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Por una promesa por Darkneko

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Notas del capitulo:

aqui se despejaran las ultimas dudas que quedaron... por ejemplo... porque no puse muerte de un personaje si envy murio... pues facil, porque no esta muerto ^u^... bueno a dentro viene el porque... y sobre una pregunta que me hicieron hace tiempo... que sucedio con winly y su estado... aqui tambien aparecer... y a petición de muchos... un final feliz o un nuevo inicio... ustedes deciden ^u^...

lo se.... prometi subirlo hasta el 16, pero que diablos... se cumplio mi petición, por eso lo adelanto ^u^... disfrutenlo...

     Era una hermosa tarde, el sol brillante rebosaba sin hacer el día caluroso, algunas nubes jugaban con él haciendo que por momentos este se ocultara y el viento jugueteando por todas partes, hacía más placentera la estadía en el sendero. 

     Al caminaba con una cesta con algunos bocadillos en ella, las cosas que le gustaban a su hermano, con un termo que contenía jugo de naranja, pues Edward odiaba la leche, además de que le hacía daño tomarla. 

     En la cesta se veían cosas exquisitas, algunos panes rellenos de carne que solían comprar en las paradas de trenes, de esos que Ed siempre comía cuando iba a cuidad central o a visitar a Winly; fruta, entre ellas manzana, una de las favoritas de Ed, uvas, peras, duraznos, de todo un poco para disfrutar. 

     Para él, traía una botellita tapada de leche para acompañar los panecillos, también dentro de la canasta se encontraba un libro de alquimia, que desde hacía un año y medio le leía a su hermano mayor para hacer el momento más ameno a pesar del gran silencio que se producía. 

     Llegó donde se encontraba su hermano sentado en el pasto, recargado en un árbol, mirando hacía el horizonte por donde el Sol se ocultaba, Al sabía que a su hermano le gustaba ver el atardecer, mirar los colores cambiantes y después la llegada de la oscuridad solo iluminada por la luna llena y las estrellas que le acompañaban. 

     - Nii-san… mira… te traje una manzana, ¿tienes hambre?… - no recibió contestación, aun así, tomo una manzana que ya había sido lavada y tomó un cuchillo que se encontraba en la cesta para ayudarles con la fruta, comenzando a pelarla y partirla mientras miraba a su alrededor y continuaba su monologo, tratando que su hermano dijera o hiciera algo. 

     El cuerpo de Ed dejó de desarrollarse, Izumi dijo que esto se debía a la ausencia del alma en el cuerpo del rubio, por esa razón, no importaba cuantos años pasaran el seguiría teniendo la apariencia de cuando su alma dejo su cuerpo, su mirada vacía y su sonrisa inexistente le dolían de sobremanera al rubio ojimiel pero no lo mostraba. 

     Roy había sido muy amable, mostrándose bastante generoso al ofrecerles un lugar fuera de la ciudad para que el gran alquimista de acero se recuperará, no esta convencido de que su pequeño hubiera perdido parte de lo que le hacía ser él mismo, y no le importaba tener que posponer muchas cosas o tener que gastar parte de su sueldo como alquimista nacional, con tal de ver de nuevo a Ed como era antes, todos los meses se tomaba una semana de vacaciones y regresaba con los hermanos que encantados le recibían, bueno mejor dicho, le recibía Al, ya que Ed no parecía tomarle en cuenta. 

     Tomó un pedacito de manzana y lo colocó con cuidado y suavidad en los labios del pequeño rubio, quien por acto reflejo de tener algo cerca de la boca la abrió y como si de una muñeca de las que las niñas utilizan que comen cuando sienten algo en su boca, Ed comenzó a mover la boca en un gusto de masticación lentamente, casi en tono desesperante para aquel que lo viera, sin embargo estos pequeños gestos le daban mucha alegría al menor de los Elric, hacía mas de seis meses que su hermano podía comer automáticamente, el primer año se la paso en el hospital o en su casa, con un tubo que le atravesaba el brazo, ya que no comía por cuenta propia. 

     - Ne… nii-san… ¿sabes que día es hoy?... – no obtuvo contestación, solo que los movimientos de su boca habían terminado, dando por entendido que lo que contenía momentos antes fue deglutido y ahora se encontraba en su estomago, el ojimiel, tomo otro pedazo de manzana y volvió a hacer la acción pasada con una gran sonrisa de ver a su hermano alimentarse tan animadamente. 

