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Cuando Sam baja al infierno por Rushia

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Notas del capitulo:

- Sin embargo de no ser por ti los estaría acompañando en el otro mundo – estiró el brazo y lo tironeó de la ropa para que se acercara -. Te queda bien ese corte – sonrió con sus rasgos felinos característicos.

Loretta tensó los labios, Alice lucía nerviosa mientras reía por el teléfono sin ni siquiera un ápice de sinceridad. La rubia se movía por la pieza ansiosa y mirando a su hijo como pidiéndole ayuda, este le sonrió y le hizo gestos para que se tranquilizara, al rato le arrebató el aparato y saludó a su abuela como si hubiese estado deseando escucharla, siendo la razón verdadera el darle un respiro a su madre.

Loretta se levantó del sofá de un salto y la besó en la mejilla de forma fugaz.

- Me voy a ir ¿Vale? – le susurró despacio.

- ¡No! – afirmó sus brazos un instante – Quédate a almorzar yo…

- ¿Quieres eso? – tuvo que parpadear un par de veces para convencerse de que no estaba oyendo ni teniendo visiones.

Alice asintió y volvió a recibir el teléfono de parte de Sam.

- Mamá, sí….. ¿Mañana? ….. Sí, nada…….. Por supuesto…..

Sam se acercó a su tía lentamente, siempre hablando en susurros, para que la capataz no escuchara que en la casa había una persona más.

- Mi abuela trata muy mal a mi madre – comentó sin sacarle los ojos de encima a su progenitora.

- Lo sé, cariño – le despeinó los cabellos, ella era un tanto más alta que Sam.

*

- No – murmuró la mujer al ver a su hija llorando en el pasillo -, me dijiste que no lo habías hecho – se afirmó el rostro, notoriamente molesta con la noticia de la que no deseaba tener informes – “No lo hice mamá, no follamos mamá” – la abofeteó en el rostro con tanta fuerza que la hizo perder el equilibrio.

- Mamá…

- ¡NO! – gritó enajenada - ¡ESTOY SEGURA DE QUE NO PENSASTE EN NADA MIENTRAS TE REVOLCABAS COMO UNA PUTA! No me digas mamá ahora.

Alice asintió llorosa y bajó la cabeza. Se arrodilló frente a ella y se dejó golpear, su madre seguramente pensó en provocarle un aborto en base a la paliza que le estaba dando, pero ella rogó para que su pequeña semilla tuviese sus raíces bien arraigadas a su ser.

*

- Claro que sí mamá, siempre es genial verte – después de eso cortó la llamada y se desplomó abatida en el sofá, no podía consigo misma.

Loretta se sentó a su lado y Sam dejó el living, quería saber qué harían las mujeres, pero prefirió darles intimidad.

- Alice…

La rubia bajó la cabeza y se cargó en ella con los ojos cerrados, estaba furiosa y cansada, no quería ver a su flamante madre paseándose por su casa, no quería que le siguiera controlando las cuentas, que manejara su sueldo, los gatos se Sam y que midiera el kilometraje de su auto…

- ¿Sabes Loretta? – apretó los párpados – Yo nunca pude ser una adolescente descarriada, nunca he sabido hacer alguna estupidez… Me hice cargo de Sam y mi madre se volvió mi titiritera… Me trae la mercadería, me regaña cuando gasto demás… - apoyó las manos sobre las piernas de la morena para darse impulso y levantarse con tal de ser capaz de mirarla a los ojos – Incluso me prohibió juntarme contigo ¿No es ridículo que haga eso todavía?

- Alice… - parpadeó intentando nuevamente convencerse de lo que pasaba…

- Yo siempre te he gustado, pero yo me muero de miedo, ahora mismo estoy pensando que la casa está inmunda y que mamá se enojará, no sé por qué sigues acá, pero me confundes, no sé por qué te pedí ayuda con Sam… Sólo estoy – se afirmó la frente – muy cansada.

- No deberías hacer eso – la sujetó por los hombros.

- Si mamá se entera de que estás acá es capaz de llevarse a Sam, puede demandarme y quitármelo… Es mi hijo, y lo alejaría de mí…

- No puede hacer eso – dictaminó incrédula.

