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Nuevos problemas por Darkneko

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Notas del capitulo:

disculpen la demora, me quede picada escribiendo con otras series gomen u_u... pero bueno... el capitulo aqui esta... mas vale tarde que nunca, no? ^u^...

bien, Sunao esta algo pensativo, para poteger a la persona de la que se enamoro tiene que perder algo mas que su dignidad, Hikari le hace sentir mucho asco y el tener el cuerpo de él sobre el suyo y sentirlo dentro no es lo mejor del mundo que digamos... por eso le pedirá una locura a Sora... accederá? le alejara? Sora se pregunta el por que de esta extraña actitud? y sobre todo, por que tiene Nao el labio reventado?

     Las palabras de Hikari aun resonaban en su mente, como podía decirle que no cuando la vida de las personas que ahora eran su familia estaban en peligro, el no era frío para permitir que la gente a su alrededor muriera. 

     Sabía que era una persona de cuidado, llegaba a cumplir sus promesas por muy extrañas que estas fueran, eso es lo que no dejaba lugar a la duda de lo que tenía que hacer, tenia que seguir con el juego de Hikari para poder proteger a Sora, Matsuri y Hiroshi. 

     Pensaba en una forma práctica para poder deslindarse de su suerte, pero ninguna idea llegaba a su cabeza, si alguien conocía su secreto podrían separarle de Sora y eso era lo que menos quería o podría ser que Sora no le quisiera más a su lado, esto le causo un gran dolor en el pecho, fue en esos momentos en los que su teléfono móvil comenzó a sonar, sacándolo de sus pensamientos. 

     - Moshi, moshi… - contesto apenas colocando su oído en el auricular, el número era desconocido y no tenia ganas  de contestar pero podría ser importante. 

     - Te quiero hoy a las 12am… - fue lo único que dijo la voz del otro lado. 

     Estaba decidido el destino no quería que por algún motivo él estuviera con la persona que amaba por sobre todas las cosas, no podía creer que estuviera a punto de mentirle como lo hizo cuando trabajaba bajo el engaño de Aizawa. 

     - Esto no se ve bien… - susurro mirando el reloj, faltaban aun algunas horas para poder ir a su amargo destino, le daba asco el solo pensar que Hikari le tomara de nuevo. 

     Pero tenía que hacerlo de ninguna manera pretendía que sus seres queridos salieran mal de esto, no era el problema de ellos, sino propio, sacudió su cabeza, por un instante pensó en decirle todo a Nanami pudiera que el le ayudará pero la deshecho al momento al recordar que Hikari le había dicho que si alguien se involucraba también perdería la vida, todo ¿porque? Porque no fue capaz de afrontar sus propios problemas, había sido él el que le abandono, el que sin dudar alguna buscó su propia felicidad o eso creía el mayor. 

     - Hashiba… yo… gomen… - no podía ni imaginar que sería la vida sin Sora ese pensamiento le perturbaba cada que se cruzaba por la mente decirle su pasado. 

     No podía permitirse nada malo, ya habían sufrido muchas personas por su culpa, como para volver a involucrarlos, sin más las lágrimas comenzaron a emanar de sus ojos sin que las pudiera controlar, parecía que no las sentía, mejor dicho no le importaba, se sentía bastante mal, debatiéndose entre contárselo y perderlo, ninguna le parecía una buena opción. 

     Sentado en las sabanas blancas de su cama, con los pies recogidos, enrollando sus brazos sobre sus piernas, enterrando su rostro en ellas, comenzó a llorar de impotencia, de coraje, de rabia, de asco. 

     Quería terminar con su existencia, esa era la mejor opción, pero la descartó, en parte porque no quería ver sufriendo a las personas que se encontraban cerca y por otro lado, Hikari les mataría sin razón, tan ensimismado estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando una nueva presencia hizo su aparición en el cuarto. 

     - Fujimori… ¿qué sucede?... – pregunto asustado, pensando que la vez anterior algo le habían hecho, se encontraba bastante distraído y absorto en sus pensamientos como para discutir con Matsuri al momento de sacar las fotografías. 

     Más el pelirrosa se quedo callado, como responder que era el juguete de un desquiciado y que si dijera algo probablemente tanto su vida como la de el y otros estaría en peligro, prefirió hacer como si no escuchara. 

