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Nuevos problemas por Darkneko

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Notas del capitulo:

koban wa minna ^o^... sumimasen por la tardanza... pero bueno aqui la continuación de este traumatico fic ^u^...

suki na mono wa suki dakara shouganai no me pertence sino a sus respectivos autores, tanto del juego como del manga y la serie ^o^...

el enfrentamiento con la policiía trae malas noticias, recuerdos y decisiones dificiles que involucran de manera directa a cierto pelirrosa cansado de ser un estorbo para los demás... ¿logrará salir con vida del fuego cruzado o morirá en manos de Hikari?...

     El chillido de un perro al ser atravesado por el proyectil de una bala se hizo presente, todos los presentes voltearon a ver hacía la puerta mientras que el dueño del can se arrodillaba sorprendido al ver a su mascota muerta por el proyectil mientras que su sangre corría libre fuera de su cuerpo. 

     - Maldito… mira lo que le hiciste a mi perro… - sus ojos se abrieron en sorpresa de ver a quien le estaba gritando. Frente a los agresores y un pequeño pelirosado aun amarrado y sangrando en la silla con los ojos vendados y esa cosa aun en su boca se encontraba un escuadrón completo de policías fuertemente armados con sus armas listas para disparar a cualquier movimiento junto con un grupo de 5 personas, un castaño, dos morenos, un rubio y un peliazul, todos en shock por el espectáculo que tenían enfrente. 

     Nao estaba completamente lastimado, en su cuerpo yacían muchas eyaculaciones, su trasero escurría sangre mezclada con el resultado de la excitación de las personas que tenían enfrente, nadie sabía que hacer en un momento así, el pequeño estaba en medio de la habitación, si los policías atacaban a los agresores corrían el riesgo de atacar al pelirosado atado. 

     Hikari sonrió con sorna, halando una cadena logró zafar el joven pelirosado aun inconsciente, usándolo como escudo, todos estos movimientos en menos de 2 segundos sin dejar tiempo a la policía de poder hacer algo para impedirlo, con una señal de la mano todos los presentes sacaron sus armas, la policía se escondió tras las paredes de metal del edificio mientras regresaban el fuego intentando no darle al inconciente chico. 

     Todo era un caos, balas eran enviadas y contestadas por el grupo contrario, mientras que Nao aun inconsciente en los brazos de Hikari era bruscamente movido de un lado a otro, las cosas no se veían bien para ninguno de los equipos, como era posible que de un segundo a otro la escena se convirtiera en un tiroteo sin esperanza a tregua por parte de alguno. 

     Los ojos de Sora, Matsuri y Hiroshi demostraban mucha preocupación, querían rescatar a Nao de las manos de ese psicópata pero no se podían arriesgar a ser heridos por las armas que seguían disparando como si no tuvieran un mañana. De la boca del pelirrosa comenzaron a salir lastimeros gemidos de dolor señal inequívoca de que esta recobrando la conciencia y sobre todo el mal estado en el que se encontraba su cuerpo. 

     - Kuu-chan… - lloraba en los brazos de Hikari ya que la bola en su boca fue retirada sin miramientos lastimándole las comisuras de la boca, el mayor había comenzado con el fuego cruzado sin importarle así alguien era herido. 

     - Fujimori… - grito impotente Sora al ver como el cuerpo del pelirrosa comenzaba a moverse intentando débilmente de separarse de los brazos del mayor. Intento correr hasta donde el pequeño pero las manos de Matsuri y de Hiroshi lo detuvieron, se revolcaba entre las manos intentando zafarse de ese amarre, pero entre mas forcejeaba mas lo aprisionaban, tan cerca del pequeño y a la vez tan lejos, se maldecía internamente por no haber podido ayudar antes, si se hubiera dado cuenta el principio esto no estaría pasando. 

      - Sora… no seas imprudente… puedes salir herido… - gritaba intentando de controlarlo Matsuri. 

     - Odio admitirlo… pero si Hashiba muere Nao también, pero de tristeza… estará más lejos de mi alcance… así que no seas idiota y espera a que esto termine… - comentaba aferrado a la cintura de Sora un preocupado Hiroshi con un tono de tristeza mezclado con impotencia y coraje por lo que estaba sucediendo. 

