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Por una promesa por Darkneko

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Notas del capitulo: Ed tiene grandes dotes de actor, en especial cuando se trata de su hermano, no puede decirle como esta consiguiendo la información, pero Al no lo dejará ir hasta que explique todo...

     Los primeros rayos de Sol del día comenzaban a brillar nuevamente, pasaban sin ser detenidos por la ventana cerca de la cama del joven alquimista, apretó más los ojos tratando de opacar la luz y así seguir durmiendo, pero no puedo hacerlo, en un momento se sintió observado y la mirada era tan fuerte o más bien tan incomoda que al final tuvo que despertarse y encontrarse con ese que lo miraba con tanto interés. 

     Al voltear la cabeza sobre la almohada observó que su pequeño hermano lo miraba con preocupación y que temblaba un poco por el miedo. 

     - Al ¿Qué pasa?... – preguntaba Ed mirando a su hermano con detenimiento. 

     - ¿No me digas que el gato se marchó?... descuida te traeré otro hay muchos sueltos por ahí por eso no te preocupes yo… - fue interrumpido cuando su hermano bajo la mirada y apretó fuertemente las manos mientras murmuraba con un tonó que denotaba molestia. 

     - Nii-san… ¿qué te pasó?... primero llegas a altas horas de la noche… Y ahora esto… quiero que me digas la verdad… y no te iras de aquí hasta que sepa todo lo que paso… ¿Por qué estás herido nii-san?...- preguntaba Al mientras levantaba un poco las sabanas que cubrían hasta hace un momento la espalda de Ed, quien miró con asombro lo manchadas de sangre que estaban, no tenía más remedio tendría que confesarle todo a Al a menos que… 

     - Ah, eso… lo que pasa es que me quede leyendo hasta tarde la información y cuando me di cuenta ya había escurecido… cuando venía de regreso me encontré con una pandilla que quiso robar mi dinero, si bien recibieron su merecido, eran bastantes y ni siquiera yo… el gran alquimista de acero salio impune de ese encuentro, pero descuida no es nada grave, solo unos cuantos rasguños, Al… - así es, el joven alquimista había mentido, y una mentira no muy convincente cabe agregar, pero sabía que su pequeño hermano le creería, después de todo, siempre lo hacia. 

     - Ah nii-san, es por eso que no me gusta que vayas solo a investigar de noche, es muy peligroso, y más aquí en central… no se que haría si te pasará algo y… ¿ah? ¿qué es eso nii-san? Tienes marcas violetas en todo el cuello… ¿no me digas que el coronel fue quien te las hizo?... ya verá le voy a dar una paliza que no se la va a acabar… - decía Al enojado mientras caminaba con pasos fuertes hacia la puerta, pero antes de llegar, le sujetaron con fuerza la mata de largas fibras que simulaban el cabello de la armadura. 

     - Al no exageres, no es nada, es solo el precio que tuve que pagar porque de repente quisiste ser tu el efusivo… - decía Ed sonriendo de forma traviesa. 

     - Fue… mi culpa… entonces… ¿Por qué te castigo a ti?... ese debería ser mi castigo no el tuyo… - mascullaba Al molesto porque su hermano pagaba con su cuerpo el desastre que hizo. 

     - No pasa nada, esa es mi responsabilidad… recuerda que no eres un alquimista nacional, y aun así me ayudas en las misiones, esa fue la única condición… yo me haré responsable de tus actos Al, así que procura la próxima vez ser mas precavido, ¿ne? – menciono con una mueca de tranquilidad que invadió el cuerpo de Al, no había más remedio que seguir las ordenes que su hermano le daba. 

     - Esta bien Nii-san, deja te curó las heridas, onegai… por cierto… te hice el desayuno, pronto tendrás que ir a entregar los reportes al general, ¿cierto? Necesitas alimentarte bien o no crecerás… - mencionó Al haciendo que a su hermano le saliera una venita en la frente para después tener un ataque de ira en contra de ese comentario. 

     - ¡¿A quien le estas diciendo tan enano que con solo un bocado se llena?! – decía mientras sus manos se movían alocadas de un lado a otro, para después de unos instantes recuperar la cordura que había perdido hacía un momento. 

