- Nii-san… onegai… explícame… ¿qué está pasando?... ¿estás enfermo desde el accidente?... ¿quién es Kathie?... ¿la transmutación que realizamos no era nuestra madre?... ¿qué esta pasando?... ¿qué tiene que ver Envy en todo esto?... – Al ya no sabía por donde comenzar a preguntar, tenía muchas preguntas y ninguna respuesta, los presentes solo se miraban, intentando dos cosas una ocultarle la verdad o dos simplemente desligarse de ello.
- Calma Al… no es nada grave… - respondía tratando de calmar el estado alterado de su pequeño hermano.
- Pues explícame… - ordenó sin más, ya no quería estar en duda y si fuese necesario golpear a su hermano por respuestas, lo haría.
- Hm… es una larga historia Al… y puede que sea muy fuerte para ti, no quiero lastimarte con lo que contaré, además al parecer no lo recuerdas… y es preferible… - contesto con melancolía, aquellas imágenes regresaban a su mente de nueva cuenta.
- Pues tengo tiempo, quiero escucharla… - respondió Al sentándose de sopetón en el suelo, indicando que no se movería del lugar hasta obtener las respuestas que tanto buscaba.
- Yo también estoy interesado en escuchar la historia, Hagane, siéntate, pediré algunos bocadillos, al parecer será un relato bastante largo… - masculló Roy levantándose para pedir a la teniente Hawkeyes té y bocadillos para escuchar el relato del niño.
Hubo un silencio incomodo mientras esperaban la llegada del encargo de Roy, no querían ser interrumpidos en el relato por miedo a que al pequeño se le fuera el hilo y tuvieran que comenzar de nuevo la historia desde el principio, minutos después llegó el té y los bocadillos, consistían en galletas de canela y otras de chocolate, según los gustos de los presentes, Hawkeyes hizo una reverencia al salir de la habitación, antes de que se marchará Roy la detuvo y pidió que todas las cosas que tuviera pendientes se las dejará para después al igual que las llamadas emergentes, ya que el asunto que trataría con el rubio era sumamente delicado.
El sonoro rugir proveniente del estomago de cierto rubio interrumpió el silencio que se había hecho minutos después de que la teniente dejará el encargo y cerrará la puerta detrás de si.
- Gomen… es que no he comido nada desde que llegamos a central… la verdad me muero de hambre… ^//^ - se disculpó el rubio mientras tomaba una galleta y la engullía con voracidad, degustando enseguida algunas galletas más, tratando de mitigar el hambre que le embargaba, sin lograrlo, en menos de un parpadeo ya había acabo con toda la bandeja de galletas.
- Nii-san eres un glotón… demo tu fuiste el que insistió en que antes de llegar al lugar donde nos hospedaremos… - murmuro en tono molesto Al por la desconsideración del coronel que no sabía donde podía caber tanta galleta en un cuerpo tan pequeño.
- Eso no es de importancia… Hagane… puedes comenzar con la historia, te escucho… - mencionó sentándose en el sillón frente al rubio que momentos antes ya se había sentado para degustar las galletas, el hermano menor hizo lo mismo solo que al lado de su hermano.
- Bien… creo que no tengo que dar la explicación del entrenamiento de Izumi-sensei… porque ya conocemos esa parte de la historia… ¿ne?... – los restantes asintieron.
- De acuerdo… bueno cuando hacíamos la transmutación se me olvido un detalle muy importante, aunque en ese entonces no sabía exactamente cual era ese detalle hasta este momento lo he descubierto…
Así comenzó la explicación del rubio…
Durante la transmutación, en el momento en que está falló, la imagen de su madre nunca cruzó por su mente, esto era fundamental para poder hacer el llamado del alma al igual que para dar forma a los materiales que constituyen el cuerpo.
Esta información fue corroborada por los acompañantes del rubio en ese momento, uno por practicarla junto con su hermano, y otro por investigar y tratar de hacerlo, solo que fue interrumpido antes de tiempo, desistiendo de está idea gracias a un buen amigo que siempre se mantuvo a su lado, y que hasta la fecha, lo sigue apoyando… después de esta pequeña interrupción el ojidorado continuó.
