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Por una promesa por Darkneko

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Notas del capitulo:

Ed tiene un sueño revelador, incumbe a Roy y también tiene algo que ver con su profesora, sus sospechas solo libraran a una persona de su culpa...

     - Winly… por favor detente… somos amigos y… - con la fuerza que le quedaba, separó la cabeza de su amiga tomándola por la frente, haciendo con esto que sacara su boca de su miembro palpitante. 

     - Edo… por lo mismo que somos amigos me gusta verte sentir bien… esto te gustará mas… - decía con una lujuria total en su mirada y en el tono que usaba en su voz. 

     Dejó de atender con sus manos el miembro de Ed para posarse sobre sus rodillas y con ligero movimiento de la mano introdujo dos dedos en la parte que conectaba su brazo mecánico con su piel real, sabía de antemano que esa zona era una parte que provocaba mucho dolor además de que lo debilitaba de sobre manera, más como siempre no se quejo por ello. 

     - Se que esto también lo deseas Edo… te sentirás mucho mejor después de esto… lo prometo… - susurro en el oído quedamente para después lamer el lóbulo de Ed provocando de su parte un pequeño espasmo, suficiente para que la rubia se excitará mas de lo que podía. 

     - Quiero ser tuya… - y tras esto junto sus caderas con las de Ed sin sacar sus dedos de la abertura de su hombro, para impedir que el ojidorado la rechazará, movió los dedos dentro de la cavidad, sacando pequeños quejiditos impulsando a Ed a revolverse buscando que le dejase en paz pero no lo conseguía. 

     El joven alquimista mantenía los ojos cerrados por el dolor que le corría desde el hombro y se alojaba en el vientre, al dejar de sentir la presión sobre sus piernas se aventuro a ver a su amiga y lo que vio no le agrado mucho que digamos, era completamente incomodo, saber que su amiga, lo trataba igual que cierto azabache, al igual que cierto travestido de cabellera verdosa, en sus ojos podían notarse varios sentimientos, predominando la incredulidad a lo que pasaba, la tristeza de saber que se trataba de alguien a quien estimaba como parte de su familia y el miedo de que terminara lastimándolo como lo habían hecho varios tiempo atrás. 

     La ojiazul levanto sus caderas y con una mano sostuvo la virilidad que tanto ansiaba sentir dentro de ella y la coloca bajo su entrada, la introduce de golpe, tal vez por la ansiedad o tal vez por la desesperación, sacando gritos de dolor del rubio que son callados con sus labios, mientras su mano izquierda se entretiene con el orificio del hombro derecho del rubio alquimista. 

     Al sentir la longevidad de su amigo dentro de ella, comenzó con el movimiento del vaivén comenzando lento y pausado mientras disfrutaba el poder sentir un contacto así de su amigo, quien apretaba con su mano apoyada en la cama las sabanas por el dolor, ella no parecía percibirlo, disfrutaba de los gestos y los sonidos que su amigo sacaba, tomándolos por sonidos de placer, lo que la llevo a moverse con más rapidez y comenzar un nuevo movimiento hacia arriba y hacia abajo, para después combinar ambos movimientos en una explosión de placer para ella, por su parte el rubio se vino no por gusto, sino porque su cuerpo así lo predijo con el constante roce y las estimulaciones que recibió dentro del cuerpo virginal de su amiga, quien al llegar al clímax se desplomo encima del rubio con sus respiraciones agitadas y su vida plena, según ella desde ese día, ya era toda una mujer gracias al hombre que siempre amo. 

     - Te amo tanto Edo… - susurro la rubia mientras se acomodaba en el regazo del alquimista. 

     - Winly… - la voz de Ed no expresaba dulzura o amor en absoluto, estaba carente de emociones, al igual que sus ojos, aunque del rabillo de cada uno una pequeña e imperceptible lágrima asomaba amenazando por caer. 

     - ¿Qué sucede Edo?... – pregunto con curiosidad y preocupada por las acciones de su amigo. 

