Se encontraba en su habitación leyendo el periódico escolar, una basura, para su criterio, lo miraba con una gran satisfacción, una sonrisa socarrona y estúpida se asomó en su perfecto rostro, y se agrando más, escucho fuertes golpes en la puerta que correspondían a su habitación, y acompañada de un >>abre bastardo<<, fue el detonante de su felicidad. Se acercó a la puerta y como si fuera una diva abrió lentamente.
Algunos flas de las cámaras le irritaron la vista, frente a él, aquel chico de pelirroja cabellera y ojos de un color, que a simple vista, nunca, podrías descifrar la tonalidad, verde, azul, o ambos, salió de sus cavilaciones cuando el pelirrojo técnicamente le obligo a entrar a su propia habitación mirándolo fijamente.
-Que… -. Fue lo primero que atino a decir, como si fuera a romperse le extendió la foto del periódico escolar, era una fotografía de ambos, lo miro con fingida sorpresa y disgusto. Como era posible que una foto donde el mismo Uchiha le sujetaba la cintura, durante un beso, se colara por el colegio.
-Sé que fuiste tú… -. Su mirada parecía poder leer su alma, pecadora, claro estaba, le mantuvo la “radiografía”, como si de un juego silencioso se tratase, el que ladeara la cara perdería. –Este juego, es para dos. Uchiha-. Y sin más se retiró, los chicos de afuera le seguían tomando fotos, sería el encabezado de la mañana siguiente, definitivamente daba gracias a Kami-sama, porque su amigo Juugo tomara esas clases -según el- inservibles de computación. En cuanto el ruido termino de joder el silencio que había construido hace momentos, sonrió, satisfacción, el pelirrojo estaba dispuesto a jugar.
Como si de su mejor día se tratara, salió de la cama dispuesto a declarar victoria, se bañó y peino como si su vida dependiese de ello, tenía que ver el rostro del su motivo de maldad, fingiendo una cara rígida e inexpresiva camino directo al salón, con pasos ordenados, detonantes de autoridad, algo sin duda había cambiado el ambiente a su paso, todos los miraban como si de un héroe se tratara.
-A hora buena Uchiha… solo tú has podido donar al mapache-. Un simple comentario, de parte de Kiba el chico amante de los perros acompañado de un golpe amistoso en el hombro, una, dos, tres o más docena más de ellos. Su orgullo crecía a rápidamente…
Entro al recinto como la que era un imbécil con el orgullo inflado, diviso a lo lejos a su futuro novio, y de la manera más sínica posible dijo:
-Que tal Sabaku… -. Su tono de voz cargado de prepotencia, el pelirrojo lo miro, por segunda vez en su vida, con alguna carga de sentimientos, odio y resentimiento, “Bueno por algo se empieza”, pensó para sí mismo.
El Sabaku No solo de respondió un: -Piérdete Uchiha-Bastardo- y volvió a mirar a la nada, estaba molesto y se vengaría, fuera lo único que llegara hacer en su miserable vida, y golpearía directo al Uchiha en donde más le dolía, ya tenía una visión concreta de lo que aria, no le había hecho gracia que sus compañeros del salón le miraran como un trofeo que solo el bastardo había conseguido. No. Su estatus como lo más imposible del planeta se había arruinado y no lo permitiría. Estaba tranquilo esperando a aquel ser humano digno de su palabra, curiosamente amigo de su fastidio, y ahí estaba el rubio, de ojos azules, caminando con pasos tranquilos y llenos de alegria fuera parte de un plan malévolo, se sentó junto al pelirrojo y dedicándole una sonrisa que en si le alegro el día.
El taheño ni tonto ni perezoso, fue directo al grano, aclaro su garganta para que su voz saliera lo más entendible… el rubio justamente le dirigía la mirada.
-Hola… -. Justo en el momento cuando las palabras salieron de sus gélidos labios el aula de clases se quedó en un sepulcral silencio, al rubio la sangre se le acumulo en las mejillas, sonrió como idiota enamorado y le saludo de la misma manera solo que con un tanto de entusiasmo más que el pelirrojo, comenzando a si conversación, aunque parecía más un monologo impartido, mientras el rubio parloteaba, Gaara solo asentía de vez en cuando.
…
El Uchiha fingía no escuchar los alaridos, y parloteo del cabezota de Naruto, estaba furioso y su lápiz partido a la mitad solo afirmaba lo que quería serle al rubio y compañía, abrió los ojos como platos al escuchar las palabras más desastrosas que pudo haber escuchado a su corta vida.
-¿Quieres salir conmigo?… -. Aquellas palabras formuladas en un cuestionamiento que le erizo los bellos, nunca espero oírlas de los labios del bermejo, el bolígrafo de metal se rompió en dos, no estaba soñando ya que la expresión de Naruto era una mueca de felicidad, estúpida e envidiable sonrisa, el azabache solo sonrió de medio lado el seria el siguiente en mover las piezas del tablero, “amigo-enemigo “pensó para sí, esto solo ha comenzado.
El rubio no cabía de la en sí mismo, de verdad el chico de hielo lo había invitado a salir, el indomable mapache, el sexy e imposible chico que todo mundo veía como un trofeo de oro, sus dudas siguieron, escucho el romper de un objeto, poco le importo, lo único en su mente era el cómo se vería el ojos claro en sus brazos, recordó el beso del periódico escolar y supuso que eran tratas de Sasuke, lo conocía perfectamente.
Luego de decir un abierto “si” a la pregunta de Gaara, le invito a ver el entrenamiento del equipo de futbol, le impresionaría con sus espectaculares jugadas.