Ese fue el error de la transmutación de su madre, la pregunta clave es, ¿por qué la puerta mando a llamar a aquella persona, tanto en recuerdos como en cuerpo? Eso aun es un misterio para el pequeño, varias veces tuvo la oportunidad de entablar conversación con aquella enigmática presencia que se autonombraba la misma puerta o Dios, según gustos, la primera aparición que tuvo frente a la puerta su mente se abrió a todas las posibilidades, dándole aquella increíble capacidad al igual que a su sensei de poder transmutar cualquier cosa sin necesidad de dibujar un circulo alquímico, ya que la información contenida en dicho circulo se encontraba en sus mentes tan fresca y llamativa que no era necesario como transmisor para la energía que causa la transmutación.
Cuando esa “cosa” comenzó a acercarse peligrosamente al rubio alquimista inexperto, no atinaba a escucharlo, era demasiado pequeño y el terror que sentía al ver a semejante criatura lo llenaron, haciendo con esto que la matara en ese mismo instante, en un punto en su pecho, donde el color se hacía más rojo que la sangre y comenzaba a resplandecer, al hacerlo, la criatura prácticamente se desangro, terminando de este modo su vida, lo único que atinó a escuchar bajo aquel terror profundo que en ese momento le embargaba fue una serie de preguntas que no tenían sentido.
¿Por qué me creaste?...
¿Dónde esta él?...
¿Quiero verlo?...
Necesito verlo…
Mátame… lo esperaré en aquel lugar, mátame…
Esto último le llegó en un recuerdo, pero en esos momentos no tenía nada que hacer, antes de matarlo sintió una enorme presión en el estomago que rápidamente subía por su garganta hasta terminar por llenarle la boca del sabor más repugnante de su vida y que seis meses después del accidente tendría que soportar, hasta el final de sus días o antes si el plan que tendría en el futuro al conocer a Roy funcionaba.
Al mirar al piso, solo podía observar sangre, fue en ese preciso momento que la criatura se acercó demasiado al pequeño y este decidió acabar con aquello, el charco de sangre donde yacía el cuerpo, era lentamente quemado por el propio oxigeno, la razón, es que el alma aun se encontraba tratando de pasar la puerta de la verdad, pero al no completarse la transmutación, su cuerpo comenzó con el proceso de descomposición, tratando en vano de regresar a su estado original, es decir, las cosas que utilizaron para crearlo.
Después de que la criatura dejase de moverse, el pequeño enredo un trapo en su pierna, la cordura apenas asomaba en su cabeza, solo tenía algo en mente, su hermano, no quería cometer el mismo error, pero por lo menos haría que los recuerdos y la alegría de su pequeño hermano estuvieran con él una vez más.
Tomando la sangre que emanaba de su pierna dibujo un circulo de sellado de almas en el cuerpo de aquella armadura que tanto le recordaba que ese lugar era el estudio de su padre, se marcó completamente el cuerpo, teniendo en mente la imagen de Al, su sonrisa, sus sentimientos, su cuerpo, todo lo que recordaba de su hermano y que tanto le hacia falta en esos momentos, comenzó con la transmutación, pidiendo, rogando, suplicando porque le regresasen a su hermano, pero al no tener nada de valor, dio su brazo, así es un brazo por un alma, precio justo para la puerta, pues sabía que tarde o temprano, regresaría, la personificación de la puerta después de tomar el brazo del pequeño, alzo una mirada de superioridad y una sonrisa que demostraba una arrogancia que enfermaron al pequeño.
Pronto nos volveremos a ver… espero que ya tengas las respuestas… fue lo ultimo que se escucho en aquel lugar, para después encontrar a su hermano despertando en el cuerpo que actualmente posee, aquellas palabras vacilantes aun cavilaban por las noches su rubia cabeza, sabía que detrás de aquellas palabras se encontraba una pista fundamental para poder recuperar con satisfacción el cuerpo de su pequeño hermano.
- Por fin tengo la respuesta a esa incógnita… - decía seriamente el rubio después de explicar esta parte de la historia, respondiendo según él, el porque de su problema con la sangre que ocasionalmente lo visita en momentos de alta tensión, siempre haciéndose el fuerte, su debilidad debía salir y como no era muy dado a llorar o a decir que algo estaba mal, su cuerpo optó por esa manera tan grotesca y poco común de desahogarse.
