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Cuando Sam baja al infierno por Rushia

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Notas del capitulo:

- Fue demasiado para mí – declaró, observó como James se tapaba la cara y se reía con angustia.

- Eso fue cruel – lloriqueó -, manerita de terminar… - tenía el corazón en la garganta.

El día estaba precioso, o al menos eso fue lo que le pareció al mirar por la ventana. Sarah estaba enrollada a su cuerpo, y de pronto la mañana se le avinagró. La rubia dormía plácidamente, habían follado bastante antes de dormirse, pero ya no sentía ganas de seguir sujetándola.

Alfonso se despertó cuando se levantó, el gato lo miró con curiosidad, James se preguntó si acaso el minino intuiría algo...

Se calzó los pantalones y se dirigió a la cocina, llevaba poco más de 4 meses saliendo con ella, estaba cansado de todo, de su llanto, de su trato hacia su amigo felino, del sexo… Si le fuera infiel ¿Se iría?

Preparó un par de emparedados y se aminó a despertarla, tendría un largo día por delante… Definitivamente extrañaba a los hombres, cada día se convencía más de que era homosexual.

*

Sam no estaba a su lado cuando despertó…

El cuerpo le dolía horrores, la maldita pierna derecha y las costillas, su hombro le pareció más firme, pero temía moverse demasiado y provocarse otro dolor insoportable…

Alfonso le maulló y él lo llamó imitando el sonido, el gato se acurrucó cerca de su estómago, en eso entró Sam.

- ¿Te desperté? – preguntó algo preocupado.

- No – tenía el pelo revuelto y los ojos de sueño, se le antojó adorable - ¿Dónde te habías metido? – le sonrió.

- Fui al baño – se sentó en la cama y empezó a acariciar a Alfonso -. ¿Cómo te sientes?

- Mejor – cerró los ojos y recordó su sueño, Sam no era Sarah, cuando no lo vio a su lado se sintió vacío, cuando él veía a Sarah en su cama sólo pensaba en echarla -. ¿Te cuento?

- ¿Qué cosa? – alzó una ceja.

- Soñé con Sarah – le sonrió con algo de picardía, quería saber si le molestaría escuchar de otra de sus relaciones… Definitivamente su personalidad apestaba.

Sam abrió los ojos interesado, la preciosa hermanastra de Mike, de la cual secretamente estuvo años enamorado, y la razón detonante por la cual el otro comenzó a golpear a James… Ellos habían terminado, Sarah lloró durante meses, aun siendo ella quien dio término a todo, debido a las fotos del moreno enrollándose con un tipo.

- ¿La querías? – pero realmente aquello era lo único que le interesaba.

- Mmm, la quise cuando empecé con ella – bajó la mirada, se sintió algo culpable por sacar el tema de aquella manera -, luego empezó a molestarme, le gustaba Alfonso, pero empezó a hacerme escándalos porque según ella lo quería más a él…

- ¿Era mentira? – se le anudaron las tripas, sin querer había comenzado a preguntarse lo mismo.

- No – sonrió vacío -, fui horrible con ella… Recuerdo que el detonante fue una vez que llegué tarde a verla, terminamos y ni siquiera me miró a la cara, después de eso fui a un bar gay y me acosté con unos tipos…

- ¿Despecho? Eres una persona horrible – le levantó la cara tomándole el mentón y lo miró a los ojos - ¿Por qué le hiciste eso?

- Porque… No fue despecho, quería hacerlo y ya… No lo sé, me desenamoré y no quería terminar la relación, quería estar solo y a la vez no… - desvió la mirada – Lo siento, no debí sacarte el tema.

Suspiró y lo soltó, James le pareció lejano e inalcanzable, era imposible determinar en qué estaba pensando con asertividad.

- ¿No será que te aburrió que fuera mujer?

- Lo pensé… Creo que en realidad fue eso y no me atreví a cortarla… - Sam se estaba volviendo muy perceptivo – Contigo – captó como la atención del rubio cambió de inmediato – siento como si descubriera facetas a cada rato, ella no me dejaba disfrutarla… Yo – se sonrojó, de pronto se sintió muy torpe.

- ¿Me disfrutas, príncipe? – se rió despacio, notoriamente nervioso por el giro que había tomado la conversación.

- No te aproveches, princesa… - se tendió de espaldas y lo miró fijamente a los ojos – Sam, cuando ella estaba en mi casa me molestaba su presencia, desde el principio, no me gustaba que tocara a Alfonso, creo que en verdad nunca la quise y la dejé entrar porque estaba muy solo… Cuando no te vi recién…

- Ya basta de la tal Sarah – se inclinó y lo besó en los labios -. Tienes que armar una relación desde cero, al diablo como fueron las otras ¿No crees? – volvió a besarlo, la sonrisa que el moreno le dedicó le pareció excepcionalmente bonita.

