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A través de tus ojos... por Darkneko

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Notas del capitulo:

Konichiwa minna... ^o^... lamento el retraso... pero bueno aqui esta...

Roy por fin logra sincerarse y decide demostrarle cuando amor le tiene, una tierna declaración bajo la lluvia, una entrega de amor y un terrible accidente... porque edward esta en el hospital?

por cierto los derechos de fullmetal alchemist estan a nombre de Hiromu Arakawa-sensei a quie  merezco mi respeto.

bien.... este capitulo contiene y solo lo voy a decir una vez... el único lemon que abra en el fic... lo se, lo se.. que malvada pero solo necesito uno en este fic ^u^, espero que me comprendan... sin más.. disfruten del capitulo... ^u^

     - Paso por ti en 10 minutos, descuida puedes quedarte en casa solo deja un mensaje para que tu compañera no se preocupe… - contesto logrando que el menor sonriera complacido, su gran amor llegaría por él. 

     Estaba realmente emocionado por recoger al pequeño rubio que olvido tapar ese líquido corrosivo, ni siquiera se acordó de algo más existiera simplemente el rubio y él, tomó su abrigo junto con dos paraguas, uno para cada uno, aun tenía miedo de acercarse demasiado al ojidorado pues no sabía que relación estaban teniendo, pensó que tal vez un acercamiento tan cercano le asustaría. 

     Mientras tanto en el local donde Edward esperaba a Roy en la entrada las personas ya estaban saliendo, todas acompañadas, el ojidorado miraba a las parejas alejarse tomadas de las manos, sonriéndose entre ambos calidamente, mirándose con amor, regalándose caricias y besos, compartiendo la misma sombrilla para evitar mojarse, sintiéndose cerca para no perder el calor, se sonrojo en pensar que tal vez él pudiera hacer algo parecido con Roy, tenía planeado declararle sus sentimientos de una vez y aceptar de buena manera la respuesta que vendría. 

     - Edward… ya me voy… mi hermano vino por mi… ¿quieres venir?... – ofrecía amablemente Beam, mientras observaba al pequeño abrazarse a si mismo por el frío que sentía en ese momento provocado por la lluvia, mientras que un hombre un poco mas alto que ella le abrigaba bajo una gran sombrilla de color verde oscuro. 

     - No, gracias… ya vienen por mí… cuídate mucho, nos vemos mañana en el trabajo… - lo que Edward no sabía es que esas palabras eran una vil mentira, no el hecho de que pasarían por el, sino el hecho de que el día de mañana no llegaría al trabajo. 

      - Esta bien… cuídate mucho… hasta mañana, matta ne… - se despidieron corriendo del chico, ya que la lluvia les mojaba a pesar de traer la sombrilla y enfermarse en esa fecha tan saturada de trabajo no era una opción viable. 

     Alphonse se marchó a la casa de Ayelén con los pequeños, en la contestadota había un mensaje el cual era de Edward, anunciando que había olvidado sus llaves y que Roy lo recogería al igual que se quedaría en casa de este último, después de unos minutos conversando, el ojimiel decidió que llamaría a Roy para avisar que pasaría esa noche fuera de casa, con una amiga, así discutirían más sobre el precio que había que pagar cuando la desgracia ocurriera y eso no era viable, pues ambos el ojimiel y la ojiverde no querían perder a sus pequeños amigos, no ahora que habían encontrado no solo a una mascota sino a una personita a la que querían mucho como un hermano pequeño algo que ambos siempre desearon. 

     - Buenas noches Edward… ¿te quedas?... – pregunto Luna amablemente mientras extendía su sombrilla para cubrirlos a ambos, con un gesto amable y una tierna sonrisa rechazo la petición de la chica. 

      - No te preocupes, vendrán por mi… además mi casa queda lejos de la tuya no quiero que te desvíes Luna-chan, aparte olvide mis llaves… y Ayelén no se encuentra en casa, me quedaré con un amigo… - al decir esta última palabra le dolió no quería ser únicamente su amigo, quería ser algo más, quería pasar todo su tiempo con él, ese moreno se había vuelto una necesidad. 

