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Servicio a la habitacion (junjou terrorist) por Yukimura_Takano

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Notas del capitulo:

hola hola!

desde hacia milenios que no actualizo este fanfic... lo admito UwU me meresco su odio eterno .w.

bueno, este capitulo viene largo para el agrado de ustedes y de mi amiga que no hace poco cumplio años owo

los misterior vuelven y henrredan la drama mucho mas haciendola mucho mas confusa... tranquilas... pronto se resolvera los enigmas de este hotel tan peculiar... ;)

nos vemos pronto entonces en otra conti con mas drama (la amo <3)

—Las noches de esta ciudad son muy lindas superficialmente, pero por dentro... oculta un secreto más que tenebroso lleno de grandes submundos de los que, individualmente, tienen su historia: comienzo y fin. —la sirvienta de cabellos rubios estaba platicando con un hombre bastante bien parecido en la gran puerta—.

—no veo porque no enamorarse de esto... —el hombre estaba recargado en la pared mientras que de fondo se escuchaban  un concierto de gritos entre dolor y placer—.

—... lo que sea... —contesto esa chica—. Aquí es donde vivo, donde tengo que estar... es mi vida, aunque no dure mucho... —

...

 

— ¡ahh! ... ¡dios mío! ... Mi... Miyagi... no... —el chico de ojos niebla gemía mientras que se movía con fuerza por encima del cuerpo del mayor—.

—ah... —apenas audible eran los jadeos del de los ojos amatistas—.

—yo... no... ¡AHHHH!

   Cuando su cuerpo ya no le daba más, se vino con fuerza en el pecho de este, manchándolos a ambos se ese líquido algo traslucido.

—ya estas satisfecho, ahora vete. —Miyagi se levantaba a de la cama hacia el baño—.

—oye... déjame disfrutar la comodidad de tu semilla un rato mas... —hacia puchero el rubio—.

—... pero después te bañas y te largas de aquí... —le dijo en seco—.

—oye, Miyagi. —Se sentó en la cama cubriéndose con las sabanas— ¿Por qué eres tan frio? ¿Tan inexpresivo? ¿Acaso ha pasado algo que te ha hecho ser asi? —pregunto con duda... parecía que dio con el blanco porque el semblante, a pesar de que no cambio, no quiso contestarle y se fue directo al baño sin mencionarle palabra alguna—.

PASADAS LAS HORAS...

El hombre de cabellos averdados se dirigía a el gran comedor para los clientes del hotel. No estaba acostumbrado a comer entre mucha gente, pero se sentía cansado de tener que comer siempre solo, o si tenía compañía, el molesto de Shinobu lo acompañaba –aunque claro, después de comer siempre terminaban haciendo “eso”-.

—“hablando de el, no lo he visto desde esta mañana... bueno, aunque sea tendré una tarde bastante tranquila”. —Se sentó en una mesa vacía, observando el menú con detenimiento—.

—oye Shinobu, aun no entiendo porque no lo andas molestando... —en la obscuridad, oculta, la voz femenina le hablaba al travestido rubio que le miraba a Miyagi—. Le puedes sacar provecho e información... quizá se interese en...

—No, no quiero que vea eso aun...  —apretaba los puños con fuerza—. Es tan importante para mi, que no quiero que descubra esa parte de mi... no quiero... perdería lo poco que tiene de confianza... también le recordaría a....

—ya entiendo, no me tienes que contar esa historia que se me de memoria. —su tono se notaba algo molesta y se fue—.

El de los ojos grises mordía su labio hasta sangrarle— “no, no quiero, no quiero que él sepa...”

Miyagi se encontraba en su propio mundo; estaba comiendo algo ligero ya que tenía que salir del hotel: si, también esa era de las razones porque vestía de esa forma, además de salir de su obscura habitación—. “hoy es la fecha... se me había olvidado por un momento...”. —era imprescindible partir de una vez hacia su lugar de destino, ya que era bastante lejos de por allí. Acabo de comer y con tranquilidad pago la cuenta y dio la propina, llendose a su coche.

—“se fue...” —Shinobu vio todo hasta que este se fue, cosa que aún no le dejaba muy tranquilo del todo. No quiso entristecerse mas, por lo que se fue a su trabajo: ya había acabado su tiempo libre para el—.

—Pobre Shinobu... —la chica, aquella que se ocultaba entre las sombras mostraba un poco de su cuerpo, viendo un cabello rubio largo y su traje de maid—. Aun no comienza la diversión... pero no falta relativamente nada... —ella sonrió malévolamente, una sonrisa bastante perturbadora para quien la viera—.