     - Gomen… Winly… pero esto… no es algo… que yo decidiera… aunque me digas que me quieres… yo… no puedo corresponderte… espero lo entiendas… - contesto Ed con la voz mas neutra que encontró. 

     - ¿Hay alguien mas? – pregunto secamente, temiendo lo peor. 

     - No… aun no la hay… demo… eso no quiere decir que la quiera ahora… tengo muchas cosas que hacer… mi prioridad es Al… Winly…  yo solo quiero su felicidad… - no quería ver el rostro de su amiga, sabía que lo que estaba diciendo le causaba gran dolor a la rubia, lo sabía porque sentía como sus manos se aferraban a la parte del pijama que aun tenía puesta, mal colocada pero puesta. 

     - Entiendo… haremos de cuenta como que nada paso… descuida… la abuela Pinako no se enterara… - pronuncio sabiendo que eso solo le dolía a ella, pero ese era el hombre que amaba y al cual esperaba cada día con ansias. 

     Después de aclarar las cosas con Ed Winly se volvió a su habitación en silencio cubriéndose con las mismas ropas con las que llegó, el rubio se colocó de nueva cuenta su pijama e intento dormir pero lo que consiguió fue tener una horrible pesadilla sobre su pasado. 

--------------------------------en el sueño--------------------- 

     Ed se encontraba jugando escondidas con Al por todo el campo, mojándose de vez en cuando por los charcos de la lluvia reciente, su hermano había recuperado su cuerpo y el su brazo, se encontraba realmente feliz, también con ellos se encontraba su madre, sonriendo con un cesto de manzanas. 

     - Mitte kaza… pude recuperar el cuerpo de Al… como lo prometí… - contestaba Ed sonriente mientras tomaba en brazos a su hermano, colocándolo a la vista de su madre. 

     - También pude recuperar mi cuerpo, mira… - se da la vuelta y deja ver su brazo y su pierna al estirar su pantalón. 

     Su madre desvaneció la sonrisa que adornaba su rostro para posar unos ojos rojos como la sangre y con un deje de rencor en sus ojos, una sonrisa torcida apareció al momento en que las manzanas comenzaron a podrirse al igual que el cuerpo de su madre. 

     - Pero no pudiste hacerme bien a mi Edward… - la voz de reproche hicieron que el pequeño diera traspasos hacia atrás, intentando en vano no ver su pecado. 

     En ese momento Al se torna a su hermano y su piel comienza a caerse en pedazos, dejando al descubierto una armadura sin vida, solo con un alma que le daba movimiento y llamaba hermano. 

     - Nii-san… ¿Qué ocurrió? No eres tan bueno para traer mi cuerpo de vuelta… ¿para que buscar algo que nunca se lograra? Siempre permaneceré en esta forma y todo es por tu culpa… - la mirada de al no tenía nada de la ternura que caracterizaba a su pequeño hermano, era fría y llena de resentimiento. 

     Se observó a si mismo al dar un paso hacia atrás de aquella escena cayó, observó con detenimiento y al igual que Al su brazo y pierna comenzaron a desintegrarse, solo que esta vez no fueron sustituidas por piezas de metal. 

     Nuevamente estaba en el lugar donde toda su pesadilla comenzó el laboratorio de su padre, su pierna y la base de su hombro sangraban, al lado suyo una armadura inconciente y frente suyo aquella abominación que por un segundo fue su madre, llamándolo, sintió el terror recorrer cada centímetro que tenía de piel. 

     Cuando esa figura intentaba acercarse, algo llamo su atención, no supo porque, pero ya no le temía, estaba sumido en sus pensamientos, la criatura se posó cerca suyo permitiendo de esta manera que el rubio saque sus dudas, acerco su mano a la cabeza de aquella abominación que en un momento se pensaba sería su madre y pudo comprobarlo. 

     La criatura se dejó hacer por el pequeño, su mirada no era tan fría pero demarcaba una gran soledad y tristeza, que Ed pudo percibir, al tocar la cabeza de la criatura y comprobar que su piel estaba fría, poso su vista unos momentos a esos ojos, que en un principio parecían dos gotas de sangre, pero al tocar su rostro cambiaron por un color castaño casi tocando a negro, acuosos, casi podía sentir las lagrimas que  derramaba aunque no saliese ninguna.  Recordó la figura de su madre, sus ojos eran como los de Al, un color avellana muy claro. 

