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Dear: por ariineko

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Notas del fanfic:

Los personajes pertenecen a Akira Amano, creadora del manga de KHR!  


Los utilizo con fines yaoiscos sin fines de lucro :3!~


Songfic, de la canción: Dear, de Vocaloid.


 


 *o*! Espero y les guste~


 


                                                       

.-Dear-.

8950

No puedo evitar mirar atrás, pues...

 

Ahora que miro con más claridad, la suciedad ya comienza a ser una molestia. En la ventana las gotas de agua chocan contra el cristal, mientras una rama movida por el viento lo raya. Las luces apagadas y la soledad, hacen que me sienta cerca de ti. Estás conmigo aún, puedo saberlo.

Al otro lado de la habitación, al lado de la veladora, en la mesita de noche, tu fotografía vuelve a sonreírme.

¿Sabes, Gokudera? Aun después de todo este tiempo, muy dentro mi cabeza puedo oir tu encantadora y hermosa voz. Siempre insultándome y mandándome indirectas, siempre, hasta el final. ¿Por qué aun con sólo recordarte mi corazón se vuelve a agitar?

Mi amado recuerdo, en mi memoria siempre estarás.

Me levanto de la cama, y camino hacia el ventanal, lo toco y descubro que está más frío de lo que pensé. Llueve demasiado fuerte... justo como aquella vez.

¿Recuerdas?

Aquel día junto a ti, camino a casa...

 

 

... y no nos dimos cuenta en que momento una amenaza de lluvia comenzó.

– Hey, Idiota del béisbol – dijiste. Alzaste la cara hacia el cielo, en un solo movimiento tu cabello plateado se deslizó por tu rostro hacia atrás -lloverá -aseguraste.

– Es verdad... – también levanté la cara, ¿En qué momento el cielo se puso gris?

Frunciste el entrecejo, miraste mi brazo y apartaste la vista.

-Por aquí – me tomaste de la mano y comenzaste a correr, jalándome contigo -busquemos un refugio.

Asentí, al sentir una gota caer sobre mi rostro. La lluvia se intensificó en poco tiempo, en menos de cinco minutos parecía una tormenta. Pero, te tenía conmigo, a una tormenta mucho más poderosa. Al final llegamos a un callejón con techo. Cansado, me deje caer sobre el pavimento. Te colocaste a un lado mío, molesto. A mí tampoco me agradaba que la salida acabara así, jamás volveré a confiar en los reportes de clima.

– Oh~ Hace frío – me froté las palmas y sobé los brazos enérgicamente.

– Yamamoto... – te escuché susurrar. Uno de tus brazos se pasó por mi cintura, al jalarme hacia ti mi hombro dio contra tu pecho.

– G-Gokudera– ¿Por qué estaba tan nervioso? Eres mi amigo. Es normal. Es normal que hagamos estás cosas, que me guste tu olor y tu sonrisa, la manera en que me miras y te enfadas, los berrinches y disputas con Uri... No es verdad ¡Esto no es normal!

– Es para mantener el calor – aseguras, pero ¿Por qué tienes la cara roja? ¿Acaso te has resfriado? No... La voz, también te tiembla. – No lo malinterpretes, idiota.

Sonreí. En verdad, desee que este momento durara para siempre. Me acurruqué más en tu regazo, descubrí que podías llegar a ser muy cálido.

Permanecimos así hasta que dejó de llover. Y desde ese entonces, todo cambió.

 

 

– Takeshi... – Mi papá llama desde la puerta -Tsuna vino a verte.

Giro para verlo, mis dedos sobre el vidrio resbalan; él desvía la mirada. Por su expresión, sé que me veo lamentable.

– Yamamoto –Tsuna aparece, lo cierto es que no quiero ver a nadie. Sólo a ti, Gokudera. Entró a mi cuarto y el viejo cierra la puerta. ¿Cómo es que llegó con esta lluvia? Aunque, no es como si  me interesara saberlo. Examina con la mirada mi oscura habitación, pasa la vista por el desastre del suelo y finalmente se detiene en el mueble de tu fotografía, con tu anillo de la tormenta a un lado –Yamamoto… – caminó sonriente hacia el mueble – a Gokudera-kun – acercó la mano hacía la foto, quería sostenerla – no le hubiera gustado que-...

– ¡No la toques! – grité. Pero... ¿Por qué lo hice?

– Yamamoto –pareció muy asombrado. Dejó caer el brazo con pesadez, y luego me sonrió. Caminó a mí con lentitud, y –está bien... llora – me abrazó.

Me mordí el labio. Ahora que lo recuerdo, no lloré cuando te fuiste.