      - Shinichiro… debemos hacer algo… - suplicaba Nanami tomando del brazo al moreno que miraba la escena intentando idear la forma de que todo aquello terminara con bien. 

     - Tsk… solo nos queda esperar… - de los ojos de su pareja comenzaron a brotar lagrimas, observó de nuevo la escena percatándose de que conocía a quien tenía en brazos al pequeño, no pudo evitar que su semblante se volviera incrédulo ante lo que veía. 

     - Hikari… - grito Nanami llamando la atención de policías y contrarios, el nombrado observo de forma desquiciada a quien le nombraba con una tétrica sonrisa surcando sus labios, dejando el arma a un lado para colocar su mano libre en su espalda tomando algo en el proceso, cuando giró nuevamente su mano mostrando lo que traía todos miraron horrorizados como una navaja con un filo excepcional que brillaba cuando las luces se reflejaban, con la mano con la que sostenía al pequeño alzo su rostro aun vendado en los ojos, colocando el filo sobre su cuello, con tan solo colocarla sobre la tierna piel del joven, esta comenzó a sangrar, le había hecho un pequeño roce dejando a todos pasmados. 

     - Hisashiburi… Nanami-san… - sus ojos estaban abiertos al máximo mientras hablaba, la policía y los enemigos bajaron un segundo sus armas para ver que pretendía el mayor y ejecutar las acciones necesarias. 

     - Onegai… suelta a Fujimori-kun… - suplicaba con lagrimas en los ojos Nanami esperando que aun no sea demasiado tarde para regresar con el pequeño y curarlo. Una estrepitosa risa inundó el lugar mientras que la navaja recorría con lentitud el cuello del pelirrosa dejando una delgada línea de color rojo mientras que pequeñas gotas de aquel elixir de vida comenzaban a emanar, el cuerpo despierto del pelirrosa comenzó a soltar pequeños sollozos de miedo y dolor mezclados mientras que Sora mordía su labio inferior con rabia por no poder ayudar en ese momento a su niño. 

     - No puedo hacer eso mi querido Nanami… si lo hago no ganaría nada… este pequeño me pertenece… ¿ne Nao-chan?... – decía mientras lamías recientes heridas que había provocado. 

     - Nao-chan/Fujimori/Nao-kun… - gritaron al unísono los tres jóvenes asustados al ver como de la garganta del pelirrosa salía un grito de agonía mientras la sangre corría desde su cuello hasta perderse en el suelo. 

     Los policías no tuvieron más alternativa que entrar en acción dispararon a los sujetos, haciendo que varios de ellos cayeran en el suelo, arrodillados por el dolor de las heridas sangrantes en brazos y piernas, uno a uno la policía y los contrarios eran heridos y herían, los oficiales tenían la ventaja de la situación y poco a poco los delincuentes caían en sus manos siendo apresados en el instante, algunos oficiales esposaban a los criminales y los llevaban a rastras para llevarlos a las patrullas, una visita al hospital para después una recuperación y sentencia en la cárcel por violación a un menor además de los cargos de secuestro. 

     - Hikari… suéltale onegai… - rogaba el castaño intentando acercarse para quitarle las manos de encima del pelirrosa pero era inútil, cada que lo hacían la navaja se apretaba más contra la suave piel del pequeño quien comenzaba a temblar intentando no moverse mucho para ocasionar que la herida se abriera más. 

     - Maldición… - se escuchó mascullar a uno de los policías quien no sabía que hacer ante la situación, necesitaban actuar y rápido o perderían la vida del civil. 

      - ¿Doshita no?... – pregunto alarmado por la respuesta Minato al oficial que se mordía con desesperación el labio inferior. 

     - Si esto sigue así… el chico morirá… - sentenció cerrando los ojos con pesadez no sabía que hacer, lo único que se le ocurría era disparar y tratar de no lastimar al pequeño, eso solo tenía un pequeño porcentaje de excito aun así, lo intentarían. 

