El camión partió hace mucho, solo faltamos nosotros, tomas tu abrigo con cautela y lo colocas entre tus hombros, das una última mirada a lo que un día llamamos hogar, parece que te cuesta mucho poder soltar las cosas con facilidad, espero que este no sea el caso, me duele pensar que te ates nuevamente a lo que en ese lugar sucedió, cosas alegras, cosas tristes, la mayoría incomodas, por lo tanto malas para recordar, cerramos la puerta con una pequeña maleta en la mano, el crujir de la puerta al cerrarse es la prueba de lo que ambos decidimos.
Desde mi declaración un tanto extraña, es sorprendente el hecho de que aun permanezcas a mi lado, la casa que dejamos a nuestras espaldas dejará en secreto la noche que me atreví a quedarme con algo precioso tuyo, pero eso por el momento no importa, lo único importante es que al cerrar la puerta, todo lo pasado se borró, dejándonos las hojas en blanco para escribir nuestro destino con tintan en sangre y piel.
Sabes, siento una gran emoción en mi corazón, este minino tiene el sentimiento más hermoso que todos, tiene la capacidad asombrosa de perdonar, es precisamente en estos momentos en los que me pregunto, ¿Cómo puedes ser tan perfecto para olvidar algo tan horrible y seguir a mi lado como si no hubiera pasado nada?, temo descubrir la respuesta, por miedo a que al saberla te marches de mi lado, por eso solo permanezco callado a tu lado, caminando a nuestro nuevo destino. ¿A dónde vamos? Una pregunta difícil de responder, el tiempo dirá cuento tiempo estemos vagando, buscamos un lugar tranquilo, sin restricciones a nada, un lugar donde el hombre sea hombre y se trate como tal, sin importar lo que le falte o lo que le conduce a amar a alguien anatómicamente igual, un lugar donde lo único que se escuche sea libertad.
Puedo imaginar la casa, vacía, el único sínodo que se muestre sea el eco de las cosas cayendo por culpa de invitados no deseados, los ratones no piden permiso para entrar, las ventanas se muestren opacas por la culpa del polvo acumulado al no limpiarlas, el polvo esparcido por el suelo, las telarañas invadiendo cada rincón del techo.
Ni un solo mueble quedo en el piso, es como si en esa casa nadie hubiera habitado, o la deshabitada hace tiempo, esa sería la respuesta mas acertada, ya que llevamos tres semanas de haber partido, los estantes estaban vacíos de alimentos, por temor a que en cuanto nos marcháramos al paraíso, este se inundará de animales rastreros no muy gratos a la vista y difíciles de eliminar, aun siendo un experto en la materia.
La puerta abriéndose con sigilo, mostrando la figura de la dueña de la casa, una mujer bastante joven y muy amable que nos dio alojo en su casa hasta encontrar un lugar mas adecuado para nosotros, internamente le agradezco por todo lo que nos ayudó, cuando Edward caía enfermo o cuando yo no tenía para la renta, ahora toda mejora, espero que este día sea el inicio de algo muy hermoso.
Miró a tus ojos, tu rostro muestra una sonrisa es la primera vez que veo tan hermosa sonrisa en tu rostro, pareces feliz por lo que hacemos, aquella sonrisa ilumina mi mundo y me hace el ser mas feliz, es increíble que después de lo que te hice me perdones y no solo eso, si no que me regales tu corazón, esa sonrisa tan sincera llena de felicidad, tratare de no dejar que en tu rostro alguna otra seña aparezca, plenamente sonrisa, porque pretendo hacerte feliz por lo que resta de mi vida, lo juro. Solo un recuerdo queda en aquella casa ahora abandonada “por favor no olvides”, susurra a cada paso que se da en sus adentros.
Puede ser que la joven se adentre, buscando restos de sus antiguos habitantes pero no encuentre nada, solo el vago recuerdo que un día, dos jóvenes convivieron dentro, para tiempo después solo quedar como un recuerdo vago en su memoria, tal ves triste, tal vez feliz, eso no importa, puede que jamás volvamos a encontrarla, y si llegase la ocasión de encontrarla, quizás no la recordáramos o ella a nosotros.
