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Servicio a la habitacion (junjou terrorist) por Yukimura_Takano

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Notas del capitulo:

uffffff.... cuanto tiempo no pasaba por este fanfic... bueno, pero aqui esta n.ñ

me siento bien ahora que he comenzado a escribir mas seguido, y este es un ejemplo del cual no habia hecho en bastante tiempo, de hecho una amiga nose si me golpeara o me alabara por actualizar esto... pero ya esta

gracias por seguir esto, y no se preocupen, ya me llego de nuevo la inspiracion y tengo ideas para otros capitulos futuros, por lo que oficalmente puedo decir que estamos a la mitad de la historia! bueno, con eso me despido, gracias y nos leemos pronto!
P.D.: de nuevo, agradecimientos a Elle-chan, mi beta que ayuda a que este capitulo se lea mejor, asi que es trabajo entre dos n.n

—la realidad puede tornarse más mórbida que lo que los cuentos de fantasía nos puede asustar... ¿estás dispuesto a comprobarlo para satisfacer tu mórbida curiosidad? —la chica con ese traje tan pequeño y su cabello rubio bastante largo destacaba ante la obscura naturaleza de la puerta detrás suyo—.

—sí, quiero saber qué es lo que oculta la puerta. —La otra persona decía altamente maravillada con solo poner a volar su imaginación—.

—De acuerdo…una vez que entres aquí, no nos hacemos responsables de lo que te suceda.

Amablemente le abrió la puerta para que este entrara. El pasillo era de un color gris con manchas de humedad consigo; a primera vista parecía un lugar bastante malogrado pero conforme se iba adentrando, se obscurecía mucho más. Pronto el silencio que había se fue adornando con unos desgarradores gritos provenientes de todo tipo de orígenes.

—Es por aquí... —la joven pronto detuvo sus pasos hacia una habitación de muchas que estaba al fondo, abrió la puerta haciendo ver que toda la habitación estaba pintada de rojo—.

—Es... maravillosa... —el señor de pronto torno su semblante a uno excitado por toda la sangre plasmada y varias cabezas en el suelo—.

Una joven estaba acostada, desnuda, amordazada y amarrada: una cara totalmente de terror. Sus gemidos eran opacados por el objeto que cubría su boca. Un hombre mucho más alto afilaba a un lado un machete.

—Bien…mi trabajo terminó aquí, ahora tiene que pagar los servicios. —Tendió la mano al cliente, el cual distraído por el miedo de la joven postrada, pago con un fajo de billetes a la chica. —Que tenga una buena noche señor.

El sonido de los tacones hacían eco sobre los alaridos, la chica contaba seria el dinero, volviendo a la gran puerta cuando un último grito ahogado se escuchaba mientras ella se alejaba,  apagándose tan pronto como comenzó.

******

Ya había pasado una semana desde que se alejó por las buenas de Miyagi, por los fantasmas del pasado que aún le seguían atormentando, pero también sabia por sus compañeras que él se había ido la misma semana que no le vio y apenas hoy temprano había regresado.

—“tranquilo Shinobu, simplemente no hagas nada fuera de lo común, evita mirarlo y... todo estará bien...” —respiro profundo y exhalo tocando la puerta de su cuarto—.

Cuando dio los tres toques, antes de decir la frase del servicio, ya se escuchaba la cerradura de la puerta abrirse, por lo que le sorprendió bastante.

—oh, Shinobu... —el azabache lo miraba con su mirada severa aunque podría notársele algo más agradable en sus ojos. —pasa, ya tengo bastante hambre....

Rio para sus adentros. No había escuchado estas palabras en él, por lo que le pareció cómico tomándolo por su personalidad. Entro al cuarto viendo todo normal a como lo había visto y arreglado los últimos días.

—Extrañaba estar aquí... —susurro para sí mismo, haciendo su cabeza hacia abajo—.

Cabizbajo no vio que Miyagi se había acomodado en la azotea de su habitación de una manera en que el sol no le golpeara mientras fumaba su cigarro.

— ¿dónde te dejo tu comida? —aun con la vergüenza tuvo que mirar hacia donde estaba—.

—oh, déjamelo por aquí,  dame el platillo fuerte por aquí.

Por su trabajo, obedeció, dejando el carrito para ir con sus platos a la terraza, con su típico disfraz de mujer, coloco la comida en esta,  lo cual lo vio pensativo mirando hacia adelante suyo.

—bueno, supongo que eso es todo por hoy.

—ammm... sí, no hay problema.

Dio una media sonrisa mientras se levantaba para ir por su carrito y dejar las cosas en la mesa principal.

—o-ye... —con timidez padecían sus palabras. —Las chicas me dijeron que te fuiste toda la semana...—.

—sí, tuve que hacer algunos compromisos. —Que la respuesta fuera tan seca le hizo sentirse un poco mal—.

—oh, ya veo... entonces fueron muy importantes porque no viniste hasta apenas.

—correcto.

En pasos callados, ahogados por la tensión del ambiente tomaba el valor de acercarse a donde el azabache, quería decirle cuan ha luchado para sobrellevar este amor que le carcomía hasta las entrañas, pero en eso con un mal sueño que le seguía constantemente; apareció la foto de Michiru, la ex esposa de Miyagi… de pronto su vista se tornó borrosa, solo sus memorias se tenían de él grisáceo momento, del cual  pronto de volvió carmesí; cabellos castaños por todos lados, su ropa teñida en olor a acero, plomo y tierra… risas, muchas risas.

—Shinobu, ¿tienes algo?

—No… nada, solo… —temblaba del miedo. En estos momentos estaba sufriendo de un ataque de ansiedad y pánico—.