     - Esta bien… pero si no llegan por ti, ya sabes mi número… llámame y enseguida vengo por ti… ¿vale?... – se despedía con una sonrisa en los labios y una ligera preocupación al dejar a su amigo solo. 

      Momentos después llego Roy con una sombrilla envolviendo a Edward, salvando de guardarlo de la lluvia, en un momento, el sueño del pequeño se hacía realidad, el hombre al que amaba llegaba por él con una sombrilla para no permitir que el agua le mojara y así como ese momento tan hermoso llego se desvaneció, Roy saco de su abrigo otra sombrilla que en un momento abrió dejando a Edward en uno solo para él de color rojo, mientras que el moreno traía uno de color negro. Ante este acto el menor vio todas las soluciones amorosas no tenían remedio, cerró la sombrilla y con paso cansado se marchó dejando al moreno con la sombrilla negra la cual tenía problemas para abrir y cuando lo logró alzo la mirada para encontrarse solo, lo que hizo que al ver donde se encontraba el pequeño, mojándose se acercó a él con cuidado dudando un momento en abrazarlo para protegerlo de la lluvia. 

     - No hagas eso te puedes enfermar… - le dijo acercándolo un poco más para que la sombrilla les cubriera por completo del agua que caía sin cesar. 

      - Gracias… - murmuro con el tono de voz triste y apagada, le dolía que el moreno no lo entendiera. 

      - Quería decirte algo… pero no quiero que me rechaces… tengo miedo… - murmuro el mayor sacando de sus pensamientos al pequeño quien creía que lo que venía no era bueno, pero quería escucharlo por lo cual guardó silencio. 

      - Sabes… desde que te conocí no te he podido sacar de mi cabeza… se que suena raro, pero quiero estar contigo toda mi vida, nunca he sido mas feliz antes… lo que quiero decir es que… siento que me he enamorado de ti… Edward… - estas palabras hicieron sonrojar al moreno y no solo a él el pequeño hacía competencia con un tomate de lo rojo que se encontraba. 

      - Me gustas mucho Roy Mustang… - murmuro bajando la mirada el pequeño, no sabía porque lo había dicho pero ya sentía un peso menos encima. 

      - Me estaba preocupando de no ser correspondido… - dijo y con un beso tierno en los labios cerro su compromiso improvisado, pues quería tenían en mente hacer muchas cosas, pero tenía miedo de asustarlo, que pensaría de él, mejor dejar las cosas como estaban y esperar a que el tiempo haga lo suyo, por el momento ya estaban al lado de la persona que amaban y eran correspondidos. 

     Cuando llegaron a la casa del moreno, se encontraban mojados de pues a cabeza, a pesar de tener la sombrilla el viento era fuerte y las gotas de lluvia les alcanzaron a mojar a ambos, el mayor encendió la chimenea de la sala para poder tomar algo de calor ya que el frío comenzaba a calar en los huesos, miro la contestadota un mensaje de Alphonse diciendo que no estaría en casa ya que estaría con una amiga y que llegaría a la mañana por la mañana con las cosas que faltaban para el revelado de las fotografías. 

     - Deberías quitarte la ropa mojada, te puede hacer daño, déjame ver si encuentro ropa que te quede… - decía el mayor entrando a la sala donde momentos antes dejo al pequeño, le ofreció una taza de café y camino rumbo a su cuarto buscando una toalla para que se secara y una muda de ropa para que no pescara un resfriado. 

     - Arigato… - se sentía un tanto incomodo, el tener la presencia de Roy sin nadie más era algo de lo más vergonzoso, además no podía apartar la vista del moreno, se veía realmente hermoso mojado, lo mismo pensaba el otro. 

      Cuando el mayor salió ya se encontraba con un cambio de ropa nuevo, una camisa sencilla de mangas largas de color blanco y unos pantalones de vestir ligeros de color negro, se encontraba descalzo pues así se sentía más cómodo, al llegar no pudo evitar sonrojarse al ver lo que tenía enfrente, el pecho descubierto con esa suave piel incitando a ser tocada, simplemente una visión perfecta, se encontraba de espaldas, mientras el pequeño se sacaba los pantalones para colocarlos cerca del fuego pretendiendo que se secaran con el calor de las llamas. 

