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Nuevos problemas por Darkneko

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Notas del capitulo:

Hai... minna ^o^... mira que me tarde, gomen por eso... es que la verdad se me fue el rollo XP de nuevo gomen... bueno aqui tenemos el nuevo capitulo...

Naio lleva semasn comportandose de una manera extraña, no tiene animos para salir a ningun lado y ahora no quiere salir de su habitación, una llamada de alerta se despierta en todos... lograrán llegar al fondo de todo o perderan el tiempo y a una persona importante?...

    Hacia más de dos semanas que Nao comenzaba a comportarse de manera muy extraña, siempre distante, siempre cayado ahora no le importaba en que locuras le metiera Matsuri, este no se quejaba, no decía nada, simplemente hacía las tareas como si fuese la cosas mas normal del mundo. 

     Esto preocupaba de sobre manera a Sora que varias noches había que tenido que repetir el proceso de la primera vez que llego con el labio partido, si bien no le molestaba hacerlo, al contrario adoraba hacer ese tipo de cosas con el consentimiento de Nao, el hecho de su preocupación era saber que lo hacía sentirse quizás peor o no ayudaba demasiado porque no le lastimaba, o eso es lo que el creía. 

     Lo que no sabía es que Nao cada día se distanciaba de ellos para protegerlos, sin embargo, cuando Hikari le llamaba no tenía otra opción que volver al tormento, de convertirse en una marioneta que solo sirve para satisfacer los instintos carnales de un demente, eso era lo que mas le dolía, además de el hecho de estarle mintiendo a la persona que más amaba, sabía de ante mano que Sora se percataba de los chupetones que marcaban su cuerpo, los moretes creados por los golpes y sobre todo el hecho de que no le marcaba de completo, siempre que le tocaba la entrada se detenía, esto le hizo pensar que le tenía asco y por eso no le hacía olvidar por completo todo. 

     Sora había ido con Matsuri y Hiroshi a otro mandado del Gakuen Nandemoya mientras que Nao se quedaba en su habitación pensando en que sería ahora de su vida si continuaba de esta forma, engañando a todos los que aprecia y satisfaciendo las locuras de un lunático, ahora se le ocurría la idea de traer “invitados” como el les decía, que eran gente tan enferma como él que se divertía con su cuerpo marcándolo y humillándolo más si es que se podía. 

     Quería desaparecer de la faz de la tierra, Sora y sus amigos encontrarían rápido un reemplazo para el, no había necesidad de seguir ese tormento, sabía que si desaparecía la ambición de Hikari por su cuerpo desaparecería y sus amigos no corrían ningún peligro en sus garras o por sus instintos asesinos, ya que no tenían nada que ver. 

      - Kuu-chan… gomen… boku… boku… - las lágrimas salieron de sus ojos sin que lo pudiera controlar, era increíble que todo esto fuera el final de lo que creyó un día reconstruido, aquella cercanía con su kuu-chan, ahora se borro esa brecha que tanto les costo forjar, todo por un hombre libidinoso.  

     De regreso de la misión del Gakuen Nandemoya los tres se detuvieron frente a la habitación que compartía el pequeño pelirrosa con el peliazul, la puerta se encontraba entreabierta, no lo suficiente para ver lo que pasaba, pero si lo necesario para escuchar con claridad lo que sucedía. 

     Nao se encontraba boca abajo sobre su cama, abrazando su almohada para evitar que sus sollozos salieran de la habitación, también se escuchaba con claridad un nombre salir de sus labios una y otra vez junto con un lo siento que se repetía sin cesar. 

     - Se los dije… Nao esta muy raro… no se que le haya pasado… demo… debemos descubrirlo… me preocupa… - susurraba casi inaudible Sora para que sus compañeros le escuchasen sin que sus susurros llegaran a los oídos del joven dentro de la habitación. 

     - Tienes razón… hay que montar una guardia para saber que es lo que le pasa… - murmuro Matsuri colocando su mano cerca de su boca para disimular el sonido. 

     - ¿Te refieres a…? – pregunta en voz sumamente baja Hiroshi. 

     - Así es… le vigilaremos y seguiremos para ver que le pasa… - termino la explicación Matsuri con una sonrisa y un brillo especial en su mirada, le encantaba el hecho de ser un detective. 

