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Por una promesa por Darkneko

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Notas del capitulo:

Ed se encuentra inconciente y semimuerto en el hospital, Roy llega para ver lo que el doctor tiene que pedirle y no puede ser atendido por Al, pero algo sucede y Al no permite que el doctor termine... Algo le ha pasado a Ed y tiene muy alterado a Al...

     Habían pasado más de 2 meses al parecer, desde la última vez que había tenido al rubio frente a él, extrañaba hacerlo enojar al mencionar su estatura o sacarlo de quicio con alguna tontería, era muy fácil hacer que el pequeño alquimista se enojará, tenía mucha energía por delante y un futuro prospero, siempre alegre a pesar de nunca mostrar una sonrisa que no fuera para alguna niña o para su hermano, siempre distante para los demás, no quería causar problemas y siempre salía triunfante de cualquier adversidad. 

     Esa era la manera más fácil de describir los puntos buenos del alquimista mas joven de la milicia, puntos que hacían que el coronel Mustang subiera en popularidad cuando se trataba de hablar con King sobre quien sería ascendido, esto no le agradaba para nada a Grand quien quería controlar la milicia a hacerle entender a todo Amestris quien tenía el control sobre la tierra, quien era superior y quien podía controlarlos a su antojo; mientras que Mustang pensaba en encontrar la forma más pacífica de arreglar los problemas, odiaba ver derramada la sangre de inocentes como en la masacre de ishbal donde debió matar a cientos o tal vez miles de inocentes por ordenes de Grand quien había ascendido al poder en ese entonces, la rivalidad de popularidad de Mustang y Grand era conocida por toda la milicia algunos la llamaban una guerra sin cuartel. 

     Roy tenía a su favor a Hagane quien desde que ingreso e incluso desde antes mostró una gran capacidad de aprendizaje y una manera un tanto pacifista de hacer las cosas, mientras que Grand intentaba crear las armas perfectas para la milicia, como quimeras que halaban el lenguaje humano o que tuvieran forma humana, soldados perfectos les llamaba. 

     Caminaba pensando en las misiones que tenían frente a él, había escogido a Mustang como encargado de las misiones difíciles pues Grand terminaba con bajas considerables en ambos mandos, por eso el era el encargado de las tácticas únicamente en las guerras. 

     Había misiones de reconocimiento, de exploración de tierras vírgenes, sospechas de grupos guerrilleros, con quizás alguna excusa tonta para creer que ellos tienen la razón en el modo de cómo actúan. 

     “Nadie esta completamente en lo correcto, nadie tiene la victoria asegurada, eso lo se… mejor que nadie”  penaba esta frase al recordar todas las misiones a las que antiguamente había sido encargado de ir personalmente y pensaba en como en muchas ocasiones tuvo que usar la alquimia para librarse de los problemas. 

     “¿Cómo es que ese enano logra salir de las misiones ileso… pero cuando se trata de investigar por su cuenta sobre la piedra normalmente termina en el hospital?”  reía para sus adentros recordando el sinnúmero de veces que había asistido al cuarto del hospital donde se encontraba interno, con rasguños menores y en ocasiones con algunos huesos rotos por una supuesta “verdad a medias” como solía llamarles. 

     - Ese mocoso solo causa problemas cuando no se trata de misiones… - murmuraba rumbo a su oficina con una carpeta llena de misiones por analizar y destinar a su correspondiente sequito. 

     - Coronel Mustang… - lo interrumpió en la entrada de su oficina la teniente Hawkeyes con un saludo marcial. 

     - Teniente Hawkeyes… ¿se le ofrece algo?... – pregunto con un dejó de desden en su voz. 

     - Tiene una llamada proveniente de la ciudad que se encuentra en el este señor… - respondió sin dejar de saludar. 

     - ¿Una llamada?... ¿proveniente de quien? Si no es importante puede esperar… tengo asuntos importantes que atender en este momento… - completo terminando de abrir la puerta de la oficina con intenciones de entrar y descansar un rato. 

