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Cuando Sam baja al infierno por Rushia

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Notas del capitulo:

Porque él tiene ojos para mí, por eso le quiero.

Elliot tenía 14 años cuando se dio cuenta de que le gustaban más los hombres que las mujeres (En realidad que le gustaban los hombres, porque las mujeres le eran totalmente indiferentes). No se lo contó a nadie, pero cuando todos en su casa se enteraron, en menos de 3 horas estaba de camino a un internado de esos en los que tratan de sanarte de los males de la vida.

Se miró al espejo y se arregló el cabello, afuera de su cuarto su madre estaba, para variar, peleando con su abuela, que no hacía más que reclamarle lo mal que había criado al niño y que la esperanza de su linaje se iba al carajo a cada instante… Por el hijo bastardo sin padre de Alice y su hijo maricón.

Le hablaron de Dios, de Adán y Eva y de todas las cosas buenas que la sociedad por lo general aprueba y aplaude, él asintió, dijo que las haría, y en menos de lo esperado lo soltaron… A la semana se estaba acostando con un tipo que conoció en una disco, por el simple hecho de hacerlo, para acordarse de quien era.

Se rió despacio, realmente le gustaba sacar de quicio a la vieja esa.

Tomó su mochila y avanzó por el pasillo sin importarle nada, se despidió cordialmente de su abuelo y padre, a los que les importaba poco y nada lo que él hiciera consigo mismo, siempre y cuando siguiera manteniendo las excelentes calificaciones que tenía en el colegio y no se metiera en las drogas.

Su madre lo agarró antes de que saliera y le dio un abrazo, le metió dinero en el bolsillo y lo empujó fuera para seguir discutiendo con su suegra.

-          ¿VAS A DEJAR QUE SALGA? – gritó la mujer, enajenada.

-          LO QUE YO LE PERMITO HACER A MI HIJO ES…

Salió lo más rápido que pudo, estaba cansado de seguir escuchando la discusión.

Se metió al auto y lo encendió, condujo fuera de la casa y encendió la radio, suspiró pesadamente, se sentía realmente exhausto y no se había percatado de ello. Tenía 17 años, ni siquiera sabía lo que quería estudiar y su abuela ya estaba pensando en que no tendría nietos.

Tal vez a la vuelta de la esquina haya una mujer que me encante, pensó brevemente, o al menos que no lo hiciera sentir tan atrapado… Quizás debería buscarse una, todos se dejarían de molestar, todos…

Estacionó frente al taller de tatuajes del que supuestamente era su novio, le dolió el estómago. Por tipos como ese se había pasado 3 semanas escuchando la palabra de Dios, recibiendo baños fríos y rezando estupideces, por una sensación de libertad más efímera que el humo del incienso que tanto le hicieron oler.

Se bajó del vehículo, no quería estar allí tampoco.

¿Cuál es el lugar en el mundo de Elliot?

Le dio escalofríos no encontrar ninguna respuesta a esa interrogante.

Mientras caminaba pensando en los lugares que tenía para escaparse, Francis, su algo, lo vio a través de la ventana y salió a recibirlo. El tipo medía 1.80, era grande y corpulento, le gustaba hacer pesas, por lo que sus brazos eran bastante musculosos, y estaba tatuado entero.

Tensó la sonrisa y lo abrazó, Francis estrechó su cintura y lo besó con una pasión bastante molesta, considerando que estaban parados en medio de una avenida bastante concurrida…

Lo empujó suavemente y le sonrió.

-          Vine a buscarte ¿Estás listo?

-          Busco mis cosas y salgo – habló con su tono de voz profundo y grave.

Le asintió y se acercó de vuelta al auto. No entró y se quedó apoyando en la puerta fumándose un cigarrillo, sabía que tenía algo de tiempo porque si bien era la hora de salida de Francis, este siempre se demoraba un poco en salir y en terminar de ordenar sus citas para el día siguiente.

Elliot y sus silencios, sus secretos y sus pensamientos de los que nadie tenía idea. Le dio una profunda calada al cilindro que tenía entre los dedos y botó el humo esperando que el alma se le fuera con él. Se sentía solo y abandonado, creía que las cosas eran de una forma y en realidad no tenía ni la más remota idea de cómo vivir. Abuela Georgia se había encargado de que por años él no tuviese que hacer nada, todo eran órdenes y demandas. Él jamás tuvo que pensar en lo que quería, ni en lo que iba a hacer después al rato, la mujer siempre lo sabía, y mientras le hiciera caso todos iban a quererlo… La viva prueba de ello fue cuando le dijo a su primo que le gustaban los hombres, algo que nadie le había ordenado, y este se había retraído en sí mismo y se alejó lo más que pudo…

Sam, sonrió pensando en el moreno, en sus ojos de gato, y en la forma en la que se comportaba ese prejuicioso al que tanto había llegado a querer.

