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Cuando Sam baja al infierno por Rushia

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Notas del capitulo:

Para todos aquellos que se preguntaban qué fue lo que pasó con Zack.

Dejó la caja de arena y comida suficiente para un día, el gato se le acercó despacio, temeroso, pero de la misma forma en la que se había acercado a James, extendió su mano con confianza y le acarició el lomo, era terso y firme, le provocó nervios, pero el gato maulló y comenzó a ronronear, de pronto se le antojó menos horroroso.

- Volveré mañana, y todos los días hasta que tu amo venga a cuidarte – le susurró en un tono algo meloso.

- Ah, Sam – su madre se apareció, había vaciado el arenero y recogido los periódicos, estaba sacándose los guantes -, llamaron del colegio, encontraron sus cosas en el callejón junto al…

Levantó la mirada, su madre ya no estaba en la habitación, creyó escuchar como su tono de voz cambiaba. Volvió a acariciar a Alfonso antes de volver a ponerle comida, no sería suficiente, aprovecharía de preguntarle a su madre qué le ocurría y de traer otro plato.

- ¿Junto a qué cosa? – llegó a la cocina y agarró un pocillo, su madre estaba pálida - ¿Mamá?

- Anda mañana al colegio, te pasarán las cosas… Yo iré a recogerte…

- ¿Junto a qué? – su expresión era demasiado sombría, luego recordó algo, en esa obra que estaban interpretando él y James no eran los único personajes – Zack…

- Ay – la mujer salió despavorida de la cocina y se sentó en un sofá, se veía destrozada.

- Zack – se acercó corriendo, el corazón le golpeaba contra el pecho, y sus adoloridos huesos acordaron de pronto devolverle el malestar - ¿Qué le pasó a Zack? ¿Mamá? – se arrodilló a sus piernas y sujetó sus rodillas – Mamá…

- Lo mató, Mike lo mató a golpes, le quebró la nariz y se… Se ahogó con su sangre… Sam yo, yo cuando supe… Sam yo – lo abrazó, con todas sus fuerzas, su hijo apenas respondía - ¡¡LO ÚNICO QUE HICE FUE AGRADECER QUE NO FUERAS TÚ!!

Sam no podía creerlo, le sonaba falso, Zack, que había cambiado de opinión a último minuto, Zack, que siempre se reía de sus bromas por más aburridas que fueran… Zack, el primero que le había hablado cuando llegó a ese frío colegio… Estaba muerto, muerto porque él había arrancado con otra persona, con la persona que quería, pero que no había hecho nada por él, que ni siquiera lo consideraba su amigo, pero su real amigo estaba…

- No es cierto – intentó despegarse de ella, la estancia de pronto fue muy pequeña para todo lo que sentía, ella lo afirmaba, él necesitaba sacarse esas emociones, eran demasiadas, demasiado grandes, estaba ahogándose, eran mentira -, él está vivo, mamá, mañana lo veré en el colegio, me va a sonreír y todo… ¿Mamá?

- Sam… - le acarició la cabeza, se sentía mal por haberle dicho, pero era demasiado tarde para arrepentirse, lo único que sentía en ese momento, era nuevamente la misma gratitud que sintió cuando su hijo despertó en el hospital – Estás vivo, hijo, vivo…

*

El colegio estaba igual que siempre, su madre caminaba detrás suyo, pero él creyó por un instante que al entrar le dirían dónde se estaba recuperando su amigo… El hall principal estaba lleno de flores, un altar con una pequeña fotografía de Zack, rayada y salpicada, nadie lamentaba demasiado su muerte, pese a que hubiese muerto tan joven y por salvar a alguien más, nadie lo extrañaría, tampoco nadie extrañaría a Mike…

“Si hubiese sido yo, posiblemente estaría igual”

Pensó con amargura cuando tomó el marco. Sacó un pañuelo del bolsillo y se dedicó a limpiarlo, se sentía destrozado por dentro, su mente estaba tan aglomerada de emociones y pensamientos que no sintió cuando el director apoyó la mano en su hombro.

- Me alegro que te encuentres bien – su tono fue mecánico, firme…

“Miente” sintió en el fondo de su corazón “, no se alegra, se impresiona, no le importa tampoco”

- ¿Cómo se encuentra James?

