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OneShot: Solo Yo tengo ese Derecho. por AkasunaNoJasmine_SD

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Notas del fanfic:

Los personajes fueron creados por M. Kishimoto, el creador de Naruto.

 

El más pequeño de los Akatsuki disfrutaba su tazón de ramen con mucha felicidad, todo era perfecto, el sabor, la combinación de cada ingrediente… ¡Simplemente perfecto!

Con la boca llena y medio sonriendo, el rubio miró a la responsable de tan deliciosa cena –Konan- y se apresuró a tragar para poder halagarla.

_ ¡Es el mejor ramen que haya probado, h’m!

La halagada sonrió complacida y asintió con la cabeza, mientras que medio se sonrojaba y decía:

_Gracias, Dei…Eres muy amable. De hecho, eres el único que me ha dicho algo sobre la cena. Y eso que puse mucho esfuerzo en ella.

Los demás Akatsuki se hicieron los desentendidos y continuaron devorándose sus tazones de ramen, porque de hecho, aquel platillo era uno de los más exquisitos que cualquiera había podido probar. Cuando todos terminaron de comer, Pain e Itachi también halagaron a la única mujer del grupo, diciéndole que en realidad no sabrían qué harían sin ella allí.

_Seguramente podrían poner a Deidara de mujercita…-bromeó Hidan- Estoy seguro de que a Deidara-Chan no le molestaría…

Deidara enrojeció de furia y miró con asco al albino, al tiempo que se ponía de pie y se disponía a retirarse, sin discutir, ya que hoy no estaba con el suficiente ánimo como para hacerlo. Konan le dio una colleja al albino y se fue tras Deidara, llamándolo con preocupación, lo mismo que Tobi, que salió prácticamente que llorando por su sempai.

_ ¡Deidara-Sempai!-gritaba Tobi desesperado.

El rubio se encontraba en la sala de la guardia Akatsuki, sentado en el piso, sobre una alfombra que estaba muy cerca de una gran chimenea que había allí.

Apenas se dio vuelta para mirar a las dos personas que lo habían seguido.

_Hidan es un torpe e ingrato, un completo envidioso…-comenzó a decir Konan, acercándose al muchacho- Te tiene una envidia tan y tan grande que apenas si puede con ella. No deberías hacerle caso, Dei…

_ ¡Es cierto Sempai!-saltó Tobi, emocionado- Usted es mil millones de veces mejor de lo que Hidan-San lo es.

Deidara se encogió de hombros y se percató de que los demás miembros del grupo habían entrado a la sala también para una de esas reuniones que tenían todos los días, en las que se sentaban a hablar un poco.

Podían ser villanos, pero más que nada eran amigos y compañeros muy cercanos entre sí.

Deidara se percató de que Sasori se sentaba cerca de donde él estaba con Konan y Tobi, pero no dijo nada, pensando que su Danna no tenía porqué oír sus lamentos de princesita, como una vez el pelirrojo le había dicho.

Suspiró y apoyó su rostro de tez blanca en sus manos y dirigió su azul mirada al fuego.

De pronto, sintió un hermoso beso posarse en su mejilla derecha, miró hacia allí y descubrió a Konan, sonriente por haber captado su atención.

_No dejes que ese tonto te pase por arriba, Dei…Tú vales muchísimo aquí-aseguró la chica, antes de ponerse de pie y alejarse.

Entonces sintió el típico peso de Tobi abrazándolo por los hombros con un cariño casi considerado como acoso por el rubio.

Lo miró y gruñó. Aquel individuo le sacaba de quicio, pero de cualquier manera…Muy en el fondo –y aunque costara admitirlo- , el chico era uno de sus más cercanos amigos.

_Mi sempai es el mejor de la guardia-aseguró el muchacho de la máscara, en lo que apretujaba más a Deidara entre sus brazos.

_Sí, sí…Gracias Tobi, pero… ¿Podrías sacarme los brazos de encima? Es que apenas si me dejas respirar…

El alegre muchacho asintió con la cabeza y dejó de abrazarlo, más ahora apoyaba su cabeza en el hombro del rubio, mientras que miraba el fuego de la chimenea chisporrotear.