     Sus piernas largas contorneadas, esa piel un poco bronceada, con la luz de la chimenea le hacía ver tan apetecible que por un momento la razón de Roy se fue por algún lado a pasear y no regresaría en un buen rato, con sigilo se acercó al pequeño y abrazándolo por la espalda le beso el cuello, haciendo con esto que el pequeño no solo se tensara sino que comenzara a temblar, no sabía si de miedo o de placer. 

     - Roy… - murmuro el pequeño cuando su cuerpo sucumbió con un exquisito estremecimiento, juntando sus manos con las del moreno que le apresaban por la cintura. 

     Se soltó un poco del agarre en el que Roy le tenía para girarse a encararlo, paso sus manos sobre el cuello del moreno que no tardo en fortalecer el agarre que hace poco se había soltado y junto sus labios en un beso demandante, sintiendo la necesidad de explorar cada rincón de aquella dulce boca del pequeño, pidió permiso para entrar rozando su lengua sobre los labios del ojidorado. 

     La razón de ambos voló y desapareció en algún momento en el que nadie supo nada, cuando sus lenguas se juntaron en una hermosa danza mostrando todo lo que no podían expresar con palabras, se separaron para poder respirar y mirarse unos segundos antes de volver a juntar sus bocas en ese embriagante acto. 

     Roy lentamente se fue apoyando sobre el pequeño ocasionando que ambos terminaran en el suelo, el ambiente que se formo era perfecto, la única luz que se observaba era aquella que despedían las llamas. 

     El moreno se encontraba sobre el pequeño sin dejar su trabajo de repartir besos mientras que sus manos jugaban con la dulce piel del niño, que comenzaba a temblar por las sensaciones tan variadas que sentía, su cuerpo comenzó a calentarse de poco a poco, logrando sacar por fin los gemiditos de placer que volvieron loco al moreno, era increíble como miles de chicas coqueteaban con él para poder excitarlo de esa manera y el rubio lo logro solo con un simple roce. 

     Los besos comenzaron a descender por su cuello, siguiendo por su pecho, deteniéndose en los pequeños botones que formaban sus pezones, lamiendo, chupando y mordiendo ligeramente uno de ellos mientras que su mano de encargaba del otro, logrando que se endurecieran, cambio de pezón he hizo lo mismo, el pequeño no cabía de tanto placer, su espalda se arqueaba de manera que el moreno podía sentir su piel por encima de la tela, lo que le molesto un poco. 

     Se separó un momento de su niño, para poder quitarse con desesperación la camisa que traía pues no aguantaba el no poder sentir esa piel tan calida y suave junto a la suya, cuando lo logro se apresuro de nueva cuenta a tomar los labios a los que se volvió adicto con el primer contacto, mientras que sus manos le despojaban de sus pantalones ya que le lastimaban su miembro ya erecto ante la visión, cuando se los sacó por completo, aun con los boxers puestos se apresuro a quitar los del pequeño que se encontraba tan excitado como él y la prenda comenzaba a molestarle. 

     Con lentitud se los quito quedando olvidado junto con la demás ropa, Ed imito los movimientos del moreno dejándolo en iguales condiciones, quería sentirlo en su totalidad, se fundieron nuevamente en un beso, mientras que la mano maestra del moreno experimentado masturbaba a un ritmo dolorosamente placentero el miembro que gritaba atención del ojidorado. 

     - Ahh… Roy… - gimió cerca de su oído ya que se encontraba abrazándolo por el cuello, hundiendo su rostro en el cuello, haciendo que su aliento chocara contra el moreno, haciéndolo estremecer, no supo ni como o porque cuando el pequeño se encontraba degustando el cuello y los hombros del mayor, lamiendo, besando y mordiendo un poco. 

     - Edward… ahh… - exclamó el mayor sin poder contenerse, apretando sin querer un poco el miembro entre sus manos, el cual anunció que el termino se acercaba, paró sus movimientos obteniendo un bufido molesto por parte del rubio.