     - Hoy es el día en el que el coronel viene de visita… se quedará con nosotros una semana… nii-san esta muy feliz de ver que por fin puedes comer o caminar tu solo, sabes, la primera vez que te saliste de la cama y te dirigiste a la ventana a ver el cielo, me asuste, pensé que algo malo te había ocurrido, pero al parecer aun tu cuerpo lucha por traerte de vuelta, por favor nii-san me encuentro muy solo sin ti… - dirigió una mirada triste al semblante de su hermano, que no se inmutaba ante la presencia o la tristeza del menor. 

     - Extraño que me regañes… E-chan II también te extraña… ah es cierto… aun no lo has visto… deja te lo presento… - Al de una de las bolsas que traía en las manos extrajo un pequeño gatito de color blanco con la mirada azul, se veía un tanto tranquilo para ser un gatito demasiado joven. 

     - E-chan II tiene un gran problema nii-san… el veterinario no sabe que le pasa, dice que puede perder la vida en cualquier momento… hace un mes me dijo que solo le quedaban dos días de vida… pero míralo… sigue aquí, luchando por aferrarse a la vida… tu también puedes hacerlo nii-san… - Al posó al gatito en sus piernas, Ed lo miro sin inmutarse y paso una de sus manos sobre el felino, sin moverla simplemente tocándolo, Al sonrió con tristeza, tratando por todos los medios que sus lagrimas no se agolparan en sus ojos, no podía permitir que su hermano lo viera llorar, pero no pudo contener una lagrima rebelde que surco por sus ojos. 

     Ed en un impulso que sabe de donde sacó, apresuro la mano con suma lentitud a los ojos de su hermano pequeño y con mucha delicadeza sin mover el rostro inexpresivo o mostrar el característico brillo en los ojos del rubio, limpio la lagrima, cuando Al sintió el contacto de la piel de su hermano, tomo la mano entre las propias y estregó mas su rostro a la caricia. 

     Aquella sonrisa melancólica llena de esperanza cuando nadie a excepción que el azabache le apoyaban, le decía cosas que sinceramente le lastimaban y no estaba dispuesto a darse por vencido, no después de todo lo que su hermano había progresado, cuando se despertó en la sala del hospital, después de ser revisado por el doctor y llegar a la conclusión de que era un cuerpo sin alma, decidieron corroborarlo yendo donde Izumi, que les dijo lo mismo y el porque. 

     Según les explico, la puerta tomo lo más puro que tenía Edward, ya que era lo que tenía mayor valor para la puerta, tomo su alma dejando de lado el cuerpo, puesto según lo contado por Al, Envy también había ingresado al circulo sin salir al final, el alma de Al ya estaba en el lugar, su cuerpo fue intercambiado por el de Envy, la unión se llevo a cabo con la piedrecilla y el latir del corazón dormido de Al se logro a cambio del alma pura de Ed. 

     - Nii-san… me puedes hacer un favor… onegai… - suplico el pequeño sin saber siquiera que era lo que exactamente pedía, pero necesitaba urgentemente mas que las veces pasadas que su hermano le dedicara una sonrisa y le llamara Al, o por lo menos que le gritara que era muy blando o que no llevara animales a la casa, simplemente necesitaba saber que tenía a su hermano y no a un muñeco de tamaño completo de su hermano. 

     Los orbes opacos se cruzaron con las cristalinas por las lágrimas del mayor por unos instantes, sin cambiar la expresión, a pesar de no estar conciente de lo que sucedía, en su corazón aunque no sentía nada, latía con fuerza, haciendo que el pequeño cuerpo se estremeciera ante ello, sin ser percibido por el menor. 

     Sin saber el porque una solitaria lagrima se desparramo de los ojos inexpresivos del mayor de los Elric, su mente estaba en blanco, ni siquiera podía mirar a Al y verlo enfrente, las palabras que todos los días le expresaba el menor no eran entendibles a sus oídos, pero ese día en particular, aquel sonido le hacía sentir extraño, su cuerpo se estremecía, como si le hubiera dando a entender algo su cuerpo, algo que le faltaba, no le gustaba ese sonido, era triste, ese sentimiento nunca le llego, pero sin embargo, las lagrimas salían de sus ojos sin siquiera sentirlas, era todo tan extraño. 

     - Nii-san… por favor… llámame por mi nombre… tan solo una vez… - el pequeño se apretaba cada vez más sobre los brazos de su hermano mayor, tratando de encontrar algo de calor y protección, protección que tanto necesitaba en esos momentos, no pudo darse cuenta de que su hermano lloraba sin saber el porqué. 

     - Onegai, solo una vez… quiero escucharte decirme Al… nii-san por favor… - suplicaba una y otra vez mientras su abrazo se hacía cada vez mas fuerte. 