     - Se trata de Edward-kun… al parecer se encuentra muy herido… - insistió Hawkeyes para que el moreno contestará el teléfono. 

     - ¿Hagane?... no creo que sea importante, de seguro le dieron una paliza por enano y bocón… dígale que estoy ocupado… - mencionó sin soltar la perilla de la puerta. 

     - Creo que no me comprende, el que quiere hablar con usted no es Edward es Alphonse-kun al parecer, Hagane esta inconciente… - bajo la mano terminando el saludo que hacía un momento sostenía. 

     - Alphonse… ¿en que línea se encuentra la llamada?... – contesto con el semblante un poco ensombrecido, tenía un mal presentimiento. 

     - En la línea tres señor… - respondió Riza. - Pásalo a mi oficina, contestaré ahí… - dijo terminado de entrar en su oficina y cerrando la puerta tras de sí. 

     - Hai… - respondió riza mientras se dirigía donde el teléfono para transferir la llamada a la oficina.

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     Ya en la oficina se escucho el teléfono sonar, al contestar la operadora informo que un pequeño intentaba hablarle, de nombre Alphonse Elric, preguntándole al coronel si aceptaba la llamada, este respondió afirmativamente. 

     - Hai… ¿Coronel? Soy Alphonse… mi hermano se encuentra muy grave… - decía por el auricular la voz preocupada de Al. 

     - ¿Qué a pasado? – pregunto con un mal presentimiento y una imagen fugaz le hizo entender que esto no estaba bien, recordó que hace tiempo un sujeto había intentado aprovecharse de Ed en la biblioteca y lo hubiera logrado de no ser por su intervención. 

     - No lo se… había ido a la biblioteca de la ciudad demo… tardo demasiado y fui a buscarlo… lo encontré en un callejón alejado de todo el mundo, mojado y lleno de sangre… el doctor no me quiere decir nada… dice que soy muy joven para entender… que era mejor si alguien mayor como su tutor estaba presente… demo… no tenemos a nadie como tutor… fue en usted en la primera persona que pensé… lamento molestarlo con esto… pero mi nii-san esta muy mal… onegai… - decía Al con la voz rota, aunque fuese una armadura, el sentimiento de las lagrimas queriendo brotar se hizo inminente con un pequeño temblor por su parte. 

     - Está bien partiré ahora mismo para allá, ¿dónde se encuentran? – pregunto sin  cambiar su semblante serio, aunque por dentro estaba preocupado de lo que encontraría, si varias veces había ido a vigilar al pequeño por peleas absurdas que lo llevaban al hospital, esta era la primera en la que se encontraba inconciente.

     - Estamos en Liliebuth se encuentra al extremo norte del desierto entre Lior y Jinx… nos encontramos en el único hospital que tienen…  - contesto Al para después escuchar como la llamada era cortada de repente. 

     - ¿En que diablos te metiste para que te hicieran algo como así…? – decía al aire Roy mientras colocaba su cabeza entre sus manos entrelazadas sobre el escritorio. 

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     - Espero que el Coronel no se tarde demasiado… nii-san por favor despierta… no me dejes solo… no me dejes perderme en la oscuridad de nuevo… E-chan y yo te necesitamos… - decía Al mientras miraba hacía la cama donde se encontraba Ed dormido con varios tubos conectados, haciendo que el rubio se aferrará a la vida, tenía una mascarilla de oxígeno en sus labios y nariz, al parecer sus pulmones habían perdido la capacidad de alojar el preciado oxigeno, según le explicó el médico al menor de los Elric.

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     - Teniente Hawkeyes necesito de inmediato un boleto de tren con destino a Liliebuth, que parta lo antes posible… - ordenó con voz furiosa y con un dejo de preocupación Roy saliendo de su oficina, impactando a mas de 1 con la puerta al abrirse tan espontáneamente. 

     - Hai, de inmediato Coronel… - respondió Riza levantándose de su asiento y realizando un salido marcial corto para después sentarse de nueva cuenta y ordenar el pasaje. 

