Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cuando Sam baja al infierno por Rushia

[Reviews - 211]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

- Ya anda malgastando el dinero, queríamos venir a verlos y vaya noticias con las que nos reciben – Georgia se levantó, Sam pensó que su música había comenzado a sonar ¿Cuándo volvería a sentarse? -. La casa esta desordenada.

Elliot curvó una sonrisa cuando su abuela se mostró evidentemente molesta con la escena que estaba presenciando, tuvo que aguantarse las ganas de reír.

El chico al que Sam bajaba era, nada más y nada menos, que el muchacho al que había salvado. Todos leyeron la noticia en el periódico, madre e hija había discutido horriblemente producto de eso, su padre había tenido que interferir y cortar la llamada, pero al parecer su abuela recordaba perfectamente lo mucho que le había molestado que su nietecito fuese proclamado “Héroe tardío” por los medios de comunicación.

Estacionó cuando el taxi se fue, todos descendieron de forma parsimoniosa, Sam se había detenido y los observaba sin expresión en el rostro, el otro chico se colgaba de su cuello y mantenía la pierna derecha sin apoyar, se le antojó guapísimo, pero se guardó las emociones y se acercó a su primo con una sonrisa.

- ¡Sam! – se acercó a la pareja, el chico de cabello negro lo estudió de una forma descarada, sintió como si le estuviera arrancando la ropa y se metiera dentro de su piel, estuvo tentado a retroceder.

- Elliot ¿Qué haces aquí? – estaba sorprendido, pero lo disimulaba bien – Y yo pensando que vendría la abuela sola.

- Tenemos corazón – susurró - ¿Necesitas ayuda? – miró al chico de pelo negro – Me llamo Elliot, soy el primo de Sam.

- James – curvó una sonrisa, había leído la intención del tipo de colocarse al otro lado y ayudarlo a transportarlo -, no puedo mover el lado derecho, será mejor que dejes a Sam.

Elliot retrocedió, por instinto asintió y sonrió tirante.

“Que demandante” pensó y se apartó para saludar a su tía.

Cuando Sam bajó del auto a James alcanzó a susurrar muy despacio.

- Es mi familia materna… - apretó la mandíbula, pensó que llegarían un poco antes que ellos y que alcanzaría a hacer todo lo que tenía planeado – Mi abuela es el diablo, tengo que meterte rápido a la casa…

- ¿Es por mi pinta de maricón? – sonrió felinamente.

- Exacto – cuando se pasó el brazo de James por el cuello le robó un rápido beso de los labios -, y porque no quiero que mi primo te eche el ojo.

Cuando el tipo con el pelo rojo se les acercó, James pensó de inmediato que él y ese tipo compartían el gusto por los hombres, el radar gay, como diría la literatura…

Sam caminó a paso rápido y se internó en la casa, su madre se encargó de las maletas de James, su primo la ayudó, así que él se dispuso a meterlo en la habitación lo más rápido posible.

- Ese primo tuyo es gay…

- Lo sé, tenía que ser un maldito maricón – comentó sin mirarlo -. ¡Ah! Lo siento…

- ¿Por qué? – ignoró el comentario y lo miró a los ojos.

- Porque se le ocurrió salir del clóset y contármelo… Éramos muy unidos, pero no pude evitar compararlo con mi padre y nos distanciamos…

- ¿Tu abuela lo sabe? – recordó a la mujer que había visto de reojo, con su pelo en melena, ordenado y prolijo, y sus ojos oscuros y crueles…

- Lo mandó internar – llegaron a la habitación y entraron, cerró la puerta detrás suyo y lo dejó en la cama -. Lo siento, pero me muero por hacer esto.

- ¿Qué…

No lo dejó continuar, lo abrazó con fuerza y lo besó con la misma intensidad. Se notaba que ya no estaban en el hospital, sentía que la disposición misma de James era distinta. Se arrodilló frente a él y dejó que el moreno afirmara su nuca, sentía como ese beso lo borraba del mapa y lo hacía desaparecer, para perderse dentro de las sensaciones con él.

- Sam… - cerró los ojos y apresó su espalda con las piernas, una tenía más fuerza que la otra, pero incrementar la cercanía comenzó a encenderlo. Una a una fueron botándose las piezas del dominó de su cordura, para cuando se dio cuenta su cuerpo estaba reaccionando primero que su mente y había empezado a jadear.