Mientras, Sasori observaba la escena sin ningún sentimiento aparente que se pudiera notar en su rostro angelical, más gruñó, indudablemente molesto por la situación de todos los santos días: Tobi acosando a Deidara.

Acosando a su compañero.

Y lo que era peor…Hace dos semanas que no se veía a Deidara con su humor habitual, ese infantil, torpe, juguetón y animado que siempre parecía tener cuando estaba junto a él. No lo molestaba, no se quejaba, nada…Se limitaba a hacer su trabajo, a entrenar y ya.

Más cuando estaba con Tobi sonreía eventualmente, mientras que lo entrenaba con mucha sabiduría e incluso hacía relucir cada una de las ventajas que el muchacho parecía poseer.

Era claro que el peli-negro lo sacaba de quicio muy seguido, pero así como le gritaba a todo pulmón debido a su personalidad muy impulsiva y sin paciencia, también lo halagaba por lo bajo o se le quedaba observando en silencio.

¿Había madurado por estar a cargo de alguien más? Era posible.

Usualmente tenía que repartir su tiempo entre Sasori y Tobi y aquello le hacía quedarse de los nervios. En primer lugar porque el pelirrojo lo trataba ásperamente, lo insultaba o estaba con aquella cara larga todo el tiempo y, en segunda, porque Tobi era tan hiperactivo y tan infantil que era muy difícil de manejar.

_Sempai…-comenzó a decir el moreno.

_ ¿Si, Tobi?-preguntó el rubio.

_ ¿Cuándo dijo que tendríamos el entrenamiento especial de tres días?

_En una semana, en cuanto practiquemos un poco más tus técnicas básicas de ninjutsu, h’m…-repuso Deidara, con tranquilidad.

_ ¿Entrenamiento especial?-quiso saber Konan.

Le había quitado las palabras de los labios a Sasori.

Tobi se puso de pie y comenzó a dar saltitos emocionados por toda la habitación, mientras que canturreaba:

_Mi sempai cree necesario un entrenamiento especial…-subió un tono en la escala musical-Uno que dure mucho, mucho tiempo…Es por eso que iremos de viaje al norte…A un campo especial…Donde me entrenará hasta que ya no pueda más…-subió a tono La-Para que Tobi pueda ser tan fuerte como él… ¡Woho!

Una sonrisa sincera se escurrió por los labios delgados de Deidara, al tiempo que observaba a su alumno actuar como un típico niño de unos cinco años.

_No te emociones tanto, el cansancio que te quedará en el cuerpo será muy grande, probablemente tengas que estar un día o dos en cama, Tobi.

Tobi miró a su sempai por el único ojo que medio se veía por su máscara.

_ ¿Me permitirá descansar, Deidara-Sempai?

_Claro, agotado no me sirves para nada, h’m.

El muchacho sonrió tras su máscara y volvió a estrujar a Deidara en un apretujado abrazo.

_ ¡Oye, oye!-le gritó Deidara-¿Qué fue lo que te dije sobre este tipo de abrazos? ¿H’m?

Tobi se alejó de él avergonzado y se sentó unos cuantos metros más atrás, sobre el alfombrado piso de la habitación.

Sasori volvió a gruñir por lo bajo, pero alguien parecía dispuesto a sacarlo de quicio, como casi siempre que tenía oportunidad.

_ ¿Qué es lo que te pasa?-comenzó a decir la profunda voz de Itachi-Últimamente, lo único que haces es quejarte de todo. ¿Te molesta algo con respecto a Tobi?

Deidara abrió bien los ojos y se volvió para mirar a su maestro, quien sonrió de costado de manera irónica, en lo que Tobi también lo miraba, medio asustado.

_Personas como él no merecen molestia de nadie…-espetó, poniéndose de pie decididamente- Mucho menos la mía. Ahora, si me disculpan…Iré a acostarme. Necesito un descanso.

Deidara y los demás lo miraron alejarse de allí, con paso lento y arrastrado. Antes de pasar por el umbral de la puerta se detuvo y sin darse la vuelta ordenó:

_Deberías hacer lo mismo, Deidara…Últimamente no duermes lo suficiente. Creo que por eso tu cambio de actitud.