     Los pasos de Sora por la habitación llegaron a oídos de Nao, después el peso de su cuerpo sobre la cama del pelirosado se hizo presente, tensando al menor al instante, una de las manos del peliazul vagó por el aire hasta encontrar el camino a los cabellos rosados de su compañero de cuarto, con la mirada dulcificada y con un tono de voz que no sabía de donde saco le pregunto. 

     - ¿Por qué estas llorando?... – más no recibió contestación. 

     - Ven aquí… - le dijo en susurro mientras lo jalaba hacia él apresándolo en un abrazo. 

     Con una de sus manos transmitía caricias reconfortantes, si Nao no quería hablar por el momento no lo obligaría, solo trataría de calmarlo y mostrarle que no se encontraba solo, ya no más. 

     Sunao no soportó más, se aferró con todas sus fuerzas a la camisa blanca que su compañero peliazul traía, llorando más fuerte si es que era posible, no quería que le viera a los ojos, pero era necesario sentirlo, saber que él estaba ahí, que todo lo que iba a hacer esa noche era por que esa persona a la cual le estaba empapando la ropa con sus lagrimas llenas de dolor, por su seguridad y sobre todo por permanecer un poco más con ella, quería sentir el calor de ese cuerpo más tiempo. 

     - Gomen… Hashiba… solo no me sueltes… onegai… - suplicó en un tono muy bajito, la mirada de Sora temblaba un poco ante las palabras entrecortadas y los espasmos que sufría su cuerpo producto del llanto. 

     - Siempre, siempre estaré para, ti, tienes que confiar en mí, no permitiré que nadie te vuelva a lastimar… - tomo con delicadeza la barbilla de Nao para hacer que éste le mirara a los ojos, los tenía hinchados por el llanto, rojos, su rostro sonrojado le daba un toque encantador. 

     - Gomen Fujimori… - al decir esto borró el espacio que separaba sus labios en un beso, tierno, pequeño y dulce. 

     - Hashiba… - murmuro aun más sonrojado el menor. Su mirada volvía a vidriarse, durante el beso que duró menos de 10 segundos, sus ojos solo produjeron una sola lágrima, para después quedar secos, pero en ese momento se volvían a aglomerar en sus ojos, las palabras de Hikari regresaron de golpe y la visión del hombre que amaba, aquel que le tenía presa en un abrazo y que le miraba expresando tanto amor y comprensión, a uno sin vida lleno de sangre a manos del hombre que en su niñez le hizo hasta lo imposible. 

     Se quedó estático varios segundos, mirando a Sora, memorizando aquella expresión que le hacía sentir tan bien por dentro y se prometió nunca más volver a ponerlo en peligro, una lagrima rodó por su mejilla siendo limpiada con parsimonia por la mano del peliazul, lo protegería aun poniendo su vida, integridad y cuerpo en peligro, no quería pensar en que sería la vida sin ese joven. 

     - Prométeme que no me dejaras solo de nuevo… - estas palabras descuadraron un poco al ojiazul, quien no sabía el porque de las palabras, su expresión de sorpresa fue rápidamente cambiada a una sonrisa y una mirada llena de cariño. 

     - Nunca me separaré de ti… - le aseguro dándole nuevamente un beso en los labios. 

     Sunao, deseaba sentir más el calor de Sora, saber que él estaría para apoyarlo y hacerle olvidar todo el rastro de la persona que más odiaba y a la que desgraciadamente le pertenecería dentro de unas cuantas horas más. 

     Se separó gentilmente de su abrazo, para mirarle unos segundos, dudando de lo que estaba a punto de hacer, pero prosiguió, ya no le importaba nada, si Sora le llegaba a ofender, pegar o lo que fuera, solo quería sentir un poco más del calor que desprendía el cuerpo del ojiazul y que extrañamente le hacía olvidar sus problemas. 

      Se paró de la cama bajo la atenta mirada del peliazul que no movía ningún músculo, esperando el siguiente movimiento del pelirosado, quien se paró justo frente a él, sin mirarlo, se limitó a subir nuevamente a la cama rodeando con sus piernas las caderas de Sora, hasta sentarse justo encima de ellas y pegar mas su cuerpo al del joven que le acompañaba, hundió su rostro en la curva que el cuello hace para unirse al hombro y permaneció unos momentos así. 