     - A… A… Aru… - se escucho un leve susurro, el abrazo en ningún momento había sido correspondido, era increíble que sus labios y su misma garganta supieran ese nombre, no sabía que significaba pero las palabras ya habían salido de su boca. 

     - Nii-san… TuT… ¿me recuerdas?... - Al no cabía en su felicidad, su hermano lo estaba llamando, cuando se fijo que estaba su mejilla mojada por una sola lagrima se preocupo. 

     - Nii-san… ¿estás llorando?... – no entendía el comportamiento del cuerpo vació de hermano, pero sabía que era algo probablemente programado, Izumi se lo había dicho antes, le dijo que aunque sus recuerdos y el propio Edward no existieran ya, su cuerpo aun actuaría por instinto a ciertas cosas, como recuerdos que le cuenten o acciones. 

     El coronel se encontraba de nuevo en ese lugar tan conocido para él y para los hermanos, cuando los logró divisar apresuró el paso para poder ver de nuevo a su pequeño, tenía tantas ganas de estrecharlo entre sus brazos, de llenarle la cara de besos, de sentir la sedosidad de sus cabellos, de volver a fundirse en uno,  de recuperar la fragancia que hacía tanto pensaba perdida. 

     Era extraño pero cierto, siendo un cuerpo vacío no emitía olor alguno que no fuera el de los hierros de sus automails y el olor indescriptible del shampoo que Al usaba al lavarle el cabello. 

     - Al… ¿Alguna novedad?... – siempre que llegaba era la misma pregunta y la misma respuesta, pero esta vez, supo que algo realmente estaba mal. 

     - Nii-san… nii-san esta llorando… creo que algo le duele… coronel… doshite… - se lamentaba el pequeño al ver al mayor junto a él. 

     Roy apartó con cuidado al pequeño y observó con detenimiento al mayor de los Elric, quien lo miraba con esos ojos inexpresivos, no pudo contenerse, para Mustang esa imagen era devastadora, aun tenía fresco el recuerdo de su pequeño peleando con él cada que se veían, las veces que compartió cama con ese rubio tan pequeño y la vez que se le declaro, pero el recuerdo que mas le dolía cada día era recordar el día que lo perdió para siempre, el día en que Al recupero su cuerpo, su vida y sus motivos par sonreír. 

     Ed seguía sin corresponder al abrazo que el mayor le proporcionaba, al igual que momentos antes, la boca del rubio comenzó a moverse por si sola, su cuerpo conocía a ese hombre que trataba de contener su llanto sobre su hombro, le dolía saber que él era el culpable de que esas personas tuvieran ese semblante, no entendía que era lo que pasaba, las lagrimas silenciosas comenzaron a salir de sus ojos aun ausentes y en su garganta se agolpaban sonidos que al ser emitidos en sus labios pronunciaban un nombre. 

     - R… R… Roy… - el mayor se separó del abrazo en el que había apresado al mayor, sus ojos no cabían de felicidad. 

     - Edward… ¿Qué dijiste?... – quería estar seguro de que no había soñado de nuevo, que su pequeño lo había llamado por su nombre, que su pequeño lo reconocía, que sabía que se encontraba a su lado. 

     - Roy… - volvió a repetir para asombro de ambos. 

     - Nii-san… me recuerdas… - pensaba que su hermano solo estaba teniendo un recuerdo, solo eso, pero quería escuchar nuevamente su nombre en la boca de su hermano. 

     - Al… - repitió, ambos Roy y Al, no cabían de felicidad, por poco y aplastas a E-chan II, pero los brazos y el cuerpo de Ed lo protegían de salir lastimado. 

 

     En Risembull una rubia de ojos azules, miraba al cielo con una pregunta en mente… 

     - ¿Qué habrá sucedido con Edo?... – pregunto al aire mientras que en sus brazos cargaba a un bebe de cerca de dos años de edad, con el cabello rubio y los ojos de color verde, con la piel ligeramente morena. 

     - ¿Quieres ir a visitarlos?... – pregunto nerviosa una voz masculina, sabía que Winly seguía queriendo el rubio y tenía miedo de perderla. 

     - No… de todas maneras… ellos vendrán cuando Ed este listo para la revisión de sus automails… - respondía con una sonrisa en los labios, muy sincera, para después tomar el rostro de su acompañante y darle un beso tímido en los labios. 

     - Te amo Winly… - susurro a su oído el joven de cabellos castaños y ojos verdes. 

     - Y yo a ti… Anthony… - respondió la rubia, mientras se separaba de su abrazo y colocaba al pequeño entre sus brazos en el suelo, para después volver a unirse en un abrazo al moreno. 