     Los tres se encontraban junto a la puerta, arrodillados tocando con sus manos las rodillas mientras hacían su plan y distribuían el horario de guardia como ellos le llamaron, hasta que el sonido característico del celular del ojirosado haciendo que nuevamente pegaran oído a la puerta el plan comenzaba ahora. 

      En la habitación el celular no paraba de sonar, Nao sabía perfectamente quien era y la verdad no estaba dispuesto a ir, pero recordó la amenaza de Hikari, con pesadez se levanto, enjuago sus lágrimas en la manga de su camisa y contesto intentado con mucho éxito cabe destacar que su voz no se denotara entrecortada por el llanto. 

     - Moshi, moshi… - se escuchaba Nao intentando pensar positivo, no era quien creía, pero al momento su semblante cambio, su tono de voz se volvió taciturno, con un deje de melancolía y suspirando a modo de resignación. 

     - Hai… - siguió la conversación con aquella persona del otro lado de la línea, los tres “guardianes” estaban atentos a la platica intentando descifrar con quien era aquella charla, pero el tono de voz del pequeño y los susurros del otro lado no eran suficientes para acertar correctamente. 

     - ¿Desde la tarde?... – pregunto desanimado mientras su voz comenzaba a titubear, realmente no quería estar en esa situación pero no tenía escapatoria. 

     - ¿Por qué tantos?... – a que se refería con ese comentario, la voz sonó como un susurro tan lastimero y sin poder evitarlo una lagrima surco su mejilla, abriendo en sorpresa los ojos en acto de repulsión por lo que le estaba diciendo, tapando su boca con una mano mientras que con la otra tomaba el teléfono, temblando inconcientemente mientras imaginaba lo que le decía. 

    - ¿Y si me niego?... – pregunto con voz neutra mientras las lágrimas caían, sabía perfectamente la respuesta y eso le dolía, cerró los ojos con fuerza bajando las manos derrotado, esa sería su perdición, seguramente después de aquello no se atrevería a mirar a sus amigos a la cara. 

     - Wakatta… - susurro limpiando el rastro de su tristeza, Hikari no tenía perdón alguno y eso lo tendría que pagar no solo con su cuerpo de eso estaba seguro, lo peor es que no podía pedir ayuda o involucraría a más gente. 

     - Haré lo que me pidas… solo no los involucres a ellos… a ellos no… onegai… - tras esta lastimera petición del pelirrosa una risa estruendosa resonó lo suficientemente alto como para poder traspasar no solo el auricular sino la puerta y llegar a los oídos atónitos de los que escuchaban la conversación. 

     - Enseguida estaré allá… - con esta ultima frase termino la conversación, quedando un momento de silencio que fue roto por el sollozo que de nueva cuenta salio, pero esta vez, con mas fuerza mientras que caía de rodillas al suelo abrazándose a si mismo y maldiciendo su suerte. 

     Nadie quiso interrumpir su llanto, lo que fuera que le estuviera sucediendo, era grave y por lo que habían escuchado tenía algo que ver con un o algunos hombres, la pregunta era que hacían, esta pregunta era solo hecha por Matsuri y Hiroshi, mientras que Sora apretaba los puños, ahora comprendía todo, estaban obligando a Nao a rebajarse como un juguete sexual para diversión de unos pervertidos, y su pregunta era ¿con que fin?...  

     La habitación se lleno de movimiento, al parecer Nao ya partiría al encuentro con aquellos, el plan de vigilancia comenzaba ahora, pero antes que nada, Fujimori non debía enterarse de que habían escuchado su conversación por lo que tuvieron que correr al cuarto de Honjou para no ser sorprendidos. 

     Nao abrió la puerta con pesadez, realmente quería que en ese momento la tierra se abriera y lo tragara, camino con paso lento, hasta que sintió una presencia detrás, viro para encarar a su perseguidor, pero no había nadie, se encogió de hombros y continúo su camino. Metros atrás Matsuri, Hiroshi y Sora seguían en silencio al pelirosado, esperando que no fuera demasiado tarde para ayudarlo, era peligroso el hecho de que los pudieran encontrar, tanto Nao como la persona a la que vería ya que no sabía que era lo que pasaría. 

     El ojirosado ya se había percatado de que sus amigos le seguían, comenzó a caminar con mas prisa, intentando perderlos, gracias a los planes de Aizawa conocía bastantes rutas para poder escapar, fácilmente los perdió, continúo con su camino rumbo a su perdición. 