     La cercanía de Nao en esa posición y en esa parte, le hacían perder la poca cordura que tenía, pero no podía aprovecharse, sus manos cobraron vida y las posó en las cintura de Nao, acercándolo más hacía él, como queriendo fundirse en uno. 

     - Onegai… déjame estar un ratito así… - pidió acomodándose en el cuello de Sora, mientras reprimía las ganas de llorar nuevamente. 

     - Fujimori… - fue lo único que le salió de los labios, no sabía que mas decir, las palabras estaban de más, así que cerró los ojos y colocó su cabeza en el hombro de Nao, respirando su aroma, pidiendo en silencio que ese contacto se repitiera más seguido. 

     Después de unos momentos en los que Nao despejo su mente, y pudo decidirse de una vez por todas a proteger a la persona que amaba y a sus amigos de las manos desquiciadas de Hikari soltó su abrazo un poco y murmuro en el oído del contrario haciendo que se tensará un poco, por el contacto del calido aliento y sobre todo por lo que dijo. 

     - Duerme conmigo… onegai… - el tono de voz era tan dulce, demandante tan atractiva que Sora pasó saliva, por un minuto pensó que esta debía ser una broma de Ran para divertirse de nuevo con sus cuerpo, quito la presión que sus brazos ejercían sobre las caderas de Nao y lo miro a los ojos. 

     No, no era una broma, no era Ran, eran los ojos brillantes y hermosos del pelirrosa que le cambio la vida e hizo que su pasado con el, que aquellos recuerdos olvidados ahora presentes su mayor prioridad, sonrió un poco al ver el sonrojo que produjeron las palabras al pelirrosa, siendo que había sido él el que lo había pedido. 

     - Gomen… no quise… - pero no pudo terminar la frase, ya que el dedo índice del peliazul se posó en sus labios, pidiendo silencio. 

     - Vamos a dormir Fujimori… - fue en ese momento en que sonrió, volvió a abrazar a Sora con entusiasmo y se separó para dejarlo acostarse, acto seguido lo hizo él también. 

     Agradecía el estar con esa persona, quien le tomaba de la cintura para acercarse, mientras depositaba tiernos besos en su frente, las manos no se quedaron quietas y recorrían la espalda del ojirosado haciendo que se estremeciera por aquel contacto tan incitante, escondió su rostro en el pecho del mayor y se quedo dormido, momentos después el peliazul le imitó. 

     Abrió los ojos fijándolos en el reloj sobre su cabecera, faltaban 15 minutos para el encuentro, suspiro resignado, sus ojos ya no presentaban el brillo al que fueron presa hacia unas pocas horas por la cercanía del cuerpo contrario. 

     Observó a Sora dormir placidamente a su lado, sus manos aun se encontraban en su cintura, sonrió desanimado y con mucho cuidado deshizo el agarre, se inclinó hacía el rostro de su compañero dormido, despojo algunos mechones que le tapaban el rostro, sintió como una lagrima escapaba de su rostro y de este modo deposito un tierno beso en su frente, la lagrima cayó por su mejilla hasta juntarse a la piel morena del peliazul. 

     - Gomen… Hashiba… esto lo hago para salvarte… - le miro con ternura mientras se separaba de él y comenzaba a caminar rumbo a la puerta, rumbo a su perdición. 

     - No quiero que te pase nada… - este susurro lo dijo cuando la puerta de la habitación se cerró tras de sí. 

     - Fujimori… - susurro en sueños un Sora profundamente dormido, mientras buscaba el calor del contrario, desistió de su intento y cambió de posición durmiendo nuevamente con total paz. 

     Sunao llegó en pocos minutos al lugar donde se encontraría con Hikari y donde seguramente volvería a sentirse basura por su causa. 

     - Viniste… - exclamó con falsa sorpresa Hikari quien reía maliciosamente observando a Nao con lujuria a flor de piel, mientras que el pelirosado solo le miraba indiferente. 

     - No tenía elección… - dijo restándole importancia al asunto. 

     - Bien eso me gusta… directo al punto mi querido Sunao… - se lamió los labios mientras se acercaba al menor quien cerró los ojos con fuerza al saber que era lo que seguía. 

