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Por una promesa por Darkneko

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Notas del capitulo:

que les puedo decir... quien haya esperado lemon en este capitulo... pues... ^u^ espero les guste... no soy muy buena para eso pero hago lo mejor que puedo...

por cierto mis mas grandes agradecimientos a Ayelén que me ayudo en el capitulo... arigato tomodachida ^u^ honto ni arigato...

sin más... disfruten el capitulo... ^u^

     Se encontraba sentado sobre la cama en la habitación que habían rentado durante la estadía en ciudad central, antes de volver a lo importante, la pregunta era ¿cómo lograrlo?, estaba seguro de que la piedra solo era un acceso rápido a la puerta, pero que él bien se las podía apañar para poder abrirla sin problemas, sin embargo, en ese momento los ojos del coronel aparecieron en su mente, nublando cualquier pensamiento, el recordar la cercanía de esos labios sobre su rostro, sentir la respiración del moreno y sobre todo lo que le dijo esa noche mientras cenaban lo hizo sonrojarse hasta el limite, mientras que una y otra vez aquellas palabras que le dedico el coronel se repetían en su mente. 

     “Hay algo importante que quiero decirte… pero este no es el lugar… te espero en la noche en mi casa, ya sabes como llegar…” 

     - Algo importante… ¿Qué podrá ser?... – se pregunto en un murmuro mientras sus ojos miraban a ningún punto especifico de la calle a través de la ventana situada cerca de su cama, como solía pedir en todas las posadas en donde se quedaban. 

     Miro por a la habitación, aun estando un poco nervioso por lo que estaba a punto de hacer, pero como los gatos, la gran curiosidad de Ed por descubrir que era aquello que no podía esperar para ser contado en el cuartel, tenía que descubrirlo ahora. 

     Al se encontraba en aquella fase a la que se llama sueño, sabía de antemano que no dormía y eso le dolía, pero no quería apartarlo de aquello que le hacía feliz en ocasiones. 

     - Nii-san… ¿no puedes dormir?... – pregunto en un susurro Al quien levantaba su mirada y la fijaba en las orbes doradas de su hermano mayor. 

     - Uhm… Al… estabas despierto… - se acercó con cuidado a su pequeño hermano sentado al lado de la cama en posición de descanso, con las piernas ligeramente abiertas pero flexionadas en una posición de medio loto, con sus brazos en el centro para darse apoyo, acarició con cariño el casco con su mano metálica conciente de que no lo sentía, pero le ayudaba a soportarlo. 

     Al observó a su hermano hacerle aquella caricia y por inercia ladeo la cabeza, como si la sintiera y quisiera disfrutar de ese toque por mas tiempo. 

     - Nii-san… deseo tanto recuperar mi cuerpo… quiero sentir nuevamente tus caricias, es extraño, estamos tan cerca y no puedo sentirte, aun así recuerdo las caricias que me hacías cuando pequeños… - decía mientras que con su mano tocaba el dorso de la de su hermano que aun continuaba dando el toque, los ojos de Ed entristecieron, tenía que pensar pronto como hacerlo, tenía las ganas inmensas de estrechar en brazos a su hermano y hacerle saber que siempre lo tendrá para apoyarle y cuidarle. 

     - Al… no tengo sueño… creo que iré a dar un paseo… vengo más noche, ¿ne? ^-^ - la voz de Ed era calmada pero se escuchaba un tanto forzada, Al no intento seguirle, sabía que cuando su hermano hablaba en ese tonó era mejor dejarlo solo, seguramente ira a llorar por algún sitio sin que nadie lo vea, pensó el menor al ver la figura de su hermano desaparecer por el marco de la puerta para después ser cerrada. 

     - Nii-san… - fue su último suspiro, no le gustaba en lo mas mínimo que sufriera solo, pero siempre fue un cabezotas que no le gustaba verse débil ante los demás.

