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Nuevos problemas por Darkneko

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Notas del capitulo:

Disculpen la tardanza... aqui esta el final... se que no es lo que esperaban... pero bueno... cuidense mucho, muchas gracias por leer este fic traumatico y disculpen lo corto del final... mi mente no dio para mas... gomen...

sukisyo no me pertence... es de sus creadores originales...

     Hacia más de dos semanas que Hikari había tenido ese trágico final, de igual modo que la ambulancia había llegado por órdenes de la policía al lugar para recoger a los heridos y llevar al pequeño pelirrosa al hospital con la catalogación de estado crítico, fue recibido por Ayano-chan al ingresar, por quien fue cuidado y atendido con mucha dedicación, lo que aseguraba una exitosa recuperación. 

     La primer semana había sido la mas pesada de todas, las unidades de sangre no daban abasto, el grupo de Gakuen Nandemoya tuvo que hacer un llamado a todos los admiradores del pelirrosado así como a los fan del resto del equipo su cooperación para poder dar abasto a todas aquellas pequeñas bolsas de sangre que tanto necesitaba el pelirrosado en esos momentos. 

     Las visitas de sus compañeros y los maestros no se hicieron esperar, todos esperaban con ansias que el ojirosado despertara de aquel letargo en el que se había sumergido. 

     En las noches su sueño era vigilado por el resto del equipo, Sora había discutido varias veces con Matsuri y Hiroshi, no quería irse de su lado, no quería estar lejos del Nao cuando despertara, esperaba que no pasara mucho tiempo para que despertara y le viera con aquellos ojos color de rosa, le sonriera con esa hermosa y suave boca y pronunciara su nombre con tanto cariño, se maldecía una y otra vez por tan estúpido al no darse cuenta antes de que algo estaba mal, desde aquella vez que fue vestido como minino comenzó su extraño comportamiento, porque no lo asocio con algo peligroso antes, ahora era Nao quien sufría las consecuencias de su falta de perspicacia para las cosas importantes. 

     Matsuri intentaba por todos los medios que los maestros no atrasaran a Nao en los grados, la culpa de que aquello hubiera pasado no era complemente culpa del pequeño sino del horrible pasado que tuvo cuando lo abandonaron a su suerte, se sentía culpable de que todo aquello hubiera pasado, pensando en la posibilidad de que si no hubiera cambiado de residencia por tantos años, ellos nunca hubieran vivido en aquel horrible laboratorio siendo victimas de experimentos extraños con consecuencias trágicas, si tan solo sus padres le hubieran escuchado cuando les pidió llevarse a Sora y a Nao con él si el viaje era inevitable, pero nada existe en el hubiera y ahora tenía que obligar a Sora a regresar y descansar un poco, pedirle a Hiroshi que velara el sueño y la salud del pequeño mientras él discutía con el profesorado y velando cada tercer día la salud de la persona que le hacía la vida mas feliz. 

     Las sonrisas de todos estaban borradas por momentos indefinidos de sus rostros todo el instituto aguardaba impaciente aquella recuperación, seguros de que cuando el pelirrosado despertara y les saludaran, le llenarían  de abrazos y besos, desando que su salud no volviera a decaer, prestando su ayuda en todo lo que se ofreciera y prometerle que siempre estarían para protegerle de lo que fuera, pero necesitaban que despertara o todo plan futuro se volvería a bajo. 

     - Fujimori… - pronunciaba un cabizbajo peliazul con la mirada acuosa más ninguna lágrima surco su mejilla, su cuerpo postrado en una silla al lado de la camilla donde Nao descansaba, una mascarilla de aire cubría sus labios y su nariz, proporcionándole el vital oxigeno que se requería, en sus manos desnudas un par de agujas perforando sobre las venas se lucía, una con sangre del lado izquierdo y del lado derecho una con un suero, ambas vitales para el reestablecimiento de todos los líquidos perdidos producto de la falta de agua y el desangramiento pasado, en su pecho un chupón conectado a aquella ruidosa maquina que tranquilizaba a los visitantes con su constante pip, mencionando con este sonido que aquel chico aunque no estuviera despierto se encontraba con vida. 