Escuchaba sus propios jadeos, sus manos ansiosas recorriendo los muslos trabajados y duros de James… Sintió pasos en el pasillo y se levantó de un salto, no se volteó a mirarlo sentía la cara ardiente y el cuerpo completamente despierto… No debería haberlo besado así, menos con toda la familia de su madre en la casa.

- Vaya… - suspiró y se largó a reír, rápidamente juntó las piernas y observó a la figura de pie que se estaba mordiendo los nudillos – Me dejaste sin aliento, puntos por eso.

- Cállate – gruñó, le estaba costando muchísimo trabajo volver a la realidad.

La puerta se abrió de pronto, tal y como había creído que sucedería, era su madre, venía con Alfonso en brazos. No necesitó que le dijeran nada, conocía demasiado bien a su hijo, pero aquel no era el momento.

- ¡Alfonso! – James soltó un grito de alegría y el animalito saltó de los brazos de Alice hacia los suyos, ronroneante y feliz – Te extrañé – comenzó a besarlo y a hacerle cariño.

- Supuse que querrías verlo… Todavía me da nervios y… - estaba vistiendo el vestido que Loretta le regaló, se coló en la habitación y juntó la puerta – Sam, no ahora, si tus abuelos te descubren ni un milagro te salvaría – se dio la media vuelta y salió.

James dejó de darle infinito amor al gato y se concentró en Sam, que parecía abatido y molesto.

- Oye…

- Tiene razón – se dio la vuelta -, me tienes que disculpar, pero volveré cuando almorcemos, te traeré tus cosas, las de Alfonso están acá… Acuéstate o algo…

- Sam… - le preocupaba – Ven acá – estiró los brazos, otra vez se estaba entrometiendo demasiado en las emociones del rubio -, relájate.

- James… - se acercó y tomó sus manos – Estoy feliz de tenerte acá – besó su cabeza y salió de la habitación, sino lo hacía rápido se quedaría allí para siempre.

Curvó una sonrisa cuando lo dejó encerrado, observó el cuarto, luminoso y amplio… Las cortinas estaban corridas, podía ver el patio con piscina y se le antojó visitarlo en verano, cuando los días no tuviesen ese clima tan gélido.

Sam caminó por el pasillo, sentía que su abuela lo miraba con más desprecio el habitual, pero al acercársele a saludarla le cambió el rostro…

- Cariño – lo besó en la mejilla dos veces -, te he extrañado.

Sonrió y se acercó a saludar a sus tíos y a su abuelo, el que le tomó la mano y no lo soltó.

- Vas a tener que contarnos por qué pasó lo que pasó y qué hace ese tipo acá – le clavó los ojos sin piedad.

Alice empezó a morderse los labios y a apretarse los puños, sabía que ocurriría el momento en que su hijo se enteraría que fue portada de muchos periódicos a nivel local.

- Porque – observó las caras de todos, pero la de su madre fue la más preocupante “Me ocultó algo” - ¿Por qué lo saben?

- Porque salió en el diario – Elliot habló con naturalidad -, y en las noticias, eres conocido como un héroe, arrepentido, pero héroe al fin y al cabo.

- Sam… - Alice estaba muy nerviosa – No te conté porque…

- Da igual – miró a su madre, la noticia no lo había sorprendido demasiado, habían muerto 2 personas, obviamente saldría en las noticias -. Mike y Zack eran mis amigos, acosábamos a James porque… - No podía decir la verdadera razón, menos en frente de sus abuelos – andaba con la hermana de Mike y a este no le gustaba…

- A cualquiera – habló Georgia -, tiene una pintita que da asco.

-… Lo íbamos a golpear ese día – siguió hablando como si nada -, para que terminaran, pero me arrepentí cuando vi que Mike llevó palos y alcancé a sacarlo antes de que lo mataran… Me terminé haciendo amigo suyo, él es muy solitario y buena persona, pinta muy bien y como sus padres andan en el extranjero…

- Con razón – interrumpió de nuevo la abuela -, una oveja se descarrila cuando no la vigilan.

-… Le ofrecí que se quedara acá, es mi culpa al fin y al cabo – le costaba trabajo hilar la historia con los comentarios de su abuela.

- Que lindo – su tía le sonrió con su dulzura habitual - ¿Verdad que sí? Que bueno que enmiendes tu error.