      - ¿Ahora qué harán?... – preguntó desafiante Hikari mientras que apretaba con fuerza el cuerpo de un débil pelirosado quien se quejaba bajito intentando en vano no despertar la ira del mayor. 

     - Deja a Fujimori… maldito bastardo… - grito furioso Sora ante lo que veía y estaba escuchando. 

      El cuerpo desnudo de Sunao era clara evidencia de que había sido brutalmente abusado no solo en forma sexual, ya que había quemaduras de cigarrillos cerca de sus caderas recientemente hechas y con un poco de pus saliendo de ellas, lo que indicaba las condiciones insalubres del lugar. 

     - Kuu-chan… - lamentaba en voz baja el ojirosado mientras sus manos agarraban con fuerza y cuidado el antebrazo del mayor que rodeaba cu cintura, su cabeza aun vendada se encontraba hacía atrás por la posición de aquella peligrosa arma, demasiado cerca de la artería aorta como para salir bien de esa si llegaba a moverse aunque sea un milímetro, las cadenas de sus manos, piernas seguían con aquel ruido insistente al ser arrastradas por la habitación junto con el portador en brazos de un asesino sin escrúpulos.

     - ¿Qué es lo que pretendes?... – preguntó entrecortadamente con  los puños apretados logrando que sus puños se pusieran blancos por la presión que hacía, su mandíbula estaba al igual que sus puños siendo apretada con fuerza y sus ojos estaban cerrados esperando llegar a un acuerdo para liberar a Nao de las garras de ese bastardo. 

     - Yo… - murmuraba sádicamente mirando el rostro de Nao por unos segundos, decidió quitarle la venda que cubría sus ojos para que viera lo que seguramente serían sus últimos momentos de vida sobre la tierra. 

     - Pues simple… quiero marcharme con lo que es mío… - en ese momento y para horror de un rubio, un pelinegro y un peliazul, Hikari tomo la barbilla del pequeño que no se resistió en ningún momento, demasiado agotado física y mentalmente para hacer algo, dejándose hacer, unió sus labios en un beso entreabriendo los labios del ojirosado que no hacía nada para detenerlo sus ojos estaban cerrándose por la falta de fuerzas que le sucumbía, cuando logró separar aquellos carnosos labios ante la vista de todos introdujo la lengua en la pequeña cavidad, degustándola con avidez sacando gemiditos dolidos del cuerpo bajo su control por el dolor y la falta de aire que se le presentaba. 

     - Quita tus asquerosas manos de encima de Fujimori… - grito furioso Sora mientras temblaba de coraje e impotencia, aquel maldito filo aun seguía en el cuello de Nao haciendo que nadie se animara a dar un paso al frente para intentar salvar al pequeño, todos estaban preocupados. 

     - ¿Ne, Nao-chan?... – pregunto burlón separándose de aquellos carnosos labios, moviendo suavemente la cabeza en forma afirmativa el pequeño contesto con voz inocentemente fingida. 

      - Claro que si… amo Hikari… siempre te he pertenecido a ti y a nadie mas… - imitaba de un modo nada semejante el mayor a la voz de Nao logrando más que una mirada de odio completo por parte de todos los presentes y las caras de desconcierto de más de un policía que no comprendía la situación. 

     - Esta loco… - murmuraban los oficiales unos a otros en voz tremendamente baja para no despertar el instinto asesino que aquel hombre con un problema de trastorno mental grave, pensando la manera de sacar al pequeño, pero todos los pensamientos terminaban con un final nada alegre para los presentes y con un sacrificio que era el motivo por el cual se encontraban en ese momento con un número de bajas considerables entre heridos y un policía victima de bala yacía en el suelo junto con otras bajas del lado opuesto, el olor a la sangre, el sudor y al semen estaban esparciendo rápidamente por toda la habitación. 

     - Te propongo algo… Nanami… - interrumpió la voz de Hikari mientras su sonrisa se borraba y baja por un momento el arma bajaba siendo escondida en su bolsillo, para poder sujetar con más libertad la blanca y lastimada piel del pequeño haciéndolo gemir con dolor al pasar sus manos por las heridas que provocaban un gran escozor. 