     Al llegar la voz de Ran le hizo frente. 

    - ¿Porque sigues con esto Nao?... – preguntaba con su voz triste desde el interior de su cabeza. 

     - Lo hago por Hashiba… - su voz estaba quebrada, realmente quería estar todo el tiempo con Kun-chan, pero no le sería posible mientras que Hikari siguiera con vida, eso era algo que tenía muy presente.

     - ¿Por qué no acabas con él?... – pregunta razonable, la respuesta no tanto, tenía que acabar con él sin poner en peligro ni su vida y mucho menos la vida de sus seres queridos, que era precisamente el motivo por el que se encontrabas nuevamente en aquel horrendo lugar tragándose el miedo que le provocaba estar allí. 

     Sora y Hiroshi llegaron a un punto tal de desesperación que inconcientemente salieron Yuro y Ai, esperaron que su capacidad para sentir a Ran diera suerte para dar con el pelirosado, pero no parecía dar resultado, eso solo significaba malas noticias y sobre todo el hecho de que Nao no quiera que Ran le ayude, por esa razón ni Yoru ni Ai, podían sentirlo cerca y mucho menos llegar con él, esto les alarmó. 

     Cuando se interno en el lugar pudo distinguir a varios hombres, entre ellos a los tres que le habían secuestrado aquella vez, el miedo se hizo grande, como era posible que ese acto tan horrible estaba a punto de repetirse nuevamente, intento huir, pero un hombre muy grande por no decir corpulento le tomo en brazos y lo guió al centro del salón, donde las miradas lujuriosas y las risas sádicas comenzaban a sonar por el lugar. 

     Hikari se acercó con algo entre las manos, que lo extendió para ponerlo en su boca e impedir de esta manera que gritara, eso no significaba nada bueno, puedo escuchar una cadena que era violentamente sacudida, además de unas garras que estaban haciendo ajetreo por el lugar, “un perro” vino a su mente al escuchar el gran ladrido del animal que por el ruido que era de gran tamaño, no podía verlo pero el hecho de escucharlo le helo la sangre, ¿Qué pensaban hacer?. 

     Uno de los “invitados” se acercó con un trozo de tela para impedirle la visión, de nuevo a la sombras, esto le aterró, intento zafarse y huir, pero le detuvieron los brazos, unas caderas fueron atados a ellas, al igual que a sus piernas, siendo haladas con fuerza en direcciones contrarias, otro mas en el cuello, ¿para que era todo eso? 

     La ropa le fue prácticamente arrancada de su piel, dejando rastros rojizos por toda la zona, una vara fue azotada en las manos de su portador, este sonido le aterro, más por el hecho de que las cadenas de sus manos habían sido atadas a un punto específico donde no le permitían moverse una pizca. 

     El viento silbó mientras que el trozo que sostenía el hombre descendía con velocidad exuberante estrellándose en la frágil piel abriendo con esto una grieta de la cual la sangre de color rojizo broto cual manantial, un sollozo fue ahogado en la mordaza en su boca y las lagrimas producto del dolor fueron recogidas por el paño en sus ojos. 

     Su celular comenzó a sonar, que tonto había sido, había olvidado dejar cualquier medio para comunicarse en el cuarto, esperaba que no contestaran pero como siempre, sus suplicas no fueron escuchadas. 

     - Mira… es Sora el que habla… - pronunció burlón Hikari observando el nombre en la pantalla, decidiendo si contestar o no. 

     - ¿Qué te parece si le digo que se una a la fiesta?... – en ese momento todo su cuerpo se tensó, como era posible lo que estaba escuchando ese tipo estaba loco. 

     - Moshi, moshi… - contesto, Nao bajo la cabeza mientras que sus sollozos comenzaban a salirse de control, un hombre con algo en la mano se acercó peligrosamente. Para que abriera las piernas ya que se negaba a hacerlo, colocaron una silla en medio de sus piernas, atando a las patas de la silla las cadenas que ataban sus pies, cuando esto estaba hecho el hombre comenzó a tocar sin descaro no solo los glúteos del pequeño sino también su entrada, introduciendo de golpe el objeto que traía en sus manos, se escucho un click y su cuerpo se estremeció por la vibración que le comenzó a sentir en su entrada, se retorcía intentando en vano sacar aquello, liberar sus manos o sus piernas, cualquier cosa sería buena en esta situación, pero nada. 

