Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Nuevos problemas por Darkneko

[Reviews - 42]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

hola minna... lamento la tardanza pero que creen todo el capitulo contiene algo parecido al lemon ^u^, espero que les guste... siempre me tardare un poquito con este fic por lo que pido disculpas, es que Hikari es algo raro y tengoq ue ver la posibilidad de que los demás se enteren de lo que pasa sin que nadie salga lastimado, cosa que creo no se va a poder, esperen y veran porque...

bien lo unico que puedo decir es que Sora hará olvidar todo su dolor a Nao, claro esta sin lastimarlo... ya verán a que me refiero, disfrutenlo...

Sukisyo no me pertenece sino a su autor original a quien respeto demasiado...

     - Hashiba… onegai… - las lágrimas no cesaron su camino, Sora posó una mano en el rostro de Nao donde la marca rojiza se apreciaba con facilidad, ante el contacto el pelirosado cerro los ojos en un acto de dolor pero a la vez poso su cabeza en aquella mano que le acariciaba con tanto amor. 

     - Fujimori… yo… - no sabía que responder, por una parte el hecho de tener al pelirrosa en esa posición le estimulaba ciertas partes, pero su cerebro le decía que aunque el pelirrosa le dijera aquellas palabras, solo era un forma de olvidarse de lo que le ocurrió pues aun no se sentía con ánimos o con confianza suficiente para poder decirle. 

     Sora estaba en una encrucijada, siempre deseo tener el cuerpo de Nao para él y ahora lo tenía, pero, esas lágrimas de dolor, ese golpe en su labio y otro en la mejilla, las marcas de sus manos que alcanzó a distinguir cuando le abrazó, tenía que hacer algo o esta situación se volvería mas problemática de lo que ya estaba, quería borrar ese gesto de dolor y la tristeza de esa mirada, pero quería que su primera vez fuera con felicidad y amor. 

     No había más remedio, lo importante era hacerle saber que él estaba ahí, que no le dejaría derramar nuevamente una lágrima de dolor, quería hacerle saber que no importaba lo que sucediese el le querría de igual forma y sobre todo que el estaba para hacerle olvidar todo lo malo. 

      - Gomen… - dijo antes de poner sus manos sobre las mejillas de Nao quien se sonrojo por lo hecho y las lágrimas de sus ojos comenzaron a dejar de salir. Esbozo una pequeña sonrisa al notar como su rostro se acercaba al del peliazul y por acto reflejo cerró los ojos, dejándose llevar por aquel contacto tan dulce, tan calido, tan embriagador, que por momentos podía soportar todo lo que sufrió esa noche mientras Sora dormía placidamente. 

     “Me siento sucio, ¿cómo alguien quiere estar conmigo?... soy solo una basura, no merezco tener a alguien tan maravilloso como él, pero… es el único que me hace sonreír con naturalidad, por el único por el que daría la vida gustoso, con quien me siento feliz y por quien daría mi vida con tal de salvar la suya…” con este pensamiento una lagrima solitaria mojo la mano que sostenía la mejilla izquierda del pelirrosa. 

     - Kuu-chan… onegai… hazme olvidar… no quiero… no quiero recordar nada… onegai… Kuu-chan… - sus rosadas orbes hicieron de nueva cuenta su aparición al abrir momentáneamente sus ojos colocándolas fijas sobre las celestes de su compañero. 

     - ¿Pero que fue lo que paso?... – Nao negó con la cabeza, no podía contarle nada, no aún, quizás después. 

      - No te puedo obligar a nada, pero solo te pido que cuando te sientas con la confianza de decírmelo no lo dudes… yo te ayudaré en todo… no solo yo, Matsuri, Hiroshi, Nanami-chan y Minato te ayudarán también… - ante lo dicho una pequeña sonrisa se creo en sus labios, era increíble la capacidad que tenía Sora para ponerlo feliz. 

     Le abrazó del cuello, sintiéndose unos minutos seguro de todo, en aquellos calidos brazos que le demostraban con ese agarre lo importante que era para esa persona, se juró mentalmente protegerla aunque esto le implicara la vida, no dejaría que Hikari le pusiera un dedo encima a lo que ahora era su felicidad. 