Nadie contestó nada. Y no es como si el pelirrojo esperara alguna respuesta siquiera.

Deidara se puso de pie casi enseguida de que Sasori se marchara. Se despidió silenciosamente y se marchó con paso apresurado a su habitación, que seguía siendo compartida con Sasori.

Giró el picaporte y entró a la habitación, tenuemente iluminada por una lámpara que estaba posada sobre la mesa de luz de Sasori. Su maestro estaba sentado sobre el colchón, sin camisa, mirando fijamente a la nada.

Deidara se despojó de su capa Akatsuki y también de la remera que llevaba por debajo. Finalmente soltó su largo cabello rubio y se metió al baño de la habitación. Se dio una rápida ducha tibia y se puso unos bóxers, secándose el cabello entró a la habitación nuevamente y encontró al pelirrojo en la misma posición de antes.

Enarcó una ceja y le dio la espalda, en lo que se acercaba a su cama.

_ ¿Por qué no quieres hablarme?-preguntó finalmente Sasori.

Deidara lo miró de costado y se encogió de hombros.

_Creí que tú lo preferías así, h’m-repuso de manera cortante-De cualquier manera, siempre te estás quejando de que te presto demasiada atención, quizás lo que quieres es que no te registre…Pues…Eso hago.

_Pensé que ya no eras infantil…-suspiró el pelirrojo-Ahora veo que no. Estás a la defensiva, te cierras a mí, me aplicas la ley de hielo por el simple hecho de que quieres que me dé cuenta de que me haces falta…Pues lamento informártelo, pero no me haces falta ni en lo más mínimo.

Deidara apretó los puños al costado de su cuerpo y gruñó de forma hastiada.

_ ¿Y crees que me interesa no hacerte falta? Quise no hablarte más porque estás mejor así, sin que el infantil de Deidara te moleste… ¿No? Pues ahí lo tienes, Danna…No te hablo. De hecho, si no fuera porque me lo preguntaste y porque aún te tengo un poco de respeto…Ni siquiera te hubiera dirigido la palabra.

Tiró la empapada toalla a un costado de la habitación, abrió las sábanas y se deslizó en la fría cama, dispuesto a hacer caso omiso al hombre que tanto admiraba, que tanto respetaba…Y al cual apreciaba y valoraba mucho aunque fuera en secreto.

Se encontraba débil en estos últimos días, como Sasori había dicho, no dormía lo suficiente, no encontraba descanso, se sentía tan estresado que incluso le producía insomnio. Estaba muy presionado por su nuevo rol de maestro, intentaba hacerlo tan bien…Que se descuidaba a sí mismo.

Y a Sasori parecía no interesarle. De hecho, difícilmente se mostraba preocupado por la salud de su alumno. No le interesaba nada que no fuera hacerlo más y más fuerte día a día.

Por supuesto que Deidara apreciaba aquello, pero le gustaría sentir un poco más de aceptación por parte del hombre a quien apreciaba con su vida.

Sus ojos azules, tan llenos de vida, de ilusión habían perdido la tonalidad brillante que normalmente mostraban…La tristeza lo invadía, le llenaba el cuerpo y su estado no era el mejor.

Sintió algo mojado correr por sus mejillas y se dio cuenta de que estaba llorando.

Se maldijo a sí mismo para sus adentros e intentó calmarse, sin mucho éxito, puesto a que cada vez que hacía esfuerzo para hacer que las lágrimas no salieran más, ellas hacían todo lo contrario.

De repente, sin aviso previo ni nada que se le pareciese, sintió el colchón hundiéndose a sus espaldas, secó las lágrimas con apuro e hizo caso omiso a aquella presencia.

Pero cuando una fría mano se deslizó por su espalda desnuda y un escalofrío le corrió por todo el cuerpo, se le hizo imposible no darse la vuelta para apreciar las facciones de Sasori.

_Deidara…

No contestó.