     - Ven vamos por aquí… - lo tomo por los hombros y lo condujo hacía otra habitación diferente, estaba adornada con velas y en el ambiente podía olerse el incienso con un agradable olor a canela y lavanda. 

     En medio un gran colchón con sabanas blancas para hacer el encuentro un poco más íntimo, le llevó hasta el objeto y lentamente comenzó a besar y lamer el cuello. 

     Nao se retorcía por la acción, pero no era por placer sino de un asco que no podía ocultar, pero que al mayor no le importaba, comenzó a despojarlo de su ropa con toda la paciencia del mundo, mientras Nao pedía a todos los cielos que esta tortura terminara lo antes posible, la cercanía de ese ser horrible le marcaba no solo el cuerpo sino también el alma, le hacía sentir sucio, impuro, le hacía sentirse la peor escoria de todo el planeta. 

     Quería que todo acabará, por su mente cruzó la idea de escapar corriendo, sus pensamientos fueron cortados cuando ya se encontraba desnudo y tendido en el colchón, ¿tanto tiempo se había perdido en sus pensamientos?

     El mayor le miraba con los ojos lascivos, mientras que se acercaba a una de las mesas donde unos objetos brillaban con la luz de las velas, regreso a los pocos segundos y como si leyera los pensamientos del pelirrosa añadió a la par que mostraba uno de los objetos. 

      - Si intentas escapar, no solo morirás tú en este lugar, sino que me encargaré de matar lenta y dolorosamente a ese idiota al que siempre llamas… - en su mano descansaba una gran navaja que viajo por el aire hasta posarse en el cuello del menor quien se tensó y abrió los ojos en sorpresa, sintiendo que la presión ejercida en el objeto se hacía cada vez más y un líquido calido comenzaba a mojar su ahora desnudo cuello. 

     - Ves lo que me haces hacer… - dijo con un arrepentimiento fingido mientras se acercaba peligrosamente al pelirosado mientras dejaba de lado el cuchillo y con una mano le movía la cabeza para poder tener acceso a la zona que anteriormente lastimo con el filo, cuando lo consiguió con su lengua repasaba la sangre que emanaba, dando gemidos roncos por el sabor y la sensación de tener algo que hacía mucho tiempo perdió. 

      Se levantó nuevamente alejando del menor el arma para dejarla en la mesa de donde la tomo, agarró una soga, y rápidamente tomo las manos de Nao quien no alcanzó a esquivar el ataque, el estar tan cerca de Hikari hacía que sus movimientos al igual que su mente fallarán. 

     - Ahora se un niño bueno… - le susurro mientras el extremo de la cuerda que se encontraba al lado opuesto de sus manos ahora atadas era atado con fuerza a una de las tuberías cercanas al colchón, si bien le dejaban algo de movilidad al pequeño, este no era suficiente para llegar a las armas o para separarse del colchón. 

     - Bien comencemos… que me muero de las ganas… - dicho esto comenzó a desabrochar sus pantalones dejando al aire su prominente erección, se acercó peligrosamente al pelirrosa quien estaba completamente en shock, podría ser producto del miedo al recordar el pasado, quizás por saber que seguía a continuación o por el hecho de que se encontraba amarrado y a merced de un desquiciado, cualquiera que fuese la respuesta no le agradaba. 

     Hikari, besó brutalmente los labios sonrosados y deseables de Nao con tal fuerza que un hilillo de sangre no tardo en aparecer cuando se separaron, el menor prefirió quedarse con los ojos cerrados, mientras el mayor le recorría el cuerpo no solo con la mirada y con las manos, sino también con la lengua degustando aquel saber que tanto le excitaba y sobre todo que tanta falta le había hecho durante años. 

     Tomó las rodillas del pequeño quien en un vano intento de que desistiera de lo que quería hacer, las junto con todas sus fuerzas, pero el mayor a pesar de su edad, al parecer tenía la misma edad de Minato, nunca lo supo, no quería saber, le agarro fuertemente las rodillas y las separó de forma tal que Nao no pudo reprimir un grito de dolor al ver la separación tan prolongada entre sus piernas. 

