurra el nombre del adolecente entre jadeos y gemidos casi sin querer, metió otro de sus dedos a su entrada y comenzó a simular suaves embestidas con ellos  sin dejar de estimular su propio miembro- ¡¡Aagjmm. Yami!!....

Se imaginaba que estaba con el adolecente, con el entre sus piernas. Que aquel adolecente entraba y salía de su interior salvajemente, imaginaba los labios de ese adolecente sobre su cuello y sus tetillas. El sudor corría por su cuerpo, su pecho subía y bajaba rápidamente debido a su respiración dificultosa, estaba llegando al éxtasis, sentía que su cuerpo estaba a punto de sucumbir ante todas esas sensaciones juntas.

-¡¡Aaahmmm Yami!!-Suelta  su nombre en un gemido fuerte mientras arquea su espalda levemente, dejando libre su esencia blanca manchando su mano y su vientre. Lentamente retiro sus  dedos de su entrada, respiraba a duras penas. No podía creer lo que había hecho, se había corrido… ¡¡Gimiendo el nombre de uno de sus pacientes!! ,  y no solo eso sino también imaginándolo en situaciones muy comprometedoras con su persona.

-¿Qué sucede conmigo?...-murmura el analista ni bien había recuperado el aliento, se levanta lentamente, se limpia  y se lava las manos con jabón. Después de mojar su rostro nuevamente, salió del baño lentamente y se fue a su cuarto. Se acostó en su cama y miro a su pequeña hija dormida- Soy horrible…-murmura el psicólogo mientras se acomoda en un pequeño rincón de la cama cerrando los ojos conciliando por fin el sueño.

 

……..

 

El adolecente miro el reloj de su muñeca, eran las dos y veintinueve de la tarde, faltaba menos de un minuto para la consulta con su analista. Estaba nervioso, ¿Cómo podía verlo a los ojos ahora, después de todo lo que paso anoche?, tenía tantas ganas de dar marcha atrás y correr sin mirar atrás, pero a pesar de tener esas tremendas ganas de huir, también tenía muchas ganas de volver a ver a su analista.

Quería verlo…

-Tengo ganas de verte Yugi-san…-murmura el adolecente sonrojándose levemente.

Suspiro y tomo fuerzas, sin titubear mucho más se adentra en el interior del edificio donde veía su  psicólogo, ahora todo lo que pasaría estaría en manos del destino.

............

Miro el reloj, eran las dos y media. Ya su paciente venía en camino, miro hacia abajo y un leve sonroje apareció en sus mejillas, ¿Cómo podía verlo ahora?,  aun no podía creerse lo que había hecho anoche. Bien podía decirle a su secretario que pospusiera la cita para otro momento, pero si bien se sentía pena de mirar a Yami ahora, también tenía unas grandes de verlo una vez más. Esto era malo, muy malo para él.

-Estoy comenzado…-murmura- a sentir cosas que no debo…-susurra y baja la mirada, escucha como abren la puerta de su consultorio  y alza la vista. Ve al adolecente entrar y cerrar la puerta tras suyo, camina unos pasos hasta quedar  frente a frente.

La reacción de ambos fue bastante similar, ni bien se miraron los rostros un enorme sonroje apareció en sus mejillas,  los nervioso se pusieron a servicio de ambos un leve temblor apareció en sus cuerpos. Yami mordió un poco su labio inferior y aparto su vista, mientras Yugi atino a mirar hacia abajo totalmente apenado. Ninguno pudo decir nada al contrario, se quedaron así un rato corto hasta que el adulto por fin pudo articular unas cuantas palabras.

-Por favor Yami…-murmura el psicólogo- to-toma asiento, no te quedes ahí parado…-murmura sin levantar la vista.

-Cl-Claro…-murmura el adolecente apenado, se sienta  frente al psicólogo.

En ese momento, ambos piensan una sola cosa…

“¿Por qué… mi corazón…

Late de esta manera tan intensa…?”

 

Notas finales:

GRACIAS POR LEER!

un beso.owo byeee


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