- ¿Y qué es lo que descubriste? nii-san… - pregunto Al comprendiendo un poco las desapariciones que ocasionalmente tenía su hermano cuando se encontraba frustrado y el por qué de su incontrolado apetito por las cosas dulces una vez que regresaba.
- Al… cuando desapareciste durante la transmutación antes de que trajera tu alma de vuelta… ¿deseabas estar a mi lado?... – pregunto un poquito nervioso por una respuesta negativa.
- Hai… más que nada en el mundo nii-san, solo deseos estar a tu lado… demo… ¿eso que tiene que ver?... – aun no entendía el punto de su hermano.
- Pues verás… ¿recuerdas que mamá murió con una sonrisa en sus labios?... – pregunto teniendo como respuesta un cabeceo en forma de afirmación.
- Bien… pues significa que no tenía ningún motivo por el que querer regresar, es decir, vivió y murió feliz… - contestó mientras sonreía con melancolía, tal vez aquello que intentaron estaba mal, pero el saber que su madre siempre los estuvo cuidando desde el cielo le reconfortaba un poco.
- Entonces… para poder llevar a cabo una transmutación o un sellado de alma exitoso se necesitan dos cosas… pero no es sencillo obtenerlas… - concluyo cambiando de posición ya que se le había entumecido el trasero por estar sentado tanto tiempo de la misma manera.
- ¿Y bien?... ¿Cuáles son?... – preguntó con su serenidad respectiva el moreno quien escuchaba con atención.
- Los más importante de todo es que la operación se haga minutos después de que la persona haya muerto o en el caso de Al desaparecido… y la segunda cosa es que necesitas que la persona a la que deseas nuevamente a tu lado tenga los mismos deseos que tu de regresar con tigo, es por esa razón que Al se encuentra en aquí aunque sea en este cuerpo, porque también se necesita un contenedor, ya sea su propio cuerpo o el cuerpo de un huésped…
- Aunque tomar el cuerpo de otra persona tiene sus consecuencias… aun no se cuales son exactamente, pero son peligrosas tanto para el alma que invade un cuerpo que no es el suyo o que se encuentra bastante frío, como para el cuerpo de aquella persona que dono su cuerpo por las buenas o las malas, dependiendo del tipo de persona que la realice… bueno… creo que es lo único que tengo que explicar… ahora coronel… díganos quien es Kathie, quiero tener una hipótesis de porque las transmutaciones salen de esta forma, pero necesito corroborar algunas cosas… de esta manera creo que puedo acercarme mas a mi objetivo… - dijo mirando inquisitivamente al mayor.
Roy suspiro, sabía que no se podría deshacer de los pequeños tan tercos tan fácilmente, su única escapatoria era decirles la verdad.
- Kathie era una persona muy importante para mi… - decía con un deje de tristeza al recordarlo, echando hacía atrás su cabeza, reposándola en el soporte del sillón con los brazos extendidos y las piernas cruzadas.
- Era su esposa… - susurro el más pequeño haciendo con este inocente comentario que a uno de los presentes le diera un vuelco en el estomago y sintiera mucha presión en el cuerpo para escuchar la respuesta, mientras que al restante le sacó una pequeña risita.
- No… era mi mejor amiga… casi podemos decir que se trataba de mi hermana… siempre estábamos juntos, hasta que decidí convertirme en alquimista nacional, cosa que a ella no le agrado bastante que digamos… tuvimos una riña, ella me dejo de hablar, tiempo después de ingresar a la milicia me dijeron que había tenido un accidente y que quería verme en el momento que estaba presentando el examen por lo que nunca me informaron hasta que ese momento, cuando llegue al hospital ella se encontraba cubierta por la mantas, me comunicaron que antes de morir quería decirme algo, pero no llegue a tiempo, soy un imbécil… - mencionó cambiando tanto su semblante como su postura, se encontraba con las piernas puestas en el suelo, aun sentado, con los codos apoyados en estas y la mirada baja., casi a punto de soltar las lagrimas que amenazaban con escapar.
- Pues… ella dice que lo ama mucho… y que siempre lo hara… - respondió el pequeño sacando de sus pensamientos al mayor, quien le dedico una sonrisa aun con ese deje de tristeza en su mirada en forma de agradecimiento.
- Entonces no me equivoque… - murmuro Ed.
- ¿A que te refieres?... – pregunto Roy desconcertado.