La sala de estar estaba compuesta de dos sofás grandes y espaciosos, muy cómodos y de color marfil. Una mesa de centro al medio, repleta con cosas para picar, que seguramente su madre había preparado cuando estaba en el hospital… Sus tíos ocupaban uno de los sofás, sus abuelos el otro, el ambiente estaba cargado, y ni siquiera la luz brillante y poderosa de ese día frío conseguía penetrar la oscuridad que comenzaba a gestarse.

- ¿No pensaste que sería malo traerlo a mi casa? – Georgia apretó los labios – Es una mala influencia ¿Por qué lo dejaste entrar? ¿Por qué no lo salvaste y punto?

- ¡Yo se lo propuse, cuando vi lo mal que se sentía! – casi lo gritó, sintió de pronto la necesidad de rescatar a su hijo de las garras de su madre.

Georgia y su esposo bufaron, eso bastó para hacer que Alice retrocediera y permaneciera de pie tan rígida como lo estaba antes de abrir la boca. Su hermano y su esposa abrieron la boca y volvieron a cerrarla como si de pronto hubieran olvidado lo que iban a decir.

- Tía Al – Elliot se sentó al lado de sus abuelos, haciendo que el hombre dejara ir a su primo – es tan dulce como siempre, yo igual quiero accidentarme para que me cuiden así.

- No diga estupideces – Georgia lo miró con molestia -, nosotros estamos para cuidarte.

Elliot asintió con tristeza y volvió a ponerse de pie, se quedó al lado de su tía y le cogió una mano.

- No avisamos que veníamos ¿Qué tal si mamá y yo la ayudamos a cocinar?

Allegra, la esposa de su hermano reaccionó veloz y se levantó, entre ambos sacaron a Alice del comedor, encomendándole a Sam una misión complicadísima, pero de la que bien podría escabullirse si era inteligente.

Sam se sentó al lado de su tío, se le antojó que la escena no era más que un juego de roles, como las sillas musicales, la música empezó a sonar en su cabeza, terrible y tétrica, cómo odiaba a sus abuelos, siempre haciendo que su madre se sintiera miserable y triste.

- Bonito el vestido de Alice – comentó Kenth.

- Ya anda malgastando el dinero, queríamos venir a verlos y vaya noticias con las que nos reciben – Georgia se levantó, Sam pensó que su música había comenzado a sonar ¿Cuándo volvería a sentarse? -. La casa esta desordenada.

- Mamá ha estado trabajando mucho…

- No sé para qué quiere más dinero, quizás quiere más de esos vestidos, seguro que anda detrás de un tipo, ojalá que no sea de mala clase…

Frunció el ceño, recordó de inmediato la historia de su madre, de su matrimonio arreglado y a su tía con la expresión de tristeza que la había acompañado toda la semana.

“Que no, que es una mujer maravillosa la que quiere verla linda” se sintió feliz de conocer ese secreto, sabía que a la vieja le cargaría – Pero mi mamá no tiene más de lo que ustedes le dan – sonrió con descaro.

- Así es como tiene que ser, tu madre es una niña pequeña – volvió a sentarse, la melodía había acabado.

*

Al final de la tarde Elliot se levantó y robó un poco de comida para llevársela al amigo de su primo, ese que sacaba la piel con los ojos.

Aprovechó que nadie lo veía y se internó en el pasillo hasta llegar a la habitación. Entró y cerró la puerta, el tipo estaba durmiendo pero se sentó de un salto, seguramente sorprendido por la intromisión.

- ¿Qué quieres? – un gato pelado salió de debajo de las mantas y bostezó, no parecía preocuparle demasiado su presencia.

- Comida.

James parpadeó y bostezó, dejó que le acercara la bandeja y sonrió al ver el contenido, hacía mucho que no comía lasagna…

- Gracias – empezó a comer con calma -. Pensé que vendría Sam.

- Quería conocerte – tomó una silla de la esquina y se sentó frente a él, apoyando su mentón en el respaldo y con las piernas abiertas a los costados.

- ¿Por? – no quería prestarle demasiada atención.

- Porque Sam es importante para mí – apretó los puños un segundo - ¿Hace cuánto saliste del clóset?

James lo miró fijamente y ladeó un poco la cabeza, después de eso soltó una carcajada y siguió comiendo.

- Nunca lo he pensado así – se echó un gran bocado a la boca y apartó a Alfonso que estaba curioso por saber qué era aquella comida tan olorosa.

- ¿No te odia?

- ¿Quién, Sam? – el tipo colorín le asintió – Me odiaba, pero ya no, a ti tampoco te odia.