De una cosa estoy seguro, no importa cuanto tiempo pase, no importa que me dejes y después te olvides de mí, tu recuerdo siempre permanecerá a mi lado, abrigándome en las frías noches de invierno, la calidez de tus palabras rondaran mis oídos y en mi piel el recuerdo de tu calidez, esos son mis tesoros y con mucho amor los cuidare, en mi corazón y en mi alma, para no olvidar que un día, encontré un gatito bajo la lluvia, le lleve a mi casa y le cuide, sin pretenderlo me enamore locamente de él y un día lo lastime, que una noche saco las garras y que en sus manos pedí terminar mi existencia para cumplir sus sueños, para verle feliz, para verle sonreír, que me perdonó y me entregó su corazón y que en estos momentos nos marchamos para hacer de un lejano pueblo, nuestro nido de amor.
El olor a encerrado debe ser fatal en estos momentos, si alguien entro a la casa debe de abrir las ventanas para ventilarlos, si es que quieren tener nuevamente inquilinos en esa agradable casa, debo admitirlo esa fue la mejor estadía que tuvimos.
Me pregunto ¿como reaccionaran a la carta que les dejaste?, es verdad, aun no se que fue lo que escribiste en esa carta, usaste de nuevo tu método para ordenar tus ideas, solo que esta vez, usaste motivos, espero que nadie se lo tome a mal, es verdad esa fue tu carta de despedida, donde le decía a la casera que no preocupara, que estábamos bien y que siempre seriamos felices.
(Pov's casera)
La casa esta desierta, debieron haberse ido hace semanas, por el polvo en las ventanas y el que se aprecia en el piso, aun no puedo creer que hace tiempo no se encuentren aquí, pero han crecido y no podemos mitigar ese crecimiento.
- Bien… dejemos que entre un poco de aire… hace un lindo día… - le digo a la nada, pero no puedo evitar sentirme felices por ellos.
Ese muchacho Heid, siempre fue muy lindo y tierno, muy educado sobre todo, es increíble todo lo que ayudo a un desconocido y hasta donde fue capaz, por las marcas en su cuello parece que pelearon, espero que no haya sido nada grave, sobre todo después de que se quedaron tanto tiempo sin hablarse, eso era doloroso, se veía el sufrimiento en ambos.
Al final parece que las cosas mejoraron, eso me alegra, los jóvenes de esa edad deberían pensar solo en la felicidad sin llegar a afectar la vida de los demás, espero que sean felices juntos.
Puedo ver en el suelo de donde antes era la sala un sobre, me llama mucho la atención, al levantarlo veo que es una carta, si una carta pero sin remitente ni destinatario, supongo que esta bien si la leo.
Grande es mi sorpresa al descubrir que la hoja esta completamente en blanco, no hay nada de ninguno de los dos lados, pero parece ser que hubo trazos marcando palabras en el aire, sonrió un poco.
Casi olvido que a pesar de su edad aun se sienten como niños… esto es…
- Un código secreto… - murmuro feliz, esto significa que permanecerán mucho tiempo juntos, me alegro.
- Que agradable brisa hace… - y me retiro a dejar la casa, falta poco para que los nuevos inquilinos lleguen, espero que donde quiera que estén, se encuentren feliz.
(Fin de pov's casera)
Te quedaste un poco pensativo y detuviste tu paso, pero yo seguí caminando, al ver que me adelantaba corriste hacía mi y me tomas te de la mano, sonriendo con dulzura, el viento juega con nuestros cabellos, nos da de lleno en la cara, como queriendo llevarse parte de nosotros, curiosamente estamos cerca de lo que una vez fue nuestro hogar, intentando que todo aquello que vivimos se quede si son recuerdos tristes o se venga siguiendo nuestros pasos, para recordarlos con amor.
