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Por una promesa por Darkneko

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Notas del capitulo:

espero les agrade... ^u^ no hay mucha acción... recuerden que tiene el automail dañado por culpa de Envy...

bien... Ed va a buscar a Winly y a la Tía Pinako para reparar sus automails, son las inteciones de su amiga, secretos que desde pequeña guardo por miedo a herir al mas pequeño pero ahora no hay tiempo para retractarse, Ed será suyo y ella le pertenecerá...

     - ¿Seguro que te encuentras bien Hagane? – preguntaba la voz del lado contrario al de cierto alquimista de baja estatura. 

     - Hai, hai… quiero comenzar la búsqueda de la piedra lo antes posible… lamentablemente no puedo hacerlo en las condiciones en la que se encuentra mi automail… necesito unos días para poder ir a Risembull y que lo reparen… - contesto de forma algo irónica el rubio, sabía perfectamente que había pasado mas de tres semanas en el hospital sin trabajar y aparte pedía otros días más para reparar su cuerpo, pensó en la posibilidad de que Roy se negase y eso era un problema para él. 

     - Esta bien… pero apresúrate… tenemos varadas varias misiones que aún no has cumplido… - el tono de Roy mas que expresar molestia como siempre que un trabajo que no era suyo se atrasaba era más bien de preocupación, aún no tenían suficientes pistas sobre el agresor del pequeño, además del hecho de que Ed no recordaba el porqué estaba en el hospital por tanto tiempo. 

     - Si ya lo se… pero a diferencia de cierto Coronel gilipollas que se la pasa holgazaneando… yo si hago mi trabajo ^u^ - se burlo el pequeño antes de colgar o recibir una reprimenda por parte del mayor. 

     Suspiro aliviado de no tenerlo enfrente, seguramente ahora estuviera completamente calvo por culpa del chasquido de los dedos del mayor por la falta de respeto, pero hacía varios días que las cosas que le había hecho el mayor habían quedado en el olvido y parecían llevarse como amigos, ya que el rubio se oponía que el mayor fuese su tutor, aun le incomodaba de sobremanera saber que fue él quien les brindo el apoyo cuando cayo inconciente y no sabía de que forma, pero algún se lo pagaría, aunque volviera a vivir el terror de ser nuevamente poseído por él. 

     - Bien Al… vamos a visitar a la tía Pinako y a Winly… solo espero regresar con vida de esta visita… - esto último lo dijo en voz baja solo para él. 

     - Nii-san de seguro Winly entenderá si le explicamos lo que paso… ^w^ - decía Al divertido al ver la gama de expresiones de su rubio hermano mayor al imaginarse la cara que pondría su amiga al ver que de nueva cuenta el automail que tanto esfuerzo habían hecho para él se encontraba dañado. 

     - Espero tengas razón Al… ^-^’ – susurró vencido el alquimista mientras se mudaba la ropa del hospital y se ponía su ropa habitual. 

     Aquella camisa negra sin mangas, el cubre camisa que le ocultaba los hombros y la gabardina roja que siempre le acompañaba junto con aquellas grandes botas para disimular el sonido impar de sus pies, junto con los guantes que terminaban por ocultar aquel pecado que cometió hace años y por el cual su hermano menor esta pagando muy caro, hacían que algunas chicas le vieran divertido, no era normal y menos en aquella época del año en un lugar tan cálido como ese que alguien se cubriera, simplemente hacia demasiado calor incluso para los pequeños que solo cargaban con una ligera camisa. 

     Se dirigieron a la estación del tres mientras que Ed murmuraba por lo bajo una y mil maldiciones por el calor, maldecía especialmente a la mitad de su cuerpo, ya que el metal se estaba calentando de más haciendo que las partes cerca de este, sintiera un horrible ardor que apenas y ponía aguantar, bajo la máscara de sarcasmo y superioridad que le caracterizaba, más le era imposible, sin remedio y sudando a mares, se despojo de la gabardina roja, desabrochando de paso la parte de su cubre camisa para airarse un poco y controlar el calor, cosa que no le resulto tan fácil, en la estación estaba llena de gente, lo que hacía que el calor incrementará considerablemente, haciendo enloquecer al pequeño alquimista mientras que su hermano menor con toda la pena del mundo se disculpaba con cuanta persona su hermano peleaba, por pisarlo, empujarlo, moverlo, por cualquier cosa. 

     Después de unos momentos de estar peleando y disculpándose con todo el mundo, el rubio esperar al siguiente tren, puesto que el que acababa de partir estaba completamente abarrotado de gente y eso no lo podría tolerar ni un momento más. 