     - Así que tú eres el famoso Sora… o debería decir… Kuu-chan… - se burlo Hikari al contestar, provocando que Hashiba se molestara bastante con esto. 

      - ¿Dónde esta Fujimori?... – pregunto con el tono mas serio que pudo, intentando que su enojo no aflorara por su voz y delatara su estado.

     - Ah… vamos que formalismos son esos… Nao por el momento no te puede contestar… esta un poco ocupado… - al decir esto, uno de los hombres se posicionó entre las piernas del ojirosado aun amarrado entre la silla, mientras que la cadena que estaba en su cuello era halada hacia delante, dejando una posición demasiado incomoda para el pequeño, se escuchaban las braguetas de muchas personas bajarse, este sonido se escucho a través del auricular, seguido de un sollozo ahogado que les puso en alerta, otra vez no. 

     - Lo siento… debo unirme a la fiesta, bye, bye… - canturreo antes de cortar la comunicación, el miedo de todos se expandió cual incendio en un bosque seco, debían de encontrar a Nao y pronto. 

     El juguete fue removido con brusquedad de su trasero, haciendo que la espalda se le arqueara lo que la cadena en su cuello le permitía, sin preparación alguna, comenzaron las embestidas, cada hombre hacía lo propio, unos se masturbaban esperando su turno para penetras a tan divina presa que estaba totalmente apetecible y sobre todo indefensa mientras que otros como era el caso de Hikari penetraba con brusquedad al pelirosado haciendo que su entrada se desgarrara, al terminar dentro del pequeño, fue sustituido por otro hombre, sin dejarle descanso alguno. 

     Matsuri, Hiroshi y Sora, estos últimos con sus personalidades secundarias después de la llamada que les alarmó buscaron con más ahínco al pequeño, se encontraba en peligro, debían encontrar una forma de saber como localizarle. 

     Era increíble el hecho de que las cosas se hubieran vuelto tan peligrosas al principio solo eran una sospecha de un chantaje, ahora era algo más peligroso, porque a través de aquella llamada, no solo escucharon a un hombre, escucharon a varios, unas cadenas, un grito muy conocido de su niño adorado, sino también los ladridos de un perro excitado eso era algo para preocuparse de sobremanera. 

     Cuando los hombres y jóvenes se divirtieron con el pequeño, era hora del gran evento, el perro que ladraba y brincaba enjaulado comenzaba a desesperarse, el olor del semen que inundaba toda la habitación le hacía perder la cordura, su excitación era claramente visible, los hombres sonrieron maliciosos el pequeño pelirrosa se encontraba en los limites de su resistencia a punto de perder el conocimiento debido a la sangre perdida y al dolor que todo su cuerpo sentía en esos momentos. 

     La jaula era abierta con calma, la cadena que traía en el cuello era firmemente tensada para evitar que saliera corriendo y montara lo primero que viera, mientras tanto al joven le acomodaban para que fuese mas fácil al animal penetrarle, la cadena del cuello fue fuertemente atada al respaldo de la silla, evitando que se levantara, sus manos descendieron al nivel de las patas traseras de la silla y las piernas fueron cambiadas de patas a las que eran atadas...

     Matsuri había descubierto donde se encontraban tanto el desconocido como Nao, tardarían en llegar y solo les quedaba rezar por llegar antes de que algo que no debe pasar suceda, por el estado de animo del ojirosado últimamente, algo como eso podía destrozarle por completo lo que le quedaba de cordura y perderían para siempre al pequeño al que aman llamado Fujimori Sunao. 

     Tomo su celular y marco a un numero conocido, siendo si llamada contestada por la dulce melodía del enfermero de la escuela que se encontraba en ese momento y por suerte con Minato-sensei al lado. 

     - Moshi, moshi… - contesto Nanami pero solo escuchaba una respiración agitada tomando la llamada como broma se dispuso a colgar pero la voz de Matsuri le detuvo de su tarea. 

     - Nanami-sensei… esto es urgente… necesitamos que llame a la policía y que vayan al edificio abandonado a las afueras del instituto Nao-kun se encuentra en peligro… hayaku… - no dio tiempo para más preguntas, colgó el teléfono corriendo lo más rápido que en ese momento le permitían sus piernas. 