     - ¿Qué?... – preguntó temiendo la respuesta, aun así se atrevió solo esperaba que la respuesta no tuviera nada que ver con Nao, pero como nada es perfecto y los deseos rara vez se cumplen. 

     - Partiré… pero Nao-chan se viene conmigo… ya que no puede vivir sin mí… ¿verdad Nao-chan?... – preguntaba inocentemente mientras que sus manos recorrían sin pudor alguno el cuerpo del menor quien comenzó a temblar ante las caricias, en los gestos de su rostro podía apreciar con claridad el desagrado y la repulsión hacía aquellas caricias tan lujuriosas y enfermas. 

     - Kuu-chan… - lloriqueo el menor, recibiendo una nalgada por parte del mayor. 

      - Que mal educado eres Nao-chan… no nombres a nadie que no sea yo… - diciendo esto haló de manera brusca los cabellos rosados manchados de blanquecino semen seco ya mezclado con sangre propia del chico y del perro que yacía muerto desde hace tiempo. 

     - Kuu-chan… - las lágrimas comenzaron a salir sin poder evitarlo, tenía que decirle que lo quería, que le perdonara por mentirle todo ese tiempo que siempre lo querrá y que no importa que ese día termine su vida, el esperaría si fuese necesario hasta la siguiente vida para poder estar juntos. 

     Alzó el rostro para poder ver a sus amigos a pesar del dolor que sentía por los tirones a su cabello por parte de Hikari, lágrimas bañaban su rostro y su mirada se perdió en los recuerdos de su niñez, recuerdos que por poco se pierden en su memoria. 

     ________________ Flash back _______________________

      Un pequeño pelirosado corría alegre tras sus amigos mientras que detrás se encontraban Nanami y Shinichiro platicando en una banca de aquel hermoso parque, por más que intentaba alcanzarles no lo lograba, pequeñas lágrimas de desesperación surcaron su rostro, pero no soltaba ningún sollozo, sabía que tarde o temprano pararían la carrera al ver que no llegaba con ellos, pero eso nunca paso siguieron corriendo, esta vez ni siquiera se alcanzaba a ver a Nanami o a Minato, comenzaba a tener miedo. 

      Freno su carrera intentando regresar por sus pasos pero no encontró ningún lugar conocido, desesperado y solo comenzó a llorar en silencio abrazado a sus piernas ocultando su rostro entre ellas, mientras que pequeños espasmos se apoderaban de su cuerpo. 

     - Kuu-chan… - murmuraba entre sollozos esperando que su amigo peliazul regresara para buscarlo, pero pasaba el tiempo y no llegaba, comenzó a pensar que ya no quería estar cerca de él, él siempre era una molestia para todos, siempre atrás, siempre deteniendo el avance de los otros y haciéndoles perder a veces algunos eventos por sus lentos pasos. 

      - Pero mira que tenemos aquí… - una voz burlona se escuchaba detrás del pequeño, llenándole de miedo sus ojos se abrieron grandes mientras divisaba a los niños más grandes que él por 3 o 4 años sus miradas eran atemorizantes y sus sonrisas macabras. 

      - Es una monada… - dijo uno en tono sarcástico acercándose para cogerle del brazo con fuerza, levantándolo del suelo donde momentos antes estaba sentado, le haló tan fuerte que le hizo chocar contra el pecho del niño acto seguido lo abrazo con fuerza para que no huyera de la prisión que hacían sus brazos. 

     - Onegai… déjame ir… - rogaba Nao mientras que lagrimas de miedo por lo que pasaría con él de ahora en adelante. 

      - Que te dejemos… si como no… - se burlo otro mientras colaba sus manos dentro de sus ropas, buscando algo, dinero o golosinas, pero al no encontrar nada, lo tumbo al suelo bruscamente, los demás chicos comenzaron a patearle por no darle nada y hacerles perder el tiempo. 

      - Yamette… onegai… - intentaba en vano protegerse, los golpes se detuvieron de pronto, cuando observó el porqué Sora y Matsuri ya habían alejado a los mayores a bases de golpes. 