- Sus deseos son órdenes, princesa – le pasó un brazo por el cuello, sin querer pensó en todas las novias que le conocía a ese rubio… Varias de ellas habían terminado despechadas en su cama, pero no le revelaría eso, al menos no por ahora.

Se subió a la cama hasta colocarse encima de James, sin dejar de besarlo.

- ¿Qué haces? – observó que Sam lo tenía atrapado y se largó a reír.

- Ayer me intimidaste bastante – le sacó las mantas de encima y lo dejó destapado, lo miró con nerviosismo.

- Oye – lo atrajo hacia sí y le mordisqueó la oreja con suavidad - ¿Qué pasa si te descubren?

- Mi mamá y mi tía están durmiendo – tembló, estaba ciertamente intimidado, ese gesto de dominancia le minó la valentía… El cuerpo de un hombre, sin embargo sentía increíbles deseos de meterle las manos bajo la ropa -. No hagas eso.

- Mmm – ronroneó con suavidad - ¿Te intimidé? Parece que sigo ganando… Agradece – lo soltó y se quedó quieto en la cama, con ambos brazos a sus costados -, agradece que estoy herido.

- Cállate – aquel gesto felino despertó un deseo increíble dentro suyo, se inclinó sobre su cuello y se lo mordió, James volvió a ronronear y a reírse, odiaba que siguiera teniendo la situación bajo su control -. ¿Alguna vez dejarás de estar al mando? – su olor le colmó los sentidos, apresó con los labios el lóbulo de la oreja y bajó dando besos por su cuello, hasta mordisquear los huesos de su clavícula.

- Quítame – cerró los ojos, le estaban empezando a dar escalofríos – el control entonces – jadeó.

Tomó sus labios con más pasión y abrió muy lentamente el pijama, introdujo la lengua y se quedó sintiendo la intensidad del beso mientras se elevaba. Observó su torso vendado, pasó suavemente la mano por encima. Soltó sus labios para mirarlo, James pareció un poco preocupado. Le llamaron la atención los moretones de la cadera, los tocó y notó que el tacto había sobresaltado a James.

- ¿Duele?

- No – jadeó, aliviado de que los ojos de Sam no revelaran angustia -, me dio…

Apretó suavemente los huesos de la pelvis y se inclinó a besarlos, no se atrevería a llegar más lejos que eso, pero le provocó cierto placer ver como se le colocaba la piel de gallina. Se metió entre sus piernas y repartió besos por toda la zona… Tenía los labios helados de tanto pensar que realmente lo estaba tocando, que el sabor de su piel era la que le invadía la boca, así mismo la ansiedad de saber si se atrevería o no, alguna vez a sacarle por pantalones y seguir descendiendo.

- Sam… - jadeó, era una de las pocas veces que un gesto tan efímero empezaba a calentarlo, sin embargo tenía miedo de excitarse demasiado y asustarlo… Le causó gracia estarse preocupando de esa estupidez.

- Alguna vez… Me atreveré a hacerte esto más abajo… - dijo sin pensar.

- ¡No me digas eso! – gimió sorprendido, la declaración lo había pesto muy nervioso…

Estuvo tentado a apartarse, pero se resignó a dejarse caer a un lado suyo y ponerse a reír.

- Fue demasiado para mí – declaró, observó como James se tapaba la cara y se reía con angustia.

- Eso fue cruel – lloriqueó -, manerita de terminar… - tenía el corazón en la garganta.

- Lo siento, lo estaba pensando y te lo dije – se escondió tapándose la cara con las mantas.

- Bueno, por mi salud física espero que alguna vez te atrevas – no quería mirarlo, estaba rojo y no conseguía calmarse, la imagen de Sam entre sus piernas… Lamiéndolo… Se lo había imaginado sin querer y ya no había forma que se le fuera, luchaba por controlar su cuerpo.

Cerró los ojos, tenía las manos heladísimas, juntó valor para mirar de reojo a James, la imagen del moreno tapándose la cara con el brazo, la cara roja y la respiración agitada le provocó un vuelco en el corazón, se había apartado demasiado pronto… Tenía el control, James no era ni siquiera capaz de mirarlo… Quería seguir tocándolo…

A su lado estaba un hombre, igual que él, pero sin embargo más guapo que cualquiera de los que había visto en la vida, por su culpa lo habían herido, por negarse a cruzar la línea… Le apoyó su gélida mano, nuevamente en el vientre y le sacó el brazo de la cara, su mente le daba vueltas. James lo miró con curiosidad, había saltado cuando tocó su piel caliente. Tomó sus labios con voracidad, penetró con la lengua la húmeda cavidad y se enredó a la de James, que jadeaba más fuerte, si bajaba la mirada era capaz de ver el bulto que se evidenciaba en sus pantalones.

Tocó su cadera y finalmente metió la mano bajo la ropa, no tenía idea de qué estaba haciendo, sólo que James se aferraba a su espalda como un gato, enterrándole las uñas a través de la tela.