 

Todo cambió por que, al girar mi rostro para verte una vez más, un beso fue lo que recibí. Estaba asombrado, era la primera vez que besaba a alguien. Era cálida, y relajante, está sensación. Cerré los ojos y te sujeté la mano. Por primera vez veía algo más en tu mirada que enojos, sonrojos y preocupación, te veías, tan tierno. No dijimos nada en especial, pero tampoco nos separamos. Inclusive, cuando la lluvia se detuvo, desee estar más tiempo contigo.

Sí, todo cambió. Me enamoré.

Tus llamadas se hicieron más frecuentes y largas, al igual que las citas. A cada día que pasaba nos volvimos más cercanos. Empezamos a compartir la comida y a comer desde el mismo plato, y tiempo después, a tomarnos las manos debajo del mantel. Pero sólo eso... nunca te dije lo mucho que te quería. Ni nos volvimos a besar en los labios. Aunque, a pesar de todo nunca dejaste de llamarme “Idiota del béisbol”; parecías feliz haciéndolo.

Un día, tan normal como cualquiera, en una salida con Haru, Kyoko, Tsuna y Ryohei, en el que tú y yo compartíamos en secreto un helado de chocolate, todo acabó.

Kyoko y Haru dieron un grito aterrador. Era una balacera desde lo alto de unos edificios. Ryohei puso a las chicas a salvo y la pelea empezó. Tsuna tomó la píldora los guantes lo más rápido que pudo, entonces, descubrí que todos tenían una herida de bala. Yo fui el único que logró evadirlas. Me paralicé cuando demasiadas manchas de sangre sobre tu ropa.

– Gokudera... – Traste de levantarte, caíste de nuevo. Tsuna se recuperó y se adentró a pelear desde lo alto, dándonos un poco de tiempo.

“Te encargo al Décimo” Leí en tu labios.

Asentí y corrí para ayudar a Tsuna.

Ryohei comenzó a curarlos con la llama del sol, mientras yo me adentré a la pelea. Me maldije por haber olvidado la espada, mientras que con rapidez subí por los edificios. Por el símbolo que todos tenían en sus trajes, supe que era una familia de Italia. Al final, no eran tan fuertes como pensaba, terminaron derrotados con algunos golpes. Cuando regresamos, las flamas de Tsuna de apagaron. Me alegré al verlos a todos recién recuperados.

– Chicos... –dijo Tsuna con gran alivio. Valla susto -¿Están bien?

– ¡Bien hecho, Yamamoto, Sasawaga! – Gritó Ryohei, terminando de curarte.

– ¡Ese es el Décimo! – gritaste. Me miraste de reojo, tratando de ocultar tu inocultable sonrojo –Buen trabajo, Yamamoto.

-Si –Estaba muy feliz.

Me acerqué a ti y te ayudé a levantarte, un poco torpe al principio, pero teníamos que llevarlos a un hospital.

En ese entonces, si no hubiera olvidado la espada, si hubiera sido más fuerte, si hubiera visto que aún quedaba uno de los otros consiente, si me hubiera dado la vuelta a tiempo...

-¡Yamamoto! -tú, no habrías que haber usado tu cuerpo para protegerme.

Se escucharon muchos disparos, supe que era una ametralladora. Cuando giré, vi tu cuerpo detrás mío y, repentinamente, todo se volvió silencioso. Tsuna y Ryohei gritaron algo que no entendí, las chicas chillaron a mis espaldas, mientras que tu caída me parecía eterna.

Te sostuve en cuanto reaccioné. Miré el resto de tu cuerpo, estaba teñido de rojo.

– ¡Gokudera! – levanté tu mano y la acaricié; grité tu nombre muchas veces más.

– Idiota del béisbol... – sonreíste mientras apretabas mi mano, tu voz parecía romperse – gracias…

-¿Qué estás dicendo-…

-Por darme una vida, –continuaste, aunque el brillo de tus pupilas ya no estaba –una familia, amigos y la oportunidad de amar... Takeshi, – cerraste los ojos y, con gran esfuerzo susurraste: – gracias por todo.

Tu mano se deslizó por entre la mía, jamás abriste los ojos de nuevo.

 

Me aferré al abrazo de Tsuna. Tus últimas palabras "Gracias por todo", aún siguen resonando. Repentinamente un escalofrío me recorrió el cuerpo, recordar aquello, dolía demasiado. Escondí la cara en el pecho de Tsuna y sin darme cuenta, lloré como nunca lo había hecho. Sollocé y deje que lágrimas le mojaran el abrigo.

– ¡Quiero verlo! – Grité, en medio de un sollozo, él me sujetó aún más – ¡Quiero verlo! ¿Por qué su voz que ya no está sigue resonando? "Idiota del béisbol" "Yamamoto" ¡Quiero escucharlo una vez más!