      - ¿Nao… daijobou?... –pregunto asustado el peliazul al agacharse a la altura del menor, retirando los restos de tierra y las marcas de las lagrimas de las mejillas.

     - Hai… - contestaba entrecortado mientras que las lágrimas caían con más fuerza y se aferraba asustado a la camisa del peliazul. 

     - Ya paso… esta bien… no te paso nada… - intentaba tranquilizar Matsuri acariciando las hebras rosas de su amigo. 

      - Eres muy débil… cuando alguien te moleste pégale… de lo contrario siempre serás un estorbo para los demás Nao… - intentaba con esto armar de valor al pequeño más lo único que consiguió fue que el llanto se intensificara. 

     - Gomen… - repetía una y otra vez mientras intentaba calmarse en los brazos de la persona que más quería en el mundo. 

     - Nao… prométeme que serás más fuerte… - propuso el mayor. 

     - De lo contrario me marcharé para siempre… ¿eso quieres?... – pregunto logrando el silencio por varios minutos del pelirrosa, que analizaba las palabras, más el valor le falta y eso le impedía hacer muchas cosas, ¿cómo cumplir una promesa si no te sientes con la fuerza para hacerlo? 

      - Kuu-chan… ie… onegai… no me dejes solo… onegai… - suplicaba mirando a los ojos a Sora quien le regalo una sonrisa mientras una de sus manos se colocaba en la cabeza del menor para regalarle una tierna caricia. 

      - Baka… - murmuro para después levantarse y ayudar al pequeño. 

      - Vamos… - inquirió Matsuri tomando de una mano a Nao y Sora hizo lo mismo con la otra, mientras que el pelirosado los miraba a ambos. 

      - Prometo ser fuerte la próxima vez que me encuentre en problemas, con la condición de que siempre estén a mi lado… - después de estas palabras todos rieron llegando a donde se encontraba Nanami y Minato, claro que nadie sabía lo que ocurría en el futuro. 

     Nadie predijo el viaje de Matsuri a Estados Unidos o el hecho de que del orfanato los enviaron al laboratorio donde Nanami trabajaba, o que intentarían escapar y solo salvarían a Sora y que a partir de ese día su vida se convirtió en un infierno hasta que gracias al plan de Aizawa logró salir de aquel horrible lugar para encontrarse de nueva cuenta con ellos, pero jamás imagino que Hashiba le olvidara o que Hiroshi y Hikari regresaran a buscarlo, ahora no había escapatoria.

     ________________ Fin de flash back _________________ 

      - Kuu-chan… esta vez… - pronunció con un poco de esfuerzo logrando que todos los presentes esperaran las palabras salir de su garganta. 

    - No seré un cobarde… - pronunció con una sonrisa indescifrable en el rostro, sus ojos comenzaron a descender silenciosas lagrimas mientras la sonrisa se borraba de poco a poco. 

     - ¿Qué estas diciendo?... eres la persona mas valiente que conozco… - las palabras de Sora ran sinceras, pero no podía desaparecer aquel tono de preocupación en su voz, inclusive las palabras temblaron un poco al salir de su garganta, la sonrisa en los labios de Nao se ensancho un poco. 

      - Arigato… demo… tu lo dijiste… si no soy fuerte… te alejarás de mi lado… - una lagrima solitaria surco por última vez su mejilla, respiro hondo cerrando los ojos. 

      - Nao-kun… no me digas que… - el cerebro de Matsuri aun en la situación en la que se encontraban estaba pensando en mil y una formas de escapar airados, pero sus planes siempre se veían obstaculizados por las palabras que un día le recalco el pelirrosa, no sabía que esas palabras eran ciertas. 

_______________ Flash back ____________________________ 

     Matsuri y Sunao caminaban por el pequeño requisito de verde pasto que se encontraba entes de entrar al edificio donde los dormitorios se encuentran, Sora seguía en su encargo de Gakuen Nandemoya así que no había problema por hablar sobre el ausente. 