 ___________________________________________________ 

     Caminaba sin saber aun la razón, tratando de apartar de su cabeza aquellos pensamientos que tanto le confundían, intentaba por todos los medios posibles hallar una explicación lógica a lo que sentía cuando le tenía en delante, era cierto que aun se sentía utilizado por la manera tan extraña de cobrarle por la información, pero no podía odiarlo, y precisamente por esa razón se odiaba a si mismo. 

     Su cuerpo se tensaba cuando se le acercaba, su corazón latía con fuerza cuando escuchaba su voz por teléfono, sus ojos no se apartaban de aquella vista tan penetrante y al mismo tiempo no podía verle de frente, todo muy confuso, pero le hacía sentirse bien consigo mismo. 

     - Debo estar completamente loco, para venir hasta aquí… - se dijo a si mismo cuando se encontraba a punto de tocar la puerta que tiempo atrás, solo significaron momentos desagradables. 

     No supo cuando y mucho menos como pero hasta unos momentos mientras recordaba aquellos pagos por la información, recordó que fueron varias las ocasiones en las que sin petición se encontraba con él, si era cierto que lo hacía por proteger a Al de algún castigo, no podía evitar sonrojarse al darse cuenta de que le había agradado, a pesar de que Roy siempre intentaba hacerle sufrir, siempre cuidando de no lastimarlo demasiado, sobre todas las cosas, fue cuando en el beso que le dio antes de partir de central, que se dio cuenta de que realmente quería estar cerca de esa persona, no importándole en lo más mínimo lo que le hiciera sufrir o las múltiples veces que este le molestara, se sentía feliz de estar a su lado. 

     - Vaya… creo que me enamoré de la persona equivocada… - sin mucho amino toco a la puerta y minutos después esta se abrió dejando ver a un coronel vestido de civil, Ed al verlo no puedo evitar sonrojarse realmente se veía muy bien. 

     Roy vestía unos pantalones de mezclilla, una camisa de manga larga con los primeros botones desabrochados de un tono azul cielo, dejando ver parte de su bien formado pecho, su cabello estaba desordenado de un modo travieso dándole un aire atrevido y sensual a lo que el ojidorado solo puedo tragar saliva con dificultad y sonrojarse ante tal visión. 

     - Viniste… - susurro el mayor dejando paso para que entrase a la casa. 

     - Tenía curiosidad… - susurro mientras desviaba la mirada de los ojos cautivadores de Roy al entrar a la cómoda casa que para gusto de Ed ya no era tan sombría como las primeras veces. 

     Pasaron a la sala donde el antiguo sillón permanecía en el lugar donde Ed perdió algo importante y sabía que no podría regresar el tiempo atrás, más no se arrepentía de haberlo hecho o de haber perdido su inocencia con aquel hombre de cabello azabache. 

     Roy le pidió tomará asiento en aquel sillón lo que le causo un pequeño escalofrío al recordar pero aun así se sentó gustoso en aquel mullido sillón, en aquella noche estrellada la luz de la luna iluminaba la posaba colando sus brillos a través de la ventana, dando una atmósfera mágica a la habitación donde ambos alquimistas permanecían un momento en silencio. 

     El mayor apago las luces para poder encender la chimenea y que esta colocara luz y calor a la morada, con su guante entre las manos chasqueo apuntando directamente a la cavidad llena de leños, acto seguido se quito los guantes para dejarlos en aquella mesita de café que se mantenía frente al sillón, se sentó junto con el joven suspirando un poco recordando el grave error que cometió con aquel joven tan hermoso, tan pequeño y tan frágil. 

     Edward tenía la mirada perdida en la chimenea tratando de encontrar el valor para dirigirle la palabra a Roy, quería decirle lo que descubrió esa noche rumbo a su casa, quería decirle que era la persona a la que mas quería aparte Al, pero que no era un querer igual, a Al lo quería claro, pero solo como su hermano, un amor sincero de familia unido con un fuerte lazo de culpabilidad y responsabilidad familiar, en cambio a Roy, lo quería como algo más que a su superior, lo quería como pareja, quería estar con él todo el tiempo que fuese posible, que se sentía en paz, que se sentía feliz después de tanto tiempo y que le dolía no poder estar a su lado, por todo lo que ello conllevaba. 