El viento que nos revolotea el cabello entra a la casa y esta parece suspirar y entra cada suspiro dice: “no olvides… no olvides nada de mi… no lo olvides… Te amo…”
Ahora solo nos queda encaminarnos a nuestra nueva vida juntos.
- Te amo… Edward… - murmuro y me respondes acercándote más a mí y abrazando mi brazo, apretando nuestras manos entrelazadas.
- También yo… - susurras para que no te4 escuche pero lo he hecho, muchas gracias Edward, tomo tu barbilla para que me mires y te beso los labios de forma lenta, solo un roce.
Tus mejillas sonrojadas, bajas la cabeza y marchamos a nuestro destino, nuestro paraíso.
El camión de seguro ya esta con nuestras cosas en la entrada, esperándonos, no tenemos prisa pero debemos apurarnos, esos hombres son capaces de dejar nuestras pertenencias en la calle si no llegamos a tiempo, subimos al tren y le damos la última vista a lo que una vez fue nuestra ciudad.
Tres horas después ya nos encontramos en un apartado lugar, lejos de las bulliciosas calles, las normas no llegan a este lugar, no puedo comprender que mi sueño se haya cumplido, mi paraíso, a tu lado, es increíble, pero es real, puedo sentirlo al tocarte.
Comenzamos a meter las cosas a nuestro nuevo hogar, se que se me dificultará el ir a trabajar, pero valdrá la pena cuando llegue a casa y te encuentre, con esa dulce sonrisa adornando tus labios, tus ojos brillantes por la alegría de mi regreso y tus brazos abiertos listos para un abrazo.
- Heid... ¿aquí comienza todo?... – preguntas después de que las cosas están en la casa todas las cajas, esparcidas por el suelo, esperando a se desempacadas y que su contenido se encuentre en el lugar correspondiente.
- Así parece Edward… ¿tienes hambre?... – que pregunta tan obvia, no hemos comido nada desde la mañana que despedimos de nuestra antigua vivienda y ya esta anocheciendo, pero no quiero caer en el silencio tan incomodo que se presenta cuando nadie sabe que decir porque todo resulta obvio.
- Y después podemos darnos un baño… - contestas sonriente, esa sonrisa me encanta, con ella no puedo decirte que no y lo sabes, espero que esto nunca termine.
Si todo esto es un sueño prefiero seguir dormido pues no tengo ningún interés en regresar a la cruda realidad, donde las leyes invisibles me permiten amar y ser amado por la persona que yo quiero, solo por ser del mismo sexo, ahora en este lugar es lo que menos importa, estoy y estas tu, juntos, hasta que algo nos separe y espero ese momento llegue muy lejano si es que sucederá.
- Claro… antes de dormir… ¿te parece bien si desempacamos mañana?… estoy cansado… - estoy muy feliz de estar a tu lado, Edward, no sabes cuanto.
- Bien… prepararé algo para comer… - comentas retirándote rumbo a la cocina, mientras saco unas sabanas de las cajas para improvisar una cama por hoy, no tengo que preocuparme por hacer dos, pues siempre terminas dormido en mis brazos y de verdad agradezco eso.
De ahora en adelante todo será perfecto minino.
Hace tiempo recogí un gatito, al que casi pierdo por una estupidez, ahora me doy cuenta de que yo no encontré al gatito en la calle ese día de lluvia, sino que me encontró él a mí y me dio el mejor de los regalos, su corazón, y yo le entrego mi alma, y todo mi ser, te amo minino, te amo Edward.
La única pregunta que me queda es: ¿te quedarás conmigo?, es fácil saber que las ganas de ver de nuevo a tu hermano siguen presentes, sin embargo, tu tiempo me lo dedicas a mi en estos momentos, ¿eso está bien?... ¿eres feliz Edward?... creo que no tendré el valor de preguntártelo a la cara, tal vez algún día pueda hacerlo, solo espero que la respuesta no me rompa lo que me queda por dentro.