     - Si hubiera estado a tu lado… esto… - buscaba una solución a todo esto, más no encontraba nada, miro el rostro pacifico en esos momentos de su compañero de cuarto, ignorando aquella molesta y transparente mascara, el chico de largos cabellos rosados parecía dormir,  sonrió de manera simplona recordando el pasado. 

     - Fujimori… despierta… es hora de ir a la escuela… - pronunció esperanzado en vano, no le responderían y eso él lo sabía sin embargo su deseo era escuchar salir de esos labios ahora entreabiertos e inertes un “cinco minutos mas”, un pequeño sollozo y la primera lagrima cayó, seguida de muchas otras. 

     Posó su cabeza en el vientre del pequeño sollozando su suerte, esperaba poder tenerlo en brazos y no soltarlo llenarle de besos hasta que se le acabaran los labios de tanto impacto a la piel del pequeño,  jurarle no ser tan idiota para no percatarse de que algo anda mal y no despegarse de su lado ni a sol ni a sombra, no permitiría ni siquiera que le miraran con lujuria, lo protegería de todo y de todos y le rompería no solo el rostro por mirarle sino los brazos y las piernas para que no le tocaran, sabía que eso era algo exagerado pero más valía prevenir que volver a vivir el mismo infierno una vez más. 

     Tomo entre sus manos la mano inerte del pequeño, estaba fría, la beso con cariño intentando inútilmente que esa manita apresada entre las suyas, aquella parte del pelirrosa que tenia en el dorso una aguja atravesándole dándole fluidos evitando de esta manera una descompensación importante. 

     Paso varios días esperando a que se mejorara, pero la situación no parecía cambiar, aun recordaba todas las cosas que tuvo que hacer para poder acceder a la habitación. 

     ________________ Flash Back _______________________

     - Déjenme estar con él… - gritaba histérico Sora luchando con los guardias de hospital que le impedían ver a su pequeño. 

     - No puede entrar… puede ser peligroso para el paciente… - le decían los hombres entre empujones y aventones por parte del peliazul, a penas podían controlarle. 

     - Sora… no seas imprudente… Nao-kun esta en una situación algo delicada… entiende que aunque puedas verle ahora le harás algún daño… - decía con su voz calmada Matsuri deteniendo todo movimiento por parte del ojiazul. 

     - ¿daño?... – pregunto incrédulo, que tipo de daño podría ocasionarle con solo verlo. 

     - Si Sora… Nao esta en terapia intensiva… y necesita muchos cuidados… si entras con cosas que tienen contacto con el aire exterior podrías ocasionarle alguna infección… - decía calmado Matsuri recargado en la puerta de la entrada acompañado por Hiroshi quien mordía su labio inferior con mucho sentimiento, no pudieron ayudar en nada. 

     - Pero… tengo que verlo… - rugió con furia mientras mandaba a los hombres al suelo de un fuerte empujón, logrando adelantarse hasta las puertas pero cuando sus manos se colocaron en las agarraderas de esas puertas corredizas, le detuvieron de nueva cuenta. 

     - Sora-kun… Sunao-kun necesita descansar por un tiempo de lo contrario su condición podría empeorar… - decía con una voz fingidamente infantil un castaño con una sonrisa paternal que portaba en las manos un conejo de color rosado con el que practicaba ventrilocuismo. 

     - Ayano-chan… - murmuro al ver al hombre. 

     - ¿Realmente quieres estar al lado de Sunao-kun cuando despierte?... – pregunto con la voz falsa del conejo mientras le veía divertido como todo movimiento brusco de su parte era contenido con tan simples palabras. 

     - Demo… - su voz tiembla y en sus ojos se puede ver la desesperación que inunda en su pecho, se siente totalmente inútil y el saber que Nao se encuentra del otro lado de esa maldita puerta y él sin poder verle. 

     - Si tanto insistes… - suspira al verle tan desesperado y decidido a estar con el pelirrosa importando poco los guardias o las horas de visita. 

     - Ayano-chan… - murmura incrédulo de lo que escucha, un sentimiento repentino de felicidad mezclada con miedo le recorrió el cuerpo, no sabía si ponerse a reír como loco, gritar de alegría o simplemente dejarse llevar por las lágrimas. Matsuri y Hiroshi estaban asombrados y ellos también pensaron en la posibilidad de que si al peliazul le dejaban estar con el pequeño a ellos también, mas se sorprendieron y decepcionaron al escuchar lo que seguía por parte del medico. 