     Roy por su parte permanecía con un semblante tranquilo aunque por dentro el temor de que el pequeño rechazara lo que le dijera o peor aun que le dijera que lo odiaba por lo que hizo en el pasado, quería hacerlo de nuevo, pero esta vez con el consentimiento de su pequeño. 

     Pero como abordar conversación, parecía ensimismado con las llamas de la chimenea. Hizo lo único que se le ocurrió para romper el silencio. 

     - ¿Hace una linda noche, verdad?... – una pregunta tonta, lo sabía pero saco de su ensimismamiento al pequeño que se sonrojo un poco, entrecruzo sus dedos en signo de nerviosismo y miro con atención sus rodillas. 

     - Ha… hai, hace una linda noche… - y de nuevo se produjo aquel silencio incomodo, que había estado hacía poco. 

     - ¿Cómo va la investigación sobre la piedra?... – pregunto el mayor sin interés real en el asunto, solo quería escuchar la melodiosa voz de Ed otra vez. 

     - Bien he tenido grandes avances, demo… - su vista se hizo un tanto acuosa mientras hablaba y su voz se rompía por el esfuerzo que hacía. 

     - He llegado a la conclusión de que no puedo hacerlo y lo peor es que el único que me puede ayudar… solo intenta hacerme daño… - apretó sus ojos con fuerza y una lagrima salio de sus ojos, cosa que noto el azabache. 

     Aquella lagrima llena de dolor no solo le causo sentimiento al portador de doradas orbes, sino a su acompañante de cabellera azabache, quien se acerco para poder brindarle la protección que pedía a gritos el pequeño, gritos silenciosos pero audibles al corazón del mayor. 

     Roy posó con gentileza y algo de temor su mano en la mejilla del pequeño quien recargó su rostro para poder disfrutar de la caricia, segundos después con gran desesperación se aferró, sin esperarlo el mayor, a su cintura, hundiendo su cara en el pecho de Roy mojando con el llanto la camisa de este, pero a el no le pareció importarle, lo abrazo para hacerle saber que no esta solo, que él siempre estará a su lado, que siempre le ayudara en todo lo que pueda, que puede confiar en él. 

     - Descuida chibi… yo estoy aquí para cuidarte… solo prométeme que no llorarás de nuevo, ¿vale chibi?…  - pensó que aquellas palabras ayudarían al pequeño a sentirse feliz, pero el estremecimiento y el aura maligna que cubrían al rubio en ese momento no decía lo mismo, de un fuerte golpe se deshizo del abrazo del mayor y con ojos entrecerrados por la ira, reprimió las lagrimas en sus ojos y grito. 

     - ¡¿A quien llamas chibi? Maldito taisa de pacotilla!… además… no estoy llorando… - estallo el pequeño tratando de golpear sin éxito al moreno, tanto fue su enfado que salio corriendo separándose lo más rápido que pudo de Roy. 

     Este al ver que el pequeño intentaba irse de su casa, en dos grandes zancadas le tomo del brazo y lo aferro fuertemente a su pecho, esperando a que el pequeño se calmara, ya que pataleaba y se removía intentando apartarse de su abrazo, cosa que hizo que el mayor lo abrazara por más fuerzas. 

     - Hagane tranquilízate onegai, no lo dije para insultarte, es solo que… solo que… - Roy no sabía como explicarle lo que sentía y que esa era su manera de mostrarse cariñoso, aunque al principio lo hacía para hacerlo rabiar y eso le agradaba, después de unos meses con ese comportamiento era la forma en la que Roy podía conocer al joven sin la mascara que siempre se imponía de frialdad, por eso lo hacía. 