     - Teniente Hawkeyes… estaré ausente unos días… deje los papeles en mi oficina y en cuanto llegué los firmó, ¿entendido? – dijo con voz firme, en esta ocasión no le importaba en lo más mínimo que Riza sacará su arma, estaba preocupado por Ed y haría lo que fuera por verlo y asegurarse de que se encontraba a salvo, lastimado, herido pero fuera de peligro. 

     - Entendido… - Respondió Riza quien había notado por el tono de voz que uso, que no se dejaría intimidar aunque su vida corriera peligro en ello. 

     Llegó a casa y preparó una maleta con ropa suficiente para una semana, suspiró hondo, sabía que se despedía de la semana de vacaciones que le daban una vez cada año si es que tenía suerte, pero esta vez no importaba mucho, la vida de un miembro importante de la milicia corría peligro. 

     Cuando todo estaba arreglado tomó el tren tan pronto como pudo, esperando llegar al lugar donde se encontraba El junto con Al y la mascota que éste le regalo a su hermano después de algunas sesiones por la información. 

     No supo por qué pero al recordar la tibieza del cuerpo de Ed sintió la necesidad de tenerlo de nuevo bajo su cuerpo, sintiendo su calor. 

     Recordó con cariño el beso con el que se había despedido, ese beso aun sin palabras que expresarán lo que significaba era completamente transparente para Roy, sabía que no era una muestra de cariño o amor, simplemente un gesto altruista para demostrarle que en el fondo no importaba que lo hubiera hecho sufrir o que se hubiera llevado parte de inocencia con esos actos pervertidos, ese beso le dijo que estaba perdonado por todo lo que había hecho, tanto en la guerra de Ishbal como con el cuerpo del pequeño. 

     Roy sabía esto de antemano, pero eso no evitaba que el corazón se sintiera extraño, como si alguien lo tomará y estrujará con fuerzas, se sentía la basura más grande del mundo, cuando conoció a Ed recién hecha aquella transmutación que falló haciéndolo perder el cuerpo de su hermano y la mitad del suyo, le había fascinado la determinación que presentaban sus ojos, con aquella muestra de perdón había invadido no solo la cabeza con su bondad sino también su corazón, aquella parte que Roy nunca pensó mostrar y menos a un chiquillo que solo lo sacaba de quicio en ocasiones, pero en otras lo ayudaba cuando tenía grandes problemas. 

     Cuando por fin tubo a la vista la ciudad donde se encontraba Ed no tardó mucho en encontrar el hospital, pues a decir verdad la ciudad era demasiado pequeña, aunque eso le agrado, no perdería tiempo buscando el hospital donde Al había llevado a su subordinado. 

     La recepcionista miro llegar a un militar con una maleta en las manos, Roy no paró en la posada para dejar sus cosas, simplemente antes de hacer algo, necesitaba asegurarse que los niños bajo su tutela se encontraran bien, las maletas podían esperar. 

     - ¿En que habitación se encuentra Edward Elric? – preguntaba Roy sin antes haberse acercado al mostrados que lo separaba de la recepcionista, dejándola de menos confundida por su actitud. 

     - Co… coronel… no pensé que viniera tan rápido, venga es por aquí… - Al había salido a ver quien causaba tanto alboroto en un hospital sin dejar descansar a su hermano que seguía inconciente. 

     - Sabes que desde que perdieron a su madre y me convertí en su superior soy el tutor de ambos, es mi deber estar enterado de todo lo que hacen… - decía Roy siguiendo el camino que el menor le indicaba. 

     - Hai… arigato por preocuparse… nii-san se encuentra un tanto delicado… el doctor me ha comentado que es a causa de las múltiples heridas que le causo el ataque, a consecuencia de esto perdió mucha sangre y quedo inconciente, aun no estamos seguros de que despierte… - la voz de Al sonaba entrecortada, pesada y triste mientras relataba lo que el doctor le había dicho, sabía de ante mano que había algunas cosas que el doctor no le había dicho, pero él no era de las personas que demandan explicaciones, ya sabía que después de un tiempo sabría la verdad. 