     Lentamente acercó su mano hacia sus cabellos y al rozarlos, algunos quedaron atrapados en sus dedos, los observó un momento, no eran castaños como los de su difunta y adorada madre, sino negros y algo rizados. 

     - Tu no eres mi madre… eso quiere decir que… - decía Ed mientras la criatura adoptaba la forma de una hermosa mujer de tez bronceada ojos castaño oscuros con el pelo algo largo negro y rizado que expresaba mucha melancolía en sus movimientos. 

     - Onegai… solo quiero estar con él… puedes… decirle que lo amo y que siempre lo haré… - sonreía mientras acariciaba con un toque maternal la mejilla de Ed quien cerró los ojos ante el contacto. 

     - Roy… Roy Mustang… - murmuro. 

     - ¿Quién eres…? y que eres del Coronel… - pregunto dudoso el rubio por la respuesta. 

     - Kathie Rossette… él sabe quien soy… por favor… - aparta la mano del chico y comienza a llorar en silencio, mientras todo se vuelve blanco. 

------------------------------fin del sueño---------------------

     - ¡¡Kathie!!... – despierta ajetreado intentando alcanzar algo, al ver donde esta se ve la mano, comprobando que aun necesita un automail para verse normal. 

      - Nii-san... – de escucha desde el primer piso. 

      - El desayuno ya esta listo… - alza la voz intentando de su hermano una contestación, al no recibirla decido subir a ver porque tarda tanto Ed en bajar. 

     - Nii-san… el desayuno esta listo… - repitió entrando un poco a la habitación, encontrando a su hermano sentado en el borde de la cama colocándose el implante de repuesto. 

     - Al… ya voy… solo tengo que… Ahh… - da un pequeño quejidito cuando la pieza se incrusta en el orificio correspondiente, si bien estas piezas no tienen nervios que le causen mas dolor, el orificio de encaje es algo sensible. 

     - Nii-san ¿estas bien? – pregunta un poco alterado nunca había visto esa mueca de dolor por colorarse el implante. 

     - No te preocupes Al… solo que estoy un poco sensible, creo que va a llover el día de hoy… ya bajo… - se disculpa con una sonrisa tranquilizadora para su hermano y momentos después se encuentra sentado en el comedor desayunando, sin prestar atención a la rubia que tiene al lado. 

     Ed permaneció un momento en silencio recordando lo que había soñado y tratando de relacionar las cosas, no podría llegar con su superior y decirle. “Oye… encontré en mi sueño a una mujer que esta relacionada contigo, pero esta muerta y lo mejor de todo es que cuando quisimos resucitar a mamá la resucitamos a ella… me dijo que te ama…” eso sería bastante extraño, por eso tendrían que ver el lugar donde enterraron a esa cosa, claro esta, sin que Al se entere.  Pero antes…

     - Tía Pinako… ¿puedo utilizar su teléfono? Necesito hacer una llamada urgente… - se levanto de su asiento terminando de comer, su semblante era serio, denotaba un brillo extraño a lo que la mujer no pudo rechazar prestar el aparato mientras daba los toques finales a los implantes de Ed. 

     - Moshi, moshi… - se escucho del otro lado de la línea, la voz muy conocida del esposo de Izumi. 

     - Se encuentra la Sensei… - pregunto tranquilo Ed. 

     - ¿Hai?... Ed… ¿Qué quieres? – pregunto toscamente la sensei al escuchar la voz de su pupilo. 

     - Hai… sensei, ¿puedo hacerle unas preguntas poco comunes?... – pregunto esperando una negativa, pero. 

     - Claro, habla Ed… - respondió calmada Izumi con un tono maternal que tranquilizó un poco al rubio. 

     - ¿Recuerda la transmutación humana que intento en su hijo?... – pregunto en tono serio para que su maestra le contestase en igual forma. 