     - Calla, hanase… déjame ir… no quiero verte… hanase te ba… - decía Ed mientras se retorcía intentando hacer mas débil el agarre, pero resultaba inútil, entre más se esforzaba por zafarse el agarre se volvía mas fuerte. 

     - Edward quiero que me escuches un momento… deja de revolverte… que no puedo decírtelo… - el rubio le dio una patada en el estomago que hizo que por un momento su agarre se esfumara, pero pronto regreso su agarre mas fuerte. 

     - Edward… no pienso soltarte hasta que te calmes y me escuches… - pero el pequeño no hacía caso, tomo fuertemente el mentón del pequeño e hizo que le mirara, Ed al ver las orbes oscuras sobre las suyas dejo de hacer esfuerzo en soltarse y quedó embelesado con esas orbes, unas palabras le hicieron sonrojar. 

     - Edward… siempre te protegeré, perdona lo que hice en el pasado, demo… necesitaba tenerte entre mis brazos ya no lo soportaba más, y no me di cuenta de que te estaba lastimando… Edward… eres lo más importante que me queda… así que onegai… quédate conmigo… un poco más. 

     Roy lentamente borro la distancia entre sus labios y beso tiernamente al pequeño que comenzaba nuevamente a llorar, solo que esta vez, no eran lágrimas de tristeza sino de felicidad, correspondió el beso torpemente pero con dulzura. 

     El mayor necesitaba con desesperación tocar la piel de su pequeño, comenzó a deslizar la playera negra que llevaba Ed encima, buscando la piel que hace tanto tiempo no sentía y que en esos momentos tanto necesitaba, el pequeño se dejo hacer, conciente de lo que sucedía pero no tenia miedo. 

     - Prometo… que esta vez… seré mas gentil… - susurro Roy en su oído, con movimientos rápidos pero sutiles el mayor despojo al pequeño de sus ropas, solamente sus boxers quedaron intactos de ser arrojados en aquel sillón que en ese momento parecía tan lejano. 

      Tomó al rubio con delicadeza, cargándolo en brazos, subió lentamente por las escaleras, dirigiéndose al cuarto, cuando llegaron deposito con sumo cuidado al pequeño en la cama, como si fuese una muñeca de porcelana muy delicada, temía que con algún toque brusco el pequeño se lastimara. 

     Rápidamente busco sus labios, necesitaba ese contacto, aquel sabor dulce que emanaba de los labios carnosos del ojidorado, el olor de esa piel tan delicada y blanca, tersa y suave, acaricio el pecho desnudo del pequeño, haciendo que Ed se retorciera un poco por el estremecimiento de ese toque, que no pudo reprimir un leve gemidito que se apago en los labios del moreno. 

     Roy despego sus labios un momento, se levanto de la cama en la que se encontraba apoyado con la rodilla para llegar a los labios de Ed y lo observo un momento, sus labios entreabiertos, un ligero sonrojo en sus mejillas, sus ojos brillando como un par de estrellas entre la noche iluminada por la luz de la luna, su pecho subiendo y bajando acompasadamente mientras intentaba recuperar la respiración por el beso pasado, no pudo evitar sonreír ante esta imagen que a su parecer era tierna pero sobre todo, demasiado erótica, se despojo de la camisa que llevaba, una parte por el calor que ya sentía otra para tener mas contacto con la calidez del pequeño. 

     Afuera entre las copas de los árboles una figura reía con superioridad ante la imagen de los amantes que se entregaban el uno por el otro en un acto que demostraba sus sentimientos, siendo cuidadosos con no dañarse o hablar para romper aquel mágico ambiente donde se encontraban, ensancho su sonrisa ante sus pensamientos. 

     - Disfruta mientras puedas… que yo me encargaré de borrar el hedor que te quede de ese sujeto… - dicho esto desapareció con el viento mientras que dejaba escapar una estruendosa risa, que fue cubierta por el ruido de los árboles mecidos por el viento.