     - Pensé que seguías amando a Edward… - no pudo evitar que esas palabras le dolieran. 

     - Eso era antes de conocerte… me di cuenta de que él nunca sintió algo por mí aparte de amistad y es por esa razón que lo deje libre… - respondía con una sonrisa mientras sus narices se rozaban. 

     - Cuidado, no vayas tan rápido porque te puedes… - demasiado tarde el pequeño se había caído y se encontraba llorando en el suelo, sosteniéndose la rodilla levemente raspada. 

     - Lastimar… ay chiquito… ve con cuidado… tu mamá es buena arreglando automails pero muy mala enfermera… - comentó mientras alzaba al pequeño para abrazarlo y evitar que este siguiera llorando. 

     - Quien diría que el pequeño hijo del gran alquimista de acero fuese tan descuidado… - se burló el acompañante de la rubia. 

     - Eso no lo sacó de Ed… sino de su papá… - con esto besó la mejilla, haciendo que su acompañante se tiñera ligeramente de rojo. - No me digas descuidado… - dijo en tono molesto. 

     - Pero gracias a tus descuidos… - menciono colocándose detrás del hombre quien se quedo estático al sentir el aliento de la ojiazul en la nuca. 

     - Te conocí… - terminó la conversación pasando un brazo por la espalda del joven. 

     - Vamos a dentro para cuidar la herida de Souseki… - respondió el moreno llevando a la rubia y al pequeño dentro de la casa. 

 

     En algún lugar de la puerta cierto homúnculo estaba de lo más enojado tratando de liberarse, cuando Shinjitsu no mon apareció frente suyo y le encamino por un sendero lleno de luz. 

     - Exijo que me suelten… estupideces… que se están creyendo tratándome así… suéltenme… - gritaba revolviéndose entre las manitas negras que le tomaban con fuerza. 

     - Es mejor que dejes de pelear… después de todo… solo cumplo con un trato que hice con aquel viejo de allá… - menciona apuntando con el dedo a un señor rubio, mayor, con los ojos dorados, cabellera amarrada en una coleta, de gesto bondadoso, que le miraba con una sonrisa y un deje de melancolía. 

     - ¿Ese bastardo que ha hecho?… - trato de alejarse de las manos que le sujetaban pero todo era inútil. 

     - Ese hombre me ha hecho un cambió por tu vida y la del otro… - espeto la figura. 

     - ¿El otro?... te refieres al enano de acero… - pregunto encarándolo con rabia en su mirar. 

     - Así es… tiene en su poder la piedra filosofal, pero ha dicho que no es pago suficiente, por eso lo he tomado como pago… - concluyó mientras de la nada aparecía una figura del mismo tamaño de Envy, solo que no se le podía ver el rostro, era enigmático y su curiosidad le hizo preguntar. 

     - ¿Qué es eso?… - pregunto señalando con dificultad debido al amarre de las manos que le llevaban a aquella figura que se encontraba al lado de Shinjitsu no mon. 

     - Eso… es tu alma… el hombre cambio la piedra y su vida por el alma y tu vida… prefiere quedarse aquí en la eternidad de la nada a que sus hijos y creaciones tengan una vida desdichada… - contesto cortante. 

     - ¿Qué pretendes hacer?... – pregunto con algo de enfado y sobre todo confusión. 

     - Cumpliré tu sueño, pero no regresarás al lugar en el cual despertaste, nacerás y vivirás en un lugar llamado Londres… espero te comportes… - sentenció llegando a una de tantas puertas donde se observaba un gran reloj en lo alto. 

     - Es aquí… este cuerpo me lo quedaré ya que recibirás uno frágil… un cuerpo humano… olvidarás toda tu vida pasada, tanto como humano que vivió en amestris, como tu vida de homúnculo a ordenes de Dante… eso es todo… no hagas algo que vaya en contra de lo planeado o regresaré por ti… - sentenció mientras las manos negras empujaban el cuerpo de Envy a través de la puerta, de la cual, su cuerpo quedo aparte. 

     El cuerpo de envy, al igual que sus sentimientos resurgió en una hermosa mujer de pelo largo negro con destellos verdes, a su lado un hombre de mirada seria en un tono violeta con una sonrisa de lo mas burlesca que daba un poco de miedo al que la viera, pero si llegabas a conocerlos eran buenas personas, en sus brazos un bebe de no más de 2 horas de nacido con la mirada violeta como su padre y los cabellos de su madre, fue nombrado Envy Akuma. 

 

     Mientras en casa de los elric, Ed se encontraba sentado, con un Al a su derecha y un Roy a su izquierda intentando en vano que su hermano reaccionará. 