     - Aun no… - comento cuando se separaron, juntando sus frentes para dar un pequeño beso en ellas y después besar sus manos. 

     - Espera un poco… - comentó al momento de levantarse bajo la mirada extrañada del pequeño, se dirigió a una de las habitaciones donde después de pocos segundos regreso con un tubo en las manos. 

     - ¿Qué es eso?... – pregunto inocente el rubio apuntando con un dedo el embase que el mayor tenía en las manos. 

     - Lubricante… no te quiero lastimar… - mencionó hincándose frente al pequeño que tenía las rodillas flexionadas hacia arriba, dejando ver su entrada, lo que excito aun más al moreno si es que se podía. 

     Se colocó entre sus piernas, destapó el tubo y coloco una sustancia transparente y viscosa en sus dedos, cerró de nueva cuenta el tubo y se inclinó a besar sus labios, mientras que una de sus manos se colocaba en el pecho del menos incitándole a acostarse otra vez en la alfombra color caoba que adornaba la sala, mientras la otra mano, la cual contenía el lubricante se coloco en su entrada, con cuidado coló un dedo en la entrada, procurando no lastimarlo, besando sus ojos al ver las lagrimitas de dolor que se formaron, espero un poco a que se acostumbrara y comenzó a meter y sacar el dedo, haciendo círculos de vez en cuando, cuando se acostumbro, a ese dedo le acompaño un amigo y los movimientos en círculos al igual que de adentro hacia fuera fueron acompañados por movimientos de tijera ensanchando su entrada para lo que seguiría después de unos instantes un tercer dedo se unió a la labor cuando estuvo preparado los saco con cuidado, provocando un bufido de descontento por parte del rubio. 

     - Esto puede doler… pero pasara enseguida… - mencionó mientras que de nueva cuenta tomaba el tubo y colocaba esa sustancia en su miembro totalmente endurecido y clamando atención urgentemente. 

     El menor solo asintió, sintió las manos colocarse en sus caderas y alzarlas levemente sobre las piernas del mayor, una de sus manos se fue hacia su propio miembro y lo condujo a la pequeña abertura en el trasero del rubio, con sumo cuidado para no lastimarlo metió la punta, espero un momento al ver la mueca de dolor que le provoco al menor, cuando se acostumbro comenzó con el vaivén de caderas a un ritmo dolorosamente placentero y lento, cuando el menor movió sus caderas demandando mas movimiento el moreno obedeció. 

     Los movimientos de sus caderas, las caricias, los besos, las palabras tiernas al oído, sus lenguas jugando juntas, el choque de sus caderas y la mano del mayor proporcionándole placer al pequeño al momento en el que el mayor ya sentía próximo el final, en un estremecimiento por parte del pequeño al sentir tanto placer se vino en la mano del mayor, provocando con esto que todos los músculos se tensaran apretando tortuosamente el miembro del mayor que no tardo en venirse en el interior. 

      - Te amo… - murmuro al separar con cuidado del pequeño y unir de nueva cuenta sus labios. 

      - Yo también… promete que siempre estarás conmigo… - murmuro el ojidorado al acostarse en el pecho del mayor. 

     - Lo prometo… - susurro besando las hebras doradas del cabello de su ahora koibito. Quedaron dormidos unas horas acurrucados por sus propios cuerpos y por el calor que desprendía la chimenea, único testigo de una muestra de amor sincero. 

     Cuando se levantaron Roy preparó café, se colocó de nueva cuenta la ropa, un no amanecía eran las 3am, cuando despertaron, el pequeño se puso una camisa sin mangas de color blanco junto con unos pantaloncillos cortos que le proporcionó Roy. 