     - Nao-kun… ¿Qué te pasa?... últimamente te ves más deprimido… ¿es por Yoru y Ran?... – la respuesta obtenida fue un cabeceo en forma de negación. 

     - Solo pensaba Matsuri-chan… - no se atrevía a hablarle de las constantes llamadas de Hikari desde que lo vio aquel fatídico día.

     - ¿En que?... – sabía que algo estaba mal, pero la pregunta real era ¿en que?... y sabía que Nao evitaría la pregunta. 

      - En  lo que pasaría si su vida esta en peligro y solo mi muerte los puede salvar… - las palabras cargadas con muchos sentimientos agolparon los sentidos del rubio quien no sabía que responder o como sacar al pequeño de ese pensamiento, porque tocaba un tema tan delicado como las vidas. 

      - ¿En serio… y a que conclusión llegaste?... – pregunto curioso aunque la respuesta era un tanto obvia. 

     - Si ese momento llegase a ocurrir, me armare de valor… no me importa perder la vida… con tal de verlos a salvo… - su mirada se nublo por las lagrimas que recorrieron silenciosas su camino hasta perderse en sus ropas, Matsuri intento no mal interpretar aquellas palabras que resonaban en su cabeza, solo es una suposición se decía, lo que no sabía es que estaba firmando su sentencia de muerte. 

________________ Fin de flash back ___________________ 

     - Onegai… disparen… no importa si salgo lastimado… si sigue vivo hara la vida infeliz de alguien mas… onegai… - grito a los policías que lo pensaron unos momentos, se miraron unos a otros intentando hallar sentido a esas palabras pero no lo había. 

      Hikari molesto por que su mascota le traicionara de esa manera tomó de nueva cuenta la navaja que previamente había guardado en su bolsillo trasero, con un movimiento rápido lo enterró con fuerza el objeto en la espalda del pequeño logrando sacarle un grito potente de puro dolor, cayó posteriormente de rodillas al piso mientras intentaba no desmayarse o sería su fin, uno más doloroso del que ya tenía. 

     Al observar el cuerpo del pequeño arrodillado en el suelo y al mayor de pie, con una señal del superior las armas fueron apuntadas al mayor, esperando no fallar el tiro y darle en la cabeza el menor, eso era lo menos que querían en ese momento, Nao debía regresar sano y salvo con las personas que le amaban, Matsuri, Sora, Hiroshi, Nanami y Minato estaban rogando por la seguridad de Sunao, su herida comenzaba a brotar cantidades desbordantes de sangre, manchando el piso y su cuerpo desnudo. 

      El fuego se hizo presente al momento en el que la furia de Hikari exploto de nueva cuenta al ver que ese golpe no fue suficiente para tumbar al pequeño y matarlo lentamente debido al desangramiento, alzó en alto el filo del objeto y mientras descendía hacía el cuello de Nao una bala penetro en su pecho, cortándole los movimientos de tajo, haciendo que diera un paso hacia atrás, más no cayó, por lo que las balas seguían cayendo sobre su cuerpo, llenando de gritos de dolor y sangre el lugar. 

     Un nuevo grito de alguien conocido, Nanami no se atrevía a mirar la escena, el ojiverde, el ojiceleste y el ojidorado gritaron al ver como en el cuerpo del ojirosado una bala penetraba logrando tumbarlo en el piso, sus movimientos secaron, el fuego de las armas en manos de la justicia de igual modo, todo había terminado, Hikari yacía muerto con una bala atravesada entre su cien, el pequeño con una mano en el estomago desangrándose, su respiración comenzaba a ser dificultosa en pocos segundos devolvió sangre por la boca para después cesar todo movimiento. 

     - Fujimori/Nao-kun/Nao-chan… - gritaron mientras corrían rumbo al cuerpo del menor, al igual que la policía se aseguraba del estado del mayor, ya estaba decidido, había perdido todo rastro de vida.

Notas finales:

bien que les parecio? ^u^... pronto el gran final... ^o^... y no serña muy lindo pero serña un final... bien cuidense mucho y nos vemos en el ultimo capitulo, matta ne... ^u^


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