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     Mientras en la habitación de una posada, un nervioso Al intentaba conciliar el “sueño” pero se encontraba demasiado preocupado por su hermano. 

     En un acto de reflejo se dirigió a la ventana y recordando lo que su madre hacía todas las noches, sin saber muy bien lo que hacía, junto sus manos cerca de su rostro, se arrodillo, miró al cielo y rezo, rezo porque su hermano se encontrara a salvo. 

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     En la habitación de Roy este ya había despojado al pequeño de su ultima prenda, mientras el se despojaba de la estorbosa ropa que hacía muy incomoda la erección entre sus piernas, si bien le dolía, lo primero era complacer y tranquilizar a su pequeño, quería escucharlo gemir, beso al pequeño primer beso en la frente, pasando por las mejillas, resbalando por los labios, rozando el cuello, jugando con el lóbulo de su oído, entreteniéndose en los pezones por un momento, dejando un camino de saliva desde el pecho hasta el abdomen, haciendo círculos en su ombligo. 

     Todas estas caricias hacían que el pequeño se retorciera del placer proporcionado, si bien ya habían sido varias las veces que tuvo sexo con Roy, también con Envy aunque esto le desagradará, esta era la primera vez que se sentía tan extasiado por ese tacto, buscaba copiosamente recuperar el aliento sin mucho éxito, sacando de vez en cuando uno que otro gemidito que volvían mas excitado al moreno, que aguantaba hasta que el pequeño le rogara, cosa que sabía era poco probable. 

     - Taisa… - pequeño murmuro por parte de Ed quien alargo sus brazos hasta la cabellera del moreno y con cuidado levanto su rostro, acercándolo a sus labios en busca de otro beso tan necesitado.  

     Roy se tumbo solo el pequeño, haciendo que la entrepierna del pequeño quedara presionada sobre ambos vientres mientras que la del mayor se vio rozada por la suave piel de las piernas del pequeño, sacando un gemido en ambas gargantas, uno ronco y otro desesperado. 

     - Edward… yo… quisiera… pero no quiero lastimarte… - miro con preocupación al pequeño, si el deseaba parar ahí, con gusto lo haría, aunque en ese momento lo que mas deseaba era sentir esa estrecha cavidad envolviendo su miembro. 

     - Daijobou… no soy tan frágil… ^-^ - sonrío con ternura tranquilizando al mayor quien junto nuevamente sus labios en un necesitado contacto. 

     Separo con gentileza las piernas del rubio y se colocó entre ellas, sabía que podría lastimarlo si no lo preparaba adecuadamente, alargo su brazo hacía el buró cerca de la cama, abrió el cajón y saco un pequeño tubo, bajo la mirada atenta de Ed lo abrió y un de él una sustancia pegajosa y transparente mancho los dedos del moreno, quien los cubrió por completo. 

    - Esto es para evitarte dolor… si te duele demasiado me avisas… no quiero lastimarte… de nuevo… u_u… - Roy se sentía mal, aquella cama le hacía recordar lo mal que se porto hacía mucho con él pequeño, el cual al ver que su compañero se sentía triste se incorporó y beso con cuidado cerca de la comisura de los labios sonriéndole. 

     - El pasado ya no importa… lo importante es vivir el presente… ¿ne? ^-^ - con estas palabras el mayor siguió con su tarea, acercándose a la entrada del pequeño y con cuidado introdujo un dedo, un pequeño gemido de protesta por la invasión salió desprevenido de los labios de Ed quien cerro los ojos y con un asentamiento de cabeza, le pidió a Roy continuar con su labor. 