     - Pero solo será una persona… - sentencio con su dulce voz mientras les regalaba una sonrisa, Matsuri y Hiroshi se miraron por unos segundos, sus miradas eran tristes pero determinadas, la persona que necesitaba Nao en esos momentos era Sora y aunque les doliera aceptarlo, pidieron a Sora cuidar de el pequeño. 

     - Nao-kun estará feliz de verte cuando despierte… - susurro el rubio colocando una mano en el hombro del peliazul que les sonrió, definitivamente ellos eran sus mejores amigos. 

     A partir de ese día no se alejaba ni sol ni sombra del pequeño, por miedo a que le pasara algo, inclusive dejo de ir un par de días a las escuela, no había comido como era debido al igual que había cesado toda actividad de sueño, las marcas bajo sus ojos, su cabello desarreglado y aquel semblante de cansancio le siguieron hasta que Matsuri una semana después logro convencerlo de que regresara a los dormitorios por unas cuantas horas con la promesa de llamarle si algo si algo sucedía, cualquier pequeño cambio sería informado al peliazul, fue entonces que los turnos de vigilancia del rubio, el ojinegro y el peliazul comenzaron. 

__________________ Fin de flash back ___________________ 

     - Fujimori… yo… - no sabía que decirle, no sabía que hacer, habían pasado por tantas cosas juntos, la vida en el orfanato junto a Matsuri, después la vida en el laboratorio hasta el recate fallido de Nanami y Shinichiro, la venganza de Aizawa, las travesuras de Ran y Yoru, siempre juntos, siempre afrontándolas con éxito pero esta vez, solo era algo que el pequeño Nao podía hacer y eso realmente era algo que no le agradaba al peliazul, le hacía sentir más inútil que cuando se entero de todo lo que paso el pelirrosa y que él no estuvo para darle el apoyo que tanto necesito. 

     En el instante en que aparto sus orbes azules del cuerpo del pelirrosa para escuchar aquel sonido tan insistente de la puerta implorando por ser contestada, borrando sus recuerdos en un solo instante, aquellos feliz y también aquellos recuerdos amargos y dolorosos. 

     Minutos después de no ser contestada, la puerta dejo de sonar, regreso su atención al pequeño y fue en ese momento en que se percato, su rostro se encontraba de lado y el aparato que estaba conectado a su pecho para mostrar aquello signos de que seguía en este mundo cesaron, un molesto zumbido constante fue el que tomo su lugar, soltó su mano para tomarlo por los hombros y mecerlo un poco. 

     - Fujimori… - le llamo con miedo en su voz, mas no hubo respuesta alguna, así que repitió la operación varias veces siempre con el mismo resultado, de sus ojos las lágrimas brotaban y de su garganta un fuerte grito escapó, al acto las puertas se abrieron dejando ver a un rubio de ojos verdes y a un pelinegro de ojos dorados asustados por el fuerte grito.

     - Sora… ¿Qué paso?... – pregunto al acercarse, sus ojos se abrieron grandes al igual que su compañero al notar el monitor que correspondía a los latidos del pequeño, cero, ninguno era registrado, el rubio mordió su labio inferior, pensando en que hacer o en como calmar a su aterrado amigo. 

     - Matsuri… Fujimori ha… ha… - las palabras no podían salir de su garganta era demasiado dolorosa esa palabra,  simplemente no podía decirla. 

     - Nao-chan… pero ¿cómo?... – pregunto el pelinegro cuando se puso del lado del peliazul y en efecto, sus manos frías eran una señal inequívoca, ambos se abrazaron y cayeron al suelo llorando por la suerte del pelirrosado, mientras Matsuri se acercaba a revisarlo siempre serio y manteniendo la calma, tal vez, aun no era muy tarde. 

     - Pero que… - murmuro antes de tomar rápidamente el interruptor con el que los médicos de planta atendían las emergencias, segundos mas tarde mientras el ojidorado y el ojiazul seguían llorando por la perdida de la persona que mas amaban en el mundo Ayano-chan llegó un poco agitado por la carrera desde el piso anterior. 