     No paso mucho tiempo cuando se encontraba con el torso desnudo dándole la espalda a su hermano menor que con cuidado trataba las heridas de su espalda. 

     - Nii-san estas seguro de poder ir hoy al cuartel, deberías quedarte en casa, esas heridas tienen que sanar… además aún no has desayunado nada, eso te traerá problemas después… no quiero que por mi culpa te enfermes, se que estás en un investigación muy importante para poder cumplir con tu promesa de regresar mi cuerpo a la normalidad, pero no me sentiré feliz cuando tenga mi cuerpo si te encuentras herido o enfermo… ¿entiendes nii-san? – decía preocupado Al mientras atendía con delicadeza la espalda de su hermano, quien emitía leves quejiditos al contacto de las manos de Al sobre las heridas. 

     - No te preocupes tanto Al, estoy bien, además… no quiero escuchar el sarcástico discurso del coronel cuando le cuente porque falte a trabajar… ya puedo escucharlo… “como es posible que siendo militar, unos pequeños rasguños te detengan en tu trabajo, si no puedes con algo tan grande… bueno es comprensible, siendo tan pequeño, hasta dar dos pasos es un gran reto, sabiendo que tu tienes que dar 5 pasos por cada paso que la gente normal… como castigo te tocará lavar los baños toda una semana, solo espero no te ahogues en el retrete, Hagane no…”... Uff… la prefiero que me den misiones extras a lavar los retretes o escuchar al fastidioso del general… - decía mientras miraba las sabanas de la cama, esperando que Al terminará de curarlo, para vestirse, comer un poco y dirigirse a la biblioteca de central para investigar sobre lo que quedaba suelto en la información del coronel. 

     Cuando Al termino con su tarea de curar las heridas de la espalda de su hermano mayor, tornó toda su atención a E-chan que estaba jugando con la capa roja de Ed mientras, Al terminaba de limpiar el desastre con las vendas ensangrentadas de su hermano, llevó también las sábanas a la lavandería para que en la noche estuvieran de nueva cuenta blancas. 

     Ed comenzó a probar bocado después de que serían 2 o 3 días en los que solo se llenaba de café por investigar, además de que las sesiones con Roy no le dejaban tiempo de comer algo ligero, sus visitas siempre eran de llegada, acción, limpieza y despedida, el coronel hacía cada sesión más larga, esto le incomodaba mucho, pero solo faltaban dos carpetas más y listo, la información estaría completa, solo faltaba juntar cabos sueltos y marcharse en busca de la piedra. 

     Miró el reloj, 8:45am. 

     - ¡Oh, no! Ya se me hizo tarde, solo faltan 15 minutos para que llegue el Taisa y si pregunta por mi y no me ve comenzará a regañarme en cuanto llegue… además me castigará de nueva cuenta… - dijo Ed algo alterado, bajando drásticamente el volumen de su voz al pronunciar la ultima parte y tocar con delicadeza el comienzo e su espalda. 

     - Ja na… Al… llegó en la tarde o entrada la noche, trataré de descifrar lo que falta de la información, así que… no me culpes si me meto demasiado en los libros… sabes como me absorbe la lectura, más si se trata de algo importante para mi… y para ti… nos vemos… - tomo su abrigo y se despidió con una gran sonrisa en su rostro, agitando su brazo en forma de despedida mientras corría por las calles de central hasta el cuartel. 

     Por suerte el cuartel quedaba más cercano a su departamento que la casa del coronel, así que no tuvo problemas en llegar a tiempo. 

     A tiempo para ver como el carro de Mustang pasaba el control de la entrada del cuartel. 

     Tomó el poco aire que pudo y corrió lo más que sus piernas le dejaron, alcanzando a entrar entes de que las puertas del recinto se cerraran completamente. 

     Mustang observó de reojo a su subordinado quien tenía una mirada triunfal por llegar a tiempo, evitando de esta manera ser castigado nuevamente por la vara que aguardaba a ser usada nuevamente en la casa de Roy. 

    - Llegas a tiempo Hagane no… te salvaste de tu castigo por hoy… - musito Roy al bajar de su coche negro, con una sonrisa altanera en sus labios. 

     - Entra hay algo de lo que te quiero hablar en privado. Rápido, no tengo tu tiempo Hagane no… - mascullo mientras entraba al edificio siendo seguido por un callado Ed, no tenia un buen presentimiento de esto, quería que esto solo fuera su imaginación. 