     El sueño no regresaría pronto y eso ya lo sabían ambos, por lo tanto mientras que Roy preparaba algo para tomar, el rubio se puso a ver el trabajo del moreno, encontró una fotografía de Roy donde estaba solo dando una gran sonrisa le agrado esa fotografía, después posó sus orbes doradas en una fotografía de el mismo, donde se encontraba de perfil dando un beso al aire, tuvo una idea y se dejó llevar, tomó aquella fotografía suya y la cortó por la silueta, tomo un poco de cinta y la pegó sobre la de Roy, de tal forma que pareciera que le daba un beso al moreno, sonrío para si, y la colocó en la pizarra junto al escritorio para que él pudiera verlo siempre que estuviera trabajando. 

     Cuando se levanto del asiento frente al escritorio derramó accidentalmente un vaso de jugo que se encontraba ahí quien sabe desde cuando, manchando no solo su ropa sino parte del trabajo de Roy, se asustó, buscó un trapo con el cual limpiar ese desorden, cuando lo encontró no pudo terminar ya que el moreno entro en ese momento. 

     - ¿Qué haces?... – pregunto divertido al ver lo que había pasado. 

     - Yo… lo lamento… veía tus trabajos y tuve un accidente… gomen… - decía apenado. 

     - Descuida… no eran buenos… aguarda… - comentó, unos segundo después se encontraba de regreso con una cámara entre las manos. 

     - Te ves muy bien con el cabello suelto… déjame poner esto… así… - mencionó al poner un mechón rebelde detrás de su oreja para poder tener su rostro más lindo, al momento de dar el click algo paso, el flash no salió. 

     - Tsk… no hay rollo, espera ahora vuelvo… - comento queriendo entrar a un pequeño cuarto al lado de donde se encontraban, pero el rubio lo detuvo. 

     - No, yo iré… no tardo… - y con un fugaz besó en los labios se metió en el cuarto de revelado donde guardaban los rollos nuevos. 

     - ¿Dónde se encuentran?... – pregunto al no verlos cerca suyo. 

      - Encima del escritorio, en el estante de arriba… - comentó Roy quien miraba sus fotografías mojadas en el escritorio y limpiaba un poco el desastre, después de todo, esas fotografías no eran muy buenas. 

     - Ya las encontré… - se puso de puntitas sobre sus pies para intentar alcanzar el rollo nuevo, sin percatarse que su ligero traspié que daba al no poder alcanzarlo, hacía que aquella botella de líquido corrosivo ya olvidada aun destapa se comenzará a inclinar peligrosamente sobre la orilla. 

     Cuando alcanzó por fin el rollo nuevo se tropezó, sosteniéndose de un papel que se encontraba bajo la botella provocando que se le derramara de lleno en el rostro, principalmente en los ojos que mantenía abiertos, al momento de tener aquel contacto con ese liquido sus ojos comenzaron a arder de manera tan enloquecedora que dio pasos hacia atrás tumbando todo a su paso. Un grito de dolor proveniente de su estudio le puso alerta, había muchas cosas peligrosas ahí adentro, ahora que lo pensaba no era buena idea dejarlo ir él solo. 

      Se retorcía en el suelo, estaba mojado por algo que olía realmente mal, enseguida lo comprendió, tomo su celular y con desesperación llamo al hospital más cercano, necesitaba ayuda urgente. 

      En menos de 10 minutos se encontraban en el hospital más cercano, tomo su celular y marco el número de su asistente. 

      - Moshi, moshi… - contestó al un poco adormilado. 

     - Alphonse… Edward… todo esto es mi culpa… - sollozaba Roy por el otro lado de la línea, la voz que usaba no le gusto para nada al ojimiel. 

      - ¿Dónde estas?... – pregunto, ahora no importaba nada, solo iría con el para saber que sucedió. 

      - Estoy en el hospital, Edward tuvo un accidente… ven pronto por favor… - y sin más colgó. 

      Alphonse levantó a Ayelén y a los niños, se vistieron y partieron rumbo al hospital pensando en lo peor.

Notas finales: que les pareció? hay muchas cosas en juego y es aquí donde tanto Ayelén cuidadora de Shiroineko-chan como Alphonse de Kuroineko-chan para tomar una desición que cambiara toda su vida... que pasara? eso lo descuibriran mas adelante... cuidense mucho y nos vemos en el sigueinte capitulo, matta ne... ^u^

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