     - Sou ka… - sólo atino a decir esas dos palabras mientras ingresaba a la habitación donde solo había un par de sillas, un sillón, una pequeña mesita de noche con una lámpara y sobre esta un vaso con agua y una jarra con el vital líquido, al lado de la mesa se encontraba la cama blanca del hospital. 

     En aquella cama la visión de Mustang fue horrible, sintió como su estomago daba un vuelco al ver aquello, el pequeño tenía una aguja que atravesaba su mano humana por la comisura donde se encuentra el codo, otra donde el brazo se dirige hacía la mano y una mas en el dorso de ésta, todas conectadas a diversas bolsas con líquidos de diferentes colores, uno en especial llamo su atención, era un líquido espeso de color carmesí, que enseguida adivinó que era sangre, ¿tan mal se encontraba? 

     En su pecho se encontraba una especie de pegoste que se estaba conectado a su vez a una gran máquina que emitía un incesante bip muy lento para el gusto del Coronel, en su frente dos pegostes más uno a cada lado de las sienes mostrando en una maquina las vibraciones del cerebro del chico, en su rostro una mascara de oxigeno que obligaba al pequeño que su pecho suba y baje a un ritmo constante, su mano metálica posada dulcemente en su pecho, haciendo que al subir el pecho, se escuchará las comisuras del brazo rechinar. 

     Roy se acercó sin pensarlo dos veces, tomó con delicadeza la mano de metálica de Ed dejando ver un lado que no le agradaba mucho que conocieran, Al quedo en silencio, sabía que no debía interrumpir, Roy se sentía igual que él o inclusive peor porque no pudo estar para ayudar a su hermano, la mano de Ed fue dirigida hacia el rostro del pelinegro quien la froto con dulzura intentando sentir como se alejaba, pero nada, el chico frente a él solo mantenía los ojos cerrados mientras su pecho subía y bajaba de forma acompasada siendo acompañada por el incesante bip del electrocardiograma y el sonido que hacia el encefalograma al captar las hondas eléctricas del ojidorado. 

     Sus pensamientos, acciones y sentimientos hacia el chico fueron interrumpidos por la llegada de un hombre no muy alto de bata blanca, casi calvo, con unos lentes grandes y una libreta entre las manos. 

     - ¿Es usted el tutor del menor? – preguntó mirando a los ojos del moreno. 

     - Hai… soy su tutor y el mayor encargado de ellos en la milicia… - respondió de la manera más serena que pudo en ese momento. 

     - Venga conmigo, necesito decirle algo de suma importancia… - murmuro casi en un susurro solo audible a las personas dentro del cuarto, Roy lo siguió sabía que serían malas noticias y la verdad estaba demasiado derrumbado moral y sentimentalmente para escuchar lo que tendría que decir el doctor, pero estaba preocupado y necesitaba saber a que se enfrentaba. 

     Cuando se encontraron a una distancia en la que el menor que permanecía en el cuarto no los escuchara el doctor comenzó. 

     - No se como decirle esto… pero el pequeño puede que no se levanta durante algún tiempo, no sabemos precisamente cuanto, y como su cuerpo se niega a reaccionar por si solo creo que lo mejor es desconectarlo de los aparatos y dejarlo descansar en paz. 

     Esas palabras habían sido como un balde de agua fría sobre Roy, no sabía que se encontrara tan grave, no le importaba ahora nada, quería descubrir quien había sido el o los infelices capaces de hacerle tremenda barbaridad al pequeño, pero lo más importante saber como despertarlo. 