     - Ohayou, teniente Hawkeyes, si me permite necesito un momento con Hagane no, las cosas que tiene pendientes para mi pueden esperar un momento esto es algo de suma importancia… no me pase llamadas, ¿entendido?.. – saludo con una mirada seria que traería problemas, mientras que la teniente solo miraba como el pelo rubio del chico entraba en la oficina para ser seguido después por Mustang. 

     Un minuto después se escucho como la puerta fue asegurada, de modo que nadie pudiera entrar en la habitación. 

     - Toma asiento Hagane no… - mencionó en forma de murmuro solo audible para los oídos del rubio quien aún no sabía porque había cerrado con llave la oficina, probablemente era un asunto demasiado serio por lo que no quería intervenciones. 

     Sin más se sentó en el sillón que estaba cerca del escritorio, mientras el pelinegro tomaba asiento detrás de su escritorio, cuando se encontraba sentado, recostó su cara sobre sus manos entrelazadas sobre el escritorio. 

     - ¿Cómo se encuentran tus heridas? ¿Ya las trataste? – preguntaba cerrando los ojos y con un tono frío como siempre. 

     - Si, Al me ayudó… gracias por preocuparse… - decía mientras cruzaba las piernas para estar más cómodo, sus brazos se estiraron en el respaldo del amplio sofá, volteo la cabeza hacia atrás, para descansar un poco la cabeza, sólo tenía una pregunta en mente “¿Qué diablos le pasa?, el fue el que me lastimo y todavía tiene el descaro de preguntar si estoy bien como si de verdad estuviera preocupado, que pesado…” 

    - ¿No te pregunto que paso? – mascullo Roy mientras alzaba una ceja de incredulidad por no ser nuevamente agredido por el menor de los Elric al ver a su hermano en ese estado. 

     - Hai, le dije que cuando regresaba de la investigación sobre la piedra, unos tipos enormes me atacaron, si bien no es verdad que eran mucho… el que me lastimo es más grande que yo… por lo tanto tiene mas fuerza… ¿ne?- decía mientras colocaba de nueva cuenta ambas piernas en el suelo y recargaba sus codos sobre sus rodillas, mirando al suelo con decepción por haberle mentido a Al de esa manera. 

     - Sou ka… - murmuro Mustang casi en un susurro. 

     - Muy bien Baka no Taisa… ¿para qué me mando a llamar? ¿Sólo para preguntarme sobre mis heridas?... lo dudo… no es tan buena gente…^u^- sabía que ese comentario haría enojar al Taisa y eso era una recompensa que no podía perderse. 

     No se equivoco… la cara del Coronel tenía expuesta una pequeña venita punzante y un tic en el ojo confirmo sus sospechas… eso había sido un golpe bajo para el Coronel. 

     - No me subestimes Hagane no… es mi responsabilidad preocuparme por todos mis subalternos… aunque estos sean tan diminutos que con 10cm de venda bastan para cubrirlo completo… - decía Roy mientras se levantaba de su cómodo asiento y caminaba hacia el rubio quien también estaba molesto por el comentario de su estatura.   

     Cuando estaba enfrente de Ed, Roy extendió la mano, el rubio alquimista solo atinó a cerrar con fuerza los ojos esperando una bofetada o un puñetazo por la falta a su mayor. 

     Abrió grandes los ojos al sentir la mano del mayor sobre su cabeza, frotándola para despeinar al pequeño que solo puedo relajarse un momento sintiendo ese gesto.  De verdad, que esas caricias, si bien no le agradaban, las necesitaba, sentía en ese momento un cariño paternal, no sabía que le hacía tanta falta tener a su madre o incluso a su padre en ese momento, pero no dejaría que el coronel lo viese débil, claro que no. 

     Levantó la mirada y vio una sonrisa en el rostro de Roy. Roy abrió los ojos pausadamente y tomo con delicadeza el mentón del pequeño que no puso mucha resistencia, lo acomodo frente a su rostro y sonrió inconcientemente al ver esa expresión de duda en la cara del joven alquimista. 

     - Tendrás que llevar el uniforme de la milicia por un tiempo y aunque no te agrade la idea… - sonrió con una cara de maldad para continuar con la frase. 