– Él ya no está... – Tsuna también lloraba – Gokudera-kun se ha ido – lo sé.

Sobre el hombro de Tsuna, alcanzo a ver tu fotografía que sigue sonriéndome, y tu anillo sin vida descansa a un lado. Ese anillo... fue lo que en realidad nos unió. <<"Desde ahora, protegeremos a Tsuna con nuestra vida " >>fue nuestra última promesa.

Hey, Gokudera... en el lejano, lejano mundo que te encuentras ahora ¿Tu anillo aún llevarás?

 

 

Al despertar, lo primero que veo, son los cálidos brazos de Tsuna rodeando mi cuerpo, siento su respiración chocar contra mi nuca y al girar, lo observo dormir. Sonrío. Me escabullo por debajo y logro salir de la cama. Refunfuña algo, da la media vuelta y vuelve a dormir.

– Hey, Gokudera –miro tu fotografía. La veladora se acabó – buenos días

Salgo de casa sin decir nada. Por primera vez, iré a verte desde aquella vez. Siempre pensé que algún día, algun día te enviaría los pensamientos y sentimientos que tengo hacia a ti. Que por siempre, para siempre, durmieron muy dentro, al fondo escondidos en mi corazón.

Y, ese día, es hoy. Ayer entendí que no podía superar tu muerte porque, jamás, ni una sola vez te dije lo mucho que te amaba.

La reja del cementerio es grande, más de lo que me imaginé. Es sombría y está recubierta por el óxido. Al abrirla produce un sonido extraño y tirante. Lápidas por todos lados, algunas olvidadas por en el tiempo, otras recubiertas de flores; te busco en cada una de ellas.

"Gokudera Hayato" Se lee en una.

Me inclino sobre ella y acaricio con los dedos las grietas que forman tu nombre sobre ella.

– Gokudera... – Tragué saliva. Me cuesta trabajo creer que estás aquí – desde el lugar donde tú me estás viendo ahora, escucha con atención lo que diré... – Mis dedos resbalaron sobre la piedra y cayeron sobre la tierra. Guardé silencio por varios minutos ¿Cómo empezar? – Fue difícil – dije al fin – que te tuvieras que ir. Al principio no lo creí, y cuando supe que era verdad, tuve miedo. Tanto que quise dejar a la familia, por supuesto... el bebé no me dejó. Lo siento, por ponerte en peligro todo el tiempo; en verdad la mafia es terrible. Pero, aun así... agradezco pertenecer a ella. Gracias a eso… te conocí – comencé a llorar, y con mis dedos, arañé la tierra debajo mío – Me he portado mal, Gokudera. He insultado a nuestros amigos, los he culpado de tu muerte y he sido egoísta con todos – me mordí el labio. Bajé la cabeza y está dio contra el piso, mis dedos se cerraron aún más la tierra –Lo siento, pero quiero verte... Quiero verte– digo con una voy muy apagada – Gokudera, Gokudera – repito y repito tu encantador nombre.

El viento sopla. Y, de pronto, comienza a oler a ti.

Alzo la cara mojada por lágrimas y miro mí alrededor. Nada. Nadie.

-Gokudera… – Miro hacia el cielo desesperado por verte. Sé que estas aquí, puedo sentirlo, la misma presencia de tu llama, diferente a cuando estaba solo en la habitación y creía a que estabas conmigo – ¡Nunca, nunca, nunca olvidaré lo mucho que te amo! ¡Sin importar cuanto cambie por dentro! Cuidaré de Tsuna de ahora en adelante, seré más y más fuerte ¡Te lo prometo! Así que… –bajé el rostro, sonreí y volví la vista hacia tu lápida –puedes estar tranquilo…

Pareció como si el viento me acariciara. Tenía frío y quería seguir llorando. Al final, fui capaz de transportar esas palabras que quise enviarte. 

“También te amo, mi idiota del béisbol”

Escuché tu voz diciéndolo.

Pero, era demasiado bueno para ser verdad.De ahora en adelante, sonreiré, cada vez que te vuelva a recordar.  No sé si fue mi imaginación, o en verdad estuviste ahí conmigo, tan solo sé que aun después de todo…
Te amaré por siempre.

 

 

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         No puedo evitar mirar atrás, pues…                                                                                                                  Solo así, podré avanzar.                                                                                                                              

Notas finales:

nwn espero y les haya gustado~

Me he traumado con esta pereja Q.Q y aunque no acabaron juntos, aguante el 8950 ó.ó/

Si me dejan un rw~ se llevarán un Tsuna-uke de regalo :3 

 Ariineko~


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