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Ya era bastante de noche, como las 9 de la noche. Miyagi estaba manejando a una velocidad normal, además de que disfrutaba de un delicioso cigarro mientras el viento le golpeaba la cara agradablemente: se sentía poco a poco el sabor al mar.

...

Shinobu estaba enfrente de la gran suite que le pertenecía al de los ojos morados. Trago saliva y con la llave universal abrió la puerta de este: todo estaba tan solitario, aunque lo único que falta allí era el propietario, ya que todo seguía igual.

...

En el lado del copiloto venia un gran ramo de flores; la mayoría de están eran rosas blancas frescas, pronto llegaría a su destino. El camino se volvía una carretera llena de árboles que le hacían sobra al carro de la luz de la luna llena—. “este lugar a cambiado tanto a pesar de que solo ha pasado un año”

...

Toco todo este sintiéndose algo triste—. “no quiero que todo acabe peor de lo que ya está...”. —comenzó a inspeccionar el cubículo mientras entrada donde la habitación y buscaba entre los cajones un libro en especial: un diario color carmín, el cual estaba totalmente escrito en sus hojas, donde a la mitad encontró una foto, la foto de Miyagi con una mujer a su lado—.

...

Llegando al recinto, estaciono el coche y se fue de allí, llevándose consigo el ramo y caminando en una gran fila de escaleras bastante alta.

...

El rubio suspiro y cerro el libro. Siguió revisando y revisando los cajones por si se encontraba algo del cual desconocía de este –de lo poco que no sabía-; inspeccionando un poco la mesita de noche, se encontró con una carpeta de la cual no dudo en abrir y leer su contenido. Su mirada estaba serena pero no alegre, leyendo ese texto con detenimiento; todo estaba tranquilo hasta que sus ojos pronto se abrieron y fue rápidamente a donde se encontraba el teléfono de la habitación y marco a un número no tan esperado.

...

Llegando después de un largo pasaje de escaleras, el viento nocturno que azotaba su rostro mostraba un amplio pasaje que daba vista al mar; lado a lado habían unas lapidas, pero en el centro de su mirada se encontraba a la que venía a visitar. Cuando se encontraba enfrente de la lápida gris, coloco con delicadeza las flores y sonreía levemente—. Hola de nuevo, sensei...

...

— ¿bueno? —Preguntaba una voz desde el otro lado de la línea—.

—necesito hablar contigo urgentemente. —hablo sin rodeos el rubio—.

— ¿Shinobu? Hacía mucho que no me hablas... ¿Cómo has...?

—no vengo a saludar, solo vengo a preguntarte algo. —su tono era frio y cortante con respecto a su padre—. Es sobre Miyagi

—vaya... debes de molestar a Miyagi-sensei... sabes que está muy delicada su situación.

— ¡no me importa! —Estaba ya bastante alterado, tomo un poco de aire siguiendo hablando— ¿Miyagi trabaja todavía para ti?

—espera, ¿Por qué...?

— ¡¿sigue trabajando para ti o no?! —ya era imposible decir que no estaba enojado—.

...

Se sentó enfrente de la tumba mientras hablaba en silencio con el espíritu de su difunta maestra—. Siempre he venido a las 12 de la noche: justo cuando comienza el día de tu muerte... como moriste en esa hora... —sonrió levemente—. Además me da pena ver a tus padres mientras te visito... ya sabrás que siempre he sido así desde que era un prepotente adolecente.

Unas finas lágrimas rodaron por sus pálidas mejillas. La noche estaba tornarse muy fría y nostálgica para el—. Sensei... ¿Por qué el destino es tan cruel para quitarte de mi vida cuando estábamos tan cerca de ser felices? —Ya no se puso evitar la torrente de gotas saladas que provenían de sus ojos—.

...

—no... Miyagi renuncio desde que se divorció de tu hermana.

Colgó sin más, caminando hacia la ventana y su mirada comenzaba a humedecerse—. No... —golpeo con fuerza el vidrio, pero sin romperse—. El... el... —dejo botado en la cama la carpeta de color paja abierta: venia perfectamente la descripción de su misión, misión que estaba ligando el hotel con extrañas muertes sin explicación y que él tenía que investigar—.

...

—sensei... nunca la podre olvidar, ni la dejaría de amar por el resto de mi vida... —saco de su gabardina una pistola—. “Sé que trabajaba antes de policía, pero dese que renuncie, trabajo de investigador, donde me dio a parar al hotel donde también está involucrada su muerte” —se paró de su lugar y apunto el arma al aire—. ¡MATARE AL CAUSANTE DE TU MUERTE, LO JURO!


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