     - ¿Qué sucede?... – pregunto asustado al ver a ambos jóvenes llorando a lágrima viva mientras gritaban cosas como “Era tan bueno”… “Lo amaba tanto”… “debí dejar que se comiera la ultima tarta de fresas con crema”… “lo hubiera hecho mío antes de que esto ocurriera…” este ultimo comentario tuvo como respuesta un fuerte golpe por parte del ojiazul. 

     - El aparato dejo de sonar… creo que… - contestaba el ojiverde apuntando al aparato con ese molesto zumbido para después posar su dedo acusatorio sobre el pequeño pelirrosado mostrando una parte especifica de su cuerpo. 

     - Ya veo… - comento mientras se acercaba al pequeño y hacia alguitas inspecciones tanto en su pecho como en la manera en que respiraba, si es que aun quedaban señales de esos dos efectos, retiro la mascara de oxigeno, ya no era necesaria. 

     Matsuri veía con cuidado como el hombre siempre sonriente dejaba de lado esa sonrisa para ponerse serio y comenzar con las respectivas operaciones correspondientes a los ejercicios necesario para cada una de las pruebas básicas pulso, respiración, temperatura, pupilas, todo y cada detalle cuidado minuciosamente, descendió de su garganta hasta su pecho con el estetoscopio en aquella blanca piel y detuvo todo movimiento, giro a ver al rubio que era el único calmado y asintió con la cabeza, el rubio supo a que se refería. 

     Camino hasta sus amigos que aun lloraban su suerte lejos del pelirrosado y hacían vagas promesas vacías de morir a su lado para poder estar juntos siempre, hasta que la palma del ojiverde se impacto en cada una de sus mejillas para que guardaran silencio. 

      - Matsuri… - murmuro sin creerse que su amigo le golpeara de aquella manera mientras que con su mano se sobaba la zona dañada de igual modo que hacía su compañero de trabajo. 

     - Silencio… lo pueden despertar… - sentencio con mirada molesta el rubio mientras que ambos se quedaban cayados analizando las palabras. 

     - Pero Matsuri que no te das cuenta de que no importa cuanto gritemos no despertara… - mofaba furioso el peliazul mientras apuntaba a la camilla del ojirosado de igual modo que lo hacia el azabache. 

     - Sora no baka tiene razón, Nao-chan ya no va a despertar… mira la máquina esta… esta… - intentaba buscar la palabra correcta pero la voz de Ayano-chan le interrumpió. 

     - Desconectada de Nao-kun… - dijo con una sonrisa siendo acompañado por el rubio. 

      - Exacto… desconectado de Nao… por eso… ¿Qué?... – pregunto desconcertado logrando sacar una pequeña risa por parte del medico y del manager del Gakuen Nandemoya. 

     - Que Nao-kun esta únicamente descansando… el chupón que se encontraba unido a su pecho se desconecto, por eso el constante zumbido… - comento a modo de explicación el rubio alzando su dedo índice para poder explicar con claridad cada uno de sus puntos además de ser preciso y sobretodo conciso. 

      - Estas diciendo que… - Sora aun no podía creérselo de sus labios se formó una gran sonrisa mientras que con un asentamiento de cabeza el rubio afirmaba sus sospechas. 

     - Nao-kun esta vivo… - menciono para alivio de los demás compañeros que se abrazaron y comenzaron a brincar felices de la vida porque no había perdido a su pequeña luz de vida de cabellos rosados. 

     Fue en ese mismo momento en el que el cuerpo recostado en aquella cama de blancas sabanas comenzó a moverse y el ceño del joven se frunció un poco y sus labios comenzaron a moverse para decir. 

     - Urusai!… no me dejan dormir… - una risita nerviosa comenzó a escucharse, esa voz tan dulce que tenían tantas ganas de escuchar una y otra vez y que por dos largas semanas estuvo lejos de su alcance auditivo volvía a resonar nuevamente en sus tímpanos, mientras que el pequeño se daba la vuelta cuidando de no lastimarse por las agujas que perforaban sus manos, intentando dormir nuevamente mas le fue inútil. 