- Las personas que resultan con la transmutación son aquellas que piden permiso a la puerta para poder pedir un favor antes de desaparecer, claro que hay ciertos sujetos que les dan poderes con la piedra roja, lo que da como resultado a los homúnculos… - mencionó con la mano en la barbilla mientras pensaba en voz alta.
- Sou ka… - susurro el mayor mientras se alegraba de saber que Kathie le había perdonado su estupidez, ahora solo tenía una pregunta.
- Y porque precisamente escogería la transmutación que tu llevaste a cabo, se seguro había cientos llevándose a cabo… - razonó el azabache quien ya esta un poco mas calmado.
- En ese momento usted estaba por el pueblo… ¿me equivoco?... – cuestionó escuetamente el ojidorado.
- Hai… - obtuvo como respuesta.
- Es precisamente por eso… porque usted se encontraba cerca… no se precisamente como lo hacen, pero más o menos en eso se basa mi teoría, solo me faltaría preguntarle a la misma puerta si estoy en lo correcto… - espetó en ese instante mientras de nueva cuenta el estomago de Ed gruñía.
- Bueno… creo que por el momento deberías descansar y comer algo, ¿hay algo mas que necesites?... – pregunto Roy poniéndose de pie y dirigiéndose a la puerta, seguido de los hermanos Elric.
- Iie… vamos Al… tengo hambre… ^-^ - se levantaron, tomaron sus cosas y comenzaron a salir, espero a que su hermano pequeño se adelantara un poco, cuando se situó cerca del moreno susurro algo que pensó no escucharía el mayor.
- Me alegro que ella no sea nada tuyo… eso me dolería mucho… ai shiteru… baka taisa… ^u^… nos vemos después… - mencionó esto último en voz alta mientras se despedía con agitando la mano en señal de despedida.
- Mi pequeño… yo no sería capaz de algo así… - murmuro para sí cuando cerró la puerta nuevamente solo en su oficina.
- Creo… que por hoy a sido demasiado trabajo… estoy cansado…
- Riza… me voy a descansar, los pendientes me los deja en mi oficina y mañana temprano, vendré a terminarlo… entendido… - y dicho esto a la ojirubí aceleró el paso para alcanzar a los pequeños he invitarlos a comer, de esa manera pasaría más tiempo con el rubio al que dejo hace tiempo y al cual quiere proteger con su propia vida si fuese necesario.
- Hagane… vamos a comer… yo también tengo hambre, además ya se termino la jornada de trabajo, bueno la mía ^-^ - su tonó era de superioridad y no aceptaría una negativa.
- Hai, hai... como diga… - Ed movía su mano en señal de restarle importancia, aunque por dentro se sentía la persona mas feliz y aun no sabía el porque.
Después de una animada cena, donde no sobraron los insultos entre el mayor presente y el mayor de los Elric, las risas, las bromas, las anécdotas de las aventuras y desventuras en sus viajes, decidieron irse a sus respectivas casas o a la habitación que estaban rentando en el caso de los hermanos.
Cuando se estaban despidiendo, Roy hizo adelantarse al menor presente diciendo que tenía que hablar algo con hagane, motivo por el cual se encontraban solos por unos instantes, el ojinegro se acercó al rubio tomo con delicadeza su barbilla, acercó sus rostros hasta el punto en el que el menor sintió demasiado calor agolpado en sus mejillas, posiblemente sonrojadas y susurro algo en su oído, la reacción inmediata de Ed fue abrir enormemente los ojos ante aquel comentario.
El mayor se despidió con un roce de sus labios sobre la mejilla del pequeño y esa sonrisa que atrae a tantas mujeres, dejando pensativo al ojidorado, mientras lo veía partir, se giró sobre sus tobillos alzando la mano y gritando.
- Espero que consideres la oferta… te estaré esperando… - y siguió su camino, Ed instintivamente se llevo la mano a la mejilla, aun podía sentir aquellos calidos labios rozarle y las palabras aun resonaban en su cabeza.
- Nii-san… ¿doshita no?... – pregunto Al regresando al ver que su hermano no avanzaba junto con él.
- Iie… Al… solo que creo que esta noche… saldré a caminar un poco… - contesto en un susurro mientras caminaban al cuarto para descansar un poco y pensar en lo que haría con la propuesta de Roy.