     - Como poder olvidarlo… - fue la respuesta llena de dolor de Izumi. 

     - ¿Qué materiales utilizó?  Es bien sabido que se necesitan tener parte de los recuerdos pasados de la persona, demo… considerando que él aun no nacía, no era posible usar su cuerpo como intercambio completo… - las palabras que de Ed salían traían recuerdos dolorosos, demasiado para ambos al teléfono. 

     - Utilice el cuerpo del pequeño, los cabellos de mi esposo y parte de mi placenta que aun estaba unida a su cuerpo… ¿para que todas estas preguntas Ed? – preguntaba al punto de llorar no sabía si quería saber aquella respuesta. 

     - Tengo una teoría pero primero quiero confirmar algunas cosas… ¿recuerda al pequeño que salió antes de entregarlo a la puerta?... – pregunta Ed sin darle a entenderse con claridad a su sensei, no quería levantar sospechas que no eran verdaderas. 

     - Es mi hijo Edward… no puedo olvidarlo… - sus lagrimas amenazaban con rabia salir por sus ojos, siendo retenidas por su propia fuerza.

     - ¿Realmente era su hijo?... – pregunto dudoso de la respuesta, pero no recibió contestación, el sonido de la línea marco el fin de la conversación, mientras que Izumi lloraba al recordar lo que hizo y el hecho de que podría acunar nunca a un bebe propio. 

     Edward se quedo pensativo, las palabras de su sensei no concordaban con la imagen que tenía de Wrath, este no tenía ni el color de piel, cabello o los ojos de su profesora o su esposo, podría ser posible, pero… primero a deshacerse de Al y Winly… ellos no deben enterarse. 

     Aunque por el momento lo mas importante era recuperar el cuerpo que seguía en manos de la Rockbell. 

     - Tía Pinako… mis automails… ¿ya están?… - pregunta impaciente. 

     - Ya… solo falta conectarlos… estas preparado… - contesta la mayor. 

     - Cuando quieras, Pinako… - respondió de manera altanera Ed. 

     El dolor era inmenso, necesito de varios minutos y compresas frías cerca del hombro y la rodilla, para neutralizar el dolor de los nervios al ser conectados, y acostumbrarse de nueva cuenta al peso y a la sensación. 

     Una vez terminado le pidió a Al y a Winly que fuesen al mercado por algunas cosas para la comida y para el regreso a Central. 

     Ya estando solo Ed y Pinako se aventuro a decir… 

     - Los ojos de mamá eran iguales a los de Al… al igual que su cabello… - murmuro a modo de que la mayor sintiera curiosidad por sus cavilaciones, mientras estaba recargado viendo el cielo nublado. 

     - ¿Y porque preguntas eso…? Ahora no tiene sentido que lo menciones… - contesto Pinako mientras trataba de calmar la sensación que tenía, que Ed hiciera esa clase de comentarios solo traería problemas. 

     - Ahora que recuerdo, lo que transmutamos Al y yo… no tenía esos cabellos o los ojos de ese color, su cabello era negro y sus ojos castaños muy oscuro… ¿puedes acompañarme a ver si estoy equivocado?... tengo una suposición y quiero comprobarlo… - la abuela asintió con la cabeza. 

     Varios minutos después se encontraban donde una vez se encontraba su casa, ahora reducida a escombros, Ed se sentía muy mal, parecía como si su cuerpo rechazara el lugar, tenía nauseas y sus automails dolían. 

     - Estas bien… yo puedo hacer esto sola… no es necesario que te esfuerces Ed… - replico la anciana al ver el semblante pálido de Ed, quien negó con la cabeza. 

     - Estoy bien, es algo que debo hacer hasta el final…. Aunque parece que va a llover… - respondió un tanto nostálgico al recordar aquel fatídico día. 

     - Descuida, por los automails no te tienes que preocupar… no se oxidaran… eso te lo puedo asegurar… - menciono con una sonrisa de satisfacción en su rostro. 