     Roy no se hizo del rogar, cuando el rostro del pequeño se suavizo, comprendió que se había adecuado a la invasión, comenzó a moverlo en círculos, momentos siguientes el dedo era introducido y sacado una y otra vez, haciendo que el pequeño gimiera quedito, con su mano libre masturbaba el miembro del ojidorado y besaba sus labios y su cuello dejando pequeñas marcas rojas que se borrarían en unas cuantas horas, después de unos minutos al dedo que invadía al pequeño le siguió un amigo y después otro, cuando estuvo completamente dilatada la entrada tomo las piernas del pequeño y las coloco a ambos lados de su cadera, levantándolas en el aire colocando sus manos detrás de las rodillas para poder tener mas control y que las embestidas fuesen mas profundas y placenteras. 

      - Esto puede doler… - Roy trataba al alquimista de acero como si esa fuese su primera vez y en cierta forma así era, porque era su primera vez haciendo el amor y no simple sexo como las veces pasadas. Ed asintió anunciando que estaba listo para la penetración, con cuidado colocó su miembro palpitante en la entrada del pequeño, soltando momentáneamente una de sus piernas para dirigir con mayor facilidad la primera embestida, cuando la cabeza estaba entrando, regreso su mano a su posición anterior, empujándose de las piernas del rubio y sobre sus propias piernas, comenzó la lenta intrusión en aquel cuerpo tan delicado a su parecer. 

     Espero un momento cuando el grito de dolor mezclado con el placer al tener el miembro completamente en su interior paso, decidió hacer que Ed decidiera el momento justo para comenzar las embestidas acompasadas, aunque era un esfuerzo tremendo, hacia mucho tiempo que no sentía la estrechez exquisita del alquimista prodigio, con un poco de timidez y viendo como el mayor sudaba por contenerse, Ed movió lentamente las caderas. 

     Acto seguido Roy comenzó a embestir al pequeño de manera lenta y tortuosa, dejo de sujetar una pierna y con la mano libre apreso el miembro del pequeño que pedía a gritos atención, Ed sentía como cada embestida llegaba dentro de su ser haciendo que gimiera de manera mas sonora, el azabache no pudo resistir mas su propia excitación por los sonidos de su compañero y comenzó a arremeter contra las caderas del rubio al ritmo que el necesitaba, masturbando al ritmo de las embestidas al pequeño. 

      Dejo de lado el tomar la otra pierna del Ed, desatendió la palpitante erección del pequeño que anunciaba entre pequeños espasmos el final, tomo la cintura del rubio y lo alzo hasta que este quedará sentado encima del mayor, posicionó sus piernas hacia el frente para quedar sentado y poder moverse sin tanto dolor, en esta posición las embestidas eran mas profundas, Ed se aferraba con sus manitas a la espalda del mayor y escondía su rostro en el pecho sudado de Mustang, quien levanto su rostro y junto sus labios de nueva cuenta en un beso pequeño pero demandante. Sintiendo como sus vientres aprisionaban su erección el pequeño se arqueo en un espasmo provocado por el orgasmo, tensando todos sus músculos, el mayor al sentir la estrechez del pequeño aprisionarlo con tanta fuerza en una embestida mas se vino dentro de Ed. 

     Se recostaron tratando de recuperar el aliento, ambos con una sonrisa en sus rostros, eso había sido la experiencia más placentera de sus vidas, y esperaban a que una vez más se repitiera, Roy salió lentamente de Ed provocando un pequeño gemidito que pareció más un gruñido desaprobatorio por la acción. 

     Las palabras en ese momento no cabían, no era necesario expresar nada o la atmósfera desaparecería, era como un sueño, ambos recostados en la cama descanando, uno sobre el pecho del más grande mientras el otro pasaba sus manos sobre los rubios cabellos, la liga que los mantenía firmemente unidos en una trenza se había perdido pero eso era lo de menos, por el momento lo único importante era sentirse en paz en ese momento. 

     Pero como todo sueño y todo cuento hermoso tienen que terminar, el reloj despertador situado en el buró del mayor sonó, indicando la hora, el pequeño alzo la vista 12:00 tanto tiempo había pasado en casa de Roy, cerca de tres hora y pasaron sin que se diera cuenta, por su mente atravesó la imagen de Al preocupado sin saber donde buscarle recordó no haberle dicho a donde se dirigía y el temor lo invadió, no le gustaba dejar solo a su hermano, sabía de sus continúas depresiones silenciosas y que su única cura para ello se encontraba en la cama con el hombre que amaba al lado. 