     - Solo que no hay una talla tan pequeña… espero no te pierdas dentro de las ropas… jejejeje – se mofó Mustang en tonó burlón mientras soltaba el mentón del chico, dejándolo confundido y molesto por el comentario. 

     - ¡¡¡ ¿A quién le dices tan pequeño que puede caber fácilmente por el ojillo de una aguja?!!! – grito con desesperación el rubio mientras que su cabeza recapacitada la frase usar uniforme  

    - Mmm… ¿Por qué tengo que usar el uniforme?, no me gusta… prefiero mis pantalones negros y mi camisa, me sientan muy bien, ¿no cree? – pregunto confundido, tomando su ropa con una mano y jalando un poco para que quedará a la vista del Coronel. 

     - Es por eso que te he mandado a llamar, Hagane no, me han estado llegando reportes de un supuesto sospechoso que quiere interrumpir el tratado que se llevará a cabo en ciudad central dentro de pocos días… se sospecha que puede usar una alquimia muy peligrosa... así que varios de mis hombres y yo tendremos que prestar servicios para cuidar del bienestar de las personas que estarán presentes con el Fhürer... de este modo la paz regresará a la ciudad del Este... al parecer quieren hacer una revuelta nuevamente en Lior... por eso el Fhürer ha decido hacer un trato, pero alguien quiere impedirlo…y no podemos permitirnos eso… mucho menos en ciudad central… - decía Mustang mientras se dirigía a la ventana de su oficina y colocaba sus manos detrás suyo, dándole la espalda al rubio. 

     - Esta es una misión peligrosa, pero tenemos que asegurarnos de que todo salga a la perfección… ven a mi oficina dentro de tres días para recibir tu uniforme, necesito que lo hagan pequeño para que no te pierdas al ponértelo. – mascullo Roy con una sonrisa pequeña que se borró. 

     - Te espero en la tarde para que recibas parte de la información, hasta entonces puedes hacer lo que te plazca… puedes retirarte. – hizo un ademán con la mano restándole importancia que haría el chico el resto de la tarde. 

     - Hai, gracias Taisa… Con su permiso… me retiro… - hizo una pequeña reverencia y se dirigió hacia la puerta giró la perilla y se dio cuenta de que no cedía. 

    Se volteó lentamente para decirle al Taisa. 

     - ¿Ne? Taisa… me puede quitar el seguro de la puerta… recuerda… le puso llave… - decía con una sonrisa que apagaba una carcajada para el mayo, como se le ocurría decirle que podía retirarse si sabía que la puerta estaba cerrada con llave. 

     - Uhm, perdón Hagane no, enseguida te abro… - se acercó al rubio quien se encontraba cerca de la puerta, le palmeo la cabeza y sin saber la razón besó con delicadeza su frente, deseando que nada le sucediera, odiaría perder a un valioso alquimista, y mas siendo aun un niño, los recuerdos de Ishbal lo atormentaban de nuevo. 

     - Cuídate y no dejes que nadie te pise, chibi… - dijo cuando la puerta fue abierta dejando paso libre al pequeño alquimista que sin pensarlo corrió hacia la biblioteca. 

     Y ahí se quedo un buen rato, leyendo libros, uno tras otro para poder aclarar los misterios que había en la información que Roy le dio.   No se percato de la hora hasta que los pasos de alguien capturaron su atención.

     Volteó a ver esperando que no fuese su pesadilla, había alguien más atormentando al pequeño desde hace tiempo, aparte del coronel, solo que no se tentaría el corazón para hacerlo sufrir.

     miró su rostro y no pudo creer quien era... su nombre le daba repulsión, pero allí estaba, mirandolo lascivamente, con la mirada llena de rencor, ira y algo que parecía deseo, deseo de verlo sufrir y gritar por el dolor.

     - ¿Por qué estás aquí?... - decía el rubio mientras se levantaba y comenzaba a temblar un poco, esa persona la hacia estremecer sus entrañas y esa ocasion no fue la excepción.

Notas finales: perdon por la tardanza, estaba pensando como hilar el siguiente capitulo, espero que les este gustando, si tienen alguna queja o sugerencia para el siguiente capitulo, encantada recibire sus consejos ^_^

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