     - Hasta que se fueron… - dijo en un suspiro de alivio. 

     - Nii-san no debes comportarte de esa manera… esa gente no te hizo nada… - recrimino el menor el comportamiento de su hermano. 

     - Hai… hai… mmm… hara hetai… - pronunció mientras se desplomaba en la banca que se encontraba cerca. 

     - Tienes hambre de nuevo… esta bien… iré por algunos panes para comer en el camino… - pronunció Al mientras se alejaba con dirección a un puesto cercano. 

     - Panes rellenos… veamos… me llevaré uno de estos… y otro de estos… y uno mas de estos… - pronunciaba bajo la mirada de la tendera quien sonreía al ver la buena venda que estaba teniendo. 

     Media hora después mientras Ed se llenaba la boca con los panecillos, el tren llegó de nueva cuenta al andén, para suerte del rubio pudieron abordarlo sin problemas, no había gente por ser el último tren en tener pasajeros y a esas horas era menos transitada la ciudad, casi anochecía y el camino a Risembull era largo, tuvieron el vagón completo para ellos solos, por lo tanto el rubio alquimista podría relajarse un poco. 

     Después de unas agotadoras 6 horas en tren, el trasero del pequeño Ed dolía a más no poder, en realidad todo el cuerpo le dolía y como no, si paso todo el viaje semi sentado con la cabeza ligeramente ladeada durmiendo las primeras horas, para después acomodarse nuevamente en el asiento utilizándolo de cama, poco cómoda cabe destacar. 

     - Ah… por fin llegamos… - decía el rubio al salir del tren espabilándose estirando los brazos como queriendo tocar el cielo que apenas mostraba el inicio del día. 

     - Nii-san, ¿Estás bien? – pregunto al ver la cara de su hermano mayor que daba mucho que desear. 

     - Como que si estoy bien… me duele todo el cuerpo… no me agradan los asientos duros… me entumen el trasero… - aseguro mientras se pasaba la mano en consolación por la parte afectada. 

     - Sou ka… ya estamos en nuestro pueblo natal… no ha cambiado nada desde que partimos… - suspiro con nostalgia Al, al encontrarse de nueva cuenta donde todo comenzó. 

     - Si… - susurro al aire en modo de tristeza al recordar porque tuvieron que partir de ese calido lugar al que una vez llamaron hogar. 

     Momentos después ya se encontraban cerca de la propiedad donde una vez se edificó su casa, las cosas seguían en su lugar, las maderas tiradas, las marcas de lo que una vez fue su casa, Ed recordó con nostalgia lo que en ese lugar se encontraba enterrado sin que Al lo supiese, otro de sus secretos que le aprisionaban el corazón, no le gustaba mentirle a su hermano, pero consideraba que Al no tenía la edad suficiente para aguantar todo el relato de las cosas que habían sucedido. 

      El modo en que consiguió la información de la piedra con Roy, su encuentro con Envy donde Roy lo salvó y su último encuentro con Envy, aunque de este último no estaba muy convencido, seguía pensando que se trataba de un sueño, pues solo en lo sueños una persona se cambia por otra, ¿no? 

     - Winly… - grito Al mientras se encaminaba con la maleta de su hermano a la casa que reconocía como la de su mejor amiga. 

     Den comenzó a ladrar al ver que sus dueñas aun no despertaban de su letargo y se avecinaban dos visitas muy bien recibidas por su parte.  La primera en salir al encuentro fue la tía Pinako que desde hace rato se encontraba lustrando su última creación, mientras que Winly permanecía un dormida por haberse quedado hasta tarde leyendo las ultimas cartas de sus amigos, se sentía tan sola el día anterior que le dio por recordar. 

     - Winly… despierta rápido tenemos una pequeña visita… - grito Pinako haciendo que Winly diera un gran salto de la cama y se cambiará velozmente para recibir a los visitantes. 

     - Ohayo Pinako-ooba-chan… - saludo el mayor de los Elric al ver a la anciana salir a recibirlos con su habitual pipa en la boca. 

     - Ohayo Al… Ed… por lo que veo sigues igual de enano… - dijo seriamente la mujer provocando que una vena apareciera en la cien del rubio. 

     - ¿A quien llamas enano, bruja microbio? – contesto molesto el rubio. 

     - Ves a algún otro enano… - fue más bien una afirmación en lugar de una pregunta la que salió de los labios de la anciana. 

     - No trates así a la abuela… - grito desde el segundo piso Winly mientras arrojaba una llave inglesa a la cabeza de Ed, quien simplemente termino en el piso con una gran protuberancia en la cabeza causada por el golpe. 