- Hum – una ácida carcajada dejó su garganta -, por supuesto que puede… Además a este idiota le tenía que gustar un chico…

- ¿No te gusta James? – levantó la ceja – Pensé que sí.

- A mí me encanta, es un bombón… Mi mamá lo va a detestar… - se pasó ambas manos por el rostro, ya notoriamente estresada y demacrada.

La observó con temor, la piel se le veía deslucida, lo brillante que había estado los minutos previos a la llamada era cosa del pasado… La abrazó despacio y notó que ella se dejó cobijar.

- Te lo volveré a decir, Loretta – murmuró despacio -, quiero que estés cerca, pero no necesito ser más encima lesbiana, así que por favor, acepta lo que te ofrezco.

Tuvo que contenerse, creyó que el sonido de su corazón trisándose había dejado sordos a todos en un amplio rango, pero se limitó a acariciarle la cabeza y a tragarse las lágrimas, ella lo sabía mejor que nadie, y era mejor estar al lado del amor de su vida, que alejarla por no saber mantener las manos ocupadas.

- Aceptaré lo que me propongas, preciosa.

- Gracias… - murmuró ajena a lo que sucedía en la otra mujer, pendiente sólo de los arreglos que requería su casa antes de la llegada de Georgia.

*

Sam besó a James despacito, saboreando sus sonrisas y el brillo de calma que ahora iluminaba su faz.

- Mañana vienes conmigo – sentenció ansioso.

- Sigo pensando que seré una molestia – encogió su pierna izquierda y la abrazó.

Al lado de la cama estaba la bandeja de desayuno completamente desierta. Parecía haber sido vaciada con voracidad porque las servilletas se encontraban arrugadas y muy sucias, los sobres de azúcar tenían unos gránulos pegados, como si hubiesen sido abiertos muy rápido, y el plato con yogurt estaba casi impoluto… A Sam le alivió aquella visión.

- No estarías aquí si te hubiera dicho que escaparas, soy tan culpable como Mike y… Zack – le costó pronunciar sus nombres, por un segundo había olvidado que estaban muertos.

- Sin embargo de no ser por ti los estaría acompañando en el otro mundo – estiró el brazo y lo tironeó de la ropa para que se acercara -. Te queda bien ese corte – sonrió con sus rasgos felinos característicos.

Parpadeó un par de veces y se sonrojó.

- ¿De verdad? – el moreno asintió con tranquilidad, aparentemente ajeno a su nerviosismo – Ahora me veo como uno de los tuyos.

- No seas idiota – entrecerró los ojos -, siempre te has visto como uno de los míos – cargó la voz.

Giró la cabeza con fuerza, y terminó riéndose despacio. “Buen contraataque”, pensó con dulzura, al parecer tendrían que pasar años antes de que pudiera capaz de ganare a James en una discusión por mínima que fuese.

- Pero tú – volvió a mirarlo y tomó un mechón de su cabello negro entre los dedos, era la primera vez que hacía eso y el otro lo estaba mirando con curiosidad, con una sonrisa increíblemente tentadora -, tienes el pelo más largo – le llegaba un poco más debajo de los hombros, liso y brillante, muy impropio de un mocoso sucio de 16 años…

- ¿Sólo eso? – alcanzó su mano y la estrechó con fuerza con la suya - ¿No vas a decirme que me veo como un travesti o algo?

- No – se rió despacio, sorprendido por la salida -, supongo que es parte de lo que te hace… - las palabras se le trabaron cuando sus ojos volvieron a ser penetrantes y letales - ¿Cómo esperas que te diga cualquier cosa si me miras así? – tenía el corazón atravesado en la garganta.

Suavizó el gesto y dejó ir su mano, sin decirle nada se inclinó a besarlo. Todo era tan relajado que casi era capaz de convencerse de que estaba convirtiéndose en una persona feliz, que todo ese cariño y esa preocupación estaban sanándole todas las heridas con las que había aprendido a caminar. Movió los labios con lentitud, haciéndose cargo del control de beso, llevando a Sam a dónde él quisiera, penetrando en la húmeda cavidad, saboreando sus suspiros y dejándose llevar.