     Lentamente acercó su lengua a la entrepierna del pelirrosa y comenzó a lamer intentando despertar la misma excitación que el llevaba en esos momentos, cosa que no consiguió, no le tomo mayor importancia, que le importaba que el ojirosado disfrutara lo importante es que su erección pedía a gritos ser atendida, y no por cualquiera sino por la suculenta pieza de carne que tenía a su disposición bajo sus manos expertas. 

     Buscó sus labios nuevamente mientras que las piernas de Nao viajaban, una hacía el hombro del mayor para tener mas acceso a aquella zona que pedía ser tomada con brutalidad mientras la otra era colocada alrededor de su cintura, mientras tomaba los labios de Nao el glande de su miembro estaba entrando, sacando un gemido de los labios del menor, Hikari no desaprovechó esto metiendo de una sola embestida brutal y dolorosa su ser en el pelirosado mientras éste gritaba por el dolor introdujo su lengua degustando de nueva cuenta la cavidad húmeda, buscando jugar con la lengua del pequeño, la cual permaneció estática, enojado por la poca participación del pequeño le mordió la boca nuevamente, dejando una marca en el labio y un nuevo hilillo de sangre deslizarse por su quijada desde sus labios. 

     No espero más el tener su miembro aprisionado por aquel interior tan calido y estrecho le estaban matando, tomo la pierna del joven que se encontraba sobre su hombro como si no lo hiciera el ojirosado desaparecería como una ilusión y con gran fuerza y brutalidad comenzó el vaivén de caderas, sacando involuntarios gemidos llenos de dolor de la boca de Nao, quien solo esperaba que llegará al final y que le dejará libre para regresar al lado de quien le protegería. 

      Pero eso no paso, cuando el mayor llegó al clímax, se desplomo sobre el menor pasando ambas piernas alrededor de su cintura sin dejar de penetrarlo, espero a recuperar la respiración un tono normal para después en esa misma posición besar nuevamente al pelirosado, acariciar su cuerpo con desesperación queriendo llenarse de él, de esta manera su erección volvió a crecer sintiéndose desesperante en esa cavidad, comenzó nuevamente a moverse en el interior del chico que se retorcía por el escozor que en ese momento sentía. 

     A Hikari eso no le importaba, los sonidos que de la boca de Nao salían eran música para sus oídos lo que le hacía excitarse aun más, continuo con las embestidas hasta que por segunda vez en la noche se vino en el interior del chico, al salir sin cuidado alguno, notó que su entrada estaba desgarrada y manchada de sangre mezclada con semen, sonrió para sí, tomo un poco de papel que tenía cerca y se limpio la sangre de las piernas, se colocó cerca del rostro del menor quien le vio aterrado por lo que le pediría a continuación. 

     - Chúpala… - le ordenó, estaba decidido, ese tipo tenía realmente algo raro en la cabeza, al ver que el menor no obedecía le golpeo en el rostro, claramente se podía ver su enfado al ver su orden desobedecida. 

     - Que la chupes… - repitió jalando al menor de los cabellos hacía su miembro erguido y lleno de sangre y semen, pegándola al  rostro que le miró aterrado. 

     Nao podía sentir el miembro restregarse en su rostro, cerró los ojos con asco y con un poco de miedo entreabrió los labios, el mayor harto de ese comportamiento acercó su miembro con gran velocidad haciendo que su erección aun insatisfecha se metiera de golpe en la cavidad bucal del pelirosado que dejó escapar una lagrima de dolor y del asco por sentirse una basura, al mismo tiempo que un pequeño gemidito por el acto escapaba de sus labios, mientras que el mayor gemía excitado. 

     Sin soltar los cabellos del pelirrosa comenzó un nuevo vaivén, pero ahora en la boca del menor, a un ritmo desenfrenado, al sentir la lengua del menor gimió mas fuerte en una última embestida y termino por esparcir el producto de su excitación en la boca del pequeño, quien permanecía con los ojos cerrados. 

     - Sunao… déjame… decirte… que no has cambiado… sigues siendo tan delicioso como siempre… - al decir estas palabras Nao se maldijo interiormente, porque tuvo que conocer a ese sujeto. 

     Lentamente fue despojado de sus ataduras, mientras el mayor se acomodaba los pantalones. 