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     Mientras en el cuarto, Al se sentaba de nueva cuenta cerca de su hermano, tomando su brazo metálico y acariciando con una mano los mechones que se escabullían sobre su rostro. - Nii-san… el Coronel ya vino para ver como seguías, parece que esta muy preocupado por lo que te pasa… descuida nii-san él se encargará de tomar a los culpables y hacerles pagar, pero necesitas despertar para agradecerle… además aún tienes trabajo que hacer en la milicia… nii-san te necesito… prometiste recuperar mi cuerpo, ¿recuerdas? Dormido no creo que lo consigas… ¿dónde estas en estos momentos nii-san? Te necesito tanto… - decía Al intentando hacer reaccionar a su hermano, pero nada, así que siguió en su plática unidireccional, intentando de todas las formas posibles llegar al inconciente de Ed para que este por fin entendiera lo que había dejado en el mundo real. 

     - Ne... Nii-san… E-chan ya tiene pareja, puede que este sea el último lugar donde nos este acompañando, le dije a una vecina que por favor cuidara de él mientras estas en el hospital… recupérate pronto… me haces tanta falta… cuando te recuperes iremos a visitar a la abuela pinako y a winly de seguro que se pondrán felices de verte y… - y así continuó sujetando el brazo de su hermano acariciándolo con dulzura. 

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     - ¿Qué es lo que le ha ocurrido? – pregunto angustiado Roy mientras que en su garganta se formaba un nudo. 

     - Fue atacado sexualmente de una manera brutal, por las marcas que tiene y las heridas que presenta puedo asegurarle que intentó defenderse, sin mucho éxito debo decir… pero al perecer… esto no ha ocurrido una vez… su cuerpo presenta las marcas de una o varias violaciones en el pasado… ¿estaba usted informado de esto? – preguntaba el doctor para rellenar el documento que guardaba sobre sus manos sujetando una lapicera entre sus dedos. 

     - El niño nunca me cuenta nada… creo que aun no confía suficiente en mi… ¿sabe quien fue el mal nacido que le hizo esto? – pregunto Roy con amargura en su voz, pues sabía perfectamente que las violaciones anteriores de las que hablaba el doctor habían sido ocasionadas por él. 

     - No hubo testigos, además… - continuó el doctor. 

     - ¿además? - ¿es que acaso hay mas? Se preguntaba a si mismo Roy que ya se encontraba apoyado sobre la pared para no caerse, sentía como sus piernas intentaban flaquear. 

     - La muestra de ADN que se encontró en el cuerpo del menor no es humana, pero tampoco es animal… no entendemos que sea, parece ser que tuviera varios años, cientos diría yo, pero eso es imposible, contienen también partículas de una sustancia extraña de color rojizo… - Roy pensaba una y otra vez las palabras no humana ni animal, cientos de años, partículas extrañas y como un relámpago unos ojos violetas llenos de rencor aparecieron en su mente… no podía ser… debía ser una broma… si solo una broma… ese horrible monstruo había hecho un daño irreparable por un estúpido rencor que tenía con el rubio. 

     - Al ser usted el tutor del menor, necesitamos su autorización para desconectar las maquinas que mantienen en este mundo al pequeño… - apresuró el doctor poniendo frente a Roy unos papeles, señalando con el lapicero la zona donde era requerida su firma. 

     - No pienso firmar nada y menos si se trata para eso… - bufó molesto Roy, ¿Quién se cría este doctor para decidir quien muere y quien vive? 

     - Entiendo… entonces no nos queda nada mas que esperar a que despierte o comience a tener signos vitales… ¿se encargará de los pagos? – preguntó por último el doctor. 

     - Por supuesto… y si en algo conozco a ese mocoso, despertará téngalo por seguro, aun no a terminado con algunos asuntos que tiene pendientes que atender… - decía mientras intentaba convencerse de las palabras que acababan de salir de su boca. 

     - Si usted lo dice… lo dejo en sus manos… dicen que… - pero el doctor fue interrumpido por un muy agitado Al que salía presuroso del cuarto donde estaba su hermano descansando. 

     - Doctor… por favor corra nii-san esta… - Decía Al muy aterrado ante lo que acaba de suceder a su hermano.

Notas finales:

por fin he terminado... espero que lo disfruten... ahora la pregunta del millon... ¿que le ocurrio a Ed para que Al estuviera asi de alterado? lo sabrán en el proximo capitulo matta ne...^u^'


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