Sasori se metió en la cama y sus cuerpos quedaron bastante cerca el uno del otro. Un fuerte sonrojo se hizo presente en las mejillas del más pequeño.

_ ¿Qué estás haciendo, Danna? ¿H’m?

_ ¿Qué estás haciendo tú? ¿Por qué me ignoras de esa manera tan descarada? Es muy cruel para mí sentir que ya ni siquiera te percatas de mi presencia…Todo tu mundo está dedicado a Tobi… ¿Es que acaso…?

_Ni siquiera lo menciones-lo interrumpió Deidara, negando con la cabeza.

_ ¿Entonces?

_Ya respondí esa pregunta, Danna…Usted no desea tenerme cerca, está siempre maldiciéndome, reprendiendo o insultando…Yo he llegado a la conclusión de que usted desea tenerme lo más lejos posible…Incluso pienso hablar con Pain, quizás si me marchara de esta habitación y me fuera con Tobi…

_ ¡Ni siquiera lo pienses!-exclamó Sasori, para sorpresa hasta suya.

Deidara abrió sus ojos con sorpresa y se dispuso a cuestionar a su maestro con su insistente mirada azul.

El pelirrojo parecía no entenderlo tampoco, pero hizo un esfuerzo por explicarle lo que sucedía.

_No te odio, eso para empezar. No te maldigo, te impulso a seguir delante de una manera poco adecuada. Te reprendo porque quiero que des el máximo de ti para llegar a ser tan fuerte como sé que quieres ser y…te insulto, porque, lo admito, creo que eso ya se volvió parte de mí, creo disfrutarlo incluso.

_Sé que quiere hacerme salir adelante, Danna, pero… ¿No cree que está siendo un poco cruel? Quizás un poco más de entendimiento, o piedad sería bueno para mí, h’m.

_Al verte entrenar a Tobi me doy cuenta de que quizás no soy justo contigo. Lo entrenas bien, haces un balance, le haces sacar todo de él, pero luego almuerzan juntos, charlan e incluso se quedan sin hacer nada por una hora…Te aseguras de que él esté lo mejor que se le haga posible y me fijo en lo que yo hago y me doy cuenta de que realmente te estoy explotando un poco.

Parecía tan apenado que incluso su rostro angelical lo mostraba, además ahora había dejado de mirar a Deidara a los ojos, para concentrarse en las sábanas negras.

La debilidad que tenía ante aquel hombre lo llenó por completo y no pudo reprimir el impulso de abrazarlo.

_No tiene de qué preocuparse, señor…Prometo ser un mejor alumno, dar más de mí.

Sasori negó con la cabeza y deshizo el abrazo.

_No lo entiendes…No quiero que abandones tu personalidad, puedes actuar maduro con Tobi, pero no conmigo…No quiero que eso desaparezca, Deidara…Quiero que sigas siendo el mismo chico que conocí cuando tenía 16 años.

Sorprendido, Deidara sonrió y se dedicó a asentir con la cabeza.

Esta vez, el pelirrojo fue el que abrazó al rubio.

_Y sólo para que quede claro…Él único que puede abrazarte soy yo. ¿Me oyes? Así que ve diciéndole a ese mocoso que te quite las manos de encima o ya me las pagará.

_ ¿Esos son celos, Danna?

_Puede que sí, como puede que no. Ahora…Una cosa más, Deidara…-tomó aire y luego lo soltó como si se tratara de una pesada carga-Háblame como a cualquier otra persona, no me trates como viejo…No se siente para nada bien.

Deidara infló los cachetes a modo de protesta, pero Sasori, juguetonamente, se los apretó y le hizo soltar todo el aire.

_Enserio, se siente mal.

Al fin y al cabo, el rubio terminó por asentir, con los párpados amenazándole a cerrarse. Comenzaba a sentirse tan a gusto siendo abrazado por su maestro que estaba conciliando el sueño que hace mucho no lograba atrapar.

_ ¿Irás a tu cama?-preguntó con voz somnolienta.

_ ¿Quieres que me vaya acaso?-inquirió el pelirrojo.

_No, quiero que te quedes conmigo, Danna…-murmuró el chico.