      Sora por su parte, decidió que lo mejor era dejar de pensar en que le había pasado a su niño y regalarle aunque fuera por esa noche, la capacidad de olvidar todo sufrimiento, no le preocupo que su propio cuerpo pidiera a gritos ayuda, él no haría nada así. 

      Besó con lentitud el rostro de Nao, regalando besos en su frente, descendiendo por sus parpados cerrados, besando la punta de su nariz, siguiendo por sus mejillas hasta llegar a los labios y dar un suave beso tranquilizador, lento hasta que Nao necesito sentir mas contacto con aquella calida sensación. 

      El contacto con sus labios se volvió desesperante, Nao tenía sus manos en la nuca y los cabellos azules de Sora intensificando el beso, saboreando cada lugar de esos labios, tratando de borrar lo que en esa noche tuvo que hacer por proteger a esa persona que ahora degustaba con total desesperación, sus lágrimas comenzaron silenciosas nuevamente su recorrido, no sabía porque tal vez la culpa de estar tomando un cuerpo sin consentimiento o porque la sensación de estar sucio y mancillado regreso con el recuerdo de las palabras tan hirientes que le proporcionó Hikari. 

     “- ¿Crees que Sora te permitirá estar a su lado cuando sepa lo que has hecho?... no nadie te querrá, nadie quiere un juguete usado…” realmente esas palabras calaron en su corazón, ¿realmente era tan poca cosa? 

     Se separaron por falta de aire, para mirarse unos instantes, las dudas de Sora desaparecieron al ver las lágrimas de su compañero, esas lágrimas realmente le dolían, volvió a unir sus labios, esa sensación además de embriagante, era deliciosa, los labios sonrosados de Nao tenían un sabor indescriptible, simplemente no podía dejar de probarlos, pidió permiso a entrar rozando su lengua contra esos labios tan calidos, el permiso fue aceptado, abriendo con lentitud su boca dejando a esa lengua tan juguetona explorar su cavidad bucal a placer. 

     Las manos del peliazul por su parte comenzaron a desabrochar los botones del pijama verde agua marina que traía Nao y con suma delicadeza sin dejar de explorar su boca en busca de la lengua de su compañero dejó caer la prenda, mientras el pelirrosa por su parte colaba sus manos por la camisa negra que en esos momentos llevaba su compañero, alzándola esperando que se terminara el beso para sacarla por completo. 

      Al separarse del beso y alzar los brazos para ser despojado de su camisa, quedando con el dorso desnudo al igual que su amante, pudo percatarse de algunas marcas rojizas alrededor de toda su figura, su mirada entristeció mientras que sus manos tocaban con delicadeza cada una de las marcas, desde las que se encontraban en su cuellos, pasando por sus clavículas, su pecho, su vientre, y parte bajo su ombligo, ¿Qué había pasado?... sobre una de sus manos las lagrimas de Fujimori cayeron. 

      El rostro de Nao se encontraba cabizbajo, su mirada acuosa y una de sus sonrisas forzadas, sus labios borraron aquella sonrisa y se curvaron en una mueca indescriptible, mientras sus manos que tocaban parte de los hombros del peliazul descendieron hasta sus piernas para convertirse en puños y ser apretados con fuerza. 

      - Mejor dejémoslo… él tenía razón… nadie me aceptará así… solo soy… soy… - las palabras dolían y dolían mas al ver que eran ciertas, ¿Cómo pudo pensar que Sora le aceptará después de ser solo algo para divertirse un rato?, eso no era posible, mejor permanecer como amigos. - Fujimori… no digas tonterías… - ante estas palabras el pelirrosa levanto su mirada para encontrar unas orbes azules clavadas en su rostro con una sonrisa tranquilizadora y en su mirada reflejaba amor incondicional. 

     Se volvió a apoderar de sus labios, mientras que con mucho cuidado lo depositaba en la cama, manteniendo la unión de sus labios, ese contacto decía más que todas las palabras que pudiera decir. 