     - Nao-chan… - grito Hiroshi al momento de lanzarse encima del pelirrosado teniendo extremo cuidado aun en sus torpes movimientos de no lastimarlo, abrazándolo fuerte pero con cuidado restregando su mejilla contra la del pequeño que se le veía muy cansado, esto saco una risa por parte del rubio y del castaño medico, mientras que por parte del ojiazul una mirada reprobatoria y unos celos incontrolables. 

     - Maldito pervertido aleja tus manos de Fujimori… - grito molesto con los puños en alto, acto seguido Hiroshi suelta a Sunao dejándolo sentado en la camilla de blancas sabanas y comenzó su carrera por el cuarto evitando ser atrapado por el iracundo peliazul que le perseguía no importando que se ocultará tras Ayano-chan o Matsuri, tampoco tras las cortinas, sillas, sillón, el perchero del cuerpo del menor. Matsuri se acercó al pelirrosado para murmurar unas palabras sin verle a los ojos. 

     - Espero que ya no haya mas secretos… - dijo a modo de regaño mientras su vista se perdía entre las risas de sus compañeros siendo observados por el pelirrosa mientras esbozaba una sonrisa, por fin todas las dificultades habían  acabado, ahora solo les quedaba ser felices viviendo uno al lado del otro. 

     - Descuida Matsuri-chan… ya no hay mas… - murmuro con una sonrisa, observando como Hiroshi le mostraba la lengua a Sora y murmuraba lo lento que era hasta para correr, logrando que la molestia de el ojiazul aumentara y sus pasos se volvieran mas veloces. 

      Nanami y Shinichiro apenas llegaban justo cuando Sora por fin había acorralado a Hiroshi por descuido propio, tropezó con las patas de una silla y al momento de impactarse contra el suelo el peliazul aprovechó para someterlo tomándolo bruscamente por el cuello de la camisa con una mano mientras que en la otra un puño se alzaba orgulloso listo para asestar el golpe, más fue detenido. 

     - En lugar de hacer estas tonterías… deberías estar al lado de Nao… - le dijo la voz firme de Shinichiro logrando frenar su venganza contra su compañero, miro a Sunao y este le regalo una sonrisa de consolación, corrió a su lado y Nanami y el pelinegro de Shinichiro sonrieron complacidos. 

      - Estaba muy preocupado Fujimori… - acepto el peliazul mientras abrazaba a Nao por la cintura. 

     - Te extrañe… - murmuro acercando su rostro al del pequeño logrando hacerle sonrojar. 

      - Hashiba… - susurro sorprendido Nao al ver como los ojos de su compañero se cerraban y sus labios se acercaban peligrosamente a los suyos, segundos después ya se encontraba en un beso de su amado Kuu-chan. 

     - Al parecer todo termino… - dijo Shinichiro al ver la escena y recordar que hace dos semanas el responsable del sufrimiento de Sora y Nao se encontraba 6 pies bajo la tierra. 

     - No… te equivocas… es un nuevo principio… - murmuro el pelinegro al lado de la pareja observando con un poco de envidia, más con una sonrisa en los labios el beso que compartían en ese cuarto. 

- Esperemos que esta vez… sea libre de mentiras… - termino Nanami estrechando la mano de su pareja que le protegió en un abrazo. 

     - Eso tenlo por seguro… - murmuro Matsuri con una sonrisa en los labios colocándose al lado de los mayores. 

      La pareja termino ese contacto tan necesitado con un evidente sonrojo en sus mejillas pero con una gran sonrisa en los labios, todo ahora estaría bien, ahora que todo se acabo con la muerte de Hikari, ahora que tenía a Sora al lado y contaba con el apoyo y comprensión de Hiroshi y Matsuri, nada podía desvanecer esta felicidad, ni Yoru y Ran con sus desplantes eróticos, ni los chicos del colegio, cualquier cosa que pasara, se tenían el uno al otro, para afrontarlo y salir victoriosos.

Notas finales:

basca de final cierto... pero bueno u_u... eso fue lo que me salio... sin mas que decir, muchas gracias a quienes mesiguieron y muchas gracias extgras a los que me dejaron review, muchas gracias a todos y mucha suerte... matta ne.... ^u^ hasta otro fic ^u^


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