      - ¿Que sucede Nanami?… - pregunto alarmado el sensei al ver a su pareja alarmado saliendo lo más rápido que podía marcando el numero de emergencias por el móvil. 

     Cuando termino de dar la dirección y pedir que fueran lo más rápido posible, giro el rostro para ver a su pareja y solo atinó a decir una frase. 

      - No hay tiempo, Fujimori-kun se encuentra en peligro… - tras decir esto Minato corrió lo más rápido que podía intentando no llegar tarde para salvar a uno de sus niños, él también había presenciado la indiferencia que presentaba últimamente en clase y lo atribuyo a una pelea con su hijo sustituto, ahora se reprendía por no haber investigado a fondo ese comportamiento… 

     - Matsuri… ¿estas seguro de que es por aquí?... – preguntaba la voz profunda de Yuro, mientras seguían corriendo donde el rubio del dictaba. 

     - No hay duda, ese ruido debía de provenir de aquí, solo espero que no sea demasiado tarde… - no quería pensar en que pasaría si llegaban aunque sea un segundo tarde al encuentro con su niño, sería desastroso. 

     - Nao-chan dejamos lo mejor para el final… - decía Hikari mientras que el perro era sujetado con fuerza para evitar algo sin un previa tortura. 

     El cuerpo de Nao temblaba, no solo del miedo, sino por la falta de fuerzas, la cercana falta de conocimiento, la posición en la que se encontraba, estaba sobre todo debilitado, hacía días que no se alimentaba adecuadamente o simplemente no se alimentaba, no tenía apetito de saber en que se había convertido, la temperatura corporal que en ese momento sentía era muy elevada, provocada por sus descuidos auto impuestos, provocando que su respiración se agitara de manera alarmante para quien le interesara la salud del pequeño. 

     - Vamos dame el placer… aun no te desmayes… - se comenzaron a mofar de la poca resistencia del pequeño, pero todo era inútil, estaba llegando al limite de sus fuerzas y eso era todo, al poco tiempo su cuerpo de destenso por completo, signo indudable de que había caído presa de la inconciencia. 

     - No aguanta nada y al perro aun no le llega su turno… ocupa su recompensa… - inquiría el dueño del animal un poco molesto por no poder escuchar los gemidos del joven por la intromisión del perro en esa parte de por más lastimada... 

      - De prisa… no hay tiempo Yuro… Ai… Nao-kun y Ran están en grave peligro lo se… ya casi llegamos… -  corrían en dirección al viejo edificio cuando unas luces a la distancia de colores alternantes en rojo y azul le llamaron la atención, como precaución especial Nanami le pidió no prender las sirenas. 

     - Nanami-sensei… - llamo el rubio llegando donde ambos sensei les esperaban con unas patrullas detrás suyos. 

     - ¿Honjou-kun estás seguro que es en esté lugar?... – pregunto preocupado el castaño recibiendo una mirada determinada por parte del rubio. 

     - Onegai… sean precavidos… no sabemos a que nos encontramos… la vida de una persona importante para nosotros esta en juego… vayamos en silencio… - inquirió adentrándose al edificio seguido por los policías que guardaban silencio con las armas en las manos… 

     - Descuida… será divertido ver como se lo monta el perro aunque se encuentre inconciente… - se burlaba Hikari, dando a entender que el perro se acercará al cuerpo de inconciente de Nao... 

     - Shhh… por aquí se escuchan ruidos… - decía Matsuri deteniéndose frente a una puerta para escuchar lo que dentro sucedía… 

     - Este mocoso solo es un juguete… un juguete a nuestro servicio… - reía divertido mientras observaba como el perro lamía el semen que se encontraba esparcido sobre los glúteos del pequeño mientras que sus caderas inconcientes de meneaban adelante y atrás, lamiendo como si de un dulce se tratara esa sustancia blanquecina, llegando a su entrada sangrante y llena de semen de las personas que le observaban, irguiéndose para poder acceder a ese cuerpo, cuando…

Notas finales:

que les parecio... lo se, lo se, me quedo mas corto que los demás... pero bueno, esta historia casi llega a su fin... espero les guste ^u^, cuidense mucho, matta ne... hasta el sigueinte capitulo...


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