      Esas marcas no significaban nada, ahora lo importante era hacerle sentir bien, posiblemente volvió a hacer atacado, ¿Por qué motivo?... ahora eso no importaba, luego lo comentaría con Matsuri para buscar una solución y descubrir que estaba pasando. 

      Paso sus labios por el rostro nuevamente, secando con ellos el rastro de su llanto, sellando una vez más sus labios con los propios, después regalando besos junto con caricias por todo su dorso paso sus labios por el cuello haciendo que el calor y el estremecimiento se apoderarán de los sentidos del pelirrosa. 

      Continúo con el cuello, lamiendo, mordiendo levemente sin dejar ninguna marca, simplemente regalando caricias con sus dientes en esa zona, paso a degustar el lóbulo un momento, para besar nuevamente sus labios y regresar al cuello a lamerlo, siguió por sus clavículas depositando besos cortos y delicados en aquellas marcas rojizas, haciendo con ello que el recuerdo del pelirrosa de cómo llegó esa marca a ese lugar terminara en un rincón oscuro en su mente, sin esperanzas de volver a salir. 

     No hubo espacio de su dorso en ser probado por aquellos labios, incluso sus manos fueron presa de ser degustados, regalando lamidas reconfortantes en las marcas de sus manos que se mostraban ya de un color violeta, esto le entristeció recordaba perfectamente que las marcas de el accidente ya eran cosa del pasado y esas se veían más que recientes. 

      Regresó a su labor de besar y descendió nuevamente por su dorso, prestando atención especial a sus pezones, lamiendo, mordiendo levemente, besando, en uno de ellos mientras que en el otro su mano se encargaba de acariciarlo, el cuerpo del pelirrosa estaba sumamente caliente, aquellas atenciones eran la medicina que su alma necesitaba su cuerpo respondía emitiendo leves gemiditos que hacían sonreír al mayor, cuando logró que el pezón se pusiera erecto, hizo lo mismo con el otro, al tenerlos ensalivados y erectos soplo levemente en uno de ellos y paso sus manos en forma tortuosa. 

      El cuerpo del pelirrosa se retorcía bajo toda esa tortura era demasiado el placer que sentía y aun así, necesitaba sentir mas, los recuerdos de Hikari dentro de su cuerpo y la sensación que tuvo al tener en su boca le hacían revolver el estomago. 

      - Kuu-chan… - ronroneo totalmente fuera de sí, que mas daba que esa misma noche le llamará nuevamente Hikari, en ese momento el tiempo se detuvo, solo estaban ellos, los problemas no existían y todo era perfecto. 

      Sus pequeñas manos recorrieron a placer la fuerte espalda del moreno que se encontraba encima de él, sus piernas aun con el pantalón del pijama puesto se enrollaron en la cadera del peliazul apretando el agarre, haciendo que sus entrepiernas se juntaran en una sensación electrizante para ambos, logrando sacar gemidos de sus labios. 

     - Kuu-chan… hazme olvidar… onegai… no quiero sentirme así… - su mente ya no pensaba con claridad, si bien estas palabras debían quedar en su mente, por alguna estúpida razón habían salido a flote, logrando desconcierto en el peliazul pero no de detuvo a preguntar nada, ya habría tiempo. 

     - Fujimori… - pronunció con su voz ronca por la excitación, si bien su entrepierna ya estaba despierta como la del pelirrosa, sabía que esa noche era para el pequeño, su entrepierna debía esperar aunque ese dolor al tenerlo bajo la ropa era insoportable, pero por la persona que más quería en el mundo la soportaría. Posó sus manos en las caderas del ojirosado quien bajo sus piernas del agarre en el que tenía apresado al peliazul, entendiendo el porque de aquella suplica, con suma delicadeza las manos hicieron una pequeña presión para despojar del resto de la ropa al pequeño por medio de una caricia, cosa que le gusto bastante al pelirrosa quien no cabía en su asombro de lo delicado que podía llegar a tratarlo el peliazul. 