     - @_@ ohayo Winly… también te extrañe… - pronunció con dificultad aún aturdido por el inesperado golpe de su amiga. 

     - Buenos días Winly… - saludo Al mientras acariciaba a Den con ternura para después comenzar a jugar con el a corretearse. 

     - ¿Qué te trae por aquí? Ed… - pregunto Pinako aunque ya sabía la respuesta y también la reacción de su nieta. 

     - El automail se daño… pueden repararlo y revisar de una vez la pierna, hace un ruido extraño cuando la flexionó demasiado… antes no hacía eso… - respondió lo mas serio que pudo. 

     - Esta bien, pasa para cambiarte los implantes mientras arreglamos lo que ya no funcionan… - puntualizó la anciana. 

     Después de colocarse los implantes de madera con los que solía esperar la reparación de sus implantes, se sentó en la entrada para admirar el cielo, claro esta sin una mano, por no haber una eficiente de madera que pudiera usar. Al se encontraba a su lado jugando con Den mientras esperaban las tres largas hora para que le hicieran las pruebas del nuevo implante, más ligero aseguro Winly y un poco más resistente que el anterior, dejando movilidad y lo más importante, evitando un peso que impidiera el desarrollo de los huesos del pequeño alquimista evitando de esta manera que se quedara enano, según la opinión de Pinako. 

     - Nii-san, deberíamos ir a visitar a mamá… - sugirió el menor. 

     - Esta bien… Al… después de la comida… mientras vamos a descansar un momento… - dijo al acostarse entre la hierba y respirar el aire puro que traía tanta paz y tranquilidad. 

     Para agrado de Ed la cena fue estofado, una de las pocas comidas que contenian leche que le agradaban al pequeño alquimista, comió y comió hasta que su barriga estuvo llena y no podía levantarse, estaba feliz de poder comer por fin comida casera, si bien en ocasiones Al cocinaba algo que aprendió estanco con Izumi, no se comparaba en nada con la comida que saben preparar solo las mamás. 

     - Nii-san… creo que en el estado como te encuentras no podremos ir a visitar la tumba de mamá… - dijo resignado Al descubriendo por el brillo de los ojos de su hermano, que ya tenía sueño. 

     - Ahh… ya me dio sueño Al… ¿te parece si vamos mañana temprano?  Vamos a estar unos días aquí, hay algo que me ha estado rondando la cabeza estos días y quiero esclarecer las cosas antes de partir… - respondió seriamente el rubio, dejando la cuchara con la que estaba comiendo y colocando su mano izquierda sobre su mentón. 

     - Además… los implantes de Ed aún no están terminados, vamos a hacerles unas modificaciones para no hacerlos tan aparatosos y que tengan la contextura de tu brazo humano, su cuarto la esta preparado para que descansen un rato… - finalizó la conversación la tía Pinako, cosa que puso muy feliz a cierta ojiverde pervertida. 

     Los implantes de madera para dormir son increíblemente incómodos por lo tanto, Ed optó por lo más sensato en ese momento, quitárselo, aun no se acostumbraba a dormir sin el peso de su automail, pero era demasiado incómodo dormir sintiendo las astillas del implante de madera, que aunque estuviera por demás lijado, seguía teniendo partes donde los pequeños fragmentos de madera se salían de lugar y se encajaban en su suave y blanca piel. 

     Al decidió quedarse afuera por un rato haciéndole compañía Den, observando con detenimiento el paisaje, recordando viejos tiempos, perdiéndose en la inmensidad del cielo oscuro donde las estrellas y la luna llena alumbraban el firmamento, dando un aspecto de tranquilidad al lugar que el pequeño Elric no quiso separarse de ese lugar, dejando a su hermano mayor con la habitación para el sólo esa noche, por alguna razón el estar contemplando las estrellas le hacia olvidar de manera inconciente el hecho de que no podía sentir el frío de la noche o la calidez de Den en su regazo, pero no le importaba nada en esos momentos solo existían las estrellas, y él. 

     Pasaban de las 2 de la mañana cuando la puerta donde cierto rubio descansaba, muy sumido en sus sueños como para notar la presencia de alguien en la habitación. 

     Se acercó lo suficiente como para sentarse al lado del rubio intentando por todos los medios no hacer ruidos o movimientos bruscos que lo pudieran levantar, estaba sumergida en el reflejo que daban sus hebras doradas con la luz de la luna sobre ellas, la respiración acompasada que marcaba que dormía con tranquilidad, sus labios entreabiertos que le incitaban a tocarlos con sus labios propios, se le miraba tan inocente e indefenso que las ganas de estrecharlo entre sus brazos y tomarlo como propio no se hicieron esperar. 

