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Presa por MinWoow

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Notas del fanfic:

Las parejas son a la libre imaginación propia del lector, cualquiera que le guste, obviamente.

Sin más retrasos le dejo el fic.

Presa

 

Lo miro una vez, acechándolo con la profunda mirada que poseía y se relamió los labios. Él sería suyo. La noche estaba a oscuras y el humo de cigarro se expandía por todo el lugar, creando una leve neblina, pero a pesar de aquello él lo podía ver perfectamente. Admiraba su blanca piel y sus rosados labios, esos que quería probar. Quería devorarlos. Dejarlos hinchados y mordisquear esa blanca piel lechosa que poseía, lo quería para él.

Se acerco con pasos sigilosos hacía él, procurando que su presencia aun se mantuviera incógnita y así sorprenderlo al tomarlo de la cintura para llevárselo a un lugar mucho más alejado y sin todos esos mortales estorbándole.

Sin embargo en un paso en falso él lo miro, sus mirada se conectaron y el pudo sentir que su frío corazón de depredador comenzaba a calentarse, a latir con descontrol mientras que su pecho se inflaba de calor y lo extendía por todas sus extremidades. Se quedo ahí parado viéndolo y vio como el chico sonreía para él, esto hizo que solo sus ganas de hacerlo suyo aumentaran pero lo propio, su sentido de hambre, se había ido por completo. La simple mirada y la hermosa sonrisa del chico habían esfumado el hambre que lo consumía una noche antes de la luna llena, ese hambre que lo llenaba por completo y hacía que perdiera la conciencia, su propia identidad y se transformara en alguien tan asesino. Alguien que disfrutaba de la carne fresca.

Decidió acercarse y al hacerlo el pudo sentir el vago olor que le llegaba de él a la distancia en la que estaba hace un rato, mezclado con todos el olor de esa personas. Pero ahí frente a él era casi palpable, lo llenaba y abrazaba por completo. El olor lo obsesiono en cuestión de segundos, y su presa sonrió aun más y enrollo sus brazos alrededor de su cuello y lo miro.

No se puede negar este sentimiento, caí en él, y me deje llevar.

Se sintió como si lo conociera de años, como si hubiese esperado por el toda la vida. Miles de imágenes pasaron por su mente, pero solo una quedo ahí, emocionándolo y ansiándolo a hacerlo real. Lo beso. Y él hambre que sentía hace unos momentos, ese que se había esfumado por completo, volvió. Pero no de la misma manera, el hambre devorador fue mitigado por el hambre de poseerlo, de hacerlo suyo. De probar su piel, pero sin rasgársela, de probar sus labios; mordisqueárselos, lamerlos, pero sin la intención de dañarlos. Dejarlos en su mezcla de rosado y cereza a la vez, y probarlos cada vez que quisiera.

Me gusta la sencillez. Lo oculto dentro de mí ha abierto sus ojos.

Los besos fueron bajando por su cuello y como supuso, su piel era exquisita. De la forma que nunca se pudo haber imaginado probar algo tan delicioso, y lo mejor es que su olor era inefable, algo que lo llenaba por completo. Y esto le sorprendió. El chico era tan ordinario.  Era ordinario, sí, pero su forma de moverse, el solo hecho en que desprendía su adictivo olor tan despreocupadamente, liberándose del los problemas y no importándole nada, habrían hecho que su hambre pasara a ser otro.

Sonrió con lujuria, y luego le mordisqueo el cuello, pasándole la lengua sobre el al momento de hacerlo. Solo así su presa se había dado cuenta de su verdadera identidad, y entonces abrió sus ojos horrorizado, temiendo por su mortalidad. Lo empujo y él lo miro con mirada feroz.

“Eres solo una bestia salvaje”. Si vas a decir eso entonces cállate, cambiare si es necesario.

Su cuerpo lo detuvo, y las palabras “No te lo comas” resonaron en su mente haciéndolo reaccionar. No, no lo iba a lastimar. El podía comerlo de otra manera, miles de veces, sin que nunca acabase.

Lo atrajo hacía el antes de que empezara a gritar, a chillar por su vida, y lo beso. El miedo que el chico sentía fue aplacado por el beso transmitido, lleno de pasión y a la vez calidez. Algo que él no comprendía como lo hacía, como se controlaba y le transmitía ese tipo de sentimientos cuando nunca los había sentido. Pero lo estaba haciendo y los siguió haciendo durante toda la noche. Y durante el transcurso de los días, las semanas e incluso de los años.

No puedo dejarla ir nunca.

Y así lo había hecho, su presa mitigaba el hambre carnívoro, aplacaba el dolor de cada luna llena. Lo hacía morir y luego revivir tan solo con sus besos. Lo alimentaba con sus cálidas palabras de amor, y lo tranquilizaba con el olor. El olor obsesionante que tanto le gusta. Y la presa que era dejo de serlo, y ahora él era la presa.

Porque de hecho estaba preso de sus miradas y sonrisas, de ese cuerpo adictivo y de esos labios infaltables en sus días.

Sí, un lobo, soy un lobo, ¡Au! ~

Notas finales: Lo siento por lo de el/ella, no me había percatado de aquello. Era hemafroditaa (?) sajdas en fin~ ahora el fic esta completamente arreglado ^^

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