      Cuando estuvo completamente desnudo, el pequeño se incorporó un poco para ayudar a su compañero a liberarse de la ropa, quien gustoso lo siguió y completo la tarea, quedando en iguales condiciones, con la diferencia de una erección palpitante y una solamente erecta. Sunao posó un beso en los labios del ojiazul dejándolo pasmado al instante, después con una tímida sonrisa y un leve sonrojo, esparció besos por todo el cuerpo, como momentos antes, lo hizo el peliazul con él, bajo hasta su entrepierna entre besos, mordidas leves y lamidas, saco su lengua, colocando las manos en la base del miembro del peliazul quien gimió de placer por ese contacto. Nao se encontraba a cuatro patas sobre Sora quien tenía las piernas abiertas, la cabeza del pelirrosa se poso en la punta del miembro erecto y palpitante de Sora, lamiendo con deseo, besándolo hasta meterlo de lleno en su boca, subiendo y bajando con su cabeza, saliendo para besar la punta y lamerla una y otra vez. 

     El peliazul no cabía en su asombro y sobre todo en su excitación, una parte de su cerebro le pedía que parase que eso no estaba bien, pero otra parte, la parte del deseo le decía que abriera las piernas de Nao y sintiera su calidez como Yoru en su momento hacía con Ran, más no podía, las marcas en el cuerpo de Nao le decían que se encontraba bastante lastimado, sus pensamientos fueron acallados al sentir una fuerte presión en el glande, seguida de una sensación de éxtasis jamás sentida. 

     - Ahh… Fujimori… - gimió tomando inconciente la cabeza del pelirrosa quien sonrió al ver que lo que hacía funcionaba, le estaba proporcionando placer a la persona que deseaba y lo hacía porque quería no porque era obligado y eso era lo más importante. 

      Los movimientos de su cabeza comenzaron en un ritmo desesperantemente lento para el peliazul que quería un ritmo mucho mas animado, pero no lo obligaría a nada, los espasmos que comenzaron a sufrir su cuerpo le hicieron entender al pelirrosa que debía aumentar el rito y así lo hizo, su pequeña boca apenas y podía con el miembro de su compañero, apretándolo deliciosamente y las lamidas a su miembro le hicieron perder el control un poco al ojiazul que estaba mas excitado que nada. 

       - Fujimori… me voy a… - no termino de decir la frase cuando todo su cuerpo se tenso por completo, los movimientos de la boca de su pequeño compañero se aceleraron y con un ronco gemido se vino en la boca del pelirrosa quien bebió esa esencia agri-dulce de su compañero, sin saber porque sonrió por ello. No se dijeron palabras, simplemente se regalaron un beso, lento, pequeño compartiendo el sabor del otro, ahora el turno del pequeño para tocar el cielo de placer y olvidas de una vez por todas todo lo que le hicieron. 

       El recorrido de los labios de Sora comenzó de nuevo, añadiendo caricias reconfortantes al pequeño pelirrosa quien se estremecía de placer ante las atenciones que recibía por parte del mayor presente, era extraño como es que ambos contactos tan parecidos y tan diferentes a la vez pudieran despertar tanto repulsión o deseo incontrolable. 

     Por un lado Hikari a pesar de que le besó, le mordió, lo lamió, le hizo lo que quiso cuantas veces quiso, no se detuvo un solo momento a pensar en que era lo que su compañero del momento quería o necesitaba, sus caricias, besos y demás quemaban de una manera horrible no solo su cuerpo, sino su alma, dejándola manchada, haciéndole sentir tan poca cosa que hasta una prostituta barata era mucho mejor persona que él en ese momento, a la hora de las embestidas sentía como si el mundo se acabará en ese instante y lo único que importara era morir, se sentía sucio, mal consigo mismo por estar en esa situación, pero al mismo tiempo la imagen de Sora sonriendo le alentaba a dejarse hacer. 

     Por otro lado las caricias que le proporcionaba Sora le hacían tocar lo más alto, sentirse pleno, desear que nunca acabasen esas atenciones, sentía su cuerpo arder, pero era diferente estaba vez no quemaba sino que le incitaba a seguir a pedir más a buscar más, sus besos eran dulces, calidos, embriagadores, no podía dejar de probarlos, reflexionó un poco si los besos y caricias que le proporcionaba la persona que amaba se sentían así, entonces al momento de las penetraciones podrían ocurrir dos cosas, o bien le gustaba tanto que le haría ver las estrellas de tanto placer o lo lastimaba al igual que Hikari lo hizo, comenzó a pedir internamente que cuando eso sucediera la primera opción fuese la que llegara. 