_Vale, pero antes de que te duermas quiero darte el beso de las buenas noches, dicen que ayudan mucho a dormir y tú definitivamente, te mereces un gran descanso.

Deidara levantó su mirada un poco con un esfuerzo notable, el sueño lo estaba dominando, aunque se le fue momentáneamente en cuanto notó que el pelirrojo comenzaba a acercarse a su rostro con los ojos entrecerrados.

¿Qué tipo de beso planeaba darle?

Expectante por el resultado, aguardó a ser besado y cuando el suave –e igualmente frío- contacto llegó hasta él, no pudo sentir una mezcla más extraña de felicidad, vergüenza y satisfacción.

Los labios de Sasori estaban moviéndose a un lento compás sobre los suyos.

Sus ojos azules se mantenían abiertos, mientras que veía cómo los de Sasori estaban firmemente cerrados.

Como si protestara a la reacción de su alumno, Sasori gruñó en la boca suave del rubio e inmediatamente, Deidara cerró sus ojos y con mucha timidez comenzó a seguir el beso que se le estaba dando.

La mano izquierda de su Danna acarició con asombrosa lentitud y delicadeza la espalda desnuda de Deidara, para luego enredarse en el hermoso, sedoso y húmedo cabello rubio de éste. Mientras, la derecha, se encargaba de acercarlo a su torso.

Deidara pasó una titubeante mano por el torso frío de su maestro, hasta llegar al compartimiento donde estaba el corazón latiente de Sasori.

Temeroso de la reacción del pelirrojo, dejó descansar su mano allí, mientras que sentía los suaves latidos del órgano.

Sasori no se molestó, de hecho el contacto le agradó, por lo que apretó al muchacho a su cuerpo aún más.

_Deidara…-susurró en su boca.

El rubio aprovechó para respirar.

_ ¿Qué pasa? ¿h’m?

_Me importas…

_Tú me importas a mí, h’m-aseguró el más pequeño.

Satisfecho, Sasori retomó el beso, uniendo sus labios con los del pequeño una vez más.

En esta ocasión, Deidara correspondió con rapidez.

Sasori bajó su boca al cuello del más pequeño y comenzó a succionar el área.

Deidara quiso controlar el deseo ferviente de gemir, pero no le funcionó por mucho tiempo, ya que al fin y al cabo, terminó por hacerlo.

_Danna…-rogó-Dame un descanso, si comienzas con eso no podré detenerme.

Sasori, con la mirada llena de deseo, volvió a unir sus labios y Deidara sintió como sus manos poco normales se descontrolaron sobre el cuerpo frío del muchacho.

Sasori fue quien gimió en esa oportunidad y divertido, negó con la cabeza.

_Quieres hacerme sufrir… ¿Verdad?

_Ojo por ojo, dicen por ahí-bromeó el rubio.

Entonces buscó refugio en el cuello del mayor, escondió su cabeza allí y cerró los ojos.

_Hasta mañana, Danna…

_Duerme bien, Dei…-susurró el mayor.

Le besó la mejilla con una ternura inexplicable y pronto se dio cuenta de que había sellado su destino junto al de Deidara, ahora lo quería de todas las maneras posibles. No dejaría que nadie volviera a lastimarlo, no permitiría que su verdadera esencia se perdiera, no dejaría que aquel par de ojos azules no tuvieran su brillo especial que le hacía a él creer que estaba en una especie de paraíso.

Deidara había sido sellado a su lado…Y había sido sellado para siempre.

Olió el cabello recién lavado del muchacho y se sintió mareado por lo perfecto que parecía ser aquel aroma.

Cerró sus ojos, los tapó un poco más a ambos y se dispuso a dormir.

De seguro que aquella sería una de las mejores noches que haya podido tener alguna vez.

Notas finales:

Hola! :D Este One-Shot puede que no sea el mejor del mundo, pero fue el primero sobre ellos que escribí, así que apreciaría muchísimo que me dijeran qué les parece.

Además, soy nueva por aquí y me encantaría saber qué piensan sobre mi forma de escribir n.n

Saludos!

Jasmine! :)


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