- Estable – devolvió el marco a la mesita, a él sí lo lamentaba, a James… Igual que él, la muerte de Zack no le dolía tanto como le habría dolido perder a James, se sintió asqueroso, un traidor que no merecía tocar ese marco “Te abandoné…” - ¿Y Mike?

El director pareció sorprenderse, miró a su madre con curiosidad y ella negó con la cabeza, odiaba sentirse tan desconectado.

- Se suicidó, creemos que fue producto de haber asesinado a su amigo… - las palabras le sonaron como vidrio molido.

Nuevamente a la deriva, perdido y solo, con un montón de dudas… Ese mal nacido no quería ir a prisión, por eso se suicidó, él lo comprendía perfectamente… Se preguntó su acaso después de matar a James no iba a hacer lo mismo, dejándolos a él y a Zack como únicos culpables… “Me alegro que este muerto” pensó con severidad.

- Ya no lo molestará más – se volteó a ver el altar de nuevo, el pecho le dolía de sólo pensar que no lo vería nunca más.

- ¿A James? – le preguntó el hombre con suavidad, él sólo se limitó a asentir.

- Ni a mí…

Su madre se acercó y lo sujetó por los hombros, él quería que ella sujetara su vida un instante, no podía con tanto dolor, simplemente no podía…

El director le pasó su mochila y el bolso de James, que estaba salpicado con sangre… Los tomó con firmeza, no pesaban, pero la sangre sí le golpeaba las entrañas, después de todo había estado en lo cierto, James habría muerto de no ser por lo que había hecho, y Zack había impedido que los siguiera, pagando con su vida…

Cuando se sentó en el auto notó que la croquera de James estaba dentro del bolso, se sentía tan mal que pensó que sus dibujos lo animarían un poco, su madre le sonrió y abrió el bolso por él.

- ¿Quieres ir a verlo? – Sam asintió – Vamos, ve los dibujos, no creo que se moleste si le explicas.

- Sí…

Pasó las hojas como un muerto en vida, sin fijarse en los detalles, eran bocetos preciosos, pero vacíos, le faltaba color, y a su alma le faltaba calor para apreciarlos, de pronto llegó a la última hoja, era él, dibujado con lujo de detalles, con sus ojos azules fulgurando a través del papel, el corazón le envió un chorro de sangre caliente a todo el cuerpo y se sonrojó… Su expresión era confusa, la forma en la que James lo veía le supo aterradoramente perceptiva, él lo leía, sin saber qué estaba leyendo, pero sí veía entremedio de las rendijas de sus defensas… Zack estaba muerto, pero él estaba vivo por los pelos, él y la persona más curiosa de todas…

Su madre suspiró y le quitó la croquera cuando estacionó, sonrió divertida, el dibujo era casi una fotografía desarmada, perfecta y exquisita, comprendía porqué su hijo estaba tan sonrojado, y nuevamente agradeció a los cielos que su pequeño tuviera salvación.

- Ve a verlo.

Sam salió del vehículo corriendo, con la croquera bajo el brazo, que se la había arrebatado de un tirón a su madre, y el bolso cruzado.

James estaba deprimido, aburrido y solo, su familia lo visitó en la mañana, su madre lo regañó bastante, su padre permaneció en silencio, su madrastra tironeaba al hombre, estaba embarazada y quería irse, finalmente los únicos que quedaron fueron su madre y su padrastro, un tipo que no soportaba, se habían ido a los 20 minutos de llegar (Su padre se quedó 5), le dejaron dinero y pagaron las cuentas, el resto, tal como le dijeron, tendría que verlo él mismo…

Sam entró en la habitación jadeando, se levantó asustado al verlo, era un amasijo de emociones, y cansancio, pero le devolvió el alma al cuerpo, la habitación le pareció más acogedora, menos inmensa.

- Sam…

El rubio se acercó, traía su bolso colgado, y su croquera… Le mostró el dibujo, aquél que no quería que viera… Pensó en molestarse, pero lo descartó y asintió, no podía enojarse, no tenía razones para hacerlo.