     - Tengo que irme… Al debe de estar preocupado, no le dije que vendría… - decía Ed mientras rompía cruelmente el silencio tan adorado y se dirigía al baño a quitarse su propia esencia que manchaba su vientre. 

     El mayor suspiro, sabía que Ed siempre se preocupaba demasiado por su hermano menor y eso no cambiaría mientras sintiera que la culpa lo invadía, resignado solo observaba a su pequeño escapar de sus manos una vez mas, aunque ahora sabía lo que sentían ambos, él pequeño no se había declarado con palabras sino con actos, esperaría el día que  de su boquita saliera la frase que tanto ansiaba escuchar, pero que de ninguna forma forzaría. 

     - Bueno… Taisa… fue una noche amena… me tengo que ir… - dijo cuando se hubo duchado y cambiado, se encontraba en la entrada, Roy por su parte solo se coloco los pantalones para acompañar al pequeño a la entrada. 

     - No quieres que te lleve… - le ofreció el mayor y el pequeño negó con la cabeza. 

     - Esta noche quiero caminar y observar las estrellas si no te molesta… - contesto, mirando como las pequeñas luces en el firmamento estelar brillaban. 

     - Te acuerdo… cuídate… - atrajo hacía su pecho al pequeño y le dio un tierno beso en la frente, acto seguido tomo su barbilla con cuidado y deposito un dulce beso en los labios, que hizo sonrojar al pequeño. 

      - Taisa… yo… etto… - murmuraba nervioso Ed. 

     - ¿Nani? Hagane… que pasa… - animaba Roy a que continuara. 

     - Etto… yo… ya me voy… daisuki Taisa… - lo último lo murmuro mas para si que para el mayor que no lo alcanzo a escuchar para alivio del pequeño, aun no estaba preparado para decírselo, decidió mentalmente, comentarse cuando el cuerpo de Al estuviera de vuelta. 

     Sin más partió bajo la atenta mirada de Roy desde el umbral hasta que se perdió, resignado Mustang regreso al interior de su vivienda, subió a su cuarto, lleno la bañera, cambio las sabanas de su cama y se relajo en la tina. 

      Ed mientras tanto caminaba feliz por las calles solitarias de ciudad central rumbo a la habitación que habían alquilado, cuando una sombra lo tomó por la espalda desprevenido, sujetándole los brazos con una gran fuerza en su espalda, sintió como un gélido aliento le rozaba el cuello y parte de la mejilla, una lengua húmeda le rozo el rostro, y unos dientes se aferraron acto seguido en el lóbulo de su oído. 

     - ¿Te has divertido? Chibi… ahora me toca a mi… - aquella voz, Ed la conocí muy bien y sabía que no presagiaba nada bueno, no podía escapar de su agarre.

     Con una sola mano Envy detenía ambas del pequeño y su mano libre se posaba sobre los labios, no podía gritar por ayuda y aunque lo hiciera, a esas horas las calles estaban desiertas, pensó que esto le daba la oportunidad de recuperar el cuerpo de Al mucho antes, no tendría que ir a buscar al homúnculo, ya que este vino hasta él sonrió por lo bajo y se dejo llevar.

Notas finales:

que les parecio? ^-^... ¿que querra Ed con Envy?... eso se sabra mas adelante... solo esperen un poco ^u^ onegai... gracias por leer ^u^... cualquier duda o aclaración, dejen su review ^u^... matta ne...

aclaraciones... (un poco tarde, pero vale no? ^-^)

hanase: sueltame

Hanase te ba: he dicho que me sueltes...

daisuki: me gustas

bien hasta el proximo capitulo ^u^

onnanoko neko... shine... daremo ai suru...


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