Estaba realmente sorprendido, no pensó nunca que volvería al ataque, por lo que ciertamente no tenía nada planeado que decirle, sólo se afirmaba a él, rogando que no dejara de tocarlo… Que no cambiara de parecer, con una erección completa en la entrepierna, rogando que bajara la mano y lo tocara.

- Te veías exquisito – susurró – ¿Qué tengo que hacer?

- No me pidas milagros – jadeó volviendo a besarlo.

- ¿No que ibas a guiarme? – metió los dedos dentro de la ropa interior, ansiaba ver qué cara pondría, sus ojos verdes estaban brillantes.

- ¿Quieres eso? – cortó el beso y le lamió los labios, estaba tiritando – Olvídalo, ya no pienso.

- ¿Y ahora? – bajó la mano, agarró la erección entre los dedos, tuvo que convencerse de que no estaba soñando, de que era él quien estaba tocando a James, pero estaba tan caliente que sus ideas homofóbicas le valieron un bledo cuando el otro le clavó los dedos más fuerte que nunca y tuvo que apartarse para coger aire.

- No pensé que… Ibas a hacerlo ahora – lo besó con desesperación -. Primera vez que alguien me tiene así.

- Eso debe ser mentira – movió los dedos con torpeza, su cerebro apenas funcionaba, su propio cuerpo estaba exaltado, sentía como su miembro crecía al igual que el que tenía en la mano.

- No… - sonrió, todo había pasado tan rápido que no había tenido tiempo para prepararse. Sentía en la pierna que Sam estaba en las mismas condiciones que él – Te digo que me sorprendiste…

Movió la mano y empezó a masturbarlo, ya no fue capaz de volver a concentrarse para besarlo, estaba demasiado impresionado con la cara de placer que tenía, había empezado a jadear con él y a restregarse contra su cuerpo, no se dio cuenta cuando James metió su mano dentro de su pantalón y comenzó a imitarlo.

- Tú también – murmuró -, quiero tocarte – cerró los ojos, demasiado excitado para manejar correctamente su cuerpo.

Pensó brevemente en la noche anterior, en cómo se había echado hacia atrás y se burló de sí mismo, al final las cosas no tenían que pensarse demasiado. Movió la mano con más rapidez, era la primera vez que le permitía a alguien tocarlo, la mano de James se movía con una destreza impresionante, se le estaban nublando los sentidos, temblaba bajo su contacto.

Le dolía respirar con tanta fuerza, pero el aire simplemente no entraba a sus pulmones, apretó los dedos alrededor del pene de Sam y bajó la cabeza, no aguantaría mucho más, su cuerpo recibió una descarga eléctrica poderosísima y todo terminó volviéndose blanco, los movimientos de Sam, se volvieron más frenéticos, terminó un poco después que él, pero no fue consciente de eso en absoluto, a penas conseguía fijar la vista…

Se quedó inmóvil y se recargó en ese cuerpo tembloroso y maltrecho, James estaba muy agitado, había abierto muchísimo la boca, dejando escapar un gemido, él se había tragado la voz, pero el otro al parecer no había podido…

- No puedo creer que… - sacó la mano con temor, se miró los dedos con curiosidad, James también sacó la mano y la dejó levantada para no tocar nada, seguía con los ojos cerrados - ¿Estás bien?

- ¿Qué me hiciste? – sonrió, su respiración lentamente volvía a la normalidad.

- James…

- No, Sam – abrió los ojos un poco y lo miró divertido -, nunca había quedado así, parece que estar abajo no es tan malo…

Le sonrió y se levantó buscando algo con que limpiarse la mano, encontró una caja con pañuelos dentro de un cajón y le alcanzó unos a James.

- No tengo idea de lo que hice – le dio la espalda -, sólo que me moriré de vergüenza cuando te mire.

- No te predispongas – se miró la mano, ni siquiera se había fijado cuando el otro se vino… Se limpió los dedos, la primera persona que lo tocaba y no se fijaba en esos detalles…

- No es eso… Yo, fue tu culpa, esa cara vulnerable que pusiste – se dio vuelta, apenas encontró sus ojos se sonrojó.

- Me pusiste nervioso – balbuceó…

- James ¿Soy Sarah, o soy como todos los anteriores?

Respiró profundamente, sus exquisitos ojos azules, su sonrisa, su buen humor y la calidez de ese chico que tenía en frente… Su mano fría masturbándolo y drogándole los sentidos… Volvió a respirar profundamente, estaba enamorado, no era sólo la confusión general que sentía, su corazón estaba que explotaba de ganas por metérselo dentro y fundirse con esa mirada llena de ansiedad y posesividad.

- No idiota – se sentó con mucha dificultad y le tomó la mano -, tú eres diferente a todos – lo besó con ternura.

 

Notas finales:

¡¡James, por favor deja de estar tan herido!!

Mil lecturas en poquitos días, estoy cuanto menos emocionada :) Muchas gracias, por su apoyo y comentarios.

Espero leerlos como de costumbre, muchos saludos y espero que les haya gustado el capítulo.


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