     Paso una de las piernas alrededor de la cintura del rubio, sintiendo entre sus muslos el miembro sin reacción de Ed, esto le daba un placer indescriptible, aunque el rubio no hiciera nada, un sonido de sus labios fue el único testigo de los movimientos del cuerpo encima suyo, un pequeño e imperceptible gruñido de molestia, que para el poseedor de sus caderas era música proveniente de los mismo ángeles. 

     Se colocó en posición donde pudiera ver de cerca el rostro del ojidorado, sentir al mismo tiempo su pecho en el vaivén que hacia al llenar sus pulmones de aquel gas tan esencial, sin dejar de sentir la fricción que ella misma hacía sobre las caderas del rubio. 

     Al sentir el peso y las fricciones sobre su cuerpo no cesaban abrió los ojos para encontrarse con el rostro de su amiga, que al verlo despierto deposito en sus labios un beso que siempre espero más nunca obtuvo. 

     - Winly… ¿Qué haces?... – pregunto al observa la precaria posición de su amiga. 

     - Shhh… no quiero que la abuela me descubra… estaría en problemas… ¿es acaso que ya no te gusto? T-T – decía mientras lloraba falsamente, aunque el rubio no creía que su amiga fuera capaz de imitar con tal perfección aquel llanto lleno de dolor, por lo que se sintió mal. 

     - No es eso… es que yo… - pero no pudo terminar, la rubia se encontraba besando nuevamente los labios del rubio, para después posarlos sobre su cuello y comenzar a desnudar el dorso del rubio con una mano mientras que la otra se deslizaba bajo el interior de sus ropas, rozando con avidez el miembro de Ed hasta hacerlo reaccionar por la acciones. 

     - Winly… detente… - estaba preocupado no le agradaba la manera en la que su amiga se comportaba, parecía un lobo en busca de un conejo lastimado y lamentablemente el era aquel conejo lastimado. 

     No podía defenderse, solo tenía su brazo izquierdo así que no tenía la fuerza suficiente para apartar a su amiga de la cercanía que tenía.  Además de que no la quería lastimar, y sin su pierna izquierda le era imposible desviar las piernas de la chica de entre sus caderas. 

     - He deseado tanto esto Edo… quería sentirte… saber que se siente pertenecerte… - decía al momento de separarse del contacto visual del rubio y comenzar a desvestirse de manera tan rápida que mostraba que estaba realmente habida de lujuria. 

     Ed pudo sentir como la rubia se posicionaba entre sus pierna y se levanto un poco de su posición acostado para tener la imagen de lo que sentía, allí pudo verla, a gatas sobre sus caderas, sacando sus pantalones para acariciar el miembro ya erecto del rubio, sus manos comenzaron a moverse arrítmicamente sacando ligeros quejiditos por parte de Ed, si bien las sensaciones que tenía le agradaban, el hecho no residía en lo que le hacían sino quien las hacía. 

     - Winly… detente… Al… puede... - trato de excusarse Ed poniendo se pretexto que su hermano podría encontrarlos así, pero la chica se limito a mover la cabeza y a rozar con la punta de la lengua la extremidad de Ed. 

     - No podrá entrar… la puerta tiene seguro… - y sin más lamió la extremidad entre sus manos, para después introducirlo con hambre entre sus labios, comenzando así una gama de sonidos salidos de la garganta de Ed por las atenciones recibidas y de la garganta de Winly quien disfrutaba de su miembro y los sonidos que de la boca del rubio salían. 

     El rubio no sabía que hacer, estaba a punto de venirse en la boca de su amiga, eso a demás de ser vergonzoso era una falta de respeto.  Su amiga le estaba demostrando un amor único con sus atenciones, pero el ya estaba vació no tenía mas que darle en compensación por su amor, amor que era correspondido hasta encontrar a la persona indicada, amor que a pesar de ser algo de familia a vista del rubio, para la ojiverde era todo, una entrega total. 

    Entre el sonrojo y la excitación por las acciones de la rubia, Ed no aguanto más, su razón razonó en su cabeza y…

Notas finales: lo se, lo se... este capitulo es una basura... pero no puedo dejarlo andar con los automails en mal estado ^u^' quien lo diria que tambien la rubia fuera igual o peor que Envy y Roy... espero les haya gustado y pronto tendre la continuación ^u^

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