- Sí me odia, le doy asco – murmuró con un poco de pesar.

- Eres tan sincero como él – le sonrió, ya no le parecía tan molesto, sus ojos castaños le parecieron tristes y pensativos -… No tiene cara para tenerte asco ¿Lo acosaste o algo?

- ¿Eh? – James le pareció un poco más agradable – No pero…

- Intenta acercártele… Esto está delicioso – siguió comiendo, no se había dado cuenta de qué forma había extrañado la comida casera hasta que la tuvo en frente.

- Si quieres te doy la receta – comentó orgulloso.

- ¿Tú la hiciste? – se llenó la boca antes de volver a mirarlo, ahora con menos recelo.

- Sí… ¿De verdad crees que me aceptará?

Iba a contestar cuando el rubio entró, también traía lasagna, aquello lo alegró de sobremanera porque ya se estaba terminando el plato y quería más.

- ¡Me trajiste más! – si hubiera tenido cola, como los perros, la habría agitado efusivamente, pero se apresuró por comerse lo que quedaba y alargar los brazos para recibir el otro plato.

- ¡Oye, comer tanto te hará mal! Y… - le pasó el plato y miró con molestia a su primo, el que hacía esfuerzos por ocultarse en la silla - ¿Qué haces acá?

- Yo…

- Quería conocer al tipo que te gusta – James atacó el plato, pero se deleitó de lo lindo con la cara que ambos primos pusieron -. Par de idiotas evidentes, aprovechen de hablar antes de que venga alguien, yo no me meteré.

Sam y Elliot se miraron momentáneamente. El pelirrojo se levantó, abrazó a su primo y salió de la habitación, Sam no alcanzó ni a responder el abrazo cuando el otro ya estaba fuera de su alcance.

Se sentó en la cama y besó la cabeza de James, que había dejado de comer para dedicarle una sonrisa.

- Eres un imbécil prejuicioso – lo tironeó del cuello de la camisa y le dio un beso en los labios -, agradece que sabemos perdonarte.

Pestañó un par de veces y asintió, observó la voracidad con la que James comía y se sintió un poco más tranquilo.

*

Georgia lo apartó de la gente y lo abrazó.

- Por favor, no decepciones a tu abuela, no seas como tu madre, aleja a ese maricón de tu vida, tú no eres como ellos.

- ¿Cómo quienes, abuela? “¿Cómo mi padrastro?” bajó la mirada.

- Como los enfermos esos, tú sabes a lo que me refiero. No me hagas más daño del que tu madre y tu primo ya me han hecho – lo besó en la frente y se alejó.

Otra vez lo hacían responsable de lo que los otros sentían referente a sus acciones. Observó como su madre lucía más tensa que antes luego de despedirse de su padre.

Elliot le hizo una mueca y negó con la cabeza, se acercó a él y mientras lo abrazaba le introdujo algo en el bolsillo.

- No le subieron la mesada – susurró en un tono apenas audible -, acá está la ayuda extra que les damos mis padres y yo. Suerte – se separó de él.

- Adiós – apretó el bolsillo de la chaqueta con el brazo para que no se notara el pesado fajo de billetes que se ocultaba.

Al final todos salieron en procesión y Alice se desplomó en el suelo a llorar como la cría que todos pensaban que era… Todos menos su hijo y la tarada que insistía en ir detrás suyo.

- Mamá – se inclinó a su lado y la abrazó -, vas a manchar tu bonito vestido, vamos a la pieza.

- Sam, estoy harta – lo rodeó con los brazos - ¡Quiero mi sueldo, maldita sea!

La besó en la cabeza y la contuvo, siempre que sus abuelos venían su madre terminaba así de deshecha…

Notas finales:

Escribí 2 versiones de este capítulo y la razón es que Elliot es un personaje nuevo que me cuesta mover todavía... 

Insisto que amo la forma en la que James se ha ido desarrollando.

Bueno, ya ven que tan bonita es la relación de Sam y Alice con su familia, son muy rígidos y al parecer no perdonan.

Espero sus comentarios, sus visitas y todo eso que me lleva a estidiar con más ganas.

Aclaraciones, para que no crean que no les contesto por falta de amor... Es falta de tiempo, de ánimos y de vida... La universidad me esta haciendo pebre con esto de cerrar el primer semestre en un mes, así que compadézcance de mi alma y denme ánimos por acá.

Besitos y saludos para todos, gracias por leer hasta acá!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).