     Pronto las caricias de los labios del ojiazul se encontraban bailando en su ombligo, hundiéndose en él, rodeándolo con la lengua, dejando un pequeño rastro de saliva, siguió con la sesión de besos un poco más abajo hasta encontrar la entrepierna del pelirrosa, lamió con lentitud por los costados, sin tocar su erección, produciendo que el pequeño estrujara las sabanas bajo sus manos con tal fuerza que sus nudillos se volvieron blancos. 

     Continuaron de esta forma hasta que los espasmos y las palpitaciones en el miembro pidiendo atención no se hicieron esperar, colocó una mano alrededor de su erección, provocando un gemido de placer por parte del ojirosado que más importaba que sus compañeros les escucharan, cerca suyo solo estaban Hiroshi y Matsuri, por ese momento todo el mundo no existía solo estaban ellos disfrutando el uno del otro a lo máximo que se podía. 

     Los movimientos de sus manos terminaron al igual que el beso que compartían cuando ese contacto comenzó, dejando ver un delgado hilo de saliva que mantenía unidas sus bocas, los jadeos y gemidos que por parte del pelirrosa no se hicieron esperar, la falta de aire por el beso tan demandante al igual que la honda de calor que sintió recorrer su cuerpo, hacían que su corazón palpitará de manera increíblemente rápida. 

     Sora bajo nuevamente a su entrepierna dejando en claro que esta noche el que más se extasiaría de todo sería el pequeño, lamió con cuidado la punta de su miembro erecto, haciendo que el menor se mordiera el labio inferior intentando acallar un gemido de placer, sus ojos permanecían cerrados temiendo abrirlos y que su compañero desapareciera, aquellas sensaciones le estaba llevando a lugares que nunca pensó que existieran, si el mundo tenía un paraíso, ese se encontraba sin duda alguna en Hashiba Sora. 

      Al sentir como su miembro se perdía dentro de la cavidad bucal de su compañero llenándolo de un embriagador calor no pudo evitar suspirar y jadear por aquella sensación tan placentera, siempre creyó que las relaciones sexuales eran dolorosas, solo había experimentado el dolor con estas, primero con Hikari quien se encargo de marcarlo como un juguete sexual en su niñez, después o casi al mismo tiempo que el “cuidador” de Nao, Hikari apareció dándole un nuevo sentido a la palabra amor, donde solo se podía expresar con golpes, besos robados tan brutales que sus labios terminaban lastimados y fuertes posesiones con sus manos que le dejaban marcado y le hacían llorar, después encontró a Sora y Yoru con su manera un tanto salvaje de mostrar su amor a veces hacía estragos en Ran que después el resentía, sin contar a los tipos que le secuestraron y ahora de regreso Hikari, como era posible que Sora le diera un nuevo significado. 

     Abrió un poco los ojos con gran esfuerzo, ese placer embriagador no le hacía nada fácil la tarea de querer ver que era aquellos que se sentía tan bien, entre sus piernas se encontraba Sora, con los ojos cerrados, una de sus manos en la base de su pene, mientras que la otra rondaba por su espalda y pecho, su boca subiendo y bajando por su miembro, sus mejillas sonrojadas, sus cabellos cayendo graciosamente por su frente y pegándose a esta última por culpa del sudor que los comenzaba a bañar, dándoles a sus cuerpos un aspecto perlado tan seductor que nadie que les viera se resistiría a hacerlos suyos una y otra vez. 

     - Kuu-chan… no quiero sentir otra vez su boca… solo la tuya puede besarme… solo tus manos pueden tocarme… solo tu puedes nombrarme como propio… no quiero que nadie mas lo haga… demo… - su voz sonaba entrecortada la razón no pensaba volver de su boca estaba saliendo parte de la información. 