— ¡Shinobu! ¡¿Qué demonios te pasa?! —Tuvo que levantarse para sostenerlo de los hombros, ya que a este le flaqueaban demasiado las piernas como para poder mantenerse de pie—.

El joven rubio solo temblaba al verlo: lloraba y no paraba de llorar mientras inútilmente forcejeaba para solarse de sus grades manos.

Pero entonces… por estar mirando el mejor lugar en el cual huir, un cálido tacto se sintió en sus labios; eso era… un beso; Miyagi besaba con rudeza los labios Shinobu, el cual quedo bastante sorprendido por la acción, él nunca había hecho tal demostración de cariño o amor por él…

—Miyagi… —Shinobu miraba con grandes ojos el rostro de Miyagi, con sus mejillas encendidas—.

—No me asustes así… —el mayor lo tomo entre sus brazos, colocando su cuerpo en su amplio pecho. —Era un niño cuando te pasaba eso… me acuerdo bien cuando te paso tu primer episodio… por suerte al abrazarte se te quito el temblor y dejaste de llorar.

Si… el recordaba eso… desde pequeño ha tenido problemas para controlar su estabilidad, ya que el estrés en grandes cantidades lo hacían entrar en un ataque de pánico… y el primero que tuvo fue cuando tenía 8 años cuando se enteró de cómo murió su madre.

—no me hagas recordar eso… no supero aun ese día… —se deslizo por debajo de su cuerpo para escapar del agarre—.

—si… sé muy bien lo que paso, pero, ¿sabes una cosa?

— ¿qué pasa? —volteo a mirarle—.

—hoy me acabas de acordar el niño que el presis odia que tuvo un ataque, me pido que lo llevara al parque a comer un algodón de azúcar… y que lo llevara a la rueda de la fortuna… —por primera vez en años, pudo notar un curvatura en su boca… eso es… ¿una media sonrisa? Sí, eso era—.

— ¿q-que?, ¿Cómo es que…? —se enrojeció mucho más, más que nada de vergüenza… ¿cómo recordaba las cosas que hace años pasaron? ¿Porque ahora parecía feliz cuando en muchos años dejo de serlo según lo que ha investigado Shinobu?—.

De nuevo, un beso, un agarre de su cadera y mentón para que ambas miradas: una negra y misteriosa como la noche y una gris opaca e indistinguible color de ojos se cruzaban…

—“este calor, esta forma de tocarme, esos besos que devoran mi resistencia… ¿porque? ¿Cómo es que llegamos a esto?”

— ¿qué paso ahora con el chico pervertido que viene a mi habitación a seducirme vestido de mujer?

—cállate, viejo mirón y pervertido… —no había remedio aún amaba a este hombre frente a él—.

Los brazos se recargaron en el cuello para besarse como antes… no había duda que, algo había cambiado desde este momento, pero… ¿que era? ¿Esto acabaría uniendo no solo sus cuerpos, sino sus almas? No sabían la respuesta, pero el momento en que esa peluca se deslizaba de su cabeza y esa falda era alzada por una gran mano, sosteniendo la piel que yacía debajo de ella notaba algo que no cabía duda, la necesidad entre ellos se hace aún más fuerte que antes.

******

En un edificio casi a obscuras, un cubículo de gran espacio se iluminaba de entre la obscuridad, un hombre, dedicado a la gran labor de defender a los clientes que lo necesiten, sean inocentes o culpables de un crimen… ese es el deber de proteger de un abogado.

Un cansado adulto que pasaba de sus 50 acomodaba los papeles de su mesa, siendo el jefe de ese buffet jurídico, temía el deber de encargarse de unas cosas antes de descansar en su hogar, hasta que un eco conocido: era el teléfono que sonaba en la penumbra del silencio.

— ¿bueno? —en el tono de su voz se escuchaba algo cansado—.

—Señor Takahashi.

—oh, eres tu… —al escuchar aquella tonalidad del otro lado del teléfono, de pronto su cuerpo se llenó de la curiosidad y del nerviosismo que llega a sentir una persona—. Ya me tienes noticias de lo que te comente.

—no hablaría si no fuera por eso. Ya tengo toda la información que desea.

—bien, cuéntame todo lo que tengas, no te guardes nada.

—de acuerdo, aunque siendo innecesario investigar de esta persona.

El señor Takahashi se sentó cómodo en su silla para escuchar todo lo que le decía el desconocido, de una ligera sonrisa de saciar su saber, pronto esta desaparecía con cada oración para dejarle aún más confundido.

—vale, gracias por lo que me has dicho.

—de todos modos le deje en su fax las hojas de la investigación para que lo lea por sí mismo.

—gracias, te debo una.

—no hay de que, favor se paga con favor.

El señor colgó algo despacio, sin hacer sonar el plástico del teléfono fijo. Su mirada se colocó sobre un punto fijo, ese era una foto de el con su esposa y sus hijos; en ese momento hizo una sonrisa nostálgica.

—mi pequeño Shinobu… aún no sé porque te interesas tanto en este hombre, él ha sufrido tanto, consumido por una sed de venganza que no se saciara tan fácilmente… lo entiendo, yo… lo hubiera hecho antes…

Cerro sus ojos unos segundos, abriéndose de golpe al escuchar la impresora trabajando, dejando unas hojas, con una imagen conocida impresa en la primera.

—Miyagi You, de abogado especializado a agente especial en la policía… que vueltas da la vida, ¿no? Aunque, si Shinobu me pregunto acerca de él, eso significa que está trabajando allí, pero… ¿en qué?

Las preguntas venían y venían, pero aun no sabía lo que una persona ha provocado a dos familias, aquella que había convertido sueños y anhelos en pesadillas y tristezas, sonriendo por ver el mundo alrededor suyo caerse en pedazos.


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