     - Nii-san… por favor, regresa… - rogaba el menor. 

     - Edward… ven con nosotros, si has progresado de esta manera no puedes echarte para atrás… vamos… reacciona… - decía el mayor un poco decepcionado porque desde que pronuncio sus nombres no hacía nada más. 

     - Esto es inútil… no quiero pensar en que pasará después si no podemos despertarlo… cada día se levanta más tarde su cuerpo se resiste a seguir en ese mundo… Coronel… no quiero perder a mi nii-san… - murmuraba con lagrimas en sus ojos miel el menor. 

      - No quiero perder a la única persona que me regreso la felicidad… - susurraba para si Roy. 

     - Edward… te amo… - susurro Roy acercándose al menor para depositar un casto beso en la comisura de los labios del rubio. 

     Las manos del pequeño viajaron desde su regazo hasta el cuello del menor quien se sorprendió por tal acto. 

     - Yo… también… te amo… Roy… - leve murmuro salido de los labios de Ed. 

     - Nii-san… estás bien… nii-san… - Al se acercó a su hermano para moverlo un poco, tal vez el estar aprendiendo las palabras le había aturdido y comenzaba a decir cosas sin pensarlas antes. 

     - Al… me… lastimas… - contestó con el ceño un poco fruncido y cerrando los ojos, soltando al acto al mayor, tanto Roy como Al se quedaron pensando un momento en las palabras de Ed, se miraron con los ojos muy abiertos ante su descubrimiento que fue el mismo. 

     - Ed… ¿eres tú?... – gritaron al unísono el moreno y el ojimiel.

     - No griten… me duele… la cabeza… - contesto el mayor de los Elric llevando una de sus manos con lentitud hacia su frente para recargarla en ella. 

     Los movimientos de Ed eran lentos, pero por lo menos ya se movía sin que fuese requerido como el caminar cuando era guiado o el abrir la boca cuando le ofrecían la comida, observaron sus ojos, el brillo que desprendían era poco, pero era un brillo al fin y al cabo. 

     Ambos se abalanzaron sobre Ed regalando besos y abrazos a un pobre rubio que no podía quitarse a ambos de encima. 

     - Nii-san regresaste… regresaste… - repetía una y otra vez Al muy feliz mientras restregaba su mejilla a su hermano en un gesto muy mimoso.

     - Al… me duele… - murmuro bajito Ed, sin quitar a su hermano. 

     - Edward… pensé que te perdería… estoy tan contento… mi niño… - sonrió tiernamente, en el rostro del rubio se dibujo una sonrisa sincera de alivio, el moreno no puedo evitar unir sus labios a los de Ed en un toque que estuvo esperando por tanto tiempo. 

     - No me abandones nunca… - murmuro su hermano. - Jamás… - respondió el rubio. 

     - Edward… te quedarás con nosotros, esta casa es nuestra… - comentó el mayor de los tres, Ed abrió los ojos en sorpresa de no saber donde se encontraba. 

     - Roy… vives con nosotros… - murmuro mientras un sonrojo aparecía en sus mejillas haciéndolo adorable a la vista del mayor. 

     - Claro… - deposito un tierno beso en los labios de Ed mientras que Al se cubría los ojos con sus manos, no estaba acostumbrado a esas muestras de cariño, no le incomodaba pero no por eso le agradaba mucho verlas. 

     - ¿Dónde estamos?... – logró articular Ed mientras que con cuidado era levantado y llevado a un sillón cercano para quedar nuevamente entre los dos, con la diferencia de que Roy le abrazaba y su hermano sostenía su mano entre la suyas. 

     - Esta es nuestra casa… tuya, de Al y mía… ¿no recuerdas nada?... – pregunto mirando las orbes doradas con ese brillo tan especial de vuelta, brillo que duró perdido por año y medio. 

     - No… solo recuerdo cuando Envy interfirió… - confesó el menor cerrando los ojos para recordar. 

     - Bueno… pues será una larga historia… cuando Envy los introdujo en el círculo de transmutación, estuvimos en el mundo de la puerta y… - comenzaba su relato Al, mientras que Ed trataba en vano de recordar, cosa que le llevaría tiempo, pero si estaba con las personas mas importantes de su vida eso era lo de menos. 

    FIN…

Notas finales:

lo siento, lo siento, lo siento... prometi un capitulo muy largo, pero no quería ser tan detallista T-T, bueno espero les haya gustado y las dudas queden despejadas... muchas gracias por segur hasta el final... ^u^ hasta la proxima... matta ne...


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