- Mike y Zack están muertos - habló rápido, como si necesitara vomitar las palabras, y al hacerlo empezó a llorar, por primera vez desde que se había enterado -, Mike mató a Zack y luego se suicidó… Yo… Mis amigos están muertos, pero tú… Yo tenía que salvarte…

James extendió sus brazos, no lo alcanzaba y no podía salirse de la cama sin ayuda, pero lo intentó, se afirmó con su brazo izquierdo y se acercó, reptando por la cama, su pierna derecha le dolía horrores, pero Sam estaba inmóvil en la esquina, mostrándole el dibujo y llorando, de pronto no pudo moverse más, la vía del brazo había alcanzado su límite.

- Sam… ¡Acércate, idiota! – volvió a extender los brazos.

Sam avanzó temeroso y se abrazó a ese cuerpo maltrecho, le manchó el pijama con las lágrimas y se aferró a su espalda, la vida se sentía tan bien, tan extraña y poderosa… Esa era la vida por la que luchaba, la que le hacía latir el corazón a James, la que lo hacía sentirse cálido, la que lo hacía temblar cuando movía sus manos y tocaba sus heridas.

Se separó de él con pocas ganas y lo levantó con cuidado para acomodarlo en la posición correcta, James lo miraba temeroso, cuando lo dejó bien lo cubrió con las frazadas y volvió a abrazarlo, con el cuerpo medio colgando, el otro lo fue guiando hasta recostarlo de lado.

- Si nos pillan las enfermeras te van a retar – susurró mientras peinaba esos cabellos rubios -, eres un llorón, míralas y te perdonarán.

- James…

- Dime -, estaba preocupada, lo miró entre sus brazos y suspiró, no entendía qué estaba haciendo, pero quería que dejara de llorar, tampoco entendía porqué…

- Gracias – cerró los ojos y siguió derramando pesadas lágrimas -, ya no veré más a Zack, me siento muy culpable…

James asintió, con su brazo móvil acariciaba su espalda y cabeza, con el otro sujetaba su cintura… Se sintió amargado, lamentaba la muerte de sus amigos, habían muerto por un desconocido…

- Me siento muy culpable – continuó Sam -, porque no me arrepiento de haberte salvado – se aferró a él -, soy un asco de persona, pero en ese momento no me importó lo que les pasara, ahora mismo… No te cambiaría por ellos…

James se atragantó, fue casi doloroso, sus padres se habían ido, lamentaban que existiera, pero ese llorón, que apenas conocía, le estaba diciendo que significaba mucho más que aquellos dos que fallecieron….

- ¿Por qué? – se estaba aterrando, nuevamente la caja de sorpresas que era Sam, le dio escalofríos.

- No te lo diré – sonrió -, pero me alegro que hayas sabido calmarme…

- ¿Calmarte?

- Ese dibujo – apuntó la croquera, se le había caído cuando lo llamó – me hizo saber que hice bien en huir contigo, no iba a detener a Mike nunca, y Zack tampoco iba a ayudarme, fueron sólo piezas de dominó, y yo hice que se cayeran…

- No es tu culpa – enterró la cara en su cabeza -, no lo es…

- Alfonso está bien – volvió a cerrar los ojos, no quería ponerse a pensar en los escalofríos que sentía -, más rato iré a verlo de nuevo… ¿Cuándo saldrás?

- Cuando me saquen los fierros de la pierna – se destapó un poco, Sam abrió un ojo y lo tapó él mismo.

- No me muestres eso de nuevo…

- Vale ¿Te sientes mejor?

- No, pero esto ayuda…

La madre de Sam se quedó en la puerta y suspiró, estaba aliviada, más tarde lo molestaría, pero tampoco tenía nada que reclamarle, durante esos días con James, su hijo había vuelto a ser más alegre y vivaz, sentía que Sam había muerto y vuelto a nacer, estaba aliviada, al menos la muerte de Zack no calarían tan hondo.

Notas finales:

Esto se me hace complicado, tanta emoción... jajajaja.

Gracias por los comentarios, espero más, así mismo tantas visitas, nunca me habían leído tanto jajajaja, espero que les guste, nos leemos pronto.


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