     Ambos se pusieron a cavar donde habían enterrado esa cosa, cuando Ed dio con ella, puedo notar que aun quedaba algo de cabellos, los tomó entre las manos y examinó, eran iguales a los de la muchacha de su sueño. 

      - Kathie… - murmuro en un tono audible solo para él y de sus ojos comenzaron a rodar unas lágrimas un tanto reconfortantes. 

      - Pasa algo Ed… -  susurra la anciana a su lado, Ed no puede contener su estomago cuando las gotas de lluvia comienzan a empaparlo, un fuerte dolor en el vientre hace retorcerse de dolor al pequeño, llevando sus manos a la boca intentando en vano que no suceda pero sucedió. 

     Entre las manos entrelazadas sobre su boca escurre una sustancia pegajosa, que muchas veces intento ocultar con éxito a su hermano menor, no quería provocarle mas problemas de los que ya tenían, pero siempre, al recordar el pasado, su estomago conspiraba para que esa sustancia calida y dadora de vida, aquella que nos hace ser seres vivos quisiese salir por su boca a grandes bocanadas. 

     - ¿Ed que pasa?, estas sangrando… volvamos a casa… - sugirió la abuela pensando en llamar al doctor al regresar. 

     - Estoy bien… suele pasarme a menudo, pero no es nada grave, es… solo la cruz de mis recuerdos… mi castigo por ser tan idiota… pero ahora… se que mamá no me odia… ^-^ - decía con una pequeña sonrisa al saber que lo que transmuto en realidad nunca fue su madre, pero eso lo dejaba con muchas dudas, dudas que después de recuperar el cuerpo de al, se pondría a investigar. 

     - Esta bien…  ¿Encontraste lo que buscabas? – el menor asintio. 

     - Bien marchemos a casa… - Pinako y Ed marcharon a casa de los Rockbell donde seguro Al y Winly se encontrarían ocupados guardando la despensa. 

     Ed se dirigió de inmediato al teléfono para confirmar sus sospechas. 

     - ¿Izumi-sensei? – pregunto el rubio aun con los cabellos negros en las manos. 

     - Hai… - contesto la otra voz desde el teléfono sosteniendo una pequeña caja de recuerdos. 

     - La transmutación humana que realice no era de mi madre… - menciono con la voz serena 

     - Como puedes estar tan seguro… - la voz del otro lado titubeaba. 

     - Mi madre tenía el cabello castaño muy claro… y el de la transmutación es negro, además… los ojos de mamá eran como los de Al… color avellana… y esos eran de un castaño bastante oscuro… - al escuchar esto la voz del otro lado de la línea se quebró por completo, dando a entender que la otra persona lloraba, pero este llanto no provocaba dolor. 

     - Gracias… Ed… - murmuro quedito la voz de Izumi. 

     - ¿Por qué?… - pregunto sincero y lleno de tantas emociones que no sabía que hacer con ellas. 

     - Porque ahora se que al que entregue no era mi hijo… solo espero que donde este, me perdone… - respondió aferrada a los brazos de su esposo que no dejaba de llorar de la felicidad ahora su mujer no se sentiría culpable de matar por segunda vez a su hijo como siempre había pensado ella.  Minutos después colgó. 

    “Ahora solo me queda hacer el favor que Kathie me pidió…” 

     - Al… ¿listo?... tenemos que ir a central… hay algo que se me olvido allá… y es muy importante… - respondió Ed para no levantar sospechas en los demás, el menor asintió y después de que parara de llover se marcharon. 

     “Edo… quiero que sepas que no me arrepiento de lo que hice… realmente quería estar contigo, pero ahora veo… que tendré que esperar… la pregunta es ¿cuanto tiempo mas?” pensaba la rubia mientras despedía con la mano a sus amigos de la infancia, recibiendo por parte del rubio solo un movimiento de la mano sin chocar sus miradas. 

     - Creo que lo que descubrió ha hecho que se le quite un peso de encima, pero ha traído mas preguntas a su mente, espero encuentre las respuestas… - murmuro mientras fumaba su pipa y miraba alejarse a los niños que vio crecer.


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