- Todo lo… que te hace… - afirmó su cabeza, no se esperaba un beso tan sensual de repente – ser exquisitamente sexy – cerró los ojos.

Sonrió un segundo antes de bajar la mano por su cuello, delineando los huesos y perdiéndose en las sensaciones que despertaban dentro suyo. Se moría de ganas de estar cada día pegado a él, de dormir abrazándolo… Quería seguir sintiéndose frágil e inseguro, sin la necesidad de tener que alzarse y burlarse de sus heridas…

“Te extrañé tanto” pensó mientras introducía un par de dedos bajo la tela de la polera “¿Podré detenerme?” abrió los ojos un segundo y la expresión de Sam le dio escalofríos… Se supo incapaz de frenar el frenesí de sensaciones que estallaban a lo largo de toda su columna, para terminar provocándole un cosquilleo exquisito y desesperante en la entrepierna.

Hizo acopio de su fuerza de voluntad, sus dedos fríos recorriendo su piel lo devolvieron al mundo y lo arrastraron de vuelta al ensueño de la excitación, pero dentro de la vorágine fue capaz de encontrar su cordura… Iba a terminar perdiendo por completo el control en una habitación de hospital. Fue doloroso cuando cortó el beso en seco y bajó la cabeza, vio que James se mostró sorprendido, pero alcanzó a notar una pizca de alivio en su mirada…

“Eres peligroso” aspiró su olor, podía ver la piel de gallina en su cuello a través de la bata de hospital que llevaba “, tampoco podías detenerte…”

Siguió acariciando su nuca, pero agradecía que lo hubiera detenido, su cuerpo estaba reaccionando demasiado para el lugar y la situación en la que se encontraban. Se preguntó cómo serían las cosas al día siguiente y notó que el escalofrío volvía a recorrerle la espalda para alojarse en su estómago.

- ¿Qué fue eso? – articuló el rubio en un jadeo casi inaudible.

- Un beso – respondió a la rápida, aún con las ideas dispersas.

- Vaya beso – quería deslizar los labios por el cuello de James, que estaba tan próximo, pero calculó que eso era arriesgado… Y estúpido “Maldición, estamos en un hospital”.

- ¿Me estás alabando? – irguió el cuello, no necesitaba ser telépata para percibir lo que el otro sentía, era demasiado notorio, casi como si su aura vomitara excitación sexual.

- No – se levantó, sabía perfectamente que el maldito lo estaba provocando y se sintió acorralado -, pero sí eres bueno – se rascó la cabeza, necesitaba tranquilizarse o el bulto que pugnaba por erguirse entre sus piernas sería demasiado notorio.

- Mmm – se recargó en la almohada y lo observó -. Por cierto – le haría el favor de cambiarle el tema - ¿Qué pasará con mi Alfonso?

- ¡Ah! – lo miró sorprendido – Lo llevaré a mi casa hoy, para mañana te estará esperando…

- Me muero por verlo – eso era cierto -, gracias por cuidarnos…

- Gracias por permitirlo – sonrió ya más tranquilo, sintiéndose nuevamente tranquilo en presencia de ese chico que tan solo un mes antes había creído imposible de abordar.

 

Notas finales:

A patadas con esto... Lo escribí muy rápido porque es un capítulo de transición.

Les pondré lo que pienso en este momento *Acción*

Ru: Jodido y debilucho James, sal del putísimo hospital de una vez por todas...

James: Seguro soy yo el que pensó en lo que me iba a pasar *Cruzándose de brazos* ¿No era usted señorita, la escritora?

Ru: Dame un respiro, que volví a clases y todo es feo *Llorando*

James: ¿Mi problema? ¿Por qué carajo lloras, esto no iba de que querías que saliera del hospital?

Ru: Anda, ve a follar con Sam para que yo los vea y sea más feliz...

James: *Molesto* Olvídalo, soy una puta, no un show andante, además Sam... No lo metas en esto.

Ru: Igual todos van a leer lo que hacen...

James: Estudia...

*Escritora muerta*

Eso, agradezco sus lecturas, sus comentarios y espero que iluminen mi senda oscura con ellos porque el capítulo siguiente es el previo a uno que he estado queriendo escribir desde que empecé la historia!

Saludos


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