Francis salió y lo miró de forma extraña, se le acercó amenazante, Elliot se quedó helado, el cigarro se escapó entre sus dedos y se maldijo internamente. Odia que fume, alcanzó a pensar justo antes de que el tipo lo sujetara con fuerza por los hombros, rogó que no lo golpeara, o al menos no en la calle, frente a tanta gente.

-          ¿Por qué estabas fumando?

-          … - No supo qué contestarle.

-          Sabes que no me gusta… - gruñó y lo soltó, Elliot suspiró pesadamente, el alma le volvió al cuerpo – Voy a manejar yo, no confío en ti.

“Es mi auto” pensó furioso al pasarle las llaves, pero no se atrevió a replicarle.

**

Dejó las llaves colgadas en la pared de la entrada, se miró al espejo de reojo y sintió infinita rabia subiéndole por todo el cuerpo.

No entendía por qué se odiaba tanto para permitir esa clase de maltrato. Francis le había arrebatado sus cigarros, lo había golpeado varias veces (En partes no visibles del cuerpo) y luego había procedido a violarlo…

Apretó los puños y gimió. Caminó por la casa fingiendo cansancio en caso de que su abuela se apareciera y se metió rápidamente a su cuarto. A penas llegó se cambió de ropas y salió al baño, apestaba a la colonia barata del tatuador y lo que menos quería era que lo descubrieran con las manos en la masa.

En el baño se observó un rato en el espejo de la pared y notó lo furioso que estaba, de verdad tenía que odiarse hasta la muerte para permitir semejante trato…

¿Y si lo dejo, qué…

Estaría solo, como todos los días previos a conocerlo, a ese tipo controlador y maltratador, que disfrutaba de su dolor y de su indiferencia para recibir los peores castigos…

Porque él tiene ojos para mí, por eso le quiero.

Se desplomó sobre la taza del baño y se miró las manos, se sintió patético ¿Tanto necesitaba el amor que no era capaz de liberarse? Bajó la cabeza y suspiró pesadamente…

**

Georgia entró sigilosa a la pieza y despertó a su nieto acariciándole la cabeza, el otro despertó asustado, la miró casi con horror y con la respiración consiguió calmarse.

-          ¿Abuela? – se extrañó al verla, por lo general casi no tenía roce con ella, aunque vivieran en la misma casa.

-          Hay algo que quiero preguntarte – le dijo con severidad.

-          Adelante – se sentó incómodo, intentando recordar su el pijama le cubría todos los moretones, o si se le escapaba alguna mueca de dolor por moverse.

-          Sam… Y ese otro niñito que tenía en la casa…

-          No abuela – adivinó a donde se dirigía y la interrumpió. Le mintió con descaro, no deseaba que Sam corriera su misma suerte, incluso después de todo el daño que le había hecho la indiferencia de su primo cuando lo rechazó al confesarle su sexualidad.

-          ¿De verdad?

-          Sam no es como yo… - murmuró – Él no está enfermo – le sonrió, la mujer estaba mirándolo con asco, se frotaba la mano con la que lo había acariciado contra el pantalón.

-          Que alivio – tensó una mueca parecida a una sonrisa y salió.

Se volvió a tender en la cama y cerró los ojos con fuerza… Estar enfermo, sí, esa era la mejor definición que podía encontrar para explicar su estilo de vida actual…

-          Estoy enfermo – se dio la vuelta y por primera vez se permitió derramar un par de lágrimas, no muchas, porque sino simplemente no se detendría más.

Notas finales:

Ya, volví, la verdad algo molesta porque mi semestre cerró el viernes (Sí, este viernes, salí de clases el 24 de Enero, fecha normal en Chile para eso... 18 de Diciembre máximo) y estaba muriéndome, además de eso se me murió mi computador y qué les voy a decir, perdí al menos 5 capítulos de esto y estuve con ataque... Al menos pasé tooodos mis ramos y no quedé con ningún examen ¡Yey para mi!

Escribí de nuevo, es corto pero tengo que retomarles el hilo, ya casi ni recuerdo los perfiles de Sam y créanme que es una pena tener que empezar de nuevo cosas que estaban casi listas (Rabia... Computador maldito)

Lo mismo de siempre, gracias por leer hasta acá, sigo aquí por ustedes (: Y espero saber sus opiniones.

Muchos besitos, saludos y nos leemos pronto!


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