      Si bien Sora estaba escuchando con atención sus palabras no dejó de hacer su labor, quería que su niño olvidara todo, que solo recordara el placer que le estaba brindando y el acto de amor que estaba haciendo. 

      Las palpitaciones se aceleraron, la respiración perdió por completo su ritmo volviéndose necesario tomar grandes bocanadas de aire en medios de jadeos y gemidos llenos de placer, sin poder avisar termino en la boca de su compañero, quien sonrió al probar lo dulce de esa sustancia blanquecina que inundaba su boca en esos momentos, la degusto con lentitud y termino por tomársela toda. 

      Acto seguido besó a su niño en la frente, en los parpados cerrados, sus mejillas sonrojadas, en los labios, en su cuello, regreso a sus labios en un beso demandante, cuando se separaron el pelirrosa hablo. 

      - Onegai… quiero sentirte dentro… quiero perder esa marca… onegai… - suplicaba el pelirrosa mientras sus piernas se abrían para dejar su entrada lastimada a la vista, claro que por la poca luz que había en la habitación Sora no se percato de aquello. 

      Ante la visión de tener a Nao de esa forma tan sugestiva, su erección se irguió de nueva cuenta, se colocó entre sus piernas, por alguna extraña razón no podía pensar con claridad, todas las cosas que pensó podía esperarse murieron con aquella frase y esa pose, a horcajadas se acercó lo mas que pudo al ojirosado besando sus labios por un momento, después puso tres de sus dedos frente a la boca del menor quien los recibió gustoso y comenzó a lamerlos con desesperación. 

      Cuando terminó la lubricación, con un besó en los labios esos tres dedos se dirigieron a la entrada del menor, pero al momento de colocar el primero cerca de la entrada, sin penetrar y formar círculos, una mueca de total dolor se apoderó de su rostro y su cuerpo se tensó. 

     Fue en ese mismo instante que Sora descubrió que la entrada del pelirrosa estaba tan lastimada que si le metía aunque fuese un solo dedo lo lastimaría y eso era lo que menos quería, besó los labios nuevamente y recostándose al lado, tomó una frazada y los tapó para después regalar un beso en los labios, sin ser demandante o apasionado, simplemente un roze, después otro más en la frente y termino por abrazarle por la cintura, pegándolo mas a su cuerpo, proporcionándole calor y seguridad, colocando su cabeza sobre los cabellos rosados de su amante. 

      - ¿Kuu-chan?... – pregunto desconcertado. 

     - Vamos a dormir… Fujimori… no quiero lastimarte… además luces cansado… si mañana quieres contarme que pasó y porque saliste a media noche… te escuchare… - respondió simplemente regalando otro beso en los cabellos rosas, haciendo que este hundiera su rostro en el pecho del mayor en busca no solo de contacto sino de protección. 

     - Hashiba… yo… - tenía que decirle, pero como, ni él mismo lo entendía, solo lo hacía por miedo y sobre todo por amor, pero eso era algo que seguramente Hashiba no entendiera, aun si, había que intentarlo. 

      - Shhh… mañana me cuentas… o cuando estés listo… vamos a dormir… - anunció dando otro vez y acariciando su espalda con una de sus manos mientras que con la otra repartía caricias reconfortantes en su cabeza. 

     Momentos después el pequeño ya se encontraba dormido, pero no se pudo evitar que entre sueños sollozara, esto le partió el corazón a Sora que se sentía impotente de no poder ayudarlo, solo podía estar a su lado, esperando, lo aferro más a él y beso nuevamente su frente, después sus cabellos donde se quedo dormido con el amor de su vida entre los brazos, quien al sentir la calidez dejo de sollozar para esbozar una pequeña sonrisa, de esta forma ambos se fueron al mundo de los sueños compartiendo el anhelo de ver al otro feliz para siempre.

Notas finales:

que les pareco?... aunque no lo parezca, me siendo avergonzada y no por lo que escribi, sino porque lo hice mas corto T^T pero si lo alargaba más Sora no se detiene y le valia gorro que estuviera lastimado, verdad que eso no es bueno... por eso lo hice asi... bueno nos vemos en el siguiente capitulo y perdon por tardar en actualizar... matta ne...^u^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).