     - Puedes irte… por hoy terminamos… creo que deberías bañarte… te ves horrible… - le arrojó su ropa, el pelirrosa la miró cierto tiempo y comenzó la tarea un poco difícil de ponérsela, pues su trasero le dolían, aunque no tanto como su interior, tenía ganas de llorar y salir corriendo pero se contuvo, no le daría lo que quería. 

     En silencio cuando termino de vestirse miro al mayor, le dirigió una mirada de rencor y odio puro que Hikari ni siquiera le presto atención, al contrario sonrío con superioridad y mientras se colocaba la camisa nuevamente susurro antes de que Nao saliera de la habitación. 

     - Luego te volveré a llamar… esto solo es el principio… - comentó con burla y cizaña en su voz, sin más el menor partió a las duchas dispuesto a quitarse el hedor que el mayor impregno en su cuerpo. 

     Después de una ducha de dos horas, en el que aun podía sentir las manos de Hikari tocarle, los besos en sus labios, seguía sintiéndose sucio, no era como las veces en que Ran y Yoru aparecían y hacían de las suyas, ante este pensamiento se río de si mismo, era una locura, no podía pedirle semejante cosa a Sora, ¿o si? 

     Sin saber porqué regresó al cuarto casi por instinto, observó aun en su cama a un Sora que dormía placidamente y sus ojos se posaron en el reloj nuevamente, 4:59am, quería quitarse esa sensación que le quemaba la piel y le hacían sentirse sucio. 

     Se acercó a Hashiba quien estaba dormido con los labios entreabiertos, colocó ambas manos al lado del rostro del peliazul, esperando que después de lo que le diría no se alejará de él, que le perdonará por lo que iba a hacer, sus piernas por otro lado, se encontraron a cada lado de las caderas de su compañero, para después sentarse esperando el momento para decidirse a hacerlo o no. 

     Finalmente después de observar por un momento la expresión de paz de Sora, se inclinó lo suficiente para poder besar con necesitad los labios entreabiertos de Sora, en un beso demandante de afecto. 

     Al sentir ese contacto tan calido con sus labios las lagrimas se agolparon nuevamente, se sentía bien, los labios de Sora eran dulces y calidos, le hacían olvidar por momentos lo que hizo y sonrío para sí al ver correspondido el beso, se separó unos instantes al ver las orbes azules hacer su aparición y mirarle sin entender nada. 

     - ¿Ran?... – pregunto después de unos momentos, sin decir nada negó con la cabeza, para después volver a pedir sus labios, las orbes rosadas no soportaron tal presión y al cerrar los ojos en el besó dejaron caer las gotas saladas, haciendo que Sora se preocupara, le separo con delicadeza e iba a decir algo cuando Nao habló primero. 

     - Onegai… márcame como tuyo… onegai… Hashiba… onegai… - solo quería olvidar ese encuentro, y siempre que Yoru lo hacía con Ran en un acto de amor, perdía todos aquellos recuerdos malos, a pesar de que Sora no recordaba nada, para él si era especial, solo podía pedir algo así, sus lágrimas no dejaban de asomarse por sus ojos esperando la respuesta. 

     Sora no cabía en su asombro, siempre que intentaba acercarse a Nao recibía un golpe y eso que la mayoría de las veces era Yoru quien hacia de las suyas junto con Ran y ahora se encontraba Sunao pidiéndole en esa pose tan sugestiva, con un sonrojo en sus mejillas, no pudo soportar más y unió sus labios nuevamente en un calido beso. 

     Al separarse le miro inspeccionándole buscando algo que le hiciera ver diferente, observo con detenimiento su rostro y noto una leve inflamación en el labio y una marca rojiza en su mejilla que no era producto del sonrojo. 

     - Fujimori… ¿Qué paso?... – ante esta pregunta Nao solo puedo llorar más fuerte, haciendo lo mejor posible porque los sollozos solo se escucharan en esa habitación, era suficiente con que Hashiba lo mirara derrotado por esa noche.

Notas finales: bien que les parecio... diganme... quieren que Sora le ayuda a borrar su dolor aunque eso implique lastimarlo fisicamente más de lo que ya se encuentra? bueno cuidense mucho y gracias por leer